lunes, 29 de febrero de 2016

POSADAS 1936-1953 GUERRA CIVIL Y POSGUERRA, JOAQUIN CASADO BONO


Otra interesante y trabajada obra de Joaquín Casado Bono, Cronista Oficial de Posadas y miembro de la asociación cultural Malenia. Es la segunda sobre la villa de Posadas, la primera versó sobre el periodo 1900-1936, y esta segunda acaba en 1953, desde el comienzo de la guerra incivil. "Posadas 1936-1953 Guerra Civil y Posguerra" es su titulo. La portada es una comunicación de un maleno a su esposa, en julio de 1941, a sabiendas que no saldría vivo de la prisión.

"querida esposa te deseo salud en unión de nuestra hija y de toda tu familia y la mia yo regular pero con muchos deseos de beros cosa que no podre conseguir, pues hoy demas de amenazarme la muerte por el ambre me amenazan por otro lado que ya te figuraras por donde es pero enfin todavia si pudierais al (¿?) argo con Torres el guardia aun quedan argunas esperanzas. Pues hoy he ido al consejo y e traido la ultima pena, pero te ruego no le digas nada a mi madre que hella siga innorando este asunto."

Se le queda a uno un amargo sabor de boca, al saber que muchos de los causantes de tanto dolor, han muerto en su cama, bendecidos por la iglesia católica, y vivido cómodamente al calor del fascismo y luego han sabido "democratizarse", sin ser molestados, y como son la mayoría católicos, no sé si han sido molestados internamente por sus conciencias, que seguro no tenían. E incluso seguro que muchos hicieron fortuna con el expolio de los represaliados.

Joaquín Casado, El autor

El volumen, se compone de tres principales capítulos:

1.- Golpe de estado y revolución en Valle Guadalquivir. 
2.- Contrarrevolución, nuevo orden y represión, y 
3.- Posguerra . 

Hay una carta de una señora, que se llama María que condensa dentro de ella todo el dolor de una familia, basado en los recuerdos de una niña que expresa el terror que vivió. Pero es hermosa la entereza con la que cuenta lo vivido y lo más importante es que no lo ha olvidado y seguro que transmitido a sus descendientes.

Luego existe referencia a una importante bibliografía consultada: Múltiples direcciones de Internet donde poder ampliar datos sobre la memoria histórica. Apéndices, relaciones de fallecidos de la derecha, expedientes de depuración de trabajadores municipales por su ausencia, que seguro significaron salvar la vida. Lista de incautación de bienes. Relación de viudas, ancianos, huérfanos y abandonados. Lista de los soldados en el servicio militar. Más expedientes de responsabilidades políticas e incautación de bienes. Lista de republicanos fusilados y muertos en los campos de exterminio nazis. Una instrucción de la Enseñanza Primaria, con las directrices a seguir. Relación de infames Consejos de Guerra estudiados.

Contraportada

Todo ello configura una interesante obra de consulta para poder estudiar la parte del genocidio planificado por el fascismo en Posadas. Del que pienso aún duran sus secuelas, porque el terror impregnado en los niños que lo eran en esos momentos, no se lo han podido sacudir cuando han sido adultos. Hay que tener en cuenta que los niños que nacieron en la guerra tienen ahora casi ochenta años, lo que determina que son pocas las personas que estén vivas.

Merece la pena leer y releer, los datos e historias que refleja el libro, sobre todo para hacerse una idea de la crueldad de un sistema de eliminación de la ciudadanía, de genocidio, que todavía hoy en día hay quien no lo ha denunciado abiertamente, y es más duro aún, lo defienden e incluso tratan de justificarlo con un descaro que roza el ilícito penal. Pretenden cambiar la historia o cargar las tintas en los que defendieron a la II República, para justificar con carácter retroactivo una actuación criminal.

Para terminar mi respeto y homenaje en la distancia del tiempo a unos trabajadores, con sus virtudes y aciertos, que a sabiendas que los iban a asesinar en cuanto los fascistas entraran en el pueblo, se organizaron como pudieron en patrullas, ante el desgobierno temporal, para cuando menos crear dificultades a la bota, el casino y la sacristía y defender la legalidad republicana y sus vidas. En suma 376 páginas para releer muchas veces y que no se olvide nunca el genocidio realizado.

La presentación oficial está prevista en el teatro de Posadas el próximo día 11 de marzo.

La dedicatoria del autor

PUBLICACIONES DE MALENIA,A.C.
TÍTULOS PUBLICADOS
RODRÍGUEZ LARA, J.L. (2009): Los Nombres de Lugar de la Villa de Posadas. Toponimia Cordobesa.
-CASADO BONO, J. (2010): Actas de las jornadas para la Recuperación de la Memoria Histórica.
-CARDOSO SEGURA, D (2011): Habla mi Memoria.
-CASADO BONO, J.; GARCÍA ARRABAL, D.; MARÍN MORENO, M.; PONFERRADA GARCÍA, Á. Mª. y ROMERO BOGAS, M. (2013): Las Posadas del Rey y la Compra del Guadalbaida.

Colección "HISTORIA DE UNA VILLA"
I. GARCÍA ARRABAL D (2014): Posadas. Historia de una Villa.
7. CASADO BONO J.: Posadas, 1936-1953. Guerra Civil y Postguerra.

PRÓXIMAS PUBLICACIONES
2. GARCÍA ARRABAL, D.: Posadas. Historia de una Villa, 2ª parte.
3. La Edad Moderna en la Villa de Las Posadas.
4. La Edad Contemporánea en la Villa de Posadas
5. GARCÍA ARRABAL, D.: Minería en la Sierra de Posadas.
Para adquirir la obra:
En Librería Garasa; Librería Basilios; Milar Bazar Evaristo y Estanco Barriada.
Para envíos fuera de Posadas: Librería Garasa (tlf. 957 630 607)

Fotos del libro y bibliografía. 

domingo, 28 de febrero de 2016

HISTORIAS TABERNARIAS "GONZÁLEZ Y GUZMÁN"


Hay un modesto pero gran libro, que se llama "Historias Tabernarias", que recopila los artículos que publicó Manuel Carreño en el periódico Córdoba en la década de los ochenta y noventa del siglo veinte, y que ha necesitado de la iniciativa de dos cordobeses, enamorados de su ciudad, Joaquín Montoro y Juan Galán, que se han encargado de su recopilación y aclaración de algunos errores y carencias que tenían las crónicas, con notas al margen, que muchas son verdaderas crónicas también, y que ha contado además con los dibujos de Ginés Liébana. Lo edita Ediciones EdiSur, S.L. para el que quiera tenerlo en papel como yo.

La "Justificación" de Juan Galán es un preludio de las pretensiones y que no han sido sino que no se perdieran estas crónicas, como no se perdieron las de Ricardo de Montis, que nos dejan una semblanza de nuestra ciudad desde la óptica de un escritor "tabernario", al que conocí en su etapa ya de declive. Hacen los recopiladores una semblanza de su vida y nos ponen en antecedentes.  

Manuel Carreño

"SEMBLANZA DEL AUTOR

No es pretensión de este libro el biografiar a su autor, algo por otro lado, bastante difícil por su carácter enigmático, sólo nos limitaremos a lo que consta en los registros oficiales y al rasgo mas destacable y público de su vida, su bohemia. Manuel Carreño Fuentes, nació en Córdoba el 9/6/1912, siendo sus padres Manuel Carreño Barrero y Magdalena Fuentes Navajas de 23 y 18 años, con domicilio en la calle Góngora, 46 (1), y falleció en Córdoba el 7/9/1992. Esta enterrado en el cementerio de S. Rafael, cuadro de S. Eloy n° 25.

Estudió químicas en Madrid donde residía en la famosa Residencia de Estudiantes. Allí conoció a Dalí, Picasso, García Lorca, etc. Llevó siempre una vida bohemia y enigmática. Fue químico y bueno, durante algunos años (1955/8) dio clase de bachiller superior en el Colegio La Salle, tal y como él nos cuenta en El Granito de oro, y algunas clases particulares. Pero la verdad es que lo que a él le iba era andurrear por las bibliotecas y sobre todo por las tabernas y a partir de esos años se dedica a la bohemia y solo vivía de los pequeños prestamos que pedía a sus muchos conocidos.

Gracias a él tenemos noticias del paso de García Lorca por Córdoba, ya que era su amigo y contacto en la ciudad y por supuesto de su amigo José María Alvariño. Deliberadamente hemos dejado fuera de este libro y de esta semblanza la multitud de "historias" que sobre el personaje se cuentan.
(1) Partida de Nacimiento"

Y una de sus historias



"GONZÁLEZ Y GUZMAN

La taberna de González, más tarde R. Guzmán, está situada en la calle José Zorrilla, detrás del Gran Teatro, González era platero y frente al mostrador tenía su saloncillo, donde tenía las botas de vino y su banco de trabajo. El tabernero-platero atendía al servicio y a su trabajo en las horas más tranquilas. Dada su proximidad al Teatro, y por la fama de sus buenos vinos, todos los artistas, cómicos, de ópera, de zarzuela, de varietés, acudían a este maravilloso recinto a degustar ambrosías.

Este señor tenía enmarcados en sus patios y reservados fotos dedicadas a los mejores artistas que pasaron en aquella época por el Gran Teatro. Allí acudían personas relevantes por su proximidad a la Audiencia Provincial: magistrados, abogados, procuradores y ordenanzas. Por cierto, que el portero de la Audiencia, se llamaba Obispo de apellido. Buen enófilo hacía visitas constantes. Y uno de los abogados que frecuentaba la taberna -entonces los vasos de vino o medios se llamaban de a 24, que el 24 no era la graduación alcohólica, sino el precio de 24 reales el cuartillo- hizo unos versos marcados en la entrada del Palacio de Justicia, que decía:

"A la entrada un cancerbero nombre de prelado antiguo caballero 24."

Más tarde esta taberna fue traspasada a Rafael Guzmán. Y allí seguía acudiendo lo más selecto de Córdoba. Había una peña intitulada Los Aviones, integrada por magníficos componentes, muchos universitarios, médicos, abogados, licenciados en las distintas ramas de ciencias y letras, empleados de banca y comercio y tipos de gracia e ingenio natural como era Miguel del Río y su comodín Ricardo Obrero, hijo de buena y acomodada familia, que no había hecho ni trabajado nada en su vida. Y le decía Miguel del Río: Ricardo, cuando te mueras te voy a poner el siguiente epitafio:

"Aquí siguen descansando los huesos de Ricardo Obrero."

Pero no hubo lugar, Miguel murió antes que Ricardo. Dios los habrá acogido, porque nunca hicieron mal a nadie."

Fotografías de Internet
Bibliografía de Historias Tabernarias, de Manuel Carreño, recopiladas por J. Montoro y J. Galán

viernes, 26 de febrero de 2016

SAN CARLOS

Cancel de entrada

Cinco Pollos, Santa María, El Carmen, Los Arcos, Matalmilanos, Segovia, Quitapesares, Huertas Unidas, El Poderoso, Segovia, Mayoral, San Antonio, Ntra. Sra. del Rosario, Antas, Carmen de la Aduana, Huerta de la Aduana, Buena vista, El Cerrillo, El Algibe, Los Morales, Patriarca, Arruzafa, Ballesteros, Torrebermeja, Hierro, Olías, Saldaña, El Duende, Melero, etc. etc. Nombres de fincas de recreo de un pasado rancio de aristocracia cordobesa, venida a menos y que no supo hacerse burguesía a su debido tiempo, de engominados propietarios, de bigotito de hormigas (era la moda). 

Referencia del Castastro

Aérea

Cochera

Media ladera cordobesa, de fresco estío, naranjales, rosales y frutales de todo tipo, y agua, bastante agua, para regar los bancales y la decadencia familiar. Ese entorno histórico en el que subsisten aún algunas propiedades, mientras que el resto son una ruina o han sido destruidas por la piqueta criminal, que queda en un rincón de la carretera de Villaviciosa, a orillas del Arroyo del Moro. Una que seguro lo fue, hermosa propiedad, San Carlos. No es un modelo de antigüedad, y se puede datar por los albores del siglo XX, por los elementos de su construcción. 

Escalera romántica

Rincón

 Bajada al jardín

Tiene un romántico jardín, desaparecido por la maleza, una escalera hermosa y un porche no menos majestuoso, de anchas arcadas de medio punto, que dan acceso a un amplio hall y a su vez al cuerpo principal y de servicios.  Una cochera de puerta desvencijada. La instalación eléctrica es de tubo Bergman, novísima instalación en su tiempo, que sustituyó el trenzado de algodón con aislador cerámico. Claro el que lo tenía, porque no todo el mundo se beneficiaba aún del invento de Edison. Esta referencia nos determina en algo aproximado la fecha cuando menos de alguna reforma.

Puerta principal 

Porche

Arco principal

El catastro nos habla de seis mil quinientos metros. Todo este territorio parece correspondía a la finca de la Aduana, que se supone regentaban los frailes de San Jerónimo, eso claro en la antigüedad más antigua. Esos que, a pesar de mirar las copas de los celestiales cipreses, no dejaban de hacerlo al firme suelo, vamos para no perder la costumbre. Es una de las zonas de la media ladera, más bonitas de nuestra sierra, de rosales y soleadas huertas, desaparecidas más bien. Ricas y abancaladas, de minas de agua profundas en horizontalidad, desde siempre. 

Otra vista de los arcos

El porche

Desde el jardín

La Santa María ha dado agua desde muchos años, y sus atarjeas centenarias están ahora destruidas, esas que dirigían el agua hacia la Huerta de Hierro para luego bajar a la Puerta Osario, según los grabados de la época. Y que hablar de Huertas Unidas. La ruina impera. Incluso no impide nada el acceso, puertas destrozadas que hay que cerrar en evitación de accesos menos críticos y curiosos. Abandono que permite lamentar lo que serían esas fincas en su día. El arroyo del Moro afortunadamente no trae agua, si no daría buena cuenta de muchos lugares, a pesar también de su profundo cauce. 

Interior

Zona del jardín lateral

Servicios

Un fuerte aguacero y la falta de limpieza del mismo podrían generar un embalsamiento complicado. Qué pena de lugares. Un poco más arriba Ntra. Sra. del Rosario espera un temporal, para terminar de caerse sobre sí misma. Quien la ha visto y quién la ve. O los vecinos de enfrente, el Carmen, totalmente arrasado, hogar de garcillas bueyeras, que blanquean los eucaliptus, llamando la atención la latitud de los lares de estos pájaros. Un romanticismo decadente, pero que cumplía su misión patrimonial, ahora ni eso. Se llaman planes parciales.  

Interior

Ruina

Cochera desde dentro
Fotos del autor

jueves, 25 de febrero de 2016

LA NAVA DE LA VENTILLA Y EL LINCE HEMBRA

La nava desde la Cuesta de los Ladrones

Con motivo de la suelta de un lince hembra, en la Nava de la Ventilla en la Vereda de Córdoba a Villanueva, el día 25 de febrero, decidimos Pepe y yo, visitar los alrededores de un paraje maravilloso, serrano puro y semi serrano, que nos recomendó el agente forestal, después de hablar de cuevas de cuerdas y morcilla. Nada más salir de Villafranca, por el camino de la Ventilla nos cruza el Oleoducto Rota-Zaragoza, y antes pasó también el Gasoducto, la línea hacia el norte, hacia Madrid. La zona de los Mugrones y el arroyo siguiente, el de los Almendrillos. 

 Fuente del talud del AVE

 Casillas del talud

 Casa de la Ventilla y restos de la antigua

Casa de la Ventilla

A la derecha la Dehesa de los Castellares, la mole del talud artificial de las vías del AVE, y sus casillas posiblemente de drenaje. El trazado de los fastos del 92, del derroche, y posiblemente con mucha pelusa debajo de la alfombra, aún no levantada. Al girar a la derecha, enfrente, una pequeña fuente, con grifo goteante. El pequeño lago del Arroyo de los Castellares. Pasamos el túnel de las vías. 

 Pozo y abrevadero de la casa de la Ventilla

 Camino de Villanueva

 Cerro Muriano y Cerro de la Coja desde la Nava

Torreárboles desde la Nava

Lo primero la casa del Rincón, con su pequeño coso taurino. Arroyo del Molino y el puerto de los Riscos. Después el Arroyo del Cañal, que es el que configura el sistema hídrico de esta hermosa Nava. A la izquierda las estribaciones del Pantano de Navallana. Cerro Muriano en la distancia, el Cerro de la Coja y como no, Torreárboles. La nava está en la cota de los doscientos metros. La casa de la Ventilla, creo que vaquería, con su pozo y abrevadero. También sus pequeños embalses.

 Navallana desde la Nava

 Más de Navallana

 La cuesta de los Ladrones

El cerro del Pelo

Allí, un poco más arriba, han soltado el lince hembra, por el Cerro del Pelo, por cuyas laderas se marchó la hembra solitaria después de pararse a mirarnos. El Arroyo de los Ladrones baja seco. Las ruinas de los muros de la antigua venta antes de subir la Cuesta de los Ladrones, llamada así porque su exagerado desnivel, permitía el atraco de los usuarios al tener que bajar su velocidad en la subida. A mitad de la Cuesta torcimos a la izquierda por el cordel existente que te lleva, con algo de menos desnivel, nuevamente arriba a la vereda de Villanueva.

 Los restos de la venta antes de subir la cuesta de los Ladrones

 Restos de muros de la venta

 Cordel a mitad de la Cuesta de los Ladrones

Cuesta de los Ladrones

Parece que ha sido el camino natural a la meseta, hay un ahorro de casi cien kilómetros por ese camino. Despeñaperros fue mucho después. Llegamos hasta la Vereda arriba, tratamos de imaginarnos la Cuesta de los Ladrones con carros en su época. No pudimos imaginárnosla, es de un desnivel es prohibitivo para cualquier vehículo actual. Más de un 32% de pendiente, en los escasos 170 metros de longitud. Recorrimos el cordel y tratamos de bajar por la cuesta de los Ladrones, hasta bajarla era complicado.  

 El lince hembra recien suelto

 Tranquilamente se marcha a su destino

Raster de la Cuesta de los Ladrones.

Luego el espectáculo de la suelta de la joven hembra de lince, tapada en su jaula y el público expectante. Entre el cerro del Pelo y el cerro de la Cuesta de los Ladrones. Destape de la jaula, salió no muy rápida, miraba a un lado y otro, era la libertad. Corrió de nuevo y se paró, se volvió a mirar, ahora desde la distancia giró sobre sí misma y se adentró en la espesura, por las laderas del Cerro del Pelo. Esperemos que pronto forme su familia y el experimento de repoblación dé resultado.

Fotos del autor y GoolZoom

jueves, 18 de febrero de 2016

LA PASTELERA.

Portada de la finca, a la izquierda el simbolo de la ganaderia Hermanos Peláez

La Pastelera es una pequeña finca de Villaviciosa, pequeña comparada con los enormes latifundios junto a las que se sitúa. Por los toponímicos parece que en principio habría una mayor de la que se segregó esta, ya que hay una casa vieja de la Pastelera, aunque está en los terrenos de Navaserrano. Cerca del llamado cortijo de la Iglesia. El cortijo tiene, según el Catastro rústico unos 714.000 m2. en dos parcelas distintas, la cinco y la seis del Polígono 17. la construcción primitiva data de 1945, siguiendo con los datos del Catastro citado.

Catastral Polígono 17-6

Catastral Polígono 17-5
Limita con Navaserrano por el norte y con Culata de Navaserrano por el sur y este, teniendo al oeste la finca Pública de La Huesa de tan triste memoria. Tiene una enorme nava, que es la que con su sistema hídrico  alimenta la charca de su final sur, y es a su vez el nacimiento del arroyo de la Pastelera que aunque corto, pero con grandes saltos, busca el río Guadiato en las cercanías del Molinillo de su orilla derecha. 

Plano del siglo XIX
Plano de cotas de la Nava
En la Huesa, en junio de 1947, que tuvo un trágico verano, fueron asesinados premeditadamente lo que quedaba de la III Agrupación guerrillera. Un amplio dispositivo se montó para ello. Se salvaron Jerónimo Almenta, El Peque y Cristino, por salvar el cerco del dispositivo al estar lejos del centro del barranco. El resto fueron asesinados. Parece que un chivato, el Corchete, junto con unos guardias civiles disfrazados, obligaron a la familia Cobos Reina a decir dónde estaba el campamento. 


Cancela de la finca
Julián Caballero y Mª Josefa López se estima que se suicidaron antes de caer en manos de los fascistas. Los cuerpos de todos fueron expuestos a la entrada de la Pastelera, y profanados sus cadáveres, que fueron sacados de la Huesa en mulos. A los habitantes de la Pastelera le obligaron a verlos para ver si los conocían. Melchor Ranchal y Librado Pérez fueron expuestos en la plaza de Villaviciosa antes de enterrarlos allí. Ángel Moreno expuesto y enterrado en Pozoblanco, y Julián Caballero y Mª Josefa López cruelmente tratados y expuestos en Villanueva de Córdoba, antes de que los enterraran sus familiares.

Puerta de la finca
Pero hay que seguir con la Pastelera, aunque no olvidar nunca estos hechos. La actual construcción data de finales del siglo XX. El patriarca Peláez tenía dos hijos y una hija, El hijo/a mayor o primogénito era según las normas de la época el heredero, la ley del Mayorazgo así lo precisaba, y cuando se suprimió en 1820, se siguió con una triquiñuela legal para seguir en algunos sitios haciéndolo. Este fue uno de los casos, el patriarca falleció y la hija fue en este caso la heredera, Ramona Peláez Quintana. Luego las diferentes solterías y fallecimiento de uno de los varones y la hembra, hicieron que la propiedad pasase al hijo varón menor José. 

Una vista del edificio desde el sur
Él se había construido su casa, para vivir con su esposa Lola Sánchez. Uno de sus hijos, muy amigo mío, cita la vivienda como un chozo, ahí crió a muchos de sus hijos que fueron numerosos. Pero lo llamativo es que, a pesar de las penurias, de una vida sacrificada, de trabajo de sol a sol, sacando con sacacorchos el producto a una tierra difícil pero que él tachaba de fértil, a pesar de ello pidió a sus hijos que cuando tuviera que abandonar este mundo, lo incineraran y sus cenizas las esparcieran por el lugar donde había pasado los años más felices de su vida, en su casilla de la Pastelera, cerca de la charca que soporta el humedal de la nava. Así lo hicieron sus hijos y allí reposan las cenizas del D. José Peláez. Doña Lola aún vive, tiene 95 años y una memoria prodigiosa.

Aérea de las edificaciones
Aérea de la Nava

A finales de los sesenta coincidí en la empresa Aucorsa en la que trabajaba  José, fuimos en realidad compañeros de trabajo, ambos cobradores. Estuve en esa empresa unos tres años, con el empleo de cobrador de autobús, cuando la empresa era privada, él continuó hasta su jubilación, yo me marché a los tres años. Muchos años después, casi veinticinco, paradójicamente fui el Presidente del Consejo de Administración de esa misma empresa, cuando ya era pública. En esos años conocí a su hijo Miguel, que fue colaborador en un grupo de trabajo en el que yo estaba. También sufrimos lo nuestro, de ahí la amistad, pero eso es otro cantar.

 Perímetro de la finca

Nava en el vuelo de 1956

Si vemos las fotografías de los diferentes vuelos, podemos observar que el cereal ha sido un cultivo mayoritario. Luego en los cincuenta, con la repoblación de pinos, cambió bastante. He estado cuatro veces en esa finca, dos de ellas para instalar y desmontar un sistema receptor de telefonía. Otra en un día de campo, y la última hace unos días. Una la recorrí en un todoterreno, con Miguel,  por los cortafuegos que sirven de linde. Hay que reconocer que es muy hermosa y variada. La nava es el elemento geográfico más fundamental que tiene.

Casa vieja de la pastelera 1977, según los planos

 Vereda al molinillo

Una nava es un hábitat variado de vegetación de época de lluvias y otra distinta en época estival. Es una cubeta efímera que en verano está seca, salvo que en ésta en su parte más baja tiene una charca parece que perenne. Es posible que las aguas subterráneas la mantenga. En el centro hay lo que parece una captación de agua. Es el punto de partida del corto arroyo que hemos venido a llamar de la Pastelera, y que acaba al lado del Molinillo en la ribera del Guadiato.    

 Lugar del "Chozo" de Jóse Peláez y familia

Camino en la finca hacia la Peña Talavera

A ambos lados de ese arroyo existen dos caminos, uno comido por la vegetación, por la margen derecha, que seguro es el camino de Trasssierra  a Villaviciosa, y el otro por la margen izquierda que utilizamos, con su caja reglamentaria de gran desnivel que se cruza abajo con el que sube hacia Peña Talavera. La cota de la lámina de agua del río, basándome en los mapas de curvas de nivel, está en los 200 m.s.n.m., sin valorar las subidas de la Breña 2 que afecta en una de sus colas esta lugar, y la Peña Talavera es una preciosa formación kárstica, a la que rodea un corto torrente, el arroyo de D. Gonzalo, que riega los aledaños del cortijo de la Solana del Molinillo.

 Una vista de la peña Talavera

Otra

Después de haber disfrutado del entorno del cortijo, al que amablemente nos había autorizado entrar uno de los propietarios, decidimos bajar paralelos al margen izquierdo del torrente, por un sendero empinado que era por donde los habitantes del cortijo bajaban al río para subir por la vertiente opuesta camino de Trassierra y luego Córdoba si procedía. Por ese sendero me comentaba mi amigo que bajaba su madre, a lomos de un mulo, cuando tenía que bajar a parir a Córdoba.

Peña Talavera desde el aire

No hay nada más que imaginarnos lo que tenía que ser esa vida. Para nosotros andando con buenas botas, fue un verdadero suplicio bajar, menos desde luego que subir, que para mí, por lo menos, fue un esfuerzo fuera de lo común. Eso sí, la belleza del lugar anulaba las penas. Iniciaba el camino el final de la nava, cruzamos el arroyo seco, luego una curiosa puerta consistente en un cabecero y pie de cama. El camino, de piedra suelta bajaba pegado al arroyo de la Pastelera seco también. Su curso es de escasos 1500 m. pero baja en ellos más de doscientos, lo que arroja un desnivel medio del 15 %, aproximadamente, teniendo en cuenta que los últimos quinientos son más o menos suaves. Nos llamó la atención la carencia de animales, de pájaros, aunque vimos en la altura buitres leonados en bandada, seguramente prestos a acabar con los posibles restos de monterías cercanas.

Más arriba un buitre leonado

El camino llega a un cruce que, a la izquierda nos lleva a la Peña Talavera, y a la derecha al río, este ya es más transitable y posiblemente sea usado por vehículos, que bajen desde luego de la Solana del Molinillo, no por donde lo hicimos nosotros, el grupo de jubilados aventureros, todos menos uno. A partir de ese cruce citado se nos presentaba la maravilla del Guadiato, siempre bajo la atenta mirada de Castripicón el  gigante de la zona. En algún sitio he leído lo siguiente:  "Los caminos son palabras escritas en el suelo, que unidas crean estilizados monumentos de la comunidad, a ras del suelo" y es cierto. Casi llegando abajo una baña de jabalí aprovechaba una oquedad en la caja del camino que tenía filtraciones de agua.

La nava en el vuelo de 1977

 Plano de la Memoria Histórica del Barranco de la Huesa

El reino de la Adelfa, Aulaga, Cornicabra, Coscoja, Durillo, y los diferentes tipos de jara: pringosa, blanca, rizada, Madroños, Majuelos, Lentiscos en flor, Retama, Romero, Majuelo, Tamujo, y tantas especies que, gracias al curso que he seguido con Rafa Tamajón, y a las explicaciones que me dan en las salidas Serrano y Ramírez, voy poco a poco conociendo. La Pastelera, ignoro a que es debido el toponímico, está ahí con su historia, que como siempre, cuando el patriarca vive se mantiene unido el "mayorazgo", y que cuando falta, al igual que tantas industrias familiares, desaparece por la intransigencia, intereses, o complicaciones a la que somos dados los seres humanos y las familias más. Una preciosa casa, con un patio central y habitaciones a su alrededor, que si no se mantiene adecuadamente le afectará inexorablemente el paso del tiempo.

Fotos del autor, de GoogleZoom, y de Apple.