En la manzana que configura la calle Cardenal González desde su cruce con la de La Feria, en lo que fue el Arco de la Pescadería y Ronda de Isasa hasta el Caño Quebrado, hay cuatro casas protegidas en el Catalogo de Bienes Protegidos del Conjunto Histórico de la Gerencia de Urbanismo (GMU); El antiguo Hospital de la Lámpara; La Casa de Los Cueto; la Solariega de la calle de la Cara; y la de la Plaza de la Alhóndiga; esa que fue Casa del Pueblo y que construyó el republicano Azorín. Cuatro lugares del patrimonio histórico de nuestra ciudad que merece la pena conocer.
Tres párrafos dedica D. Teodomiro Ramírez de Arellano al Hospital, luego reflejado en la novela histórica cordobesa. Habla del barrio de cristianos nuevos y gitanos. Llama fea a la iglesia de la Ermita, destacando que sólo tenía tres altares, que "nada de particular ofrecen" (no se cortaba en la critica D. Teodomiro). Luego cita la fundación del hospital y cofradías que en el tuvieron sede. Y al final en el siglo XVIII la dedicación del Hospital al recogimiento de mujeres perdidas. Después su derribo y el actual estado de solar en el que ahora se encuentra.
Sigue la actual calle del Amparo, y como figura en los planos de 1851 y 1811, se llamaba calle de Ferro-Agudo, así como al ensanche, la plaza de Ferro-Agudo, cita que allí había un cuadro de San Antonio en la fachada, y que estuvo hasta 1841. Menciona una calle sin salida dirección Ribera -hay que señalar que en aquel tiempo aún no estaba construida la Ronda de Isasa y todas las calles no tenían salida a la Ribera-, que llama del Malfraile, dedicada a un clérigo castigado por la Inquisición por su escandalosa vida. Al que le quitaron sus bienes para hacer la Ermita del Cristo de las Ánimas en el Campo de la Verdad (Era la tónica de la Inquisición quedarse con los bienes del reo, pero lo hicieron también los emperadores romanos). Y luego siguiendo para la calle de la Cara, la Plaza de Pozo de Cueto, por el nombre de uno de sus vecinos que tenía casa allí.
Esta casa es la Casa de los Cueto, que está considerada como el exponente de las casas barrocas de Córdoba del siglo XVIII. Un solo patio y la estructuración de la vivienda a su alrededor. Dos galerías de arcos de medio punto, dos vanos al norte y columnas y capiteles procedentes de derribos o de acarreo, de tres vanos y columnas toscanas al sur. En la fachada principal que mira al noreste, portada adintelada con un frontal triangular, secundado por dos escudos de armas, partido por un balcón que remata otro frontón entero y semicircular.
Fachada principal actual de la Casa de los Cueto
Otra vista de la fachada
Detalle del dintel, escudos y balcón
La fachada oeste tiene tres plantas y es más alta que la principal que tiene dos. Tiene además una especie de torreón rectangular con ventanas ajimezadas en los laterales este y oeste, los más estrechos del rectángulo y una galería de arcos en los anchos, norte sur. En la fachada principal se pueden observar los elementos de relieve geométrico que justifican al barroco cordobés. Sigue diciendo el cronista de la Córdoba del XIX, que tenía esta plazuela una Ermita dedicada a Ntra. Sra de la O, propiedad de la familia de los Velascos, y que trasladaron después a la capilla de Los Santos Varones de la Catedral.
Cita la curiosidad que aquí existía la costumbre de unirse una serie de mujeres para rezar el rosario y luego procesionar por las calles adyacentes. Otros días el rezo lo hacían delante de la Sra. de la O. Poco varían las costumbres de las actuales, y estamos viendo como proliferan por distintos lugares de la ciudad, es una especie de colonización eclesial fuera de los ámbitos naturales y lógicos para el culto, las iglesias o el ámbito privado, sobre todo teniendo en cuenta que "pueden herir la sensibilidad de los no creyentes o creyentes de otra religión". Es ironía pero es verdad. La calle de la Cara -donde vivió la familia de mi buen amigo, ya fallecido, Joaquín Ruiz Rodríguez, cariñosamente apodado, "El Pegoletes"-, se llamó así por un cuadro que representaba a Jesucristo que había en una pared de aquel lugar.
También en ella hay una excavación eterna de lo que fueron unos baños públicos y una coqueta escultura. En esa calle está otra casa protegida, la del número 5. Típica casa solariega o principal de la familia, barroca, del siglo XVIII remodelada en el XX. Vivienda particular pero en un excelente estado de conservación. Es preciosa, dos plantas y dos patios interiores. Contiene una galería que los separa por arcos de estilo mudéjar. Un torreón en la esquina sudeste y fachada principal barroca. combinada con enfoscado y ladrillo visto. Dos frontones triangulares partidos, uno sobre el otro. Cinco ventanas, todas enrejadas. Las de la primera planta mayores, y en el centro encima de la puerta una ventana pequeña enmarcada con dos pináculos y el segundo frontón partido encima.
Plaza de la calle la Cara
Dintel adornado con una madera en una casa de la calle de La Cara
Plazuela de los Gitanos
En la calleja de los escalones a la Ribera, que antes era sin salida, vivía un panadero compañero de mi padre, la familia Serrano, cacería de pajaritos en Torrescabrera. Después continúa D. Teodomiro diciendo que por una calleja estrecha que se llamaba de la Imprenta, porque allí existía una de las primeras de Córdoba, se salía a la Plaza de la Alhóndiga, la Institución destinada a la compra y venta de cereales, y que en la mitad del XIX aún seguía. También habla de una posada que se llamó de la Cadena, por una que tenía en la entrada. Nosotros la hemos conocido como la Plazuela de los Gitanos, por la cantidad de personas de esa etnia que allí vivían. Recuerdo un personaje que creo vivía allí, que daba a los nenes un cierto repelús, pero en el fondo era inofensivo, el tonto Julián le llamábamos, y a mi me asustaba cuando nos pedía pipas o altramuces en el cine de verano Goya.
Portada de la que fue Casa del Pueblo de F. Azorín
Fuente de la actual Plaza de la Alhóndiga
Otra vista de la plaza
Desde allí se salía a la actual Corregidor Luis de la Cerda, el valiente gestor municipal que le plantó cara al Cabildo cuando decidieron mutilar la Mezquita, y que perdió la guerra como la hemos perdido muchos ante el poder omnímodo de la curia y su desmedida ambición. Estos como los Jerónimos mirando al cielo pero sin dejar de mirar al suelo. La salida es por tres calles cortas a la antaño llamada Carrera del Puente. Fue la "N-IV" durante mucho tiempo, una importante vía interior de la ciudad. En casi dos mil años la salida al otro lado del Guadalquivir desde el norte, era por el único puente conocido que ha tenido durante veinte siglos el gran río en Córdoba.
Y en esta plazuela está el cuarto bien patrimonial protegido, la que fue Casa del Pueblo en el siglo XX, y que construyó el republicano F. Azorín. En su fondo o rincón suroeste existe un edificio de estilo moderno, de redonda puerta, que siempre me había parecido de tinte oriental, japonés. Cuando se remodeló la plaza y se construyeron viviendas protegidas en ella, se realizó una cata arqueológica, y en las dovelas de piedra de su arco de herradura y se encontró una inscripción que aún es visible, con la fecha de la construcción 1917 y el nombre de su creador F. Azorín. Fue sede de la Casa del Pueblo, luego propiedad privada y después un restaurante que es lo que contiene ahora. La plaza se remodeló y es un bonito espacio público, saliendo a la antigua Cardenal González, enfrente estaba la Alcaicería el mercado de la seda, pero eso da para más.
Para saber más de estos bienes:
Para saber más de estos bienes:
Catalogo Bienes Protegidos del Conjunto Histórico
Bibliografía de Paseos por Córdoba y Catalogo Bienes Protegidos del Conjunto Histórico GMU
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