La boca de la cueva del Negro, Abén Aljama tomando una fotografía
Visitar Hornachuelos y no darle un abrazo a nuestro amigo "Curro Mesa", es un sacrilegio. Hacer una investigación en Hornachuelos y no tenerlo de guía sería imperdonable. Abén Aljama, es un poco le pese a quien le pese, el "alma mater" del G40 en el territorio cordobés. Está logrando, con mucho tesón, la catalogación y topografía de la mayoría de las cavidades de la provincia. Su espíritu inquieto, su juventud, y su interés por la investigación espeleológica, son los motores que mueven el vehículo de esos logros.
Vuelo de 1977
Vuelo de Apple, meseta caliza y carretera
Pues con esos mimbres se tejió el pasado día 22, de este aún caluroso septiembre, la visita a dos de ellas en la hermosa villa de Hornachuelos, la del Negro y un abrigo llamativo. Los demás, colaboramos con Abén y Pancho en su trabajo, es decir somos piezas secundarias de la estructura, aunque algunas sean de categoría y otros (yo), lo seamos menos. En una palabra, el punto de partida de todas las investigaciones es Abén que coordina y organiza, y los demás colaboradores en ellas.
Panorámica de la cueva del Negro
Sector habitacional
Entrada del habitáculo
Camino de las Zahurdillas, por la CO-5314 (Hornachuelos/Pantano del Bembézar), serpenteante, mala de piso, con la bondad de tener bionda en los lugares complicados, que tranquilizaba. Pasamos primero el caserío, enorme y moderno, de Los Corrales del Allozar, la finca colindante a nuestro destino, luego bordeamos nuestro objetivo, al otro lado del arroyón, en la cornisa de la enorme meseta caliza, que nos señaló Curro, y que yo no vi, para unos cientos de metros más arriba entrar en el carril de las Zahurdillas. Inquietos y evasivos ciervos nos observaban al entrar en la finca a los lados del carril.
Arco de salida del habitáculo
Otra vista del escalón del habitáculo
Parada en la finca, pero no estaba Ángel, el encargado, volvería a una hora determinada, decidimos entonces bajar de nuevo y visitar mientras el yacimiento del Mioceno de Nublos, dónde vimos la fauna marina de hace millones de años en la fosilizada playa de Nublos. Allí nos visitó el guarda de la Atalaya de Nublos, no sabemos por qué -no era su territorio de vigilancia-, que desconocía la importancia de lo que yacía en el suelo en terrenos de la Cañada Real Soriana. Vuelta a Zahurdillas y por el camino nos encontramos a Ángel, el encargado de la finca, que dio a Curro las instrucciones y el plácet, para acceder porque había cerrado los accesos.
Quicio derecho y entrada habitáculo
Separación interior de las fincas Zaurdillas y Allozar, por este orden
-Aparcaremos donde los abejarucos. -dijo Curro. -Si es el mejor sitio. -le contestó Ángel. Todo solucionado. Cuando llegamos al lugar, un pequeño llano a la derecha en dirección a las Zaurdillas, y comprendimos el toponímico, la pared estaba llena de agujeros de nidos de los abejarucos -preciosos pájaros, de intenso colorido-, que pueden llegar a dos metros de profundidad, donde crían. Ahora atacar la bajada al arroyo, a campo través, para luego subir a la cornisa. Señalar que a pesar de que Curro está convaleciente está (cosa que nos alegró) de una excelente forma física, por lo menos a mi me llevó cuesta arriba a mal traer.
Habitáculo
Otra cavidad interior
En principio buscábamos una pista que circunda la meseta, pero no la encontramos, lo que nos hizo desplazarnos más hacia el oeste, y eso, estimamos, fue lo que nos permitió llegar a la Cueva del Negro. Pensamos que lo que se veía desde la carretera era el abrigo que bautizamos de los Mechinales, y si nos hubiéramos encontrado esto, a lo mejor nos hubiéramos dado por satisfechos y no buscado la cueva después. Lo importante es que llegado al límite de la finca Allozar siguiendo el alambre de espino, nos llevó a la cueva. Pepe Serrano y yo tuvimos lección de botánica con Curro ,que nos explico la utilización de la Sanguina y de las silvetres flores de azafrán.
Allí estaba la Cueva del Negro, convertida en cobertizo natural del ganado, una enorme boca en la cornisa caliza, de dieciocho metros de quicio a quicio de la imaginaria puerta, y un "hall" semicircular de trece metros de profundidad por dieciséis de diámetro y dos y medio de altura media. Lo protegían, ejercían de porteros, un enorme y seguramente mayor algarrobo, y otra serie de arbustos. Y lo más significativo y curioso, el alambre de espino cruzaba el "hall" hasta la pared del fondo, dejando solamente un tercio de la superficie de la cueva, en los terrenos de Zahurdillas. En una palabra, la mayor parte de la superficie de la cueva pertenece a la finca Allozar.
Columna de la entrada
Un suelo terroso gris tapizaba el piso. A la derecha en sus paredes este, había una entrada que rodeaba una columna, y permitía acceder a lo que consideramos habitáculo de sus moradores temporales, con salida nuevamente también al hall principal. Desde dentro del habitáculo, que estaba divido por un apilamiento de piedras, se salía otra vez al principal. En el fondo norte (como si fuese un campo de futbol), había una gatera detrás de unas enormes piedras, que se introducía unos seis metros de profundidad con una altura de escasos cincuenta centímetros.
En esa pared había concreciones de carbonato cálcico, quizás las únicas de todo el recinto. El techo está ennegrecido posiblemente por el fuego que se había hecho en el interior, con algunos apuntes de chimeneas sin serlo. No encontramos ningún vestigio arqueológico, ni siquiera un modesto grafiti. Luego y gracias a la iniciativa de Abén Aljama, hemos tenido conocimiento de la existencia en el Museo Arqueológico Nacional, de unos cuadernos de campo, que incluyen un croquis de la planta y el dibujo de unos útiles prehistóricos.
También ante una fotografía publicada en una red social, un arqueólogo de Posadas y hoy primer Teniente Alcalde de su ayuntamiento, Daniel García, manifestó conocer esas piezas. Concretamente escribió lo siguiente: "Aquí encontré un fragmento de canto rodado pulido para hacer un cuenco. Ese gran trabajo de manufactura nos dice que no era un utensilio común, más bien parte de un ajuar funerario. Por cierto, allí debe estar todavía...". Nosotros lamentablemente no lo vimos.
El trabajo más importante en esa cueva, que sepamos, lo realizó Pedro Flores, que era el excavador de confianza, de Luis Siret y Cels (26/8/1860, Bélgica-7-6-1934, Herrerías). Enrique y Luis Siret, trabajaban de ingenieros de minas en Almería en el siglo XIX, y dedicaron más de cincuenta años de sus vidas en investigar y documentar yacimientos del Paleo, Neo y Calcolítico, así como de la Edad del Bronce en el sureste de España, y en otros lugares de Andalucía. Sus trabajos están depositados en el Museo Arqueológico Nacional y el Museo arqueológico de Almería.
Pedro Flores nació en Llanos Colorados de Antas, Almería, en 1840. De mayor aprendió a leer y escribir, Tuvo seis hijos y todos a excepción de una hembra, colaboraron posteriormente en las excavaciones que realizó Pedro para los hermanos Siret. Esta colaboración comenzó en 1880, cuando Pedro tenía cuarenta años. Pedro falleció en 1928, con 88 años en la localidad que le vio nacer. Creo que aunque la crónica de esta visita nuestra a la cueva debe ser mucho más concreta, no podemos dejar pasar esta oportunidad para de una forma discreta homenajear a estas personas sencillas, pero grandes. Su categoría personal la refleja un texto de los Siret que se transcribe:
Cuaderno de campo de Pedro Flores (Foto Abén Aljama)
Dibujo restos Museo Arqueológico Nacional (Foto Abén Aljama)
“Durante los trabajos que dirigíamos como ingenieros, un obrero, llamado Pedro Flores llamó nuestra atención. Al principio de nuestras excavaciones se halló todo designado para esta clase de de trabajo … Estaba acompañado de dos de sus hijos, de 11 y 13 años de edad respectivamente; éste 2 último desempeñaba las funciones de secretario: llevaba el cuaderno de las excavaciones en el que escribía, al dictado del padre, el número de cada sepultura, su localización, su orientación y describía luego la posición del esqueleto y del ajuar funerario. Estos apuntes sobre el terreno eran acompañados, por la tarde, por un dibujo infantil pero muy fiel, y nos han sido muy útiles”
Texto traducido (es un decir) del cuaderno de campo numero XXV, pág. 29 y 30, de Pedro Flores, y sucedieron los hechos entre los días 12 y 28 de noviembre de 1890, Pedro ya llevaba trabajando con los hermanos diez años :
Traducción literal
"3 mesmo día a una legua de Ornachuelos entre norte y levante a 350 grados del castillo de almodobar una cueba llamada la cueba del negro sitio llamado zagurdilla la que tiene 13 metros de larga y 16 de ancha y 18 por los marcos de la puerta y 2 y medio de alta mas dos metros de grueso de techo Donde seencuentran en [...] pedazos de [...] y [...] y cristal de roca y un maltillo el que me llebo"
Traducción del Museo:
"3 El mismo día.
A una legua de Hornachuelos, entre Norte y Levante, relacionada a 350 grados al Castillo de Almodóvar, una cueva llamada la Cueva del Negro, sitio llamado la Zacurdilla la que tiene 13 m. de largo y 16 m. de ancho y 18 formando la puerta, y 2 y medio de alto, y unos 2 m. de grueso el techo, donde se encuentran en su derrame pedazos de pedernal y guijarro y cristales de roca, y un martillo, el que me llevo."
Entre los documentos figura tambien una carta de Pedro Flores a Luis Siret, fechada el 16 de enero de 1891, en la que le hace entrega del cajon numero 3 de sus trabajos por Andalucia, que tuvieron lugar entre los días 12 y28 de noviembre de 1890.
Carta de Pedro Flores a Luis Siret
pedro flores garzia"
Traducción del Museo:
"3 El mismo día.
A una legua de Hornachuelos, entre Norte y Levante, relacionada a 350 grados al Castillo de Almodóvar, una cueva llamada la Cueva del Negro, sitio llamado la Zacurdilla la que tiene 13 m. de largo y 16 m. de ancho y 18 formando la puerta, y 2 y medio de alto, y unos 2 m. de grueso el techo, donde se encuentran en su derrame pedazos de pedernal y guijarro y cristales de roca, y un martillo, el que me llevo."
Entre los documentos figura tambien una carta de Pedro Flores a Luis Siret, fechada el 16 de enero de 1891, en la que le hace entrega del cajon numero 3 de sus trabajos por Andalucia, que tuvieron lugar entre los días 12 y28 de noviembre de 1890.
Carta de Pedro Flores a Luis Siret
"Alcala los panaderos
16 denero de 1891
Señor Don Luis muy señor mio y de mi mallor aprecio oy mencuentro en alcala los panaderos y ay lleba uste la copia del cajon numero 3 porque me seorvido el mandar lo en la carta pasada y del negozio le digo que bamos mal no hay mas que yacimentos de romanos en los que no hago nada y en posada en el sitio llamado la Cerrezuela recogi algunas pernera y en ornachuelos una cueba llamada cueba del negro recogi algunos pedazos de pederna y lanzas para Santiponce a donde estuve 3 dias y ademas muy sugetos por las llubias que todos los dias estamos llobiendo y el 16 o 17 es tare en manzanilla sienel camino no pierdo ningundia Sin mas que decir le con ser lo que uste bueno y disponga de su amigo y criado que dis pues to esta aqui o despuespedro flores garzia"
Dicho esto y después de descansar, medir, y tomar fotos, decidimos bajar de nuevo al arroyón para después atacar la ladera de la carretera. Bajamos al escalón inferior, a otra cornisa en una cota inferior en dirección noreste, Habíamos visto un empinado cortafuegos frente y consideramos que era más cómodo subir por allí, a pesar del desnivel, porque por otro lado había mucho matorral y el mismo desnivel. Al poco de andar por ese nivel, dimos casualmente con un abrigo muy curioso, que no encontramos a la subida y que nos llamó notablemente la atención. Pero su descripción la dejo para otra entrada.
Quien suscribe (Foto Pancho Gamero)
Pancho Gamero
Curro contó una historia que puede ser verdad o leyenda, que le contaron a él, y que ocurrió entre 1930 y 1940, nos dijo lo siguiente: "En esa cueva vivía un hombre. Cierto día aparecieron por allí dos personas con un plano. Entraron en la cueva y buscaron un punto que les señalaba el plano, cavaron y sacaron algo que parecía de valor, se lo llevaron y se marcharon." (*)
Como siempre, decir que esto es una modesta crónica de un paseo con un grupo de espeleólogos, aficionados, pero con mucha profesionalidad. La descripción científica de la cavidad quienes la hacen bien son ellos, no yo. Yo me limito a pasar de puntillas por temas que no conozco, por lo que pido disculpas si se observan carencias o imprecisiones en las descripciones. De antemano gracias por la gracia. Y como siempre el agradecimiento a los componentes del grupo Abén Aljama y Pancho Gamero, Pepe Serrano como colaborador, Juan Francisco Perales "Curro Mesa" como guía de excepción y quien suscribe como cronista y entorpecedor oficial.
Fotografías del autor, Bing, y vuelos ING y Americanos
Agradecimiento a Guadalupe Gómez Muñoz por colaborar en la traducción del texto
Bibliografía citada fruto de la investigaciónd e Abén Aljama.
Agradecimiento a Guadalupe Gómez Muñoz por colaborar en la traducción del texto
Bibliografía citada fruto de la investigaciónd e Abén Aljama.
Sensacional Paco, muy buen complemento para el informe de cavidad que estamos elaborando.
ResponderEliminarGracias por colaborar con nosotros, y eso de entorpecedor nada, todo lo contrario y lo sabes, lo que pasa es que te gusta meterte contigo mismo, es tu afición jijijiji.
¡Un abrazo y hasta la próxima!
Gracias a ti siempre. Las cosas salen de la colaboración entre la gente. Y soy, es verdad, del vaso medio vacio.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y salud.