D. Antonio Carbonell y Trillo de Figueroa
El
ingeniero D. Antonio Carbonell y Trillo de Figueroa, recopiló una serie de
notas suyas y otras facilitadas por D. Rafael Castejón y D. José de la Torre y
Cerro. Como curiosidad, no figura un acontecimiento de gran importancia como
fue el terremoto de Lisboa de 1755, y el gran vendaval que se llevó por delante
el chapitel de la torre de la Mezquita. Así como otras grandes riadas del siglo
XIX y principios del XX. Hay que tener en cuenta que la fecha de la publicación
de estas notas fue en 1945.
"Fenómenos
naturales y catastróficos
Noticias
varias recopiladas en los itinerarios de campo y otras facilitadas de
fuentes
históricas, por A. Carbonell Trillo Figueroa
Don José de la Torre y del Cerro
Debido
a las notas que se insertan, que me facilitaron los señores Don Rafael Castejón
y Martínez de Arizala y Don José de la Torre y del Cerro, y así mismo a otros
antecedentes recopilados en mis numerosas excursiones por esta provincia,
inserto a continuación un conjunto de datos que quizás puedan aportar elementos
de juicio a los investigadores en este sentido.
Como
siempre, remito al lector a otros trabajos como "El Aerolito de Ojuelos
Altos" y "El terremoto de Montilla", y alguno más que en la nota
de mis trabajos y publicaciones figuran, para no hacer más extenso este
trabajo.
Don Rafael Castejón y Martínez de Arizala
Datos
facilitados por Don Rafael Castejón y Martínez de Arizala, procedentes de Al Bayan al Mogrib, traducido por E.
Fagnan, Argel, 1904:
El
7 chumada I (29 agosto 955) un violento y ruidoso temblor de tierra se sintió
en Córdoba; otra sacudida análoga tuvo lugar el sábado 11 del mismo mes, hacia
la hora del mismo día (Tomo II, pág. 365).
En
330 (26 Septiembre 941), en el mes de moharrem, la constelación de Zubana
(pinzas del Escorpión), se elevó en el horizonte occidental de Córdoba frente
al Escorpión, alejándose de este y pareciendo a simple vista muy próxima a
tomar la esfera superior (?). Esto se vió por primera vez en la noche del
viernes al sábado 27 moharrem a 16 octubre, y la constelación continuó
elevándose cada vez más alto en el cielo, hasta que desapareció. (Tomo II, pág.
349).
Nota
del traductor:
Se
habla también de un fenómeno celeste en el año 939, probablemente un eclipse, y
que no puede ser el mismo que este, por Sampiro. (Recherches de Dozy).
Inundación en Córdoba siglo XIX
En
943 una fuerte crecida del rio de Córdoba deterioró el puente de esta ciudad.
Un
violento temblor de tierra se sintió en Córdoba en la noche del domingo al
lunes 9 dulcada (15 julio 944); nunca se habían sentido tan vivas sacudidas, ni
se había oído hablar de ellas. Tuvieron lugar después de la última oración de
la tarde y duraron una hora. La población, grandemente aterrorizada, se refugió
en las mezquitas, dirigiendo al cielo ruidosas invocaciones para pedirle el fin
de aquella prueba, y las oraciones acabaron por ser escuchadas. La mañana
siguiente se produjo un huracán, seguido bien pronto de otro, los cuales
arrancaron gran cantidad de árboles, olivos, higueras, palmeras, etc., y
quitaron gran número de tejas de los tejados, después de lo cual cayó una
lluvia torrencial que inundó el suelo y una granizada violenta que mató
cantidad de animales salvajes, aves y ganados, destruyendo también las cosechas
sobre las cuales se desencadenó, de suerte que los efectos fueron desastrosos.
(Tomo II, pág. 350).
En
moharrem, (agosto-septiembre 944) un viento huracanado procedente del sur,
sopló sobre Córdoba y cayó una fuerte granizada (id).
En
el año 566 de la hégira (1,170-71 de J. C.), hubo terremotos en Córdoba, según
consigna Averroes en sus "Comentarios a las Meteorológicas" de
Aristóteles, libro II.
Al
siguiente año de la batalla de las Navas de Tolosa, o sea el 1213, hubo gran
peste en Andalucía y Marruecos, que diezmó a los habitantes. (Rz. Arellano, II, 436).
En
1227 no llovió en toda Andalucía ni Magreb y el cahiz de trigo llegó a costar
15 dinares. Hubo rogativas y procesiones, y en estas iban los predicadores y
estudiantes con una tableta en la cabeza y un Corán en la mano, y cantaban
versos a Alláh implorando su protección. Para remediar la sequía cantaban:
Tu
lluvia, tu lluvia, oh Alláh. Agua, si le agrada a Dios.
Las
espigas están secas, regadlas oh Señor nuestro,
Oh,
nuestro dueño, nosotros imploramos tu clemencia,
¿Quién
nos será misericordia, si no lo eres tú?.
Estamos
delante de tu. puerta, oh clemente de los clementes.
Estas
calamidades fueron frecuentes en este período.
En
1242 hubo nueva escasez, con pérdida de cosechas y peste espantosa, que dejó la
mayor parte de España y Norte de África sin habitantes. El trigo llegó a 80
dinares el cahiz. La calamidad guerrera aumentaba estos males. (Ramírez de
Arellano, Historia de Córdoba, II, pág. 440).
Qué
cierto es que nadie se acuerda de Dios hasta que aprieta; y a este efecto,
recuerdo la letrilla popular oída a los campesinos de Obejo y publicada en mi
trabajo del Patatú, que no me resisto a copiar y dice así:
Agua,
Padre Eterno,
Agua,
Padre mío,
Que
se van las nubes,
Sin
haber llovido.
Tormenta en Córodba siglo XX
Nota
de Don José de la Torre y del Cerro,
referente a terremotos sentidos en Córdoba, tomada del Archivo de Protocolos.
Protocolo
4.° Oficio 18. Folio 470. "Domingo de la noche XXVII de Enero deste año
entre las ocho y las nueve tembló muy mucho la tierra y ovo en las gentes mucho
pavor".-26 Enero 1494.
Id.
Oficio 18. Folio 470 vuelto. "Milagro.—En XXVII de Enero yo Fernando Ruis
de Orvaneja fuemos a la torre Malmuerta e subimos a la torre e fallamos en
presencia de ombres e mugeres que allí subieron todas las almenas de la torre
despegadas de la torre e solevantadas e desmextidas, ecepto dos que estban
junto con la alcoba, asy que avía treinta e ocho almenas desmetidas e dos de
ellas abiertas, e deltas salidas un poco e otras metidas (Pedro González
signado y rubricado).
Oficio
14.—Protocolo 36. Cuaderno 1.° Folio 22.—"Tembló la tierra jueves en la
noche 3 de Febrero entre las diez y las once". Año 1502.
Noticias
sobre algunos aerolitos
En
el término de Hornachuelos me dicen que el día en que cayó el aerolito de
Ojuelos Altos se sintió un gran estampido, un tableteo después y tres
nubecillas blancas se unieron en el cielo.
En
término de Villaviciosa, en el verano de 1926, en la Tejera, manifiestan que se
oyó muy bien el bólido de Ojuelos Altos y que hubo otro en el verano de 1927.
En
10 de Noviembre de 1925, a las diez de la noche, se vio desde Córdoba el paso
de un aerolito por la sierra.
Noticia de ABC 16 de diciembre de 1926
El
5 de Mayo de 1929, a las nueve de la noche, hora oficial, cruzó el cielo en
dirección NE. al SO. un meteorito con vivísima luz y larga estela. Todo el que
paseaba por el Gran Capitán a esa hora quedó sorprendido por el fenómeno, y
acompañó el recorrido del meteoro con exclamaciones durante su largo trayecto.
Yo
lo vi desde la puerta del Hotel España y Francia, y lo vi salir desde los
perfiles de la Audiencia hasta el ángulo NE. del Gran Teatro, tras el que se
ocultó. La gente esperaba que hubiese caído o explotado, por la persistencia del
fenómeno e intensidad.
Otro
meteorito fue visto por don Alfonso Navajas, hacia la sierra de Cabra, sin
ruido, luz verdosa blanca y encarnada al fin.
Fenómenos
de erosión
No
vamos a entrar en detalle sobre este asunto, ya que la erosión es un capítulo
de la historia geológica del país que ahora separamos de nuestra recopilación
de antecedentes; pero si dejar aquí consignados algunos ejemplos según las
notas reunidas; pues el caso es vario y en cada sitio, teniendo en cuenta todos
los antecedentes. Así desde los enormes aportes de que di cuenta en la hoja de Venta
de Cardeña y cuya fotografía allí se adjunta, hasta la observada en las
inmediaciones de Córdoba, en la Cuesta de la Traición, en algunas pequeñas
piedras colgadas sobre la tierra por el efecto de las lluvias, pudieran ser
innúmeras las descripciones.
Algunas
veces, como se observa en el itinerario del Vínculo a Villanueva del Rey, al
SE. se pueden ver erosiones en las diabasas que se han traducido por la
formación de formas redondeadas de hasta tres metros de diámetro; aquí, claro
es, que también interviene la erosión eólica. Notables son también los
fenómenos de erosión en los pórfidos del Arroyo de la Reina, del término de
Espiel, que pueden verse siguiendo el camino de Villanueva del Rey a
Villaviciosa.
De
los lugares en que por el carácter calizo de las rocas y por las diferencias de
nivel tales fenómenos de erosión revisten particular importancia se halla el
río Bailón, en Zuheros, donde se halla el Tajo de Zuheros y grandes peñones
debidos a ese fenómeno erosivo.
Razón
también erosiva dió lugar en algunos casos a las llamadas piedras bombeables; y
desde luego concretamente a ello se debe la llamada Piedra Encaramá, que se
halla en término de Villaviciosa, al NE. de la junta del río Cabrilla y de la
Chorrera del Oregón u Orejón, y que podría pasar por una piedra
bombeable.
Granizada en el campo
Ciclones y tormentas
Como
hemos indicado, en tales fenómenos erosivos han tenido intervención las aguas
corrientes, pero también las acciones eólicas, y a tal efecto consigno los
datos del ciclón de 1910, que destechó el Lagar de Pina en la Vega, en Posadas.
Otra
tormenta célebre fue la que tuvo lugar en Luque el 14 de Julio de 1925. La
Fuente Aljama fue tapada, aterrada; el agua en unas casas inmediatas tuvo dos
metros de altura y arrasó el olivar y la carretera. A las 24 horas aún se
conservaban montones de granizo a pesar del calor.
Otro
ciclón tuvo lugar en 1926, en Villaviciosa, que arrancó gruesas encinas en Nava
Morisca y en las Navas de Moreno. Seguramente se correspondió con la tormenta
que en Agosto de ese año tuvo lugar en Sierra Marianta al SO. de Villanueva del
Rey, que arrastró aportes extraordinarios, entre ellos algunos redondeados de un
metro de diámetro, viéndose otros desde la Posadilla hacia el Guadiato, de la
misma fecha.
En
Zamoranos, Priego, en la carretera al Cerrajón, se ven restos de calizas de más
de un metro cúbico, debidas a las tormentas que tuvieron lugar hacia las fechas
señaladas.
Las
alternancias de lluvias y sequías permiten el aporte de una serie de
antecedentes que consignamos.
Color de las avenidas de
Guadalquivir
Antes
el régimen del Guadalquivir era de variabilidad tan extremosa, que en algunos estiajes
llegó solo a representar 3 metros cúbicos en Palma del Río; en tanto que en
épocas de grandes lluvias subió su caudal hasta 4.000 metros cúbicos por
segundo, medidos en la presa de la Compañía Mengernor; con razón el Director de
la misma Don Carlos Mendoza y Sáez de Argandoña, dice en su Memoria sobre la
canalización del Guadalquivir de Córdoba a Sevilla: "El Guadalquivir es un
mozo de cuidado". En aquella fecha, en las citadas crecidas del rio, si
las lluvias dominaban en la sierra, las aguas se teñían de color rojizo, y si en la campiña, de color
blanquecino.
Todo
esto y además las características del subsuelo, particularmente en la campiña,
definida por arcillas y margas, explica que las carreteras se corrieran al
quedar muy fluido el subsuelo. Tal sucedía con frecuencia con la carretera de
Córdoba a Espejo, pasado el Guadajoz y pasada la caseta de peones camineros;
pudiendo verse aún hoy día, restos de viejos pontones que yo he conocido
sirviendo para el tráfico y que hoy se hallan a 100 metros de distancia del
paso de la carretera rehecha. También puede recordarse aquí, en esa misma carretera,
el caso de la casilla de peones camineros de Torres Cabrera, que avanzó hacia
la carretera cortándola; la carretera de Castro del Río a Bujalance, se pujó y
subió más de un metro de su nivel original, también a causa de las lluvias.
Por
aquella fecha se dieron casos similares en Sierra y Campiña.
En
el temporal de 1925 los aportes de tierra y cascajo cerraron la carretera de
Montoro a Charco Novillo, y recuerdo el siguiente caso curioso: El guarda vía
en las inmediaciones de la Estación de Marmolejo, había sembrado un trozo de
garbanzos al Sur de la vía; el deslizamiento de las tierras le obligó a hacer
la recolección a su debido tiempo al Norte de la misma.
Sería
interminable el conjunto de estos datos, y solo ya señalaremos los siguientes:
En
Villaviciosa en el arroyo de las Navas, en 20 de Diciembre de 1926, el regajo
se convirtió en un torrente dejando aportes pétreos de 20 x 20 centímetros por 1 metro. Esto da lugar algunas veces a
el transporte de arenas fluidas, como se ve en el río Guadiato, siguiendo desde
la estación de Villanueva del Rey al Sur en el arroyo de Villanueva; por estas
arenas fluidas va desplazándose la corriente subálvea, y aunque el cauce está
seco, los atascos son peligrosos; lo mismo ocurre en el Siguiñuela en el Valle
de los Pedroches, en el Guadamora y en el Guadalméz.
Por
el contrario en las zonas en que se está labrando el nuevo perfil como ocurre
en el arroyo de las Cruces en la Aguja, término de Espiel, en algunas zonas
normalmente corren las arenas finas con el agua.
Claro
es que al llegar el verano el fenómeno de la evaporación interviene con el del
desnivel para provocar otro fenómeno; tal ocurre en término municipal de
Montoro al pié de la Loma de la Higuera, en el arroyo Rueda Orzas y en su
afluente Gargantilla, que corren en el verano por la noche y se secan al salir
el Sol, lo que como se vé constituye un caso muy interesante de evaporación.
Por
el contrario las tierras de la Rivera al desecarse adquieren inusitada dureza,
(tal sucede con las tierras limoso-rosadas del cortijo de Rivera, en Alcolea,
que en el año 1928 se probó a labrarlas con motocultores de 80 caballos que
habían sido usados en jerez con mal resultado).
Sobre
esta cuestión de las aguas quiero dejar aquí consignada una curiosidad que corre en boca del vulgo.
Curiosidad.
Siguiendo el
itinerario de Luque a Priego, en el camino a esta última población, hay un pozo
llamado Pozo de Priego, con 4 o 5 metros de agua que dicen que es pesada y
venían por ella los panaderos,
Restos
erosivos procedentes de paisajes pretéritos
Al
avanzar la erosión en las miríadas de los siglos geológicos y profundizarse el
cauce del río Guadalquivir, que fue captando al Norte los afluentes y terrenos
que vertían sus aguas a la cuenca del Guadiana en fechas anteriores y al
provocar hoces en las sierras del Sur y dejar colgadas las coberteras de las
mesas de la Campiña, quedaron vestigios de lo que en otro tiempo fue el paisaje
tanto en sierra como en campiña del río principal de Andalucía; erosión tanto
más intensa cuanto que el paisaje fue definiéndose por la misma y por la emersión
general; de esta forma son numerosos los vestigios de lagunas más o menos
amplias que quedaron colgadas al descender la base de los contornos.
Entre
ellas podíamos citar las siguientes:
En
Fuente Obejuna los restos que se observan hacia el término de Espiel por la Posadilla;
los similares sitos entre las Cuevas de Artaza y el Alamillo; otros restos se
hallan en Villaviciosa, junto al Priscalejo, en la llamada Laguna Alta, donde
existen tres de este tipo que se secan en el verano. Hasta en la misma Dehesa
de la Jara se hallan vestigios de esta naturaleza, como se observa siguiendo el
camino de los Almadenes, del Soberbio a Pozoblanco.
Interesante
es también esa erosión retrasada que se observa siguiendo desde Pedro Abad por
la carretera de la Barca a Adamuz, en el cerro Alcurrucen, en la Mesa del Águila,
donde queda un lagunazo en el alto. Restos similares hay entre Córdoba la Vieja
y el cortijo de Quintos. En los Mochos, en la que llaman Madre Vieja; si bien
aquí ello se debe a el retraso en la erosión de esta última.
Numerosos
son los restos de lagunas que se ven por la Meseta de Guadalcázar hacia Écija,
en las inmediaciones del Molino de San Eduardo, antiguo de Martos, y hacía el
Molino Bajo. Otro resto de lagunazo hay hacia la casa del Ciprés y alguno más
inmediato. También existen algunos más hacia la Casilla de la Niña y en la
Dehesa de las Yeguas y hacia el Guadalmazán; en el término de Guadalcázar se
ven otros restos similares y otros allí hacia el cortijo de "La Maraña".
Análogos
son los vestigios que en la terraza cuaternaria se observan por el cortijo de
Las Coronadas, al Sur de Córdoba y el mismo origen reconocen los que he visto
entre los términos de El Guijo y Torrecampo, en el límite de la provincia de
Ciudad Real; así como por el motivo de la erosión quedan las lagunas del Rincón
y de Zoñar.
Meandros
o sortijones
La
labor de profundización de los cauces de ríos serranos y campiñeses, al acortar
el cauce y al tropezar la corriente con recios diques, da origen a desviaciones
y recovecos de la corriente en tanto se llega
a cortar la dificultad ingente y se restablece la dirección del curso. En
todos los ríos campiñeses y en el mismo rio principal, esto es un hecho
corriente que da lugar a las llamadas madres viejas, pero no faltan ejemplos de
este tipo en la sierra; así en el Benajarafe, al Oeste del camino de las Mesas
del Bembézar a las lomas del Turón y a Caballeras, hay algunos meandros muy
interesantes, y esto mismo ocurre en el Benajarafe, cerca del camino de la
Aguja a Lentiscares; igualmente en el Névalo y al pié del Puerto de Cárdenas,
este fenómeno erosivo está muy avanzado.
Como
se sabe, los meandros en nuestra sierra se llaman sortijones y debe anotarse
entre ellos el que se encuentra en Montoro en el rio Arenoso, conocido por
Sortijón o Sortija de la Encinilla. Otro se encuentra en Montoro, al Este del
Cerro del Vidrio; así como en el río Gato hacía el contacto del granito con la
pizarra y en el rio Cuzna al pié del cerro Corcobado, en Villanueva de Córdoba.
Marmitas
de gigantes
La
erosión provocada por la corriente de los ríos dá lugar a este fenómeno debido
a que algún elemento arrastrado que encuentra entorpecimiento para seguir la
corriente toma marcha giratoria y produce un horado en la base. De esta manera
se definen hoyos en el fondo pétreo del cauce que a veces tienen dimensiones de
consideración. Ejemplo de ello se puede ver al Sur de Villanueva de Córdoba, en
el río Mata puercas, a 900 metros de la junta de éste con el río Varas. También
en Obejo hay marmitas de gigantes en el arroyo de Obejo, al Oeste del cerro del
Molino, en el Molino del Saltadero. Otros ejemplos en los cuales ya cesó la
erosión del río se hallan en Villaviciosa, por los Valsequillos, al SE. del rio
Guadiato, donde quedan colgadas dichas marmitas de gigantes con apariencia de
cuevas. Otros hay en Almodóvar del Río, en las inmediaciones del Salto del Fraile,
también en el rio Guadiato: y para no continuar esta relación indicaremos las
marmitas de gigantes que se encuentran en el rio Guadalvacarejo, en Campillos
Bajos, límite de los términos de Posadas y Hornachuelos, donde son varias; dos
de ellas tienen 2 metros de hondo en el cauce de aquel riachuelo y allí les
llaman los pozos gemelos, y otros los Baños de la Mora; estando estos dos
comunicados porque la erosión rompió la pared que fue formándose entre los mismos.
Aguas arriba en el Guadalvacarejo hay otras marmitas de gigantes, una de 80
centímetros de diámetro y otra de 1,20 metros en forma de tinaja y 2 metros de
profundidad, así como otras en formación.
Piedra horadada del Camino de los Pañeros (Cerro Muriano)
Piedras
horadadas.
Que con frecuencia por el hecho de
aspirar la hache se designan entre el vulgo con el nombre de Piedra Jorá; efecto
debido a la reunión de la acción hídrica y sádica y que son abundantes en la
provincia; tal ocurre con la Piedra Jorá de Cerro Muríano en el camino de los
Pañeros; donde el horado está hecho sobre el crestón del filón principal o de
San Rafael de aquel coto minero; también existe una piedra horadada en la
carretera de Espiel a Belméz, al descender al arroyo Albardado. Entre los
numerosos ejemplos que sobre esto pudieran citarse, figuran los siguientes:
Piedra del Portillo, en Villaharta, en la Cuesta de Pedrique; aquí la erosión
ha tenido lugar sobre una cuarcita. Otra piedra horadada se encuentra al Oeste
del camino de la Gargantilla, no lejos del Escorial de Pozoblanco, cuyo horado
tiene 4 metros de alto por 11 de ancho. Así mismo la erosión provocada en
Alcolea en el olivar de Chancillarejo, Córdoba, sobre las calizas miocenas, que van en bancos horizontales, ha
dado lugar al llamado Puente del Diablo. Y también a ese mismo origen obedece
el horado del Peñón del Moro Colgado situado al SO. del km. 7 de la carretera de
Zuheros a Luque, como la Piedra Horadada situada cerca de esa misma localidad
en la cuenca del rio Ullán, que es
muy bella.
A
estos antecedentes seguiré agregando otros en notas sucesivas, sin perjuicio de
aquellos ya publicados y de los que constan en trabajo más avanzado y preparado
para su publicación, que obra en mis archivos."
Fotos de la red y autor
Bibliografía BRAC 52/1945
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