viernes, 20 de febrero de 2015

ALCUBILLA DEL ARROYO DE LOS ARENALES

Alcubilla de los Arenales

Como estamos de alcubillas hoy toca una bastante conocida en el arroyo de los Arenales, aunque ayer descubrimos otra tapada con un zarzal en Cabriñana -pluralizar es un atrevimiento por mi parte-, la descubrió Pancho. Es verdad que habíamos quedado para mirar el túnel de la alberca del naranjal de Cabriñana, que vimos, pero como la curiosidad puede más, y siguiendo la tónica, además de una tubería, pretendimos encontrar la fuente del agua que tenía la alberca a rebosar. Esto desde luego requerirá una entrada específica.

Plano catastral del s. XIX facilitado por Manuel Trujillo de A Desalambrar

Ésta del arroyo de los Arenales, está descubierta y usada, es decir dando servicio desde hace muchos años. Emilio Fernández, otro compañero de correrías, me comentó que su suegro, que había trabajado en la piedra e incluso vivido en los barracones de la zona de extracción, le comentaba que era la fuente de donde se surtían de agua. Por el sendero del arroyo de los Arenales habrá hasta los barracones unos dos kilómetros, si bien la bajada es cómoda la subida y cargado no lo sería tanto.

Con la puerta abierta

Esta alcubilla, está pegada a la carretera de Villaviciosa, recién pasada la entrada a Las Jaras, a la derecha en dirección a la citada villa, que fue la natal de mi abuela Antonia. No puedo dejar de pensar que por esa carretera, cuando era camino, debería haber sido un suplicio bajar a Córdoba, o subir a Villaviciosa, aunque seguro lo habría sido aún más cuando vino la señora portuguesa a casarse con el castellano en Córdoba, ya que esta real dama lusa, cuyas armas se pusieron en su honor en la Puerta del Perdón de la Mezquita, utilizó, y su alegre séquito, el puente califal del Guadiato y luego el romano del Guadalnuño. 

Interior de la alcubilla

El día que visité la alcubilla, hice, mejor intenté, el recorrido por el margen izquierdo del arroyo, porque no lo completé, al encontrarme a menos de un kilómetro del cortijo del llano de arriba, una malla cinegética, que me obligaba a reptar y saltarme la prohibición de coto de caza. Como días antes en el cortafuegos de Valdegrillos, me echaron atrás tres rifles selectos con mira telescópica, no pude olvidarme de la situación y pensar que podía haber algún Charlton Heston por allí. No repté desde luego y me volví.

Poyete de la recomendación

Este sendero es muy diferente al de los Picapedreros. Este es mucho más frondoso de vegetación de ribera, y cosa curiosa muy frecuentado de perdices, mirlos y torcaces, que desde el arroyo voleteaban hacía el pedregal que es verdaderamente hermoso, por sus caprichosas formas. Será a lo mejor por tener más y mejor sustento o estar menos frecuentado, y posiblemente la protección que tienen con el cauce del arroyo bastante frondoso. 

Zona de merendero

Arquitectónicamente la alcubilla es estándar. La puerta está sujeta por un alambre grueso, que ejerce de pestillo. La superficie del agua es de aproximadamente un metro cuadrado, y la profundidad, como puede verse en la fotografía no mayor, en estos momentos,  de medio metro. Supongo que en otros habrá rebosado. No tiene ningún tipo de túnel lateral, por lo que estimo que la surgencia es directa desde el suelo. Está aparentemente bien conservada y le han construido un poyete al lado, con una recomendación cívica a todos "Cuidad el campo", y parece que el apellido del constructor, "Llamas".

Trasera de la alcubilla

Esto es accesorio. Alrededor de la alcubilla existe también una zona con unos poyetes, como de merendero, y en una roca una imagen de una virgen, toscamente pegada con cemento a la misma. Desconozco que hace allí y de que advocación católica es, lo siento no lo sé. Si me parecen muy cutres, sin entrar en la cuestión del soporte de la imagen, que lo es también, unos tejadillos de lata, para evitar que se moje el azulejo, que si el primero tiene algo más de estética, el superior ya es el colmo. Un verdadero chapuz. Pero son las creencias de la personas, Ah, y la firma del autor, el mismo apellido del poyete al lado de la alcubilla. 

La imagen en la roca con los toldillos metálicos

Fotografías del autor
Bibliografía de campo

2 comentarios :

Emilio F. dijo...

Paco se que es una temeridad en los tiempos que corren beber de ese agua,pero te diría que se quien lo hace desde hace 50 años y esta mas sano que una pera(si Pancho me oyera),la verdad que aunque dicen que el agua es insabora,te diría que la de esta Alcubilla no tiene que envidiar a la de otros manantiales de renombre,no se si sera por el granito de terreno,respecto a la valla cinegética decirte que hace unos años se podía hacer el sendero estupendamente claro hasta que se vendió la finca y el nuevo propietario tengo entendido lo cerro.Un lugar para mi ,de los mas bonitos y espectaculares de la sierra Cordobesa...que tu también sabes retratar en la imagen y la palabra.un saludo

Paco Muñoz dijo...

Gracias amigo Emilio, no sé si me dijiste si vivía aún tu abuelo, porque él sí que sabrá de ese entorno. En cuanto a la potabilidad del agua es normal, los parámetros actuales son los que son y es normal, pero también están los estómagos actuales que de seguro están menos acostumbrados a defenderse que aquellos. La gente pasa por la valla porque está levantada. Los dos caminos son distintos, a pesar del granito en ambos, el de los picapedreros es más de roca (esa es mi visión) y esté del arroyo Arenales más vegetal. Lo que siempre me hace pensar era el trabajo de esos hombres que, tendrían poco tiempo para disfrutar de la belleza del lugar, en una situación (similar a la actual) de semiesclavitud. Un abrazo Emilio.