Periplo atlántico de José Gabriel Venegas y familia (Google)
Después del periplo genético de la búsqueda de sus ancestros, José Gabriel Venegas encontró su eslabón perdido. Un recorrido del cromosoma Y de Hernán Venegas- Carrillo Manosalbas de Córdoba, que reside en Colombia desde hace quinientos años, para encontrar la rama, en este caso Manosalbas, en Sevilla. Mil años de derroteros del cromosoma de este conquistador cordobés, que marchó a Colombia con Ximénez de Quesada, y que sólo sufrió a lo largo de ese tiempo dos simples mutaciones, por lo que la fiabilidad es prácticamente del cien por cien.
Todo empezó cuando José Gabriel Venegas, colombiano Profesor de Harvard, afincado en Bostón y casado con una brasileña, Magnolia, con un hijo Gabriel, después de un problema que le hizo estar en cama un tiempo, se acordó de cuando su padre le contaba, que su antepasado era un cordobés que se casó con una hija del Zipa Saguipa, último gobernante indígena de los Muiscas. Hernán Venegas-Carrillo Manosalbas, antes había partido de España, en el siglo XVI, concretamente de Sevilla, en la expedición que, Pedro Fernández de Lugo, Adelantado de Canarias, había preparado, y como decíamos antes acompañó a Gonzalo Ximénez de Quesada a la conquista del Nuevo Reino de Granada (actual Colombia), fundaron Bogotá y Tunja, y él Tocaima, la tercera ciudad en importancia del Nuevo Reino.
Por un problema físico de Ximénez de Quesada, que pide le eximan de la obligatoriedad de casarse, alegando padecer asma y, según los médicos, no era bueno con esa enfermedad cohabitar con hembra, o por lo menos responder a las obligaciones maritales, que lo certificaron, así como el obispo, también, aunque de este último no sabemos de su conocimientos en la materia. Lo cierto es que gracias al asma del jefe, Hernán Venegas Carrillo Manosalbas, después de estar cohabitando, se casó con la que fue su primera esposa, Magdalena de Guatavita, matrimonio que fue una de las primeras uniones legales entre indígenas y españoles. Al final de su vida fue nombrado sucesor de Quesada como Mariscal de Campo. Luego, después, murió Magdalena y se caso con una Ponce de León, cuando estaba muy mayor y entonces se cargó de hijos, uno al año, hasta ocho (¿?). Qué fertilidad la de Hernán ya en sus últimos días.
Hay que precisar que José Gabriel estuvo siguiendo una pista equivocada, ya que buscaba sobre el apellido Venegas, cuando en realidad Hernán llevaba como primero el apellido de su madre en lugar del de su padre que era Manosalbas, que significa manos albas, o blancas, como están representadas en su escudo nobiliario. Quedan muy pocas familias de ese apellido en España, que parece ser son originarias de la Villa de Pedroche, en el norte de Córdoba.
Toda esta historia está aderezada de la generosa colaboración, de personas como Antonio García, profesor de Historia de América de la UCO, de otros docentes de Canarias y Sevilla, genetistas colombianos y americanos, y de la hospitalidad desinteresada de Luis Muñoz y familia, propietario de la finca Las Albarizas, que fue propiedad del padre de Hernán Venegas (que curiosamente está en venta), de José Antonio Espinosa y familia, propietarios de la casa de la calle Portichuelo (ahora Aceite), que fue de la familia Manosalbas, de Rafael Romero de Pedroche, de Óscar Morales editor de la Editorial Séneca, que le facilitó la búsqueda de los Venegas de Palma del Río, y que conoció gracias a la colaboración de Paco Madrigal, fotógrafo cordobés, que colaboró en primera instancia, y el encendido casual de la chispa por medio de este modesto Blog. Emilio J Navarro, arqueólogo, que organizó junto con Óscar Morales el evento de Palma del Río.Y algunos que seguro me dejo, a los que pido disculpas, permitieron llegar a su "primo" el eslabón, Manolo Manosalbas de Sevilla, fotógrafo gastronómico.
Luego un simposio presentación de los logros en Colombia, en marzo pasado, y que se celebró en Universidad Javeriana de Bogotá, donde fueron invitados los colaboradores a participar. Antes de esta culminación tuvo lugar un acontecimiento singular que trataba de emular, de alguna manera el viaje de Hernán Venegas Carrillo Manosalbas, con la odisea de viajar en un barco de dos palos, desde Boston a Sevilla, para después volver a Colombia, siguiendo la ruta por mar de Colón y los conquistadores, llevando el ADN de los ancestros que quedaron en España. Y luego por tierra desde Santa Marta hasta Tocaima.El 22 de junio de 2012, parte el Ipanema, barco de recreo de José Gabriel, del puerto de Boston, a las ocho de la tarde, con cinco tripulantes. Magnolia, Gabriel el hijo de ambos, su hermano y otro hermano de Magnolia, Alexander y Alejandro.
15 generaciones de los Venegas Manosalbas (foto Venegas)
El velero de 52 pies de eslora, algo más que la carabela Niña, de colón, con menos manga, y seis veces menos tripulantes que los conquistadores, y un palo menos, con destino Sevilla. Una travesía transatlántica, con una primera parada en la hermosa isla de Flores, del archipiélago de las Azores, la isla de las hortensias. Luego de allí a Lisboa, Lagos, Ayamonte, Sanlúcar de Barrameda, luego periplo por el Estrecho de Gibraltar. En Sanlúcar todo facilidades para subir el Guadalquivir, y unos meses en España para la investigación. La vuelta, con los resultados positivos, se realiza con solo tres tripulantes, partiendo de Sevilla en octubre, camino de Tenerife, lugar desde donde partió la expedición de Pedro Fernández de Lugo, coincidencia de fechas de la partida de los barcos expedicionarios 477 años antes.
Los vientos alisios ayudaron la navegación del Ipanema, al igual que a los barcos españoles en su momento, que iban a hacer fortuna en América. José Gabriel dota a su antepasado de un buen trasfondo y las anécdotas que relata así lo atestiguan, y siempre la excepción confirma la regla, pero yo no puedo sustraerme a decir que los españoles, lo mismo que todos los pueblos a lo largo de la historia, han colonizado lugares por la avaricia de los gobernantes o fanatismos religiosos. Las propias fuerza de conquista tenían, el acicate para embarcarse en esas aventuras posiblemente sin retorno, como hacerse ricos de la manera más fácil posible, y esa no era otra que expoliar a los pueblos de lo que tenían. Y en la mayoría de las veces, desde una posición superior, humillarlos, asesinarlos, e inyectarles en vena una cultura y religiones distintas, en detrimento de la suya ancestral, e incluso transmitirles enfermedades que ellos no sufrían. Hay que reconocer que buscaban El Dorado.
Aunque estas expediciones estaban aderezadas también, de aquello de la evangelización, es decir la obligatoriedad, en el caso de los gobernantes españoles, más papistas que el papa, de inocular a la fuerza el catolicismo en los pueblos sometidos. Esta es desde luego mi opinión personal, sin perjuicio de la bondad de algunos, que confirman las excepciones a las reglasy que no pongo en duda existieran a pesar de ser militares. E incluso dentro de los religiosos, hubo quien puso el grito en el cielo, nunca mejor dicho, como lo hizo el religioso Bartolomé de las Casas, ante los desmanes que se cometían.
Y el casarse, antes de cohabitar con las nativas, era una cuestión natural -luego importaron europeas- ya que si no hubiera habido nativas, a saber lo que hubiera pasado. Bien es cierto que otras "civilizaciones", en lugar de tímidamente unirse y mezclarse, como se comenta hicieron los españoles, no sólo los robaron también y humillaron, si no que los recluyeron en lo que llamaban reservas, como los anglosajones en el norte de América, y acabaron con etnias enteras. Algo distinto ocurrió más al norte con los franceses, con un temperamento más latino. Y no queremos mirar a África, donde hasta casi ayer estaba ocurriendo eso mismo.
Pero sigamos con los vientos alisios de popa, camino de las Américas, con un periplo similar al del cuarto viaje de Colón, buscando Santa Marta, una de las primeras ciudades fundadas allí, para después, por tierra, aventurándose por carreteras difíciles, y los peligros de las mismas, físicos y humanos, buscar la mayor similitud hasta llegar a Bogotá, pasando por las localidades que pasaron los aventureros expedicionarios 477 años antes.
Luego el simposio en marzo de 2014 en Bogotá, que trató entre otras cosas de dar a conocer los ámbitos históricos y familiares, del Conquistador Hernán Venegas, y la presentación de los estudios genéticos-genealógicos de la conexión demostrada de los Venegas de Colombia y España, con la participación indiscutible de las Universidades Nacional, Javeriana, de los Andes, de Córdoba y de Harvard.
Estos días siguió la investigación en el hermoso pueblo de Iznajar, en el que Rafel Romero y José Gabriel Vengas rebuscaron la presencia de Manosalbas allí en los archivos parroquiales. Yo fui un poco el encargado de la logística y transporte. Todo lo acontecido, con más detalle, tuvimos ocasión de escucharlo de boca del autor, José Gabriel Venegas, en las Caballerizas de Palma del Río, en un acto organizado por Óscar Morales y Emilio J. Navarro "CONFERENCIA Y MESA-REDONDA: UN HALLAZGO IMPOSIBLE TRAS 500 AÑOS DE SEPARACIÓN OCEÁNICA: La búsqueda transatlántica que une genéticamente a los Manosalbas de Córdoba (España) con los Venegas de Santa Fe de Bogotá (Colombia)".
José Gabriel Venegas en el archivo parroquial de Iznajar
Estos días siguió la investigación en el hermoso pueblo de Iznajar, en el que Rafel Romero y José Gabriel Vengas rebuscaron la presencia de Manosalbas allí en los archivos parroquiales. Yo fui un poco el encargado de la logística y transporte. Todo lo acontecido, con más detalle, tuvimos ocasión de escucharlo de boca del autor, José Gabriel Venegas, en las Caballerizas de Palma del Río, en un acto organizado por Óscar Morales y Emilio J. Navarro "CONFERENCIA Y MESA-REDONDA: UN HALLAZGO IMPOSIBLE TRAS 500 AÑOS DE SEPARACIÓN OCEÁNICA: La búsqueda transatlántica que une genéticamente a los Manosalbas de Córdoba (España) con los Venegas de Santa Fe de Bogotá (Colombia)".
Este mes la reunión de Palma del Río, organizada pro Óscar Morales y Luego Emilio J. Navarro, el cual nos deleitó con una visita posterior al Convento de Santa Clara. Una trabajo personal de José Gabriel Venegas, de más de seis años, incluyendo la epopeya de viajar, cruzar el Océano Atlántico, en dos direcciones, en un frágil barco de dos palos, el Ipanema, con una mínima tripulación, sin gran experiencia, con la máxima de emular los viajes de la antigüedad, sin GPS, radio, motor para cuando no haya viento, galletas sin gusanos, potabilizadoras de agua, y todos los elemento que por mucha sofisticación no quitan la importancia de ese viaje.
Enhorabuena José Gabriel Venegas por el reto cumplido.
Enhorabuena José Gabriel Venegas por el reto cumplido.
Un grupo de asistentes a Palma del Río, en el patio del Convento de Santa Clara
Pensamiento de José Gabriel Venegas (foto Venegas)
Fotografías: autor, Venegas, Madrigal y Google,
Bibliografía personal y de Facebook