Molino de D. Lucas
En un primer momento decidimos (Pepe Serrano y yo) visitar el Molino del Arroyo de D. Lucas, que es conocido también como Molino de D. Lucas. Ignoramos si ese es su verdadero nombre. No hemos encontrado documentación referida a este elemento patrimonial abandonado en terrenos de la finca Baldíos del Río -existe una Torre en la Campiña que se llama de D. Lucas, aunque no sé si existe un nexo de unión entre ambas propiedades-. Cuando habíamos pasado la cancela que separa los Baldíos de la Alhondiguilla, unos cazadores nos dijeron que por la zona del arroyo iba a haber una cacería, con el centro de operaciones en la zahúrda de los Baldíos. Ante el riesgo de recibir una bala perdida, o un perdigón, o varios, despistados, decidimos volvernos y ir otro día.
Topográfico de 1872
Plano de 1898
Catastral de 1950
Ese día no fue otro que el siguiente, o lo que es lo mismo el seis de noviembre. El complicado -sin darse cuenta el mundo-, cambio climático, nos permitía un tiempo primaveral en noviembre. Afortunadamente estos días habían secado el terreno mojado por los anteriores frentes, que ahora mantenía a raya el anticiclón. Que cada vez es menos de las Azores, aunque en esas paradisiacas islas portuguesas, se creó no un anticiclón, sino un verdadero ciclón de miseria y daño en el mundo. El padre de un amigo, para justificar los períodos de sequía, decía que los americanos tenían unas máquinas en las Azores que paraban el agua para que no llegará a España. Luego el cine utilizó esas imaginarias máquinas para que Robert Vaugnh controlara el satélite climático para destruir la cosecha de café en Superman III.
Vuelo de 1956
Vuelo de 1977
Actual de Apple, salto y ruinas del banzao
Lagar de la Cruz, Avda. del Rosal, de la Parrilla, GR48 y puerta de la Alhondiguilla. Hermosa finca esta última que salió, como muchas fortunas emergentes y exageradas del ladrillo, aunque el apellido de los propietarios estuvo ligado durante muchos años a la industria local cinematográfica. En la puerta de Baldíos de Trassierra dejamos el vehículo y nos dispusimos a realizar la aventura de conocer el Molino de D. Lucas. Un paisaje de dehesa de alcornocal precioso, con el suelo verdeando. Dejamos a la derecha la vereda del Vado del Negro y continuamos hasta el cuidado cortijo de Los Baldíos.
Entrada a los Baldíos del Río
Cortijo de los Baldíos
Zahúrda
Ahora podemos optar por ir a la cancela antes de los Martinetes, en el Bejarano, por un sendero a la izquierda, o continuar hacia la zahúrda, que vemos en una loma, y seguir el camino que nos llevará primero al Molino y después al Guadiato. Así lo hacemos. Como no conocíamos la ruta de bajada, al pasar una casilla abandonada a la derecha del camino, de la que queda escasamente una hilada de bloques a ras de suelo, decidimos optar por asomarnos al arroyo. En esta primera aproximación, acabamos en la parte alta del salto del arroyo, un pedregoso lugar rodeado por su orilla derecha de una escarpada ladera.
Casilla derruida en el camino
Árbol referencia junto con el montón de piedras a la dcha. para la entrada
Borde superior del salto
Cruzamos el arroyo y acabamos exactamente encima del salto, que hasta una de sus pozas tenía no menos de diez metros de altura. Ante la imposibilidad de seguir por allí, volvimos al camino. Unos metros más abajo dejándonos llevar por la información del satélite, entramos nuevamente en el boscoso terreno, y acabamos en el borde de una ladera imposible de bajar. Y a la tercera -que casi siempre es la vencida- encontramos una caja de camino ocupada por la maleza que seguimos y nos llevó al lecho del arroyo.
Ruinas del molino entre el follaje
Esquina de la construcción
Entrada a las dependencias y bóveda de la rueda
Desde el arroyo, margen izquierda, aún no se veía el molino que estaba enfrente en el margen derecho, pero totalmente tapado por la maleza. Sólo al cruzar nuevamente el arroyo pudimos ver sus muros. La esquina de una enorme construcción, con un alto arco de unos cuatro metros de alto por uno de ancho a la derecha, derruida su bóveda, se nos presentó delante. A la izquierda una puerta con arco de ladrillo permitía pasar a las habitaciones laterales, totalmente derruidas. Cruzamos por entre las piedras antes que configurarían el muro, ahora en el suelo amontonadas, y decidimos subir a la parte alta. Como la ladera es muy empinada, y la vegetación espesa, subimos con cierta dificultad.
Pasillo bóveda de la rueda
Otra vista de la bóveda
Derrumbe de la bóveda
Arriba estaba la habitación que llamamos pozo, que hemos observado en los Martinetes, y otros molinos. Gruesos muros de piedra mampuesta configuraban la fábrica de las paredes. Y la entrada de banzao superior, o canal de alimentación, con la zona de compuertas de regulación, sobre el arco que seguro contuvo la rueda. El canal que estaba encima de la bóveda está derruido. El embalse de regulación está ocupado por una espesa colección de matorral y árboles. Circulamos por el muro con las precauciones reglamentarias, y nos adentramos en la balsa de regulación, buscando el canal de alimentación que no encontramos. La balsa aprovecha una ladera rocosa para una de las paredes.
Salida superior de agua
Canal con compuertas
Balsa superior
Desde allí, por las rocas, se accede frente al salto de agua, aunque es una pared casi cortada a pico, de unos diez metros, apta para alpinistas. No pudimos fotografiar bien la caída de agua por la maleza que la tapaba, además de tener en sol de cara. Solo corre uno de los lados del salto. Cuando el caudal del arroyo es mayor, se bifurca en otro que derrama por un terreno escalonado de roca, y que ahora está seco.
Muro
Habitación pozo
Alto del salto
Vuelta sobre nuestros pasos, para ahora entrar en el alojamiento de la rueda. Hay que decir que las fotografías del satélite no daban lugar a dudas de la posición del molino, lo que pasa es que la representación, al ser en dos dimensiones, no se pueden precisar los accidentes adecuadamente, y te encuentras con alturas que no tenías previstas. De todas formas ahora que está señalado el camino de bajada, no hay problema. El paraje es salvaje y maravilloso, hay que imaginar lo que pudo ser el arroyo de D. Lucas, cuando no tenía el embalse de Las Jaras y otro en la Alhondiguilla que lo domestican.
Salto margen derecho
Salto margen izquierdo
Arroyo
Siempre son varios los elementos indispensables para la ubicación de estos molinos, primero un caudal de agua considerable, y una cota adecuada que permita la alimentación del rotor vertical en altura, o el cubo para mover el rodezno a través de los saetines. Agua y diferente cota de nivel, además de cercanía de la materia prima; mineral, cereal o aceituna, sin olvidar la industria del paño. No hemos podido precisar la época de su construcción, porque es obvio, no somos arqueólogos.
Boceto del Molino de D. Lucas.
Salida del molino
Torre de D. Lucas citada en el texto
En el plano topográfico de 1872 no figura el molino de D. Lucas, En los planos de 1898 tampoco figura el molino como tal, y tampoco el cortijo de los Baldíos, sí, en cambio, figura una choza que llaman de Francisquito. Por otra parte en el catastro de 1950 si figura el molino. Es posible que su vida fuese corta y estuviese ligado a todo el trasiego que tuvo la zona con la minería. Otras veces hemos visto que los planos no son un dechado de virtudes, que tienen más fallos que una escopeta de caña. De todas formas siempre queda la esperanza que alguien tenga datos concretos de la fecha del mismo y usos. No obstante nosotros seguimos investigando.
Fotografías del autor, Google, IGN y Apple.
Bibliografía de Internet
Paco, como es costumbre detalladisima la descripción y el aporte historico,notas cordobesas sigue siendo mi referencia de cabecera para conocer a fondo esa información que complementa las visitas a estos lugares tan reconditos de nuestra geografia,y esos bocetos de autor gentileza de la casa ,hacen mucho mas facil hacerse una idea de como fue un dia.
ResponderEliminarY parece mentira la cantidad de cosas interesante que tiene esa zona.
P.D: Espero que todo vaya bien por casa y siga la mejoria.un saludo
un saludo...
Amigo Emilio muchas gracias.
ResponderEliminarEs importante imaginar que, lo que ahora nos parece un lugar abandonado, ocupado por la naturaleza, estuvo dominado por los seres humanos, mucho más esclavos de lo que vamos camino ahora, sin comodidades, con unos grandes problemas de desplazamiento, salud, etc. Y seguro que habrá más cosas pérdidas de las que no queda nada. El otro día me llevó Pepe a una construcción, que parece una torre, pero en algún texto hablan como de una ermita, pero pudo ser las dos cosas, torre primero y después ermita. Está al lado del Desierto de San Juan pero 46 m. más arriba dirección norte, en la cota de los 506 m.s.n.m.
Y la enfermería está como el reloj del albañil, unos días mal y otros menos mal, pero el DNI dice que son las goteras propias.
Un abrazo.