La alcubilla de Santa Clara
Ayer por fin estuvimos en la alcubilla de Santa Clara, en la empinada y espesa ladera noreste del cerro de San Cristóbal, sobre el precioso arroyo de la Palomera, del que dice Carrasco que nace en el cerro de los Peñascales en el cortijo de San Cristóbal. Nos llevó sin titubeos Francisco Gamero (Pancho), un experto en aguas de la ciudad, que se nos perdió entre jara y zarzas, lentisco y matorral diverso, y nos esperó en la plataforma de la alcubilla. A él mi agradecimiento por la deferencia. Es cierto que con una poca de constancia hubiéramos llegado a ella, pero no lo es menos que nos hubiera costado, muchos arañazos más. Las coordenadas geográficas no estaban muy claras, cuando iniciamos la búsqueda. Búsqueda difícil a pesar de saber dónde está, porque la vegetación la ha ocultado y borrado el camino, que discurre por el mismo lugar que su tubería.
Sendero hacia la alcubilla. Al fondo la torre de comunicaciones del Ayuntamiento
Unas vecinas a las que no hay que molestar
He de decir que hace treinta y tantos años, subí desde el Orquín con Conchi, mi mujer, y con zapatos de calle. Aparcamos en la fuente y con paciencia y treinta y tantos años menos, llegamos hasta la alcubilla. Siempre había sido un atractivo ver su puerta azul sobre el fondo blanco de sus paredes, una vez que se superaba la curva de entrada a Cabriñana, y mirar hacia la Cañada de la Monja -ahora llamada así, bueno ahora conocido ese nombre por mí pues ya la cita López Amo, y está en documentos antiguos, y posiblemente el topónimo tenga referencia a las monjas de Santa Clara, primer convento femenino de Córdoba, pudiera haberse visto alguna en el lugar visitando la obra de su alcubilla y su presencia allí le dió el nombre a la cañada-. Luego posteriormente, cuando Telefónica introdujo la fibra óptica, teóricamente ayer, desde la estación de radio de la curva de la carretera del Cambrón, subimos también desde el cruce del arroyo con la carretera hasta encontrar el camino del cable óptico. Y la veíamos en la ladera de frente.
Sendero hacia el Orquín o desde.
El Orquín
A este camino se lo comió la naturaleza, y un grupo de compañeros de la Plataforma A Desalambrar, con un enorme esfuerzo hace poco tiempo, lo abrieron de nuevo, a costa de desmontar matorral en grandes cantidades, para que ayer viéramos como algún desalmado motorista (afortunadamente son individuos aislados) haya subido o bajado por ahí, significando eso como no se ataje, la destrucción absoluta de una senda que es para personas, y en todo caso para bicicletas, no para los tacos "criminales" (para el terreno) de las motocicletas de montaña. Creo que lo más lógico sería denunciar (antes de enfrentarse personalmente a nadie) el uso de esos artilugios mecánicos destructores de la cubierta vegetal que son las motocicletas, y con el dolor del bolsillo de sus conductores a lo mejor comprenden que la destrucción de los caminos no es lo adecuado. La motocicleta con su peso y sus ruedas hacen surcos profundos y luego el agua se encarga de destruir la senda y la cubierta. El se sentirá satisfecho por subir, pero su subida, hace que cientos de senderistas no puedan utilizarlo.
Restos del antiguo atanor
Esquina sureste de la caseta
Pero la indignación me ha hecho irme de la alcubilla o fuente. Decía al principio que Pancho cogió el camino, primero situándonos en la altura adecuada, en la cota justa, porque te puedes pasar por arriba o por abajo, y nos reunimos el grupo en la plataforma de la alcubilla. Grupo formado por el citado Pancho Gamero, Pepe Serrano, Emilio Fernández y yo, después de haber subido y bajado cotas, visto múltiples restos del antiguo atanor, que eran la referencia correcta del camino, y de haber sorteado un tanque, que es como sonó unos metros más abajo el paso de un jabalí que levantó Pancho. La alcubilla está sobre una plataforma cuadrangular que soporta su construcción en tan empinada ladera. El altímetro me marcaba la cota de 460 m.s.n.m. y la cota del cauce del arroyo está 18 m. más abajo.
Estado de deterioro de la cubierta
Lateral norte zona del rebosadero y detalle del muro norte de la plataforma
La plataforma mide unos cinco por tres metros y en su lado más cercano a la ladera y más próximo al norte de la plataforma, está la caseta, con tejado de material a dos aguas, bastante deteriorado, de unos uno sesenta de altura y unos dos por dos de lado. En la fachada que mira al sur, tiene una puerta metálica pintada de azul. Pancho nos comentó, ya que él había entrado que tiene una pequeña mina que penetra unos diez metros en la montaña. Como no llevábamos útiles, no pudimos verla por dentro, pero nos quedamos con la descripción oral que nos hizo así como con el anecdotario y vicisitudes, que no cito porque son contenido de su tesis doctoral, y hasta tanto no se publique son secreto del sumario.
Pancho, Pepe y Emilio
Quien suscribe, Pancho y Pepe (Foto Emilio Fernández)
Detrás, en la cara norte, parece tener un aliviadero que vierte al arroyo por una canal escalonado, donde pueden observarse grandes cantidades de precipitado, que hacen deducir el alto contenido en cal de sus aguas. Bajé por él. La altura de la plataforma en su lado este, es superior a los tres metros. Manuel Trujillo actual presidente de la Plataforma A Desalambrar, y uno de los principales expertos en caminos de nuestra ciudad, en una visita efectuada hace tiempo, creo que 2011, hizo unas fotografías (que publíco) en la que se ve el rebosadero con agua, que figura en la Web Conoce tus Fuentes, ficha 5427 titulada Fuente de la Cañada de la Monja, como la cita López Amo.
Rebosadero en el 2011 (Foto Manuel Trujillo)
Caseta en 2011 (Foto Manuel Trujillo)
Después, en lugar de volver por el camino traído desde el Orquín, nos dejamos caer -nunca mejor expresado pues el desnivel supera los dieciocho metros casi en vertical- hasta el cauce del arroyo, seco al día de hoy, donde había más formaciones de precipitado. Un lugar con un salto de agua considerable y otras interesantes formaciones, que merecen, antes de lanzar las campanas al vuelo, un estudio por expertos en la materia. Habrá que realizar, como quedamos, una visita con el Prof. José Manuel Recio, catedrático de la UCO, para que determine la naturaleza de formaciones que nosotros, por lo menos yo, dentro de mi ignorancia catalogué de travertinos.
Interior de la galería de la alcubilla (Foto cortesía de Pancho Gamero)
La subida al sendero por una pared también casi vertical de más de tres metros, para unos metros más abajo indignarnos por las señales de las ruedas de las motocicletas, en el sendero, posiblemente de ayer, pues eran de barro. He querido referenciar, dos excelentes trabajos sobre las aguas de Santa Clara, el de López Amo, y de Guadalupe Pizarro (arqueóloga), que señalan la historia, cantidad, ubicación y vicisitudes de esa captación de hace cinco siglos. Es posible que, tanto la obra del funcionario municipal, más de biblioteca, como la de la arqueóloga Guadalupe Pizarro, tengan contradicciones, imprecisiones, o carencias de trabajo profundo de campo, pero eso no me compete a mí lego total en la materia. Lo mío es la estimulación de la memoria de los demás y la cita de otro lugar importante en nuestra serranía.
"Agua denominada de Sta. Clara (López Amo)
En Cabildo de 15 de febrero de 1577, la Ciudad concedió licencia al Convento de Religiosas Franciscanas de Sta. Clara para que desde un terreno baldío llamado el Pradillo inmediato a la huerta del Maestrescuela, donde se halla un manantial, pudiese encañar y traer toda el agua que necesitase con la condición de que no vendiese alguna sin preceder el permiso del Municipio.
Estas aguas, según los datos que obran en el Archivo, tienen su principal nacimiento en tierras junto a la casería de S. Pablo, sitio llamado Cañada de la Monja, pasando su cañería por la hacienda de Morales donde se le agrega un venero llamado de los Pozos y por último otro por bajo de la huerta del Hierro, nombrado de la Cima, desde cuyo punto vienen todos juntos de arcas en arcas por terreno de la Casilla del Brillante, haza del Ahorcado, ferrocarril, estación, haza Dios Delante, paseo de la Agricultura hasta la de los Tejares nominada del Maese Pedro, donde estaban las Religiosas obligadas a poner todo lo que diesen de sí los explicados veneros.
Muro este de la plataforma
En este arca tomaba media paja una casa en el callejón de la puerta Gallegos, vendida por las monjas a censo reservativo a D. Juan Muñoz Paniagua por escritura de 20 de junio de 1732 ante Juan de Cáceres Verlanga. En la testamentaría y concurso del D. Juan se adjudicaron las expresadas casas con el agua a D. Andrés de Molina y Paniagua por sentencia de remate de 16 de mayo de 1740. Por escritura de 30 de enero de 1752 ante D. Juan de Tena Tobosso la vendió a D. Diego de Carrasquilla y Góngora, quien por otra escritura de 4 de noviembre de 1767 ante D. Andrés García, el D. Diego la vendió a la Colegiata de S. Hipólito.
En la expresada arca del Maese Pedro, tomó la fuente de los Tejares tres pajas. Este agua la dio a la Ciudad el Señor Marqués de la Puebla en el año de 1818 en cambio de un pedazo de baldío. Salía otro partido que iba a un arca que se hallaba en la puerta de Gallegos, donde tomaba el Convento de la Concepción dos pajas que le fueron vendidas por escritura de 16 de enero de 1602 ante Diego Rodríguez.
Del arca de la puerta de Gallegos salía otro venero que se dirigía a la plazuela de la Trinidad donde tomaba dos pajas el Convento de la Trinidad de las tres que poseía, según escritura de 11 de enero de 1603, ante Diego Rodríguez. En esta alcubilla tomaba una paja de agua una casa propia del Cabildo Eclesiástico.
Otra vista del muro este desde el canal de rebosamiento
Sale de la dicha arca de la Puerta de Gallegos otro partido y va a otra que está en S. Juan donde tomaba una paja el convento de Jesús Crucificado según escritura de 12 de marzo de 1603 ante Diego Rodríguez. En la antedicha arca tomaba una paja la casa perteneciente a la Señora Marquesa de la Mejorada.
La demás va a otra arca que se halla en la calle de José Rey donde tomaba una paja el convento de la Encarnación Cister-ciense que le pertenecía según escritura de 9 de enero de 1603, ante Diego Rodríguez. Una paja dos casas del Cabildo, habiendo en una de ella un arca para repartirla yendo su remanente a otra casa del mismo caudal.
Sale otra cañería de la expresada arca de la calle de José Rey y va a otra que se halla hacia Sta. Clara y con cañerías separadas reparte media paja para la casa de D. José Zoilo y una para la de la viuda de D. Miguel Fregenal y su remanente para una de los curas del Sagrario, dirigiéndose una cañería con dos medias pajas para dos casas en la calle de Osio que pertenecían a D. Francisco de la Cruz, yendo a otra en la plazuela de D. Jerónimo Páez donde tomaba una paja D. Nicolás de Fuentes y otra D. Bernardo Pineda.
Por escritura de 26 de septiembre de 1602 ante Juan de Castillejo, escribano que fue de este número, las monjas de Sta. Clara donaron a la Ciudad una paja de agua con la obligación de construir una fuente en la plazuela de los Abades.
Este agua sería la que hasta nuestros días disfrutó el público en la plazuela de S. Nicolás de la Villa, surtiéndose de la alcubilla de la puerta de Gallegos. Por otra escritura ante D. Francisco José Borrego en 5 de enero de 1769, los religiosos del Convento de la Santísima Trinidad vendieron una paja de agua de las tres que poseían para la casa n.°- 2 cuesta de S. Benito. Todos estos partícipes, hasta que los bienes de los conventos fueron declarados propiedad de la Nación, venían disfrutando sus aguas, perdiéndose poco después por el mal estado de sus cañerías.
En el año 1861, previo expediente instruido al efecto, con conocimiento de los partícipes fueron encañadas nuevamente sus aguas de estos veneros por cuenta del Municipio para su aprovechamiento en las fuentes del paseo de los Tejares, paseo de la Victoria y abrevadero situado en el egido de este nombre sin perjuicio de hacer entrega a todos y cada uno de los indicados partícipes la que legítimamente le corresponda, luego que sean satisfechos los gastos de su encañamiento en justa proporción de la que les pertenezca."
Portada Tesis doctoral de Guadalupe Pizarro
"8.3.2.- LAS AGUAS DE SANTA CLARA (Guadalupe Pizarro)
Poco después de finalizarse la obra de Hoja-Maimón se inició la construcción de otra gran empresa hidráulica, esta vez de promoción privada. Fue en 1577, cuando la Ciudad concedió licencia al convento de religiosas franciscanas de Santa Clara para que "desde un terreno baldío llamado el Pradillo inmediato a la huerta del Maestrescuela, donde se halla un manantial, se encañase y llevase toda el agua que necesitase" (LÓPEZ AMO, 1997: 54). La mayor parte de los documentos disponibles sobre esta conducción están fechados a finales del XIX (331), es decir, pertenecen a las últimas fases de su vida útil. En ese momento la cañería fue remozada por completo pero el plano contemporáneo que se levantó con motivo de la obra puede ser tenido como válido, con las reservas oportunas, para el trazado de la cañería del s. XVI(332) (Plano 24).
Plano del recorrido de las Aguas de Santa Clara de la Tesis de Guadalupe Pizarro
La conducción principal nacía en la Cañada de la Monja, posterior Caserío de San Pablo, en un punto que se señalaba en el terreno por un depósito cuadrado de una vara de ancho (= 83,59 cm) (LÓPEZ AMO, 1997: 54). En este sentido, no podemos dejar de relacionar las Aguas de Santa Clara con la conocida "Fuente del Orquín", que está muy cerca del actual Cortijo de San Pablo y es perfectamente accesible desde el margen de la carretera de Obejo (CO-3408). La estructura tiene apariencia de cauchil de planta cuadrada, más que de fuente; la alimenta una cañería envuelta en mortero, una atarjea, sostenida por un murete de mampuestos (Lám. 69a). La planimetría de EMACSA, no obstante, sitúa el nacimiento de Santa Clara más al Norte, junto a un carrilillo de la Urbanización Santo Domingo: lo lógico es que rodeara el Cerro de la Alberquilla por sus flancos norte y este, siguiendo en paralelo el camino y el arroyo que penetran en dicha elevación, pero lo cierto es que no hemos encontrado restos de su traza en superficie.
Aérea de la ubicación
Gran parte del trazado de Santa Clara discurría junto a la orilla occidental del Arroyo de las Piedras, recogiendo en su camino las aguas de otros manantiales. Sabemos que en la Huerta de los Morales se le unían las del venero "de los pozos" y los planos de EMACSA ubican uno de los depósitos de Santa Clara en la finca Ballesteros que podría haber tenido en origen esa misma función. Todas estas aguas reunidas llegaban "hasta la alcubilla denominada "de la Sima; cuadrada y de dos varas de lado"` (cfr. MORENO ALMENARA, 1997b: 50). Dicha estructura todavía se conserva en la misma margen del arroyo, justo al sur de la Huerta del Hierro y muy cerca de la actual calle Cursillos de Cristiandad, si bien está muy deteriorada y ha perdido la cubierta a cuatro aguas que la protegería (Lám. 69b). Desde esta punto las Aguas de Santa Clara comenzaban a circular "de arcas en arcas" repartidas a lo largo de su recorrido (LÓPEZ AMO, 1997: 54 - 56; MORENO ALMENARA, 1997b: 49-50).
La conducción atravesaba varias propiedades que aunque ya están completamente urbanizadas, todavía son reconocibles en el viario, caso de la Huerta Saldaña, San José de Sansueña y los Palacios de la Galiana. Posteriormente se incorporaba al tramo final del Camino Viejo de Santo Domingo, hoy Carretera del Calasancio, hasta desembocar en la actual c/ Cardenal Portocarrero. Teniendo en cuenta que la principal arca de reparto de Santa Clara se encontraba en el ángulo noroeste de la muralla, lo más lógico sería que la cañería siguiera su trayectoria hacia el Suroeste junto al Arroyo del Moro, evitando así generar servidumbres de paso (335). Sabemos con seguridad que atravesaba la actual c/ Músico Lidón, así como los terrenos de la antigua estación de RENFE: allí se han exhumado atanores de factura moderna protegidos con zulaque y una hilera de tejas que sin duda corresponden a Santa Clara (336) (Lám. 69c) (LÓPEZ AMO, 1997: 55; VENTURA, 2002a: 125; SÁNCHEZ MADRID, 2006).
Con agua, esto es un salto precioso
El arca de reparto adosada a la muralla, en los Tejares, era conocida como arca del "Maestro Pedro". En su interior se encontraba la lámina o láminas de bronce o cobre "conforme a la medida de Écija (337) que indicaba la cantidad de agua que correspondía a cada uno de sus beneficiarios"(338) Éste era el primer punto donde las Aguas de Santa Clara empezaban a distribuirse entre distintos particulares y exactamente hasta aquí, el convento estaba obligado a mantenerla conducción y repararlos desperfectos que pudiera sufrir. No obstante, la mayor parte del caudal de Santa Clara seguía su camino flanqueando la ciudad por su lado oeste. Así, desde los Tejares, la cañería se encaminaba a otra arca situada en la Puerta Gallegos, donde sus aguas volvían a dividirse entre dos arcas más que se encontraban respectivamente en la Trinidad y en la calle del Duque, emplazamiento del Convento de Santa Clara. El arca ubicada frente al convento era aérea, es decir, elevada sobre el pavimento. Con ésta se surtía otra arca más, también aérea, que se alzaba en la Plaza de Jerónimo Páez (339) (Lám. 70).
Antes de acometerse la obra el Cabildo estableció que las monjas de Santa Clara estaban obligadas a "pagar diez mil maravedíes de renta perpetua por los daños que en los empedrados de las calles por donde viniere la dicha agua pudieren causar". Además, con las aguas" que habían traído para su convento y venta a particulares' debían abastecer "an pilar que en la pared de dicho convento habían de hacer" en la plazuela de los Abades 'por cuanto se le había concedido licencia para introducir la Dicha Agua por esta Nobilísima ciudad y era de mucho beneficio al referido convento (340). La fuente que hubo junto a San Nicolás (1747) también se surtió de la misma conducción (RAMÍREZ DE LAS CASAS, 1867: 67; LÓPEZ AMO, 1997:56).
Oquedad en el cauce
Hay que tener en cuenta que los manantiales encañados por las monjas de Santa Clara eran propiedad de su convento. Dispusieron del agua necesaria para paliar sus necesidades, pero la mayor parte del caudal se destinó a la venta entre distintos particulares y sólo una mínima porción quedó a disposición del público, en un pequeño pilón. La conducción, pues, llevó agua a zonas urbanas que atravesaba en su recorrido completando la dotación de la recién construida de Hoja-Maimón, de Fábrica de la Catedral y Huerta del Rey, es decir, las que abastecían el entorno del alcázar y la catedral.
NOTAS AL MARGEN
331-"Venero de Santa Clara. Noticias sobre el origen y curso de las indicadas aguas" y "Proyecto para la conducción a esta ciudad de las aguas provenientes de los beneros nombrados de Santa Clara'; fechado en 1861. AHMCO, 08.01.09; C-0273. A estos documentos se suman otros del Archivo de la Catedral de Córdoba (CASTAÑO, 1978: 120).
332-"Expediente relativo al proyecto de construcción de la atarjea conductora de aguas procedente de la Huerta de la Torrecilla o de las Antas". Fechado en 1886. AHMCO C-0279-001.( Vide infra) la reforma de la conducción de Santa Clara en el capítulo 9 de este trabajo.
333-Las viviendas de la acera oriental de la c/ Huerta del Hierro conservan diferentes pozos que conectan con una conducción subterránea. Esos pozos o lumbreras, no obstante, se han relacionado tradicionalmente con las Aguas del Cabildo. Ambas conducciones, Santa Clara y el Cabildo, se cruzaban a lo largo de su recorrido (vide infra).
334-2 varas -- 1,67 m.
335-Los documentos que describen esta parte de su recorrido están llenos de topónimos que han desaparecido.
336-Recientemente se han hallado dos cañerías modernas que atravesaban el interior de la Huerta de la Reina a la altura de la c/ Abderramán III (SALINAS PLEGUEZUELO, 2009). Una de ellas podría ser la de Santa Clara, pero tal identificación presenta dificultades: siempre se evitaría pasar al interior de dicha propiedad porque se generaría una servidumbre de paso (Vide plano 15 y Lám. 69d).
337-"Sobre que el Conbento y Religiosas de Santa Clara de esta Ciudad ..." f. 8v°-. Fechado en 1809, AHMCO C-0273-007.
338-Una relación de los puntos donde se recibían las Aguas de Santa Clara a finales del XIX en LÓPEZ AMO, 1997: 54 - 56 y en MORENO ALMENARA, 1997b.
339-"Certificación dada en Córdoba á 16 de Mayo de 1770..."
340-"Estracto de la escritura otorgada ante Don Juan de Castillejo á 26 de Set. De 1602 por la que el Convento y religiosas de Santa Clara se obligaron a dar a esta Ciudad para beneficio de ella y de los vecinos una paja de agua buena, que no fuera remanente, de la que habían traído para gasto de dicho convento, de una heredad que poseían junto a la Huerta del Hierro" AHMCO, 08.01.09; C-0273-002"
Y para terminar mi más sincero agrademiento a mis compañeros, por su atención contínua en subidas y bajadas problemáticas. Es natural por la diferencia de edad con Pancho y más con Emilio (tiene un año más que mi hijo mayor pero está fisicamente que se sale), aunque Pepe y yo somos casi de la misma quinta más o menos, es verdad que el hizo la mili en las "Fuerzas Especiales" y eso se nota, comparándolo con un administrativo.
Fotografías del autor, de Manuel Trujillo, Emilio Fernández y Tesis de Guadalupe Pizarro.
Bibliografía señalada en el texto.
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