Puerta de entrada al Pozo
La barriada de Trasssierra es una gran desconocida de los habitantes de Córdoba. Por lo menos yo reconozco no haberme pateado lo suficiente el entorno. Conocemos lo afamado; el arroyo del Molino, los Baños de Popea, la Fuente del Elefante, Valdejetas, y mucho más en medios senderistas o de defensa de la naturaleza, etc.. Pero en el aspecto histórico cultural de la barriada conocemos poco. A finales del siglo XIX, ya fueron habitantes de la barriada, Acisclo Jurado Arribas y María Villaviciosa Expósito, mis bisabuelos maternos, oriundos de Villaviciosa, y de allí acabaron en el cortijo de Cabriñana, del entorno de Santo Domingo. Ellos eran los padres de la madre de mi madre, mi abuela, Antonia Bernarda Jurado Villaviciosa.
Simplemente por esa razón me une una relación afectiva con la barriada, sobre todo el saber que mis bisabuelos y mi abuela de niña estuvieron viviendo allí antes de acercarse definitivamente a Córdoba, a habitar el cortijo del Valle de San Benito, propiedad el Marqués de Cabriñana en su día, y desde el que iniciaba su camino para unirse al de la Palomera, el Arroyo de Fray Luis. Precioso entorno, en el que mi abuela, a principios del siglo XX, fue una de esas aceituneras modelo de Julio Romero de Torres. en su cuadro de 1904 "Las Aceituneras" en el que reflejaba la recogida de la aceituna en el cortijo.
Don Teodomiro Ramírez de Arellano, cita en unos párrafos de su libro Paseos por Córdoba, que reflejan, en su totalidad, la grandeza y decaimiento después de la aldea que, en 1846 pasó a depender del ayuntamiento de Córdoba. En ellos determina la existencia de "uno o dos pozos para guardar nieve", elemento patrimonial del que quiero tratar en esta entrada. Tuvo hasta de vicario en su parroquia a D. Luis de Góngora y Argote, e incluso parece se fabricó allí un hijo del Almirante de la Mar Océana, D. Cristóbal Colón, de su relación amorosa con Doña Beatriz Enríquez.
"Cerca de Trassierra hubo dos ermitas dedicadas á San Sebastián y San Cristóbal, santos que en este país han tenido muchos devotos, pues son varios los pueblos de esta provincia que les han erigido iglesias. También muy cerca existen uno ó dos pozos para guardar nieve, de los que durante siglos se ha surtido esta capital. El terreno que constituía el término de Trassierra, ha sido siempre abundante de aguas, contándose entre otros veneros los que surten las fuentes llamadas la Víbora, Valdezorrilla, del Fraile, la Alcubilla, la Llueca, del Rey, la Teja, Cinco pilones, el Borbollón y la mineral Agria, que se aplica á diferentes enfermedades; pero los veneros mas abundantes son los del Caño Escaravita y los del Bejarano; este último dio movimiento á una máquina de batir el cobre, y en la actualidad á una bien montada fábrica de paños."
En un cerro llamado de San Cristóbal, perfectamente señalizado, a modo de parque, dentro de la barriada, y formando parte de ella, se ubica el llamado Pozo de la Nieve. Variados senderos, discurren por el parque y paseando por los cuales podemos disfrutar de un entorno de bosque mediterráneo y de su variado hábitat vegetal, y con una poca de suerte también animal. Siendo este último más esquivo pero también está presente. Con una considerable presencia micológica.
Tiene tres senderos circulares, el del olivar, el del monte mediterráneo y el del Pozo de la Nieve. He de decir que de momento, y si el mantenimiento es el adecuado, y el uso educado, podremos disfrutar del entrono bastante tiempo. Como dice el refrán "a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César", hay que reconocer la importante labor municipal en este asunto, y me imagino que, gracias al empuje y colaboración segura del Movimiento Ciudadano, bastante arraigado en la barriada. La conclusión es un hermoso y didáctico parque, en el que el motivo principal del mismo, además de las cuestiones vegetales y animales, es el reconstruido Pozo de la Nieve, por la escuela taller Popea, que nos lleva a tiempos en los que el comercio de la nieve era un elemento muy importante.
Existe un muy interesante trabajo de la Dra. Guadalupe Pizarro Berenjena, titulado "Nuevos datos sobre el comercio de nieve en Córdoba", que se publicó en la revista Anales de la Arqueología Cordobesa, en su nº 16 del año 2005, págs. 295/232. Se puede descargar aquí: Helvia o aquí Plataforma A Desalambrar En este trabajo, amplio y novedoso, porque recoge datos también sobre el mencionado comercio de la nieve en otros lugares, se detalla el trabajo sobre el Pozo de Nieve del cerro de San Cristóbal de Trassierra, "cerro de la nieve" para los habitantes de la aldea. Por lo tanto, remito a la lectura del documento citado para ampliar esta modesta entrada que se queda en sólo una referencia informativa.
Del panel informativo:
"Históricamente la nieve, recogida inmediatamente después de caer, ha sido apreciada especialmente por sus propiedades refrigerantes aplicadas a la conservación de alimentos y a la elaboración de refrescos, así como por utilidades médicas como antiinflamatorio, calmante del dolor y para bajar la fiebre.
La popularidad del uso de las bebidas frescas y consiguientemente la fuerte demanda de nieve y de hielo natural, sobre todo a partir del siglo XVI determinó la aparición de un activo comercio da estos productos. Las faenas de reunión y almacenamiento de la nieve, el transporte hasta los centros de consumo y, finalmente, la distribución en los mismos llegaron a ocupar un buen número de personas de manera más o menos permanente y dieron origen incluso a la existencia de unos trabajadores especializados (los neveros).
El auge del comercio de la nieve entre los siglos XVII y XIX coincidió con la llamada "Pequeña Edad del Hielo", un periodo de clima más frío y lluvioso que el actual, que marcó la última fase glaciar en distintas zonas montañosas del planeta y se dejó sentir claramente en las zonas templadas.
La nieve se recogía y se empozaba directamente en la nevera; con posterioridad al producto era destinado el consumo y comercio.
El llenado de un pozo o nevera implicaba el empleo de numerosos operarios pues había que apresurarse en recoger la mayor cantidad de nieve posible antes de que se derritiera. La nieve se vertía dentro y allí era aprisionada por los operarios creando capas compactas de nieve de aproximadamente un metro de espesor, separadas por otras tantos de materia vegetal aislante.
El comercio de nieve y de hielo mantuvo cierta importancia hasta finales del siglo XIX, cuyo declive coincide con el nacimiento de la moderna industria frigorífica.
El Pozo de la Nieve situado en el Cerro de San Cristóbal, en Santa María de Trassierra, fue construido en el año 1823, promovido por un particular, D. Juan Rubio, que aparentemente llegó a monopolizar el comercio de la nieve en Córdoba en la época.
La nieve era transportada en cantaros de barro y serones protegidos con helechos. Se transportaba de noche para evitar la licuación de la carga.
Aunque la distribución desde el pozo se realizaba durante todo el año, era entre mayo y octubre la época de más comercio. Según se encuentra recogido en archivos históricos, el hielo procedente de la Sierra de Córdoba se vendía en distintos establecimientos de la ciudad, como en el barrio de San Miguel, calle del Reloj o el barrio de San Lorenzo.
El Sendero del Pozo de la Nieve plantea una ruta circular de 330 m. de longitud con variación de altitud de más/menos 120 m. cuya pendiente llega a superar el 30%.
Debemos insistir en la necesidad de conservar este pozo por tratarse de una infraestructura muy singular en la Sierra de Córdoba, de gran interés educativo e interpretativo de la historia serrana y cordobesa en particular por ser origen en el acceso a un recurso muy interesante con anterioridad a la generalización de la producción del hielo industrial o posterior acceso a electrodomésticos por comercios y particulares."
Características del pozo:
"El pozo está constituido por dos partes estructurales bien diferenciadas (G.Pizarro.)
-La superior, donde se encuentra la entrada, es de planta cuadrada y presenta un doble muro que crearla una cámara aislante en la parte de la construcción más vulnerable al calor. Tanto el muro exterior del pozo, que quedaría oculto, como el de la cámara de aire, que lo reviste, están enlucidos con mortero de cal.
Varios contrafuertes ayudarían a la estabilidad de la estructura y la cubierta, una cúpula semiesférica al interior, que al exterior, quedaría oculta bajo una techumbre de tejas a cuatro aguas. Actualmente no queda nada de esta cubierta de tejas, la bóveda semiesférica permanece cubierta por una capa de tierra que probablemente servía de aislante térmico entre tejas y bóveda, La cúpula semiesférica garantizaba las subidas de las corrientes de aire caliente a la clave de la bóveda dejando en la parte baja un ambiente fresco.
-La otra parte estructural del pozo la constituye el depósito subterráneo del producto, de sección troncocónica y revestido al interior por un murete enlucido. La evacuación de las aguas resultantes de la fusión se solucionó mediante el enlosado del fondo y la instalación de un desagüe que vierte hacia el Norte."
Un precioso lugar que permite trasladarse en el tiempo a un pasado cercano. Un exuberante mundo vegetal, y animal, aunque este último sea más discreto. Aunque yo tuve ocasión de que se me cruzara un torpe sapo, que por su condición de anfibio no estaba en su elemento. Luego las variadas familias micológicas, son deleite de los aficionados. La humedad del entorno (claro mi visita fue este mes de noviembre, invernal pero retrasado) hacía aún más agradable el paseo. Hice primero el camino circular, en el sentido a las agujas del reloj, y luego me desplace por una zona dorsal, para volver a entrar por el sendero del Pozo de la Nieve, y después bajar por el pendiente cortafuegos.
En todos los lugares existen mesas y bancos de piedra para proceder a reponer fuerzas. Tiene el parque dos zonas muy diferenciadas, una de olivar primitivo que sus espacios se han ido llenado de vegetación, orientada al oeste. Otra sur de un bosque más cerrado. El olivar se puede comparar visualizando fotografías aéreas de los vuelos de 1956, que presenta el lugar del pozo mucho más aislado que lo está en la actualidad. Hacia el norte hay una zona de umbría, con algo más de desnivel, muy similares a la zona del antiguo olivar. Pero naturalmente muy distintas.
Existe una repoblación de pinos, pero comparten territorio con encinas, alcornoques, quejigos y coscojas, jara blanca, pringosa, tomillo, romero cantueso, y madroñales, durillo, madreselva, zarzas, retama, torvisco, y rosas silvestres que, desde el paseo con Tamajón, del Bosque Animado, en el paseo por la ribera del arroyo Pedroche, las veo de vez en cuando. No es lo mismo cuando tienes algo de conocimiento, y miras con los ojos de ver las distintas especies, y ahora con la app de los arboles Arbolapp, te puedes permitir ciertos lujos botánicos.
Para más información está el Centro Cívico Santa María de Trasssierra en la plaza de la barriada. Teléfono 957730084, Ctra. Trassierra, s/n 14011, Córdoba. cb.trassierra@ayuncordoba.es Allí está también el Punto de información Micológica.
Fotografías del autor, otras amablemente facilitadas por la Dra. Guadalupe Pizarro, y de mi amigo Vértice (que si bien no me ha dado verbalmente la autorización espero tenerla como en otras ocasiones).
Bibliografía de la información de paneles, del trabajo citado de la Dra. Guadalupe Pizarro y de Paseos por Córdoba de Teodomiro Ramírez de Arellano
Buenos días, amigos. Paco, magnifico y como siempre documentadísimo y trabajo. Bonito relato el que haces de tu familia materna. El personaje de Beatriz Enrique de Arana me interesó desde chavalín, por eso de tener una calle en mi barrio (Huerta de la Reina). De este personaje se han escrito muchas bobadas. Que si era judía conversa, que si era arrogante y ligera de cascos etc. Sus detractores, los meapilas de siempre, se escudaban en que era amante de Colón, pero no dicen que renunció a los dineros tanto de Colón como la de su hijo Hernando, y a los de Diego Colón al que tuvo a su cargo mientras su padre andana por esos mundos. Ya se sabe, la historia la escriben los amigos, los enemigos y la rematan los revisionistas. Góngora nació Luis de Argote y de Góngora. Dicen que como su familia materna tenía mucha mano con la iglesia y para que hiciese carrera dentro de ella, que la hizo, se cambio el orden de los apellidos. Bueno, ¡Vaya usted a saber! Un abrazo.
ResponderEliminarP/S: Bonita fotografía del sapo. De chicos no decían: “no toques los sapos que si te escupen se te cae el pelo” El pelo no se te caía, lo que te podían dar eran cagaleras de muerte, porque transmiten la salmonella. Así que, lagarto, lagarto.
Gracias Patxi, no había caído que teníais una calle de esta señora en tu barrio. Ha sido un personaje que siempre me pareció gris (a la sombra de), más de película que real. No me entraba en la cabeza que el novio, amante, o lo que sea, para una entrevista tuviera que quedarse aquí tanto tiempo. Y su tío fue el que le cambió el apellido a Góngora, me imagino que para cuestiones de herencias, Yo pensaba que era con las salamanquesas lo del escupitajo y el pelo. Un abrazo.
ResponderEliminarBuena entrada de un paraje realmente bello de nuestra maltratada sierra.
ResponderEliminarUn saludo
P.d. Aunque no te lo diga, siempre tienes autorización para coger la foto que te venga a bien.
El otro día visité la zona y subí por el camino hasta el pozo. Recuerdo que había leído algo en este blog. Hoy lo releo con otro interés.
ResponderEliminarGracias.
Muchas gracias por la deferencia. Un saludo.
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