A la izquierda a casa de Manuel, a la derecha a la explanada
Ayer completé uno caminos de la zona de Santo Domingo, los de la parcelación (entre arroyos Sto. Domingo y Barrionuevo), y los que llevan al cruce del Arroyo Barrionuevo, por el cortijo Jesús María y José (el putativo el último, en orden a su importancia). En lugar de seguir por el camino de ayer, que nos lleva a Cabriñana el Cambrón y Los Villares, lo hice por el de la derecha, en principio traté de subir hasta el último chalet, buscando el paso hacia el sendero de los Villares.
Una zona maravillosa, privilegiada, un pinar de muchos años y un camino privado de los propietarios de las casas, para su uso, por eso es ancho y permite incluso el vehículo. Una vez subes una primera rampa dejas el de bajada (que es público) al citado cortijo que sería el matriz, con un prado en el que predominan los acantos, verde y umbrío por cuestión de orientación, y que se alarga hasta la ribera del arroyo Barrionuevo.
Pero subí hasta el final, me dejé entradas de excelentes casas, sobre todo si valoras el interior por la calidad de la entrada. Nombres como "El Bosque", o tan sugerentes como "El rincón de pensar" lo dicen todo. Al pasar por una de las parcelas vi un mastín dormido tranquilamente posiblemente por el poco trabajo que tiene. Pase la parcelación, que tenía la puerta abierta, y cuando había pasado unos metros la puerta, se despertó el mastín que lo creía de contrato fijo y se vino para mi valiente y agresivo.
Al llegar a mi altura le enseñe el palo y lo pensó mejor como siempre todos, hasta que me encuentre a uno que le sude aquello del palo, entonces habrá un cuerpo a cuerpo. Los ladridos de este despertaron a los demás y se generó la orquesta. Esa es su misión desde luego señalar a los extraños.Llegue hasta la última finca del camino por lo menos la más elevada, hasta su nombre lo indica, "Casas Altas".
Estaba cerrada la cancela pero a la izquierda, en el interior de la cerca, estaba el senderillo que enlaza según el plano aéreo con el otro que buscaba. No me pareció correcto entrar por él pero era ese. Bajé nuevamente y al pasar por la casa del mastín, que a su vez es un establo, los ladridos del mastín. hicieron salir a otro compañero que fotografíe, y al propietario. Paco López, abulense, en principio reticente como es natural con un extraño, pero luego amable a más no poder. Nos saludamos. Me habló de muchas cosas del sector y que la casa de arriba era la de su vecino Manuel.
Me ofreció hospitalidad y que si necesitaba agua o cualquier cosa, le explique los motivos de mi paseo y le hablé del Blog del que tomó nota. Le mencioné de las maravillas de su tierra, que había casi acertado su origen por el acento, y que había estado en ella hace unos meses. De la nieve, del frío que allí hace, que me comentaba un amigo del pueblo de Solosancho que hacían -20º.
Me comentó que él se había casado en junio, en Gredos y estaba nevando, más o menos como la obra de Alfonso Paso del mismo nombre, que nada extraño tiene que fuese de los manuscritos de su suegro, Jardiel, al que copió lo que pudo el dramaturgo del franquismo y tío del puro. Que su profesión era la abogacía, y que criaba caballos de resistencia y de otros.
Se nos acercó el mastín al que echó. En todo momento decía que no era peligroso, pero le manifesté que nunca me fiaba del que me rodeaba por detrás sin ladrar. Luego una vieja labradora, que no podía andar se acercó también a olerme. Yo le dije que me quedé en la diplomatura de la carrera por la edad y la maldita economía, que se me travesó y que además la impartía un profe, que iba vestido a la universidad como de primera comunión, según decían las nenas de la clase, y que era inaguantable.
Me habló de que él sufría también con sus paseos a caballo la pena de los cierres de los caminos. Me pareció un castellano buena persona. Volvió a ofrecerme su hospitalidad y a decirme que allí estaba, que cuando pasara le visitara. Nos despedimos y volvía a bajar al cruce, me metí por un callejón que al final no tenía salida y me encontré con una caterva de pequeñajos que ladraban sin acercarse, es decir guardaban la distancia de seguridad seguro que por el palo. Rectifiqué y cogí el camino principal de bajada al arroyo de Barrionuevo donde hay un puentecillo que lo salva.
Pasé primero por el cortijo de la santa familia celestial, Jesús María y José (como el amuleto de los estornudos entre católicos) salvo el carpintero que pintaba poco. Un eucaliptal y el prado citado antes. Hace treinta años bajé por ahí con Conchi y del cortijo nos salió al camino el perro de Baskerville, por lo menos lo parecía. Conchi dijo por ahí no paso, y tuvimos que cruzar el prado para bajar al arroyo y bajar después por el sendero que tiene en su margen, en dirección al cortijo de Barrionuevo, para luego subir por una sendero de las motocicletas que fue uno de mis grandes errores, una pendiente enorme y piedra suelta, cuando estaba arriba del todo vi que Conchi no podía subir y yo desde luego no podía bajar sin riesgo de caerme y arrastrarla a ella. Pero afortunadamente al final subió. Nunca más esas aventuras.
Pasado el cortijo celestial, me encontré a dos señores vestidos de camuflaje, la primera impresión era que eran cazadores, pero estaban recolectando algo. Uno era casi de mi edad, quizás algo más joven, y el otro de bastante menos años. Como había una cadena en el camino le pregunté si se podía pasar y me dijo que sí. Saque conversación y me dijo que su casa era la más alta de la zona, le pregunté entonces si era Manolo, -Manuel, me rectificó. Ya le expliqué lo del sendero y me dijo que lo usara sin problemas pero que es que los ciclistas pasaban como balas por su huerto y por eso lo había obstaculizado, y que el cordel público iba por la loma.
Luego al final descubrimos que conocíamos a amigos comunes de mi época de cobrador de Aucorsa. Incluso me dio recuerdos para un amigo común, pero no se los puedo dar porque este amigo está muy mal y conoce a muy poca gente. Me ofreció su casa y dijo que preguntara por él, y si no estaba le dijera a su esposa que me había dicho el "Gordi" (era el apodo cariñoso con el que lo conoce la gente, pero no está gordo) que me dejara pasar por el sendero. Hablamos de las cuevas de las zona y me señaló una en la visible peña del Águila que manifestó era un nido de búhos reales. Pero no era la que yo señalaba.
Le dimos un repaso a las cortijadas de la zona, Salmerón, Huertas de Cabra, Los Porras, Balanzona, Las Albarizas, Jesús María y José y hablamos también de Cabriñana, de que un tío abuelo suyo había trabajado allí para D. Agustín Pareja (le aclaré que en principios del siglo XX era el propietario pero que seguro por cuestiones de la edad a mediados ya no estaba, como tampoco su amigo Julio Romero), que fue el que compró la heredad al Marqués de Cabriñana. Elucubramos de que podía haber coincidido con mi bisabuelo pero por la edad seguro que no. Hablamos de la miseria que nos ha quedado de pensión de retiro, él, Manuel por enfermedad.
Y de las dificultades que le pone la administración para llevar a efecto un proyecto de albergue rural en la zona que es sin dudarlo maravillosa. Nos despedimos y me ofreció también su hospitalidad. Bajé hasta el arroyo, y no quise subir la pista por su elevado desnivel, y poca vegetación. Antes la había pasado un colega corriendo, que fotografié en la subida, me dio envidia pero critiqué que no me contestara a los buenos días. La pista sube a todo un terreno de repoblación, que va desde los Villares, Los Porras, hasta Salmerón y Huertas de Cabra, como habíamos comentado.
La moraleja de este día es que, la hospitalidad de la gente sigue vigente, la necesidad de un rato de charla también (yo me hubiera quedado con ellos charlando porque no se aprende nada más que bebiendo de las fuentes) y sobre todo que disponemos a un tiro de piedra de unos paisajes maravillosos que no tienen nada que envidiarle a otros que tienen tanta fama, y si además supiéramos protegerlos adecuadamente mucho mejor. Y con esta entrada el sector se completa.
Fotografías y vídeo del autor
Bibliografía de la conversación con los vecinos
Paco, en algunas de las ediciones de la Guzmán el Bueno, hemos usado un camino muy bonito que te evita bajar la cuesta entre parcelas del "Perro de Baskerville" y la cadena hasta cruzar el puente.
ResponderEliminarSe trata de que justo al entrar en la zona tomes el segundo camino a la izquierda (el primero acaba pronto en una casa, y el tercero es ese que baja al puente, el principal).
Ese sendero lleva (no tomando uno a la izquierda que creo que es el que señalas como la casa de "Manuel") a una explanadita que es donde se instaló uno de los avituallamientos y puesto de socorro por los militares de Cerro Muriano que organizaban. Pues bien, de esa explanada se toma un camino bajando en el lado derecho (juraría que es donde está "El Rincón de Pensar" y otra casa que se llama algo así como "La última Morada" (da yuyu ;-)). Si sigues ese estrecho sendero y te fijas en lo pisado, te meterá cruzando un arroyuelo, que no se si es también la cabecera del Barrionuevo o no, en un precioso valle al pié de unas paredes de roca que deben ser lo que mencionas como "peña del águila" en topónimo de Manuel. El camino pisado va girando de nuevo al sur y finalmente tras acompañar al arroyo en dirección sur por la cuerda a bastante altura sobre este, acaba bajando directamente a salir a los eucaliptos que rodean el puentecito que mencionábamos antes, al pie del cuestón, que ya es "otra historia".
Por ese cuestón se puede acceder a dos zonas impagables, aunque muy abruptas. Una tras una bajada al otro lado es una zona de repoblación de "Pinos Canarios", muy característicos, ya cerca de Los Porras, que están detrás de la ladera donde están esos pinos y que, si prolongas hacia el sur por algunos senderos que usan los corredores, acabas por salir al valle del Barrionuevo y el Ventillas. Si por el contrario tras subir el cuestón sigues la pista a la derecha en dirección sur, acabas enlazando con ese mismo valle "Del Orive" tras bajar lo que en argot ciclista es "El Dragón Khan", una bajada pronunciada y muy cascada de la erosión, te quedas entre los Arroyos Barrionuevo y Ventillas, pudiendo salir por el sur al pié de Mesetas Blancas que están a tu izquierda.
Un saludo, y sigue así, que estás cogiendo forma y maestría en la descripción escrita y fotográfica!!
Descripción buena la tuya querido amigo. Claro con las bicicletas recorréis mucho territorio. Se lo que me estás diciendo, vamos creo que lo sé. El callejón en el que está "El Rincón" creí que no tenía salida, pero veo en la foto aérea que sale bordeando el margen derecho del Barrionuevo hasta que le das la vuelta por el margen izquierdo. Y efectivamente por la pista de frente (el Cuestón), va lo de Porras, y si sigues a la derecha por la pista acabas arriba del Cortijo de Barrionuevo. Lo he andado alguna vez.
ResponderEliminarHoy hemos estado arriba en que sube a los Villares y andurreado por las peñas que citas. Había una niebla tela marinera. Y hasta que no levantó no pudimos disfrutar del paisaje. Hemos vuelto por el mismo camino y cogido una vereda que sube por el margen izquierdo del arroyo de Santo Domingo, y luego zigzagueado por una vereda empinada y estrecha que sale al que sube al cruce del catorce por ciento, allí visto un pozo de uno diez metros de profundidad que no tiene protección alguna. Y de ahí para abajo para volver, dejando a la derecha el que sube por el Cambrón, con Cabriñana a la izquierda.
Un fuerte abrazo gracias por los datos y muchas gracias.
Últimamente tus fotos son una auténtica caña. Son espectaculares de verdad.
ResponderEliminarSolo quería decirte esto. Por lo demás, ya sabes mi opinión sobre tus magníficas entradas, así que no voy a insistir.
Un abrazo.
José Manuel muchas gracias pero lo que son una maravilla es los paisajes que tenemos a tiro de piedra.
ResponderEliminarUn abrazo