Cada vez que paso por las cercanías del Lagar de San Llorente, con mi amigo Pepe Ramírez, andurreador desde niño con su padre -gran conocedor del campo-, y cazador de mayor, me comenta con pena como recuerda el valle. El cortijo era la única edificación que existía por los alrededores, todo ello hasta la explosión del "quiero y no puedo" especulativo de la "parcelitis", que acabó con un rincón hermoso, y esquilmó la capa freática o subálvea, del ramal del Arroyo del Molino que lo surca de parte a parte.
El mencionado arroyo, estacional en curso alto, como la mayoría de los de agua de la zona, salvo el perenne del Bejarano después del primer venero, forma una y griega (ver cartografía raster), buscando la solana del cortijo del Caño. La rama superior nace cerca del monumental pino del camino del Bañuelo, y luego discurre por el mencionado valle. El otro ramal, el sur, lo hace después de cruzar la carretera CO-3314, en los terrenos de la Soledad, para después de unirse con la otra rama y buscar el polje de Escarabita -donde deja de ser estacional para hacerse perenne en su caudal- y los terrenos de la Fuente del Elefante.
Lo cierto es que ver las fotos aéreas de 1956 ó de 1977, presentan un amplio olivar, grandes extensiones de cereal -no se perciben los viñedos no los habría ya- y algunas manchas de alcornoque y castañar. No se puede uno imaginar cómo se ha consentido este destrozo medioambiental, en zonas que no están preparadas para soportar la presión urbana. Por otra parte, si pensamos mal, llegaremos a la conclusión que la mayoría de la riqueza creada en la zona, salvo honrosas excepciones que las habrá, pero que serán las menos, forma parte de riqueza oscura y sumergida, que ha dejado de aportar a la olla del estado o municipio, o lo que es lo mismo, a todos, su parte.
Pero dejemos estar lo que ya es imposible de arreglar. No es solamente en el Lagar de San Llorente el desaguisado. D. Teodomiro Ramírez de Arellano en sus Paseos por Córdoba, y en el capítulo de Sitios más Notables del Término, tiene un apartado dedicado al Lagar de San Llorente (él lo pone todo seguido Sanllorente), sobre un suceso acaecido en los albores del siglo XIX, que transcribo para conocimiento de los lectores.
"Suceso en el lagar de Sanllorente
En el lagar de Sanllorente ocurrió a principios del presente siglo (XIX) un hecho que por su rareza creemos digno de consignarlo en estos apuntes.
Estando una noche solos el dueño del lagar y su hijo mayor de veinte años llegaron dos ladrones, que desde luego se entraron pidiendo cuanto se les antojaba, hasta que viendo que nada se les negaba se confiaron y tomando asiento a la lumbre dispusieron que les diesen de cenar. En el acto se puso al fuego una gran sartén llena de aceite, que el hijo tenía por el mango mientras el padre había de ir a la bodega a buscar un bacalao; mas no fiándose los bandidos de dejarlo salir solo de la cocina se marchó uno con él sin abandonar su escopeta.
Olivar extenso en el vuelo de 1956
El lagarero, que era pequeño de estatura, soltó la luz y metió los brazos en una tinaja muy grande para sacar el bacalao, retirándose renegando de lo cortos que eran sus brazos; entonces su acompañante soltó la escopeta y le dijo que él lo alcanzaría, y cuando estaba en la operación, fingiendo sujetarle los pies no se cayera, lo arrojó de pronto a lo hondo de la tinaja, dando una voz de aviso a su hijo, que, entendiendo la señal, le tiró al rostro, al que con él estaba, el aceite hirviendo que contenía la sartén, dejándolo caer de espaldas.
Hecho esto, ambos salieron corriendo y vinieron a Córdoba a dar parte, yendo en seguida la autoridad competente, que encontró muerto al del aceite y al otro dentro de la tinaja con un brazo roto y una gran herida en la cabeza."
Hay que reconocer que la historia pudo ocurrir, lo que pasa es que si pensamos que a principios del siglo XIX, pudieron salir corriendo el padre e hijo y venir a Córdoba a dar parte, y luego volver la autoridad al cortijo, hay que suponer que, para llegar a Córdoba los denunciantes, y de noche, pasarían bastantes horas, si bajaron andando y algo menos si lo hicieron en un caballo o mulo. Y luego esa misma noche subirían los guardias y claro habría que suponer que ya sería al otro día por la mañana. Teniendo en cuenta que más cerca tenían el poblado del Bañuelo para pedir ayuda.
Pero eso es lo de menos, las historias son eso, historias y como tales se deben tomar. D. Teodomiro tacha el hecho en principio de raro, yo, en el caso de que fuese cierta la historia, no la veo rara, sólo la valentía del lagarero y de su hijo. De todas formas ahí queda la historia, o el suceso, del Lagar de Sanllorente. Hoy perdido entre las parcelaciones que ocupan todo el valle y, cuidado parece que el "parcelador" de esta zona por alguna razón que desconocemos paró, pero los caminos están trazados hasta los Lagares del Soldado y la Torrecilla.
Algunos datos sobre San Llorente
Párrafo de los documentos de la denuncia de la Fuente del Arco, de la Web A Desalambrar
"Se ha permitido obstruir el primero de los caminos antes citados, formando en terrenos que ocupaba el mismo una huerta y construyendo un pequeño estanque, con lo que impide el uso normal de dicha vía; dando lugar con ello a que haya que desviar el pase para comunicarse desde "San Llorente" con el abrevadero,"
En el mismo documento menciona la propiedad del Lagar de San Llorente y se cita a la Marquesa de Villasinda, María de la Clemencia Ramírez de Saavedra (1876/1947), hija del Duque de Rivas, que obtiene el Marquesado de su marido, Luis Varela y Delavat (1870/1926), hijo de Juan Varela, embajador de España en China cuando la rebelión de los Boxer. Antes estuvo en Bruselas, Viena, Tánger, y también en Rusia donde vivió la caída de los zares en 1916.
Fotografías aéreas de Google y Apple
Bibliografía documento Fuente del Arco de la Web A Desalambrar
y datos genealógicos de los propietarios.
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