Una tumba con las lajas completas
Las banderolas residuales de una empresa de la maldita burbuja del ladrillo (solo quedan las eles invertidas de los palos), adornan un altozano sobre el poblado de colonización de Céspedes, una pedanía de Hornachuelos, en terrenos del Cortijo Ochavillo. Desde arriba hermosas vistas al valle del Guadalquivir, y a la inmensa llanura de los últimos tramos del Bembézar. Una gran cicatriz de cantera al oeste, en la sierra. La frondosidad de Moratalla al noreste y del Monasterio de las Escalonias. Mesas del Guadalora (otro poblado de colonización de ese remedo franquista de la Reforma Agraria de la II República que, dicho sea de paso, nunca se hizo), y Hornachuelos, blanco, en su escalón del valle.
Panorámica del poblado de colonización de Céspedes, al fondo Hornachuelos.
El camino de hierro de la alta velocidad, cruza oblicuamente de norte a suroeste, buscando Sevilla, entre Mesas del Guadalora y Céspedes. En el escalón previo a la abandonada urbanización citada, hay un depósito de agua de servicio al poblado. Cuando se fue a construir el citado depósito por la Diputación, al hacer la explanación del terreno surgió la necrópolis, y a instancias del arqueólogo de la Delegación de Cultura Alejandro Ibáñez, se procedió a la excavación, que la realizó Juan F. Murillo de la Gerencia de Urbanismo.
El depósito de agua origen de la necrópolis
Se excavaron 26 tumbas y una cabaña, se recogió bastante ajuar y cuerpos. El texto siguiente procede del trabajo "La necrópolis tardoantigua de El Ochavillo", de Juan Fco. Murillo Redondo publicado en la Revista Ariadna del Museo de Palma del Río, número de 1995, y son las conclusiones, que pueden ampliarse en el extraordinario trabajo, descargándoselo.
Disposición de las tumbas
"CONCLUSIONES
Resumiendo, podemos aventurarnos a decir que El Ochavillo se conforma como una necrópolis de inhumación donde las tumbas se disponen en hilera, orientadas este/oeste -la cabeza en el oeste-. Ofrece como estructura tipo más generalizada, la fosa simple excavada en el terreno con planta de bañera, aunque también las hay en menor cuantía de planta trapezoidal, rectangular y de codo; menos abundantes son las de tipo cista con revestimiento interior de lajas. La posesión o no de cubierta de lajas de piedra es independiente del tipo de sepultura, y no podemos obviar que su ausencia en algunos casos podría deberse a las remociones de tierra provocadas por las labores agrícolas desarrolladas en nuestra parcela. Carece de señalizaciones, símbolos o inscripciones personalizadas.
Otra tumba casi completa, salvo la lajas de la tapa
El ritual funerario dominante corresponde a la deposición individual con el cadáver extendido sobre su dorso, el rostro mirando al este y los brazos colocados a lo largo de los flancos o sobre el pecho; en general, se suponía la colocación del cadáver en la sepultura sin ninguna protección o envuelto en un simple sudario. En varios casos se evidenció la reutilización de la sepultura, procediéndose a barrer los restos de la inhumación previa para hacer sitio al nuevo cadáver.
Las banderolas de la urbanización.
Se documentan inhumaciones individuales junto a enterramientos múltiples, dispuestos en la fosa sin protección alguna y seguramente envuelto en un sudario, en posición extendida en decúbito supino con los brazos sobre la pelvis o a lo largo del cuerpo. En las inhumaciones dobles prevalece la superposición de los cadáveres a cualquier otra posición. Algunas de ellas presentan ajuar funerario situado a la altura de la pelvis o a los pies y ocasionalmente entre el hombro y la cabeza, y por objetos de adorno personal que se encuentran en posición, tales como aretes simples, sortijas o anillos, y hebillas de cinturón. Además, dentro del apartado designado como material mueble se recuperaron cinco piezas metálicas, fabricadas en hierro y de funcionalidad desconocida, y lo que parece ser la hoja de un cuchillo también en hierro.
Otra tumba
Su situación, al igual que una parte de las necrópolis andaluzas de la época, está ligada a un curso de agua y próxima a una vía de comunicación importante. A nuestro juicio, el origen de la necrópolis de El Ochavillo habría que relacionarlo con un asentamiento en las proximidades de comunidades agrícolas y ganaderas que, crearían y mantendrían -a lo largo de varias generaciones- esta área funeraria para su propio uso. La igualdad constatada en las estructuras y en los ajuares exhumados del espacio que intervenimos arqueológicamente, refuerza la argumentación anteriormente mencionada de que se trata de una comunidad sin grandes diferencias sociales o de status.
Algunas pequeñas, infantiles.
El estudio de la excavación realizada en la necrópolis de El Ochavillo, su registro material y ritual, nos lleva a pensar en un uso continuado en la tardo antigüedad que correspondería a una intensa ocupación por distintas generaciones durante el periodo visigodo. Esto se constata a través de los ajuares documentados tanto cerámicos como objetos de adorno personal que nos ubicaría cronoestratigraficamente un momento álgido de uso entre los siglos VI y VII.
Esta está tallada en la roca
El estudio preliminar del yacimiento de El Ochavillo y su relación con otros asentamientos existentes nos lleva a concluir que responde a las particularidades y rasgos propios de su contexto histórico y a las características intrínsecas del hábitat cultural del Valle del Guadalquivir, configurándose como una de las más importantes."
Otra vista de la necrópolis.
Posteriormente en 2006, publica Rosa G. Naranjo en ABC que, una empresa constructora pretendía construir una urbanización encima de la necrópolis, de nuevo por la denuncia, y el eco de la prensa se procede a una nueva excavación. Un nuevo trabajo "Nuevos datos sobre la necrópolis tardoantigua de “El Ochavillo” (Hornachuelos, Córdoba). Campaña de excavación 2007" de Santiago Rodero Pérez y María José Asensi LLácer, que se publica después en Romula 7, 2008, (271-298) determina el valioso yacimiento.
Hacia el oeste las cabeceras
Luego la burbuja, y el abandono, que es como está ahora mismo la necrópolis, cuestión también denunciable. Afortunadamente el expolio que puede hacerse ahora es de las lajas que quedan en las tumbas. Los ajuares están en el museo correspondiente o en los almacenes de esa institución. Ya citaba Juan Fco.Murillo que en el intervalo del descubrimiento y el comenzar los trabajos, la necrópolis había sufrido expolio, sin poder cuantificar cuánto -algunas piezas expoliadas las recuperó la Guardia Civil-, y que ellos iban descubriendo, datando y guardando, para evitar esos intervalos de descubierto y que los amigos de lo ajeno hicieran de las suyas. Por la disposición de las tumbas con los pies al este y la cabecera al oeste, se da por supuesto que no son islámicas, y hay que irse hacia atrás, a los siglos V o VI d.C. Muchas tumbas están sin lajas laterales.
Otra excavada directamente en la roca
Siempre te queda la impresión de que seguro no fue arrasado -que lo fue algo desde luego-, porque la cuestión económica de este país no siguió boyante, sino creo que no hubiese importado a los poderosos utilizar la nocturnidad, y política de hechos consumados. De todas formas el abandono a que está sometido desde la primera actuación es notable, de 1989 a la fecha van 25 años. Y ya van ocho desde la última actuación. Comenta el Sr. Murillo que podría ser de una comunidad agrícola o ganadera, ya que en las cercanías no hay poblaciones de importancia, y luego no hay uso conocido durante el califato.
Vista aérea de la Necrópolis y el depósito.
Las necrópolis me llaman la atención por el respeto y culto, que les tenían los usuarios, entendiendo por estos los que quedaban, y lo fácil que resulta el abandono total de estas instalaciones eternas. El culto a los antepasados siempre ha sido intenso en las distintas civilizaciones. Pero por otra parte hay que estimar que estas cuestiones se sucedían en unos tiempos convulsos, de desplazamiento de sociedades, de grandes calamidades y a lo largo de enormes periodos de tiempo que nos hacen perder la perspectiva. A pesar de que en nuestra sociedad se está perdiendo ese culto, no puede uno dejar de pensar en las personas que allí estaban desde hacía, por la parte más corta, mil quinientos años.
Aérea de 1977 no está el depósito y no se sabe nada de la necrópolis
Artículo de la periodista denunciando el posible arrasamiento de la necrópolis
Fotografías del autor
Bibliografía de los trabajos reseñados
Las gracias a Óscar Morales
Es una autentica pena estas situaciones,en cualquier lugar se presumiria y se pondria al menos en "valor",me quedo con la frase del profesor Vaquerizo que en esta ocasión tiene toda la razón.Desiderio Vaquerizo: “Hemos excavado todo lo excavable y apenas hemos conservado nada"
ResponderEliminarEmilio es cierto, se excava y se abandona a su suerte, y eso da pena. Es verdad que puede ser mucho posiblemente pero es que el estado de abandono es muy notable de todo.
ResponderEliminarUn abrazo