APEADERO Y TÚNEL DE LAS TABLAS (VÍA VERDE DE LA CAMPIÑA)

APEADERO DE LAS TABLAS

En 2005 se inauguró la Vía Verde de la Campiña, el último tren que pasó por estas vías lo hizo en 1970, año en el que empezó el desmantelamiento del trazado ferroviario, 85 años de servicio de una línea, que lo dio todo, y bastante bien, a esa parte de la campiña que estaba un poco olvidada. Un abandono de treinta y cinco años del trazado, hasta la puesta en marcha de la Vía no le hizo mucha mella. Hoy lleva diez años en uso y se nota bastante la falta de mantenimiento periódico.

 Apeadero (foto periodico Córdoba)

 Vuelo 1977, ya no estaba en servicio la línea

Hace unos años, en octubre de 2007, como consecuencia de la caída de una de sus paredes, se derribó totalmente la casilla del apeadero. Parece que hubo un conato por parte de la Diputación de rehacerla pero se quedó en conato. Otra casilla que estaba entre la estación y el túnel está también desaparecida. Y la casa aledaña al apeadero, posiblemente vivienda del personal, está en una situación lamentable.

 Un banco para la espera eterna del tren

Puerta de la casa del personal

EL TÚNEL DE LAS TABLAS

El túnel de Las Tablas, cuyo nombre le viene del cortijo del mismo nombre, tiene unos trescientos veinticinco metros de longitud ligeramente curvos (medidos por mí al ojo por ciento), una altura de unos seis metros por otros tantos de anchura. Está aparentemente en buen estado, tiene un zócalo de piedra de un metro veinte de altura y el resto está enlucido. Tuvo luz en su momento, ahora carece de ella, por lo a pesar de que se ve una boca desde la otra, y ser el terreno llano, se recomienda el uso de alguna fuente de luz.

Fachada a las vías, delante estaba la casa del apeadero

Fachada suroeste

Se comenta que estuvo un tiempo usándose para el cultivo de champiñones, extremo que no he podido confirmar. Los muros de protección del talud en la parte suroeste (lado del apeadero), tienen una longitud de ciento cuarenta metros. Los del lado noreste unos sesenta y nueve metros. A ambos lados de los muros tiene una canal de evacuación de las aguas del talud.

 Vuelo de 1977 entrada y salida del túnel

Cartografía raster de las cercanías

La loma que salva el túnel tiene una cota de ciento noventa y cuatro metros, por lo que hay hasta las vías un desnivel de veinticuatro metros. En el punto más alto de la loma está el cruce de caminos: de bajada a la estación con una longitud de unos cuatrocientos cincuenta metros; el que viene de la carretera y cruce del cortijo El Mirador; y el Sendero SL-A96. En ese mismo cruce existió una cantina, que podemos visualizar en el vuelo de 1977, cuando ya no estaba en servicio el apeadero, y que actualmente está desaparecida.

 Pasillo del talud del túnel

Entrada del túnel

Desde la desaparecida estación, dirección este, podemos ver el cortijo Trescientas, a unos trescientos metros en línea recta (es una casualidad). Y unos cuatrocientos metros al oeste la Casa de las Casillas. Paralelo a ese camino discurre el arroyo de Don Fernando. Ricos terrenos de labor circundan el desaparecido apeadero. Mi amigo Pepe Serrano me ha comentado que muchas veces ha hecho ese recorrido con familiares suyos para trabajar en las cortijadas cercanas, y puso un comentario que reproduzco integro a continuación..

Pasillo de salida

 Interior del túnel

Comentario de Pepe Serrano, que dibuja esa línea de ferrocarril y las penurias de los ciudadanos. No tiene desperdicio:

"Aún recuerdo que siendo un niño me pegaba unos madrugones y desde el Campo de la Verdad íbamos andando a la estación de Cercadilla para tomar el Marchenilla y bajarnos en el apeadero de Las Pinedas. Todavía nos quedaba un buen trecho hasta llegar al Cortijo El Ochavillo. Otras veces nos íbamos por la tarde y llegábamos de noche y por sorpresa. Entonces no había móviles. Ya te puede imaginar la familia con los pocos medios que había en aquella época. Los vagones eran aquellos de tercera clase que desde un extremo del tren se veía el otro y con asientos de listones de madera. Si no estaba alerta al pasar por el túnel de Las Tablas y cerrabas las ventanillas el tren se llenaba de humo. A la vuelta en tren venía lleno de cosarios y recoveros con grandes canastos de mimbre a hacer sus encargos y vender la mercancía. Huevos, pavos, gallinas, pollos, conejos e incluso algún lechón. De vuelta solíamos traer algún gallo y como estaba el fielato Victoria mi madre siempre trataba de ocultarlo para no pagar la tasa municipal. Que tiempos aquellos. Pepe Serrano."

Fotografías del autor
Blibiografía: comentario de Pepe Serrano