Una de las entradas del conjunto de la Cueva del Fato
Hoy ha tocado la cueva del Fato, José Manuel Recio y Pancho Gamero, han sido los compañeros, que me han soportado. En esta ocasión la bajada ha sido directa sin problemas, sin titubeos, primero la llegada a la cornisa del pozo y luego la bajada al río. He aprovechado para balizarla en distintos sitios con la cinta del Sr. Chino. He de reconocer que la verticalidad de la bajada me mosqueó, lo primero fue decir, -Yo por ahí no bajo. Luego la paciencia de mis compañeros y el tirar una cuerda que dio una cierta tranquilidad, lo hizo posible.
Pancho y José Manuel en la cornisa del pozo
Delante del segundo piso travertínico
Después me negué a entrar a la cueva y me quedé en la puerta. Una especie de "gour" a la entrada obligaba a pasar pegado a la pared de hiedra, y conociendo como soy, seguro hubiera acabado en él. Luego arrepentido de no haber entrado, pensé que lo mismo hubiera sido quitarse las botas y pasar el charco con garantías. O más fácil haberme puesto las "katiuskas" que siempre las llevo en el coche. Lo que ocurre es que cuando tomas una decisión ya debes dejarlo para otro día.
Investigando la galería de dieciseis metros ciega
Escaleras verticales y soga de seguridad
Siempre que ves el edificio travertínico sientes admiración por la naturaleza. Piensas el número de años para su construcción y como sería la zona en ese tiempo, y sobre todo esa inmensa caída de agua buscando el cauce del Guadiato, o lo que fuera en ese momento. Se pueden observar las distintas edades del travertino, la porosidad del joven y lo compacto del maduro. Hoy el día estaba fresco, si pueden llamarse fresco, lo que pasa es que en este universo comparativo, si hace menos calor que ayer es fresco. Y calculamos que la cornisa del pozo estará (a ojo por ciento) en la mitad de la potencia de todo el edificio, que se estima de cuarenta metros de -salvando la cornisa-, verticalidad.
La entrada y el pequeño gour
Los compañeros accediendo a la cueva
La diaclasa (grieta natural) está esperando el momento geológico de desprenderse hacia el río. Entonces se quedaría abierta la cueva y posiblemente el río tardaría en buscar una nueva salida, porque lo más seguro es que se represaría con los materiales del derrumbe. Claro estos cambios que se producen a lo largo de la historia del tiempo, no nos afectarán a nosotros. La diferencia con esta segunda visita, es que en la primera nos quedamos en el escalón de la cornisa, o lo que es lo mismo veinte metros arriba.
Las calizas del cámbrico del alto de las Cabreras
Subtrato de pizarra del edificio travertínico
Ahora yo, por lo menos había conseguido llegar hasta el "portal" de abajo, mis compañeros han entrado al edificio. Los vi desaparecer por la puerta, y envidié su decisión. Luego el rumor de sus voces se fue apagando hasta perderse. Consumí el tiempo investigando por la orilla, había bastante material de desecho de haber picado roca allí abajo. La lámina de agua del Guadiato, reflejaba las calizas del cámbrico del alto de las Cabreras. Su verticalidad con un escalón definido, demuestran, según el Prof. Recio lo que geologicamente ha ocurrido en la zona.
Galería (Foto Pancho Gamero)
Columna fosilizada (Foto Pancho Gamero)
Al poco rato salieron, y cruzaron nuevamente el "gour", que alimentaba la surgencia y entonces pude visualizar las fotos que había realizado Pancho Gamero. Verdaderamente especiales, las formaciones calcáreas, la fosilización de las columnas de madera de haber entibado la galería, se ofrecían majestuosas. He visto esas fotografías muchas veces de distintos espeleólogos y sus trabajos periodísticos. Son las estándar de esa cueva, pero siempre llaman la atención.
Pequeño tobogán (Foto Pancho Gamero)
Detalle de la columna fosilizada (Foto Pancho Gamero)
El agua corriendo por el piso de la galería, y lo que parece el tobogán de un parque acuático bajando hacía lo desconocido que, aparentemente, según la topografía del G40, es la salida al Guadiato. Ese agua -guardando las distancias geológicas-, puede ser la misma que ha formado geológicamente el travertino, ese edificio de cuarenta metros de altura y ciento sesenta de largo. Bueno ese agua no, ésta es, seguramente la "requetataranieta", o muchos reques más, de la primitiva, que sigue saliendo del mismo lugar.
Vegetación
Otro tramo de subida
El retorno sin problemas y las distintas subidas -siempre son mejores que las bajadas-, las salvé sin dificultad. Ya estaba apretando la calor, sin llegar a los valores de otros días pero se hacía notar. Afortunadamente el coche estaba nada más salir del arroyón en la pista. Había estado en la puerta de la famosa cueva del Fato, eso para mí es una proeza, claro solo, imposible haber llegado hasta allí, por lo tanto parte de ese "éxito" se lo debo a mis compañeros José Manuel y Pacho. Lo siguiente entrar.
Fotografías del autor y de Pancho Gamero
Bibliografía y miedos del trabajo de campo.
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