La hermosa casa de Torrebermeja
El triángulo formado por la CO-3314 y la CO-3405, cuyo vértice esta en el Lagar de la Cruz, sin contar la huertas de media ladera (De los Arcos, Unidas, Santa María, Chica, etc.) con vista plena a Córdoba, ni tampoco con el Cerro de la Cárcel con las Ermitas, contienen cinco cortijos que son El Pardo, El Aljibe, Pino Gordo, Torrebermeja y la Casa del Pastor, siendo este último lo que su nombre indica, perteneciente al Lagar de la Cruz. Hoy toca Torrebermeja. No queda nada de la antigua construcción, pues está edificado de hace pocos años completamente nuevo.
Punto de partida y de llegada
Edificio de dos plantas, con tejado a dos aguas, de teja roja, con un porche de la misma teja con columnas cuadradas, irregulares, con basa y capitel también cuadrados, por sus lados este y norte. El acceso a la finca lo tiene por la CO-3405, punto kilométrico 2,500, y aproximadamente 6,800 antiguo. En una de las dos grandes curvas, con rampas rectas previas y posteriores, que parecen gemelas, siendo una de ellas la del mirador. Una pista terriza de unos 390 m. sube casi recta a la casa, salvando un desnivel desde la curva de la carretera de un 17%.
Un precioso día
Tiene otro acceso desde el Lagar del Pardo, pero es un sendero que está casi comido por la vegetación. Antes de llegar a la casa a la derecha parte otro sendero que sube a una calva en el monte, donde me dijo Canario que había disfrutado una noche de una luna llena. Al ser casa de recreo, tiene una hermosa piscina en una plataforma al este de la casa. En apariencia es rica en agua, pues parece tener una prospección al oeste de la casa, y otra al norte, alimentada con placas solares. Lo que más me ha llamado la atención es su bien cuidado olivar, gran parte de regadío por goteo. Es un hermoso olivar que tapiza uniformemente las laderas norte y oeste de la cañada. Como la primavera está recién entrada, el olivar está alfombrado de verde en toda su extensión, y se señala el abancalamiento de las laderas.
El sendero
Por el sendero llegué hasta la casa, y la rodee, de un momento a otro esperaba la presencia humana y estaba preparado para pedir permiso o volverme. Hasta llegar allí no había sido preciso violentar ninguna prohibición. Pero salió primero un pequeño perro, provocador defendiendo su territorio o asustado de mi presencia, al que acompañó otro del mismo tamaño, y similares ladridos, detrás de estos un enorme mastín dejaba oír su barítono ladrido que resonaba en la cañada. Ojo estaban dentro de la cerca interior, y reculaban al enseñarles el palo, pero cumplieron con su labor.
Plano del siglo XIX, pone Torrebelmeja (Lagar)
Tiene dos pistas en la ladera norte, que se bifurcan a los 200 m. recorridos. La más baja llega hasta el vértice de la carretera, a modo de mirador, encima del Colegio de la Aduana (iba a decir el noviciado de la Compañía de Jesús), es aparentemente llana, tiene una longitud de 553 m desde la casa. La más alta, de una longitud de 673 m. rodea el cerro y casi en su cima, en la cota de520 m.s.n.m., termina en una plataforma, desde la que se divisan unas de las mejores vistas de la ciudad, y todo el valle del Guadalquivir. Evidentemente Sierra Mágina, Martos, Alcaudete Sierra Nevada, Parapanda, las Subbéticas, Cabra, Lucena...
Una vista aérea de Bing
Arriba del todo tiene una caseta en un árbol, que puede tener dos objetivos, o el fotográfico, o el cinegético, pues una charca invita a los marranos a revolcarse lejos del mundanal ruido. Y entonces o se perpetúan en una fotografía, o pasan a mejor vida, para transformarse en ricos productos. Desde allí se ven los tejados del Cortijo de Pino Gordo. Abajo, bastantes metros, tenemos el mirador, y la carretera, y Torreárboles, hacia el norte, se deja ver delante del cerro de San Cristóbal.Y como es lógico toda la ciudad aparece majestuosa a nuestros pies. Desde la terraza de la casa tenemos la visión que nos permite la abertura de la cañada, más reducida evidentemente de la que hay desde el citado mirador, o plazoleta. Durante la subida, ya empezaba a hacer calor y el cansancio acumulado, me jugaron una mala pasada, una inesperada arritmia me mosqueó.
Plano entero del olivar y la cañada
Pero varias respiraciones profundas, y un ligero descanso, hicieron retornar el ritmo a su cadencia normal. Seguí hasta arriba pensando -es inevitable pensarlo-, que si no soluciono la alteración del ritmo y hubiera ido a más, me podía haber quedado en la pista de Torrebermeja. Bueno no es un mal sitio. Los mosqueos no me privaron de disfrutar del paisaje, el olivar se presenta desde allí imponente, precioso y uniforme. La casa se deja ver a ratos y luego en su totalidad. Apenas llegué al cruce o la bifurcación de las pistas, aún con la casa a unos doscientos metros, nuevamente el trío de canes inicio su cantinela. El mastín era como cinco veces más voluminoso que los dos pequeños juntos.
Acceso desde la CO-3305
Rodee la casa por el camino exterior y me dispuse a subir nuevamente por el sendero. Esta vez opté por hacerlo por el olivar en dirección oeste para salir al sendero y evitar andar entre la jara que lo ocupaba que era molesta. Me ahorré unos metros y de nuevo en el estrecho sendero. Nuevamente el sendero a la calva de la luna llena, que decidí no hacer, esta vez a la izquierda. Y podía o bajar hasta el Pardo, al camino que desde El Aljibe sube, o salir a la carretera CO-3314.
La casa
Hice lo último, como las vueltas son más cortas, o por lo menos eso parece, en nada estaba en la puerta del campamento de Radio Córdoba. ¿Cuántas veces habremos subido a la emisora, a reparar el repetidor del Radio Club Córdoba? Muchas y en los más variados momentos. El más sonado durante unas elecciones generales, subimos Manolo Palacios (fallecido poco después durante una carrera de coches, en la que participaba de copiloto), mi amigo Miguel Serrano, y yo.
La torre de Radio Córdoba, antigua EAJ-24
El repetidor se había quedado enganchado, y había que resintonizar las cavidades resonantes. La puerta estaba abierta y subimos directamente con el coche, pero cuál fue nuestra sorpresa al encontrarnos una patrulla de la Guardia Civil arriba.
-¿Dónde van ustedes? -nos dijo el cabo, mientras el otro número nos apuntaba con la metralleta.
-A reparar el repetidor de los radioaficionados.
-¿A estas horas de la noche?
-Cuando se ha estropeado. -le contesté yo.
Nos identificamos y ni mi tarjeta identificativa de trabajador del Ministerio de Defensa le sirvió de nada. No se fiaba.
La carretera desde el mirador natural
En aquellos tiempos siempre en época de elecciones desplazaban una patrulla o bien del ejército o Guardia civil a los puntos que consideraban estratégicos, según la concepción que tenían de la seguridad en aquellos momentos. Recuerdo que incluso en el puente de Alcolea desplazaban una patrulla del ejército. Se me ocurrió decirle al cabo,
-Mire si quiere comprobar que lo que le decimos es cierto llamé al cuartel y que llamen por teléfono a Federico Algarra y le dice que están Paco y Miguel en la torre, además tenemos llaves de todo.
Para que le dije eso, no contaba con que Federico era un bromista y lo primero que les dijo, cuando lo llamaron del cuartel, es que no nos conocía de nada.
El mirador
El cabo nos dijo, siempre guardando la distancia, que le habían dicho que no nos conocían. el otro número no había bajado en ningún momento la metralleta. A mí se me escapó,
-¡La madre que lo parió! Lo sabía. Como es un cachondo...-
Hubo unos momentos que no sabíamos que iba a pasar, nos veíamos detenidos allí toda la noche, o bajados al cuartel hasta que se aclara el entuerto. Desde nuestra emisora habíamos dicho a nuestra casa que a lo mejor tardábamos que la avería era más gorda de la cuenta, y gorda que era. Cuando más tensa estaba la situación y más incrédulo el cabo, que de un momento a otro esperábamos tomara una decisión, nos sentamos en lo escalones del porche. En ese momento sonó la emisora del coche de la Guardia Civil, y escuchamos que había llamado Federico al cuartel diciendo que sí, que estábamos autorizados, que se había confundido antes.
La torre del fotógrafo o del cazador
Todo resuelto, seguro que no nos hubieran ametrallado, pero cualquiera se movía. Tres locos, a las once de la noche, un día de elecciones, en una emisora de radio con un sospechoso maletín de reparaciones. Yo también me hubiera mosqueado. Nos dieron carta blanca abrimos nuestra habitación que estaba aislada del cuerpo principal, en el porche, y procedimos a reparar la cavidades resonantes. Desde abajo nos dijeron que, qué había pasado.
-Nada, que hemos estado un rato charlando con la patrulla de la Guardia Civil, y se nos ha ido el santo al cielo.
El uniforme olivar
Cualquiera comentaba lo que nos había pasado y la broma de Federico, mejor contarlo a los cuarenta años, es decir ahora. De todo eso me acordé en la puerta de la entrada de Radio Córdoba. Ya no están ni Manolo Palacios, ni Federico Algarra, ni otro de los habituales que subía con él allí, Manolín Aparicio, mi vecino de la Mezquita y heredero con su hermana, de la Palomera Baja.
La primavera entre olivos
Pero el tema iba de Torrebermeja, no de historietas de radioaficionados, aunque formen parte de los recuerdos. Torrebermeja moderna propiedad, hermoso olivar en un no menos precioso paisaje y ubicación. La última vez que estuve por allí no estaba construida la casa bonita, la que había tampoco era la primitiva, recuerdo que los caminos eran terrosos de granito, y me llamó la atención la cantidad de conejos que corrian por entre el olivar. Tantos que no le hubiera dado tiempo al supuesto cazador ni a cargar la escopeta. Ya sólo queda la Casa del Pastor, que si bien no es cortijada es otra de la edificaciones de la zona.
El mastín barítono
Otras cortijadas y lagares de la zona:
Fotos y vídeo del autor
Bibliografía neuronal.
6 comentarios :
Que buena la anécdota del repetidor, además es muy representativa de la época, y tu amigo el de la broma se ve que era todo un personaje!
Un saludo!
Pasamos nuestro miedo Paco, y Federico Algarra era un punto, murió jóven. El despliegue durante las elecciones era espectacular, todos los puntos claves que considraban estratégicos los cubrían.
Un abrazo Paco y gracias.
Buenos días, amigos. Cómo decía mi amigo Quini: “eso me lo he pateo sienes y sienes de veces” Paco, no hay día que no me emociones con tus trabajos. El relato de los Civiles, es tan bueno, que parece que lo vivimos, bueno tu ahí, y yo aquí. Lo de tu amigo Federico no fue una brama, lo que os hizo fue una mala pasada, según la RAE; una cabronada. Tuvisteis suerte de estar ahí, si esta aquí termináis en la fábrica de las hostias. Luego se puede disculpar diciendo que era una broma, pero no os las quita nadie. Jodidos graciosillos…Un abrazo y salud, compañero.
P/S: Las fotografías son muy buenas. Me ha gustado muchííííísimo, la de la perspectiva del olivar, donde por la altura se puede observa la técnica de plantación al tresbolillo.
¡Ah! Me ha gustado mucho veros ataviados de Txirrindularis. jajaja
Gracias amigo Patxi, me suponía que lo habrás andado, aunque eso forma parte de la historia. Aquello fue un numerito, lo que pasa es que conociendo el paño, Federico (era una buena persona) le faltó tiempo para llamar de nuevo y evitar lo de las hostias, aunque creo que no hubiera llegado la sangre al río. Estimo que el mando estaba más asustado que nosotros, es que era una cuestión berlanguiana, Y ese tipo de ciclistas de invierno. Había en Córdoba un ciclista, de dinero eso sí, que en invierno usaba una bicicleta de carreas con guardabarros, y el pantalón bombacho y calcetines altos; Carlos Pérez Salamanca, de Pañerías Modernas. Era uno de los ciclistas más elegantes de Córdoba, sobre todo por el material.
Muchas gracias y suerte para ti que allí no hay parafernalia semansantera. Un abrazo.
Por este camino es por donde está diseñado el Cinturón Verde. Pronto debería ser público por tanto
Espero conocer el trazado Manolo. Muchas gracias.
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