La cantera vista desde el oeste
Recorrido circular por lo que llamo particularmente Mesa de Santo Domingo, pero topográficamente no es así, es el monte que está perfectamente delimitado por los arroyos de Barrionuevo, Pedroches y el propio de Santo Domingo, unido por un pequeño istmo que es el camino de subida a la Ermita de San Álvaro.
La cantera vista desde el sur
Por el dorsal del mismo discurre un camino que en principio y por su ubicación, nos permite disfrutar de las vistas desde arriba del Valle del Barrionuevo, Meseta Blanca, de las Palomas, y toda la serranía desde los Villares hasta el horizonte pasando, como no puede ser de otra manera por Torreárboles. Este camino deja, nada más que se sube, un camino fondo de saco a la izquierda en dirección noroeste.
Vuelo de 1977 sin la cantera
Después, a la izquierda la espectacular bajada por un sendero, que me parece está datado como el PR-A-332, luego a la derecha en una pequeña explanada, la bajada al cortijo de Barrionuevo, y a la derecha la subida a la Ermita citada. Nosotros vamos a continuar por el central que nos lleva por esa cornisa y la mesa. Recorridos unos metros en él a la derecha tenemos otro sin salida hasta la cota más alta, y luego más adelante la bajada a la izquierda al valle.
Borde norte
Y algo mas, cuando llevamos recorrido casi un kilómetro la bajada a la derecha al PR-A-332 dirección Santuario. Inmediatamente un poco después, nos encontramos la cantera de Orive. El camino tiene una bajada a la izquierda al Valle del Barrionuevo, prácticamente al borde de la cantera, y luego la circunda, para separarse dirección sureste. Antes, una vereda llega hasta el poste último de la línea eléctrica de alta tensión, antes del vano del Pedroches, que salva la vertiente del arroyo.
Laderas de treinta metros y agua en el fondo
Después se bifurca hacía Los Velascos, o a las ruinas de la casa que llaman los cazadores de las prostitutas, o cambiando el rumbo al oeste, serpentea entre pinos y jara, y baja nuevamente al arroyo de Santo Domingo. Un surco central profundo, demuestra el destrozo que, no me canso de repetir, ocasionan las motocicletas.
Vista de la cornisa sur
La cantera de Orive es una enorme y fea cicatriz abandonada, en la que no ha actuado ningún cirujano plástico. En la que no se sabe si tenían obligación de restituir el medio a su estado anterior, como en las de Pedroches, aunque usen subterfugios legales, de decir que están en explotación, para no hacerlo. La cantera es una verdadera barbaridad. En los vuelos de 1977, se ve la ladera del monte limpia de la explotación.
Otra vista desde el norte
Tengo entendido que se usó para la piedra de construcción de la variante de la N-IV, de Los Cansinos a los Visos, y para evitar una enorme vuelta y cruce por la ciudad de los camiones, se habilitó la salida a la N432 por la Fuente de los Mártires. Luego una riada del Pedroches les rompió el puente de tubos en los Mártires y se quedó inhabilitada del todo la carretera, pero me parece que ya estaba sin explotación la cantera, si no, no coge en la cabeza que no repararan el paso.
Las cornisas
La cantera tiene un perímetro de 1,2 Km. aproximadamente, una profundidad de unos treinta metros y una anchura, en su parte más ancha de unos 90 m. La foto aérea da una visión completa de su magnitud. No se puede entrar en ella por varias razones, la primera es la de seguridad, a pesar de aparentar unas solidas paredes de roca, puede haber desprendimientos, luego tiene agua embalsada, y los accesos son impracticables.
Vista del este de la cantera
El camino que soportó durante un tiempo un enorme trasiego de camiones, ahora está destrozado por el cauce del arroyo de Santo Domingo. A pesar de la belleza forestal del lugar, la imagen es de destrozo brutal del medio, de abandono generalizado. De grandes grietas producidas por el agua, al haber tratado de dominarla, pero el arroyo, fiel a su cauce, ha buscado la forma de hacer zigzagueantes zanjas a su antojo, que no es tal es buscar las diferencias de nivel más cómodas para su curso.
Entrada a la cantera por el camino de Santo Domingo
La cantera impresiona. No tiene medidas de protección en los bordes, por lo que es peligroso acercarse al borde. En el tramo que coincide con una de las bajadas al valle de Barrionuevo, en la que en algún plano antiguo parece era el camino principal de acceso al cortijo, tiene parte del camino comido por un desprendimiento que, posiblemente acabe por comérselo del todo.
Otra vista de la entrada
Al final la vegetación invadirá todo, salvo las paredes casi verticales, rocosas que serán ocupadas sólo por las plantas que puedan soportar ese hábitat, si existe alguna que pueda hacerlo. Una cicatriz, de la que es imposible cubicar el material extraído, con una forma de pétreo riñón. Tan llamativa para verla, como para lamentarla siempre.
El desfiladero que ha quedado
Es verdad que su piedra ha servido para abrir nuevas vías, o para modernizar las existentes, pero no lo es menos que habría que haber arbitrado medidas adecuadas de recuperación del entorno, no de abandono. Lo único cierto es que esa enorme, bestial cicatriz serrana, rompe brutalmente un hermoso entorno. Esperemos la solución que le dará la naturaleza, que nosotros no veremos sin duda.
Fotografías del autor, Bing y Goolzoom
Bibliografía del camino
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