domingo, 25 de mayo de 2014

CUANDO SE PUDO DESTRUIR EL CORO DE LA CATEDRAL

Cabecera del coro

El 2 de mayo de 1952 -efeméride de martirologio de la Guerra de la Independencia, que no tenía que haber ocurrido, y haber dejado perderse en el olvido al miserable Borbón, quedado la ilustración unos años más en este país-, se consagró en la Catedral el Magistral de la misma D. Félix Romero Mengíbar, que había sido nombrado por la famosa terna franquista, fruto del Concordato, Obispo de Jaén. Este hombre tenía un cierto caché en aquel tiempo, y sobre todo en su Priego natal. En una palabra estaba bien mirado por la gente, posiblemente por buena persona, claro que eran tiempos los años cincuenta de un catolicismo exacerbado y no se podía mirar malamente a los eclesiásticos aunque alguno se lo mereciera. 

La procesión por mi calle 1954 (Foto diario Córdoba)

Ahora estamos viviendo la vuelta a esos tiempos, algo más sutilmente. Aquellos fueron en los que nos visitaron los misioneros, que en una extraordinaria operación de márquetin, sirvieron para que muchos jóvenes descubrieran su "vocación" de ir a convertir africanos que no habían pedido convertirse a nada, pero así es la vida, ha sido y será. Los soldados siempre la primera línea los generales en al retaguardia. El acto en cuestión y la personalidad del consagrado, generó una exagerada afluencia de personal, y esta cantidad extra obligó al Cabildo a autorizar la utilización de la sillería del coro para alojarla.

Sitiales y acceso a la línea superior

Claro la misma no estaba preparada para contener tanto peso extra, aunque Juan Luis Cano y Guillermo Freser, Goma Espuma, tienen una cancioncilla que justifica chistosamente el sobrepeso eclesiástico; "Si los curas comieran chinos del río, no estarían tan gordos los tíos joíos". Lo cierto es que, cariñosas bromas aparte por aquello de la excomunión, el ensamblaje de la sillería cedió y estuvo a punto de originar una verdadera catástrofe, primero por la integridad física de las personas que lo ocupaban y luego por lo que hubiera significado la destrucción de la maravillosa obra de Duque Cornejo. 

Inscripción en el coro

Todo quedó en el susto y las quejas chirriantes de la caoba de las Antillas. Antes cuando uno era joven se podía andar por toda la sillería pero ahora no, cuestión que me parece correcta. Aunque esa prohibición me impide encontrar los elementos eróticos zoofílicos que recuerdo haber visto en las tallas. Parece que los artistas querían colársela siempre a la rigidez eclesial.  Duque Cornejo que cobró parte de su trabajo con un sitio en la entrada del coro (antes estuvo en otro lugar), inmaterialmente con la gloria, que de por sí ya era suya por su arte, porque de lo otro creo que le dejaron a deber. 

La tentación del casto José

Hasta hace poco ha estado tapada la lápida con una estera que ahora puede verse. Su texto dice: 

AQUI YACE DON PEDRO DUQUE CORNEJO ESTATUARIO DE CAMARA DE LA REINA Nª Sª VARON DE SINGULAR BONDAD Y SENCILLEZ CELEBRA PROFESOR DE LA ARQUITECTURA PINTURA Y ESCULTURA HIZO LA SILLERIA DE EL CHORO DE ESTA SANTA IGLESIA Y QUE CONCLUYO SU VIDA EN EL AÑO 1758 A LOS 80 AÑOS DE EDAD". 

Murió cuatro días antes de la singular inauguración de su trabajo, que sucedió el 17 de septiembre de 1758.

Lápida de Duque Cornejo a la entrada del coro

Requirió el Cabildo al día siguiente los servicios del extraordinario profesional de la carpintería cordobesa Moreno Anguita, que en un excelente trabajo reparó y reforzó para el futuro la sillería, aunque parece ser quedó claro que no podría usarse para otra cuestión distinta a la litúrgica. Que con las levantadas y la utilización de las misericordias -truco lógico de los mayores para parecer estar de pie pero apoyadas sus posaderas en el filo del asiento- el peso eclesiástico de los componentes del cabildo, no recae totalmente en las maderas.

Detalle de la misericordia

Este accidente que no llegó a más, sirvió para conocer los secretos profesionales de Duque Cornejo, y que eran un ensamblaje perfecto sin utilizar ni un solo clavo ni artilugio metálico para la sujeción, obviando las bisagras de los asientos abatibles claro está. Curiosidad que acrecienta el valor de tan extraordinario trabajo de talla. 

Violonchelo al comienzo de la sillería, lado norte

Recuerdo un orondo y simpático guía catalán, que cuando nos explicaba la sillería del coro de la catedral de Barcelona, en una visita a esa ciudad, se dirigió a nosotros personalmente diciéndonos que, perdonáramos la posible soberbia de su explicación, por estimar que por cordobeses éramos conocedores de la obra del Sr. Duque Cornejo, y lo que él iba a explicar no tenía punto de comparación. 

Dulcián (parecido al fagot) al comienzo de la sillería, lado sur

Fotografías del autor y diario Córdoba
Bibliografía del libro "La Mezquita, Catedral de Córdoba" de Miguel Salcedo 

2 comentarios :

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenas tardes, amigos. Paco, magnífico trabajo. Puede sonar a peloteo, pero es admiración por tu afán de transmitir eso que dice en el blog: “Se hace uno mayor y cada día le gusta más la ciudad donde nació, Córdoba” No sé lo que sentirán los demás, pero desde la diáspora, siento un profundo agradecimiento.
Tengo entendido; corrígeme si me confundo, que la lapida que está al pie del facistol fue restaurada en 1883 por Mateo Inurria.
No conocía la letrilla de Goma-Espuma, y me he reído entonándola a ritmo de la Marcha de Riego. Como aquella letrilla chusca de La misma marcha: Himno de nuestra Gloriosa II República.
Si los curas y frailes supieran/ la paliza que van a llevar / subirían al coro cantando / libertad, libertad, libertad". Un abrazo

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias Patxi, me doy por satisfecho con lo que dices, porque cuando sales de aquí por unos días y a la vuelta bajas la Cuesta de los Visos, y ves la ciudad, te da una cosilla, contra más si son muchos años, y mucho más si con visos de eternidad.

Respecto a lo de la lápida he leído que la reparó por el desgaste, e incluso el importe de la reparación, del orden de 35 pesetas, pero no estoy seguro de dónde, y la lápida está a la entrada del coro, nada más pasar la reja de latón, bueno puede decirse que delante del facistol pero unos metros, no inmediatamente. Y con ese sonete va bien la letrilla de los Goma Espuma. Un fuerte abrazo Patxi.