Cuando digo que una de las páginas web referidas al territorio, con datos históricos importantes y abundante material gráfico es la de la Plataforma A Desalambrar, organización que se preocupa de la defensa de los caminos públicos, en tiempos que parece que lo público es un problema para los gobernantes, no es por decirlo. Claro lo público es lo que es, no existe en ello el lucro y en lo privado la esencia de su existencia es don dinero, es decir el interés particular por encima del general. A la Plataforma mi agradecimiento por señalar lo que en esta entrada trataré de ampliar dentro de mi limitada capacidad.
En el último recorrido por nuestra geografía cercana, la Plataforma A Desalambrar ha efectuado uno por la ribera del Guadalquivir. Por la zona del ar-Ramla, o lo que es lo mismo del Arenal precisamente. Partiendo del Molino de Martos, en dirección a los Molinos de Lope García y Carbonell, para cruzar el río, visitar el Vado de la barca, desembocadura de arroyo de los Sarnos (cuyo significado no he encontrado pero que lo que más se aproxima es el de la sarna), al que tributan Judío Viejo y otros de la vertiente de la campiña, en cuyo delta se configura el Vado y donde estaba la barca.
Disfrutar del escarpe de Mawwaz, o lo que conocemos por las torronteras del río, hermosos acantilados de tierra, de esa fértil tierra que desde tiempo inmemorial está dando fruto para alimentar, desde tartesios a romanos, a cristianos y a contemporáneos. La primera vez que recorrí esos acantilados, sería por el 61 del siglo XX, tendría quince años o quizás menos, con un amigo, Paquito, y una escopeta de calibre 12 de un solo cañón, en un fugaz apasionamiento que tuve por la caza influido por un grupo de amigos (sólo asesiné a una tórtola en el Camino de los Toros en Almodóvar y colgué el arma cuando vi como me miraba el animal preguntándome el porqué).
Ese día partimos desde la acera del Río, donde vivía mi amigo, dejamos atrás La Madrileña, para después iniciar la subida de la torronteras y llegar hasta la Barca. Ni liebres, ni perdices, ni nada de nada, un susto por una enorme serpiente, que huyó como es natural entre los terrones, de la recién removida tierra. No hay que aclarar que no existía la autovía, ni ningún puente, ni sobre el río ni sobre la propia carretera. Si mirabas a la campiña sólo veías el Cortijo de San José y tierra de labor. A la izquierda, en el margen derecho del Guadalquivir lo que llamábamos el Soto, el Arenal.
Dice Arjona que posiblemente el arrabal de Sabular se extendiera desde la Fuensanta hasta Ar-Ramla (Arenal) y la Barca, en textos en los que también busca Medina Zahira, utilizando la teoría de situarla a levante. Si hacías el recorrido por el arrabal de Sabular, puente de Santa Matilde con el arroyo del mismo nombre que ya recibía las agua del Pedroches ahí, cortijo de Santa Matilde (una enorme casa de vecinos, allí vivió Chiqui un compañero de trabajo), para seguir el camino de la Barca, dejando a la derecha el cortijo del Arenal. Los toponímicos de la zona aún conservan los nombres de los lugares ya desaparecidos.
Un extenso territorio del meandro del río lleno de huertas. El río, en su esfuerzo por demostrar que es un elemento vivo, ha lamido normalmente, y en ocasiones de dureza de las avenidas limado la campiña formando con su poder los escarpes o torronteras. Esa fuerza que topaba con la ribera de la fábrica La Madrileña, surgida al amparo de la construcción del barrio del Campo de la Verdad, en cierta ocasión hizo que la administración temiese porque limase tanto el margen izquierdo que, pudiera saltar a la altura de la Iglesia del Espíritu Santo, en dirección a la Calahorra y se acabara el gran meandro de Martos, dejándolo seco. Se pensaron unos espigones que redujeran esa fuerza, y un muro, el murallón de San Julián, que fue el que se construyó para protección de la orilla izquierda, y ahora lo tenemos en la derecha.
Paso de la Barca, desembocadura del arroyo Sarnos, aporte de tierra de la campiña, que configuran su pequeño delta. En distintas fotografías del delta unas veces lo hay y otras no, dependiendo del caudal del Guadalquivir. Pero en los planos siempre está presente el paso de la Barca, y ruta del ganado. En los distintos catastrales, empezando por el de Ensenada que lo cita, está presente. O Ramírez de las Casas Deza, que también, o el geógrafo árabe al-Himyari que lo menciona. Era, cuando solo existía el puente romano sobre el Guadalquivir, que ha dado servicio durante dos mil años, un atajo natural para los pueblos de la campiña, la colada de la Barca o de Rojas, enlazaba con la Vereda de Baena (pido disculpas posiblemente por no utilizar correctamente la nomenclatura de los caminos).
Ayer con algo más de calor que estos agradables primeros días del verano, e influido por el citado reportaje de la plataforma A Desalambrar, firmado por su presidente Manolo Trujillo, cogí el coche temprano y me dirigí al camino de la Barca por la campiña, antes lo he hecho en muchas ocasiones en bicicleta, pues era mi recorrido favorito para salir después por el arroyo de Cantarranas, cortijo de Chanciller, vuelta por la barriada de Alcolea. Subida de la cuesta de los depósitos de cabecera del sur de Emacsa, dejé el cruce del Judío, y la loma del Telégrafo, donde creo (por los toponímicos) estaba la torre desaparecida de la ruta de telégrafo ópticos Madrid San Fernando, intermedia entre la de Chancillarejo y la carretera de Sevilla.
Ahora a la izquierda la Torre de la Barca de Bodegas Campos, hermoso restaurante en lo que fue cortijo de Salinas, encima del escarpe, con una vista de la ciudad maravillosa, meandro del río, ciudad y sierra. Al fondo, hacia el este Doña Sol y la mesa de Montalvo, de rico olivar. Nada más pasar un terreno cuyo firme era similar al que había en la carretera de Granada, y de Málaga, siempre hundido -como si una grieta tectónica existiera en esa dirección, desde la N-331, pasando la N-432, hasta la Vereda de Baena-, está la bajada al arroyo de los Sarnos, ahora seco. Antes de llegar a él, a la izquierda hay un camino pedregoso que nos lleva al Cortijo de la Barca.
En él y con la presencia sospechosa y nunca agradable de un mastín, hablé con uno de sus habitantes, un señor mayor que se ayudaba con dos bastones, que me atendió con toda amabilidad, y me autorizó a entrar en el terreno ya segado y señalarme el bosquecillo de eucaliptos donde está la columna de la Barca. A mí pregunta me contestó que allí nunca hubo ningún tipo de embarcadero, sólo la orilla, cuando era asequible, y que la columna pudo servir para amarrar la barca. A esto último, teniendo en cuenta la distancia de la columna del río, en caudal normal estival, la cuerda tendría que ser larguísima. Otra cosa sería con avenida, pero dudo mucho que con ellas se cruzara, porque seguro lo primero que se inundaría es el chozo del barquero y el Arenal entero.
La columna está entre un bosquecillo de eucaliptos talados, que parece que hay más de una en la distancia, entre suciedad, y moscas. Un eucalipto forrado de tela metálica (¿?), una silla de plástico, un sommier, alambradas y plásticos. Es una columna sin ninguna inscripción, de granito rosa, de talla basta a modo de miliario romano -que no es-, con un sombrerete arriba. A mí se me antojó un símbolo fálico equino zurullón. Lo malo de expresar estos pensamientos, es que parece que uno tiene una mente calenturienta que, a lo peor.
El citado falo, perdón, columna desconocida, no catalogada, está sobre un lecho de cantos rodados, compactos, que configuran una plataforma, se estima que para protegerla del arenoso terreno circundante cuando las avenidas del río. Está en un alto que domina los escarpes hacia el noreste y suroeste, el elevado del arroyo de los Sarnos, y la orilla derecha llana, del Arenal, que no conserva ningún signo de antiguo embarcadero, en este caso ocupada por la vegetación de ribera.
La descripción de la Colada de la Barca:
"Le corresponde una anchura de cinco metros (5 mts) y tiene un recorrido aproximado de unos cuatro kilómetros (4.000 mts). Comienza en el Cordel de Granada junto al Arroyo de Los Sarnos y se dirige hacia el Norte, aguas abajo de dicho arroyo, unas veces por su derecha y otras por su izquierda.
Pasa entre Las Coronadillas y llega al Cañuelo para encontrar después el camino vecinal de Córdoba a Bujalance, en la desembocadura del Arroyo de Las Coronadas o del Judío. Una vez pasado el puente de la carretera, deja por la derecha el arroyo de Los Sarnos y siguiendo junto a él, llega al Río Guadalquivir.
Al otro lado del Río, continúa la Colada entre la propiedad del Cortijo del Arenal, dejando a la izquierda el caserío y continuando por el Camino de Las Huertas, deja por la derecha la Hacienda de San Antonio y las Huertas Gavilán, Colerilla, Barbudo y de la Cruz y por la izquierda la Hacienda de San Juan, el Milano y Santa Marta, llegando al Arroyo de Pedroches, para pasar junto a él (dejándole a la derecha) y entre El Moreal y Huerta Aguayo y Santa Matilde, llega a la población para unirse al Paso Sur de la misma."
La descripción de la Colada de la Barca:
"Le corresponde una anchura de cinco metros (5 mts) y tiene un recorrido aproximado de unos cuatro kilómetros (4.000 mts). Comienza en el Cordel de Granada junto al Arroyo de Los Sarnos y se dirige hacia el Norte, aguas abajo de dicho arroyo, unas veces por su derecha y otras por su izquierda.
Pasa entre Las Coronadillas y llega al Cañuelo para encontrar después el camino vecinal de Córdoba a Bujalance, en la desembocadura del Arroyo de Las Coronadas o del Judío. Una vez pasado el puente de la carretera, deja por la derecha el arroyo de Los Sarnos y siguiendo junto a él, llega al Río Guadalquivir.
Al otro lado del Río, continúa la Colada entre la propiedad del Cortijo del Arenal, dejando a la izquierda el caserío y continuando por el Camino de Las Huertas, deja por la derecha la Hacienda de San Antonio y las Huertas Gavilán, Colerilla, Barbudo y de la Cruz y por la izquierda la Hacienda de San Juan, el Milano y Santa Marta, llegando al Arroyo de Pedroches, para pasar junto a él (dejándole a la derecha) y entre El Moreal y Huerta Aguayo y Santa Matilde, llega a la población para unirse al Paso Sur de la misma."
En la escritura de compraventa del molino de San José (luego de Carbonell) a favor de D. Carlos Carbonell se cita el Vado del Adalid, sin que tenga certeza que se refiere al mismo de la Barca. Dice:
"Las referencias que tenemos sobre este molino se remontan a principios del siglo XIX, si bien por su ubicación es posible que estuviera en el lugar que en siglos anteriores ocuparon la aceña del vado del Adalid o las aceñas del Mayorazgo de los Fernández de Córdoba, ubicadas en tierras del Arenal y próximas a la de Lope García."
Lo cierto es que es llamativa la columna, de la que no he encontrado referencias donde las he buscado. Seguro que en cualquier documento de compraventa, de pleitos de heredades es citada, pero eso requerirá un estudio mucho más detallado y concienzudo. Madoz en su Diccionario Geográfico decía:
"La parte de la campiña se halla toda ella repartida en grandes propiedades, correspondientes a títulos, mayorazgos y corporaciones eclesiásticas", que poco ha cambiado esto, y sobre los vados: "Tiene por último una barca llamada del Arenal a 1/2 legua de la población y 6 vados denominados: de la Reina, de Lope García, de las Quemadas, del haza de la Monja, de Casillas, y del Adalid."
También D. Teodomiro Ramírez de Arellano comentaba en sus Paseos:
"también tiene dentro de este término diferentes vados, que toman los nombres de las heredades cercanas, y son los de las Quemadas, del Haza de la Monja, Lope García, del Adalid, de que volveremos á hablar, Casillas y la Reina, y por cima del Arenal hay una gran barca, cuyos derechos de pasage se arriendan, y facilita el paso de la sierra á la campiña hacia el camino de Castro."
Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada, 1752, se cita una barca que aquí llaman de las Quemadas a la misma distancia de la de Madoz, media legua:
"...para paso de gentes y cabalgaduras que trafican, la que se halla en dicho río Guadalquivir, y es propia de Ana Sánchez, viuda de Antonio Herrador, vezina de esta ciudad, a la que consideran de útil anual cuatrocientos y quarenta reales."
El trozo de la colada desde la Vereda de Baena, que un propietario pidió anexionárselo aprovechando alegaciones a un decreto de deslinde y que no se le concedió. Dice el BOE de 1967:
"ORDEN de 12 de julio de 1967 por la que se aprueba la modificación de la clasificación de las vías pecuarias del término municipal de Córdoba.
...por don Manuel Salinas Gómez, solicitando la supresión de la colada de la Barca, por considerarla innecesaria, y que se tenga en cuenta al deslindar el tramo de la vereda de Baena, que cruza una parcela de su propiedad, la anchura y trazado del camino construído;..." Y le contestan:
"Considerando que la petición formulada: por don Manuel Salinas Gómez interesando la supresión de la colada de la Barca no puede ser atendida porque tanto el excelentísimo Ayuntamiento como la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos estiman que todas las vías pecuarias del término deben clasificarse como necesarias y que la petición relacionada con la vereda de Baena se refiere concretamente al acto del deslinde trámite que será el adecuado para resolver sobre la misma."
El paso de la barca desde la orilla derecha
Después nuevamente el mastín merodeando el coche, al que nunca le doy la espalda y siempre enseño el palo. Un borrico más cercano a Platero por el pelaje, pero sin serlo, dueño de todo el rastrojo. Y retorno a la ciudad para inmediatamente después subir a la Loma de los Escalones a fotografiar unos singulares árboles mutilados, pero eso es harina de otro costal.
Un Stonehenge de eucaliptus
La torrontera o escarpe de Mawwaz
Adenda
El amigo Patxi Guerrabeitia me comenta relativo al nombre del arroyo:
"La raíz sar-, «fluir, discurrir», da nombre en diferentes lenguas indoeuropeas, como en el sánscrito sará- «líquido, fluido», sarít-, «arroyo», griego oros y latín serum, «líquido lechoso». Hidrónimos derivados de esa raíz, se encuentran en la fuente Sar (Santa María del Campo, Burgos); el arroyo Sarrión (Coaña, Asturias); arroyo de Sara (Rodeiro, Pontevedra), Sarria (Lugo); la fuente de Sora (Langás, Zaragoza); y con la alteración /S/ inicial de la árabe tenemos por ejemplo el río Jarama. También existe el río Sarno en el golfo de Nápoles y el más importante afluente del río Rin, el río Sarre en francés o río Saar en alemán.
En el caso de España la raíz "*ser- / *sor-" se atribuye al antiguo europeo, un idioma que también da forma a la mayoría de la hidronimia de las otras penínsulas mediterráneas, la itálica y la balcánica y que en nuestro país sólo tuvo las excepciones de las iberizadas regiones de Aragón, Cataluña y Levante."
Y en cuanto a la columna dice que es un cipote, así de claro:
"Según la rae: cipote mojón de piedra. Así que, esto es un mojón; que es el símbolo oculto entre la maleza del señor Don “Sipote”."
Hay quedan las dos opiniones.
Fotografías y vídeo el autor, y de diferentes catastros.
Bibliografía la citada.
Buenos días, amigos. Magnífico trabajo. Lo público es de todos y no es de nadie. Eso dicen, y por eso muchos gobernantes –que mal rayo los parta-están saqueando la Sanidad, la Enseñanza y los dineros públicos. Paco, el vil metal está haciendo cambiar los nombres de las cosas. Por ejemplo: La campiña, ya no es campiña, porque esta plantada casi en su totalidad de olivos. Me ha gustado especialmente el acercamiento a la rivera, porque por razones-que tú conoces-soy más serrano que rivereño.
ResponderEliminarEs una columna sin ninguna inscripción, de granito rosa, de talla basta a modo de miliario romano -que no es-, con un sombrerete arriba. A mí se me antojó un símbolo fálico equino zurullón. Lo malo de expresar estos pensamientos, es que parece que uno tiene una mente calenturienta que, a lo peor.
Ahora viene cuando me pongo pedante: Paco, eso es un cipote “sipote” en cordobés.
Según la rae: cipote mojón de piedra. Así que, esto es un mojón; que es el símbolo oculto entre la maleza del señor Don “Sipote” Un abrazo.
P/S: De las plantaciones de eucaliptus, pino insigne, y otras barbaridades hechas y consentidas por ICONA, hablaremos otro día
Bueno Patxi
ResponderEliminarEn primer lugar muchas gracias.
De acuerdo en lo relativo al saqueo. La campiña por esta zona desde que la desposeyeran de la arboleda que tenía, por esta zona es de cultivos de secano normalmente, ya por la parte de Castro, Bujalance Cañete, el mar de olivos del poeta.
En cuanto al mojón, entonces no era una mente calenturienta la mía, lo que no sabemos es si el "sipote" nuestro lo es por su parecido con el mojón o viceversa. A mí me parecía el de un caballo.
De pedante nada es una aclaración más sumada a la del arroyo.
Un abrazo.