Losa con el juego de alquerque tallado en ella
Aprovechando una mañana de diciembre de lluvia deseada, que obligaba a la no existencia de mesas de bares en la calle dedicada a D. Enrique Romero de Torres, hermano de nuestro famoso pintor Julio Romero de Torres y ambos hijos de D. Rafael Romero Barros, una calle que va desde la calle Lucano, a la altura de la Plaza del Potro, hasta la Ribera. Busqué la losa del juego de alquerque o nueve tres en raya, cuyo conocimiento me había llegado hace años por parte de la arqueóloga cordobesa, Guadalupe Gómez Muñoz. Posiblemente la edad, que perjudica notablemente la memoria, hizo que en un primer intento no encontrara su ubicación.
Calle San Francisco (antigua de la Toquería) ahora no tiene losas.
Busqué las referencias fotográficas y las encontré, pero quería que la fotografía saliese de mi cámara, por varias razones, la primera y fundamental para corroborar su existencia, ya que podía haber sido quitada de allí. Así lo hice al día siguiente. Ese día bajando por la calle del Correo Viejo, dedicada actualmente al testicular y fanático cronista de Felipe II, Ambrosio de Morales, me encontré a la altura de la Plaza de Séneca, a dos ilustres amigos, D. José María Palencia, director del Museo Provincial de Bellas Artes, y a otro técnico de la misma institución, D. Antonio Vallejo, que hasta hace poco y durante muchos años, fue Director del sitio arqueológico de Medina Azahara. Las bromas correspondientes, después del:
Puerta falsa de la Sociedad de Plateros
-¿Dónde vas?
Y la respuesta del jubilado,
-Voy de traidor, tráeme esto o aquello, y a ganarme el sueldo.
Y nueva pregunta de broma,
-¿Pero quién te paga?
La plaza del Potro con el pavimento de canto rodado.
Les dije donde iba, ya en serio, que había estado el día anterior en el Potro, en la calle Enrique Romero de Torres, buscando la losa con el juego de alquerque(1) o tres en raya grabado en ella, y que no la había encontrado. Antonio Vallejo me señaló el sitio exacto donde la podía encontrar. Las despedidas oportunas, los buenos días y tomé dirección a la Plaza del Potro. Calle San Eulogio, dedicada al provocador cristiano que consiguió al final, dentro de su fundamentalismo, que le separaran la cabeza del tronco, a pesar de la mesura con la que lo trataron los árabes:
La losa con el juego de Alquerque (el cable eléctrico)
"Se intentó conseguir de él aunque fuese un simulacro de retractación: "Pronuncia una sola palabra y después sigue la religión que te plazca", le dijo uno de los que rodeaban al emir, pero él siguió disertando acerca de las promesas del Evangelio.", claro eso ya era demasiado para la tolerancia islamita. Después el pasaje de Junio Galión, ese Arco de Cuchilleros cordobés, hermosa calleja, que llenaba mi memoria de deliciosos besos furtivos, cuando había que esconder las efusiones amorosas a los que velaban por la moral fascista.
Marca de cantero una cruz
Calle de la Feria; calle Romero Barros (antigua de la Sillería), el padre de los Romero de Torres citados, un buen cordobés a pesar de ser paisano de Juan Ramón Jiménez; puerta falsa de la Sociedad de Plateros (la principal la tiene por la antigua Toquería actual San Francisco), que regentaron los padres adoptivos de esa niña, Concha, mi suegra, fruto de la épica lucha de los mineros de Río Tinto, en la huelga de 1920, contra los intereses de su Graciosa Majestad británica, vendidos por la miserable monarquía borbónica y, plaza del Potro.
Marca de cantero una A
Hace unos años hubo una lucha literaria bloguera por evitar que se quitaran las losas de la Plaza y se sustituyeran por el empalagoso granito de moda. Aún teniendo en cuenta que fotografías de la plaza del Potro nos la presentan de canto rodado a finales del XIX. Por lo que las losas debemos pensar fueron aquellas que se quitaban de los acerados de las calles de la ciudad, cuando se adoquinaban estas, en otra etapa de moda pavimental.
Marca de cantero una D
Museos insignes, Bellas Artes y Julio Romero y además bien regentados, y un tercero de arte flamenco, a la altura de a quien está dedicado, Fosforito. Luego la vorágine turística de bares y restaurantes que, afortunadamente por la lluvia deseada, tenía recluidos los veladores, encadenados, y permitía ir a tiro directo a la losa que me interesaba. Había muchas más con sus marcas de canteros, que fotografié el día anterior, cuando no puede ver la buscada infructuosamente del juego del alquerque.
La losa del juego
Y hoy sí, allí estaba, en el suelo como en un trabalenguas (juego de alquerque delante del alcorque), junto al penúltimo árbol, en la acera de la izquierda, antes de salir a la Ribera, que además tiene un enchufe, no como los que facilitaba el famoso director del banco rescatado, sino eléctrico. Cuya antiestética presencia, a la vez que la de su cable, rompen la armonía del pavimento.
Marca de cantero una T
La losa te da que pensar, dicen que su procedencia podría ser de las gradas del teatro romano, obra de la que parte pagó al patriarca de los Marii, con los beneficios que le reportó la concesión de las minas, riqueza que luego le quitó el emperador con su caída en desgracia, además de tirarlo después por la roca Tarpeya, y ahogar su hija que era sacerdotisa vestal (y así no derramar su sangre) para justificar el delito de incesto del que lo habían juzgado y condenado. La historia es la misma siempre, cuando un Conde, o un Ruiz Mateos cualquiera, después de enriquecerse, le tocan los colgantes de la entrepierna al poder, este se encarga de bajarlos de su ambición y tirarlos por la roca Tarpeya, o meterlos en la cárcel.
Calle Enrique Romero de Torres (Foto Google)
Pero llama la atención que, posiblemente dos mil años antes unos cordobeses jugasen, entre acto y acto en el circo (que les daba el gobierno de turno en demasía -ahora es el fútbol-, porque pan seguro que no), en esa misma losa que ahora pisotean y llenan de salpicaduras de salmorejo, colillas y huesos de aceitunas los turistas. Pero ella no se queja, impasible espera otro lugar, cuando el poder municipal se canse de este pavimento y lo sustituya por otro más actual y moderno, que esperemos no sea el habitual granito de los pedroches.
(1)-Alquerque. (Del ár. hisp. alqírq, y este del ár.clás. qirq). 1. m. desus. tres en raya. Del R.A.E
Fotografías del autor y de la Red
He de reconocer, Paco, que mis alarmas, aunque fundadas a la vista de otros chapús que habían perpetrado, quedaron desactivadas cuando terminaron el trabajo. Aunque yo no acabé de ver muy bien la diferencia...
ResponderEliminarUn abrazo
Quedo absolutamente impresionado y agradecido al mismo tiempo de tu entrada. Mañana mismo voy a confirmar la susodicha losa. Tan increíble como comprobar las vueltas que da la vida, es corroborar la de vueltas que dan las piedras de nuestra ciudad. Y muchas de ellas que se perdieron para siempre en almacenes lejanos, y aún ni lo sabemos. Dónde y quién las guarda será nuestra quimera. Gracias Paco por esta magnífica entrada. Un abrazo.
ResponderEliminarAprovecho para desearte lo mejor para el próximo año, así como a los tuyos.
JOSÉ MANUEL
Manolo, pues yo he de decirte que había un proyecto de cambiarlas, lo que pasa es que no cuajó, incluso se quien lo firmaba. Por lo tanto tus alarmas o tu intuición no iba descaminada. No quiere decir que los comentarios de aquel tiempo influyeran algo, a lo mejor es demasiado, aunque nunca se saben las cosas del todo. Una cosa fue el trabajo y otra lo proyectado. Pero a lo mejor lo pregunto. El trabajo que se hizo estuvo justificado, lo he leído. Otra cosas, el otro día hablamos de los acerados, concretamente de la calle Rey Heredia, con la fotografía antes del adoquinado, el adoquinado fue una moda que hasta me acuerdo yo cuando chico, los picapedreros en la calle. No fue mala idea, con la proliferación del automóvil, París tiene muchas calles con adoquín, que es lo que más dura, aunque debajo de los adoquines de Paris estaba la playa. Y tu apreciación es cierta que las losas vinieron de muchas calles y sitios. Un abrazo.
ResponderEliminarJosé Manuel muchas gracias, me da mucha alegría leerte, estábamos preocupados Conchi y yo, aunque hablé con Rafael hace unos días sin preguntarle directamente por ti y me tranquilice. Cuando estén las mesas a lo mejor le ponen una encima, pero ve temprano. Y las losas estaban en casi todos los acerados, a lo mejor se les podía seguir la pista.
ResponderEliminarUn abrazo José Manuel y lo mismo para los tuyos.
Gracias por preocuparte por mi, Paco, pero no tienes por qué (ya me comentó mi hermano). Yo, es que de vez en cuando me salgo de la virtualidad de la web para dedicarme a "otras cosas". Como si necesitara esconderme. Seguro que cuando vuelva me tiraré un buen rato leyendo lo que me he perdido de tu blog, pero será un placer. Pero necesito un tiempo para podar mis plantas, escribir cosas personales, ver las notas de mis hijos en el cole, acordarme de mi padre...
ResponderEliminarTengo necesidad de "tocar" lo que me rodea en mi tiempo libre.
Respecto a esas piedras marcadas: quedan en mi agenda gracias a ti.
Un abrazo, amigo.
Muchas gracias José Manuel, pero no tienes que dar explicaciones. Lo que pasa es que la gente que te aprecia y además teniendo en cuanta la situación familiar se preocupa. Sabes que es una buena idea tu forma de evadirte. Y posiblemente necesaria. Un abrazo.
ResponderEliminarBuenos días, amigos. Paco, me dejas asombrado, pero asombrado de verdad. Eres un pozo de conocimientos. La modernidad nos ha arroyado. Hay que ver las tropelías históricas y urbanísticas que se hacen en aras de ella. Cuando veo estas actuaciones digo: esto lo va a destrozar el cazo. Bueno, amigos, como tenemos grabado a fuego las costumbres de la iglesia, adoptadas de otras civilizaciones; ¡Felices fiestas! Un abrazo
ResponderEliminarPaco creo que hay un error, la foto que pones no es la calle Sillería, es la calle Toquería. Aunque lo sabía con certeza, he estado esta mañana en las dos para confirmarlo.
ResponderEliminarPatxi muchas gracias, pero cometo fallos, como el que mi buen amigo Antonio me aclara en el comentario siguiente al tuyo, un baile de nombres de calles: San Francisco, antigua Toquería la foto para ver las losas dela acerado, y Romero Barros antigua Sillería. La edad no perdona. Un abrazo.
ResponderEliminarQuerido amigo Antonio, Muchas gracias, rectificado, ha sido un error y llevas razón, pasar por Sillería y la foto de Toquería. Inconfundible el edificio del fondo que pertenece a la Casa de Góngora, y que se diferencia notablemente al que se vería desde Romero Barros, la espalda del renacentista de la Calle Cabezas. Muchas gracias nuevamente por aclararme el error. Un abrazo.
ResponderEliminarConocía la existencia de esa losa desde hace mucho tiempo, y cada vez que paso por allí y las terrazas de los bares me dejan le echo un ojo, y no se, pero desde que esta calle se ha echo tan concurrida me da la impresión de que cada vez se ve menos. Creo que alguien debería de salvar esa losa y sobre si ese pavimento corresponde a las gradas del teatro romano, lo he preguntado a varios entendidos y me dicen que no, pero también hay quien dice que podría ser.
ResponderEliminarUn saludo y Feliz Año Nuevo.
No se puede dudar de que conozca eso y mucho más, la persona que tiene realizada la colección de fotografías patrimoniales más importantes de Córdoba, provincia y parte del extranjero. Lo último recibido lo del recinto ibero me ha dejado fascinado. Debías haber seguido con tu blog, o publicar tu material. Incluso estoy seguro que el obispado de esta ciudad no tiene datadas las ermitas y parroquias que tú en tu colección patrimonial fotográfica. Un abrazo Emilio, muchas gracias y feliz año también, si nos dejan los malvados.
ResponderEliminarSoy holandés y amante de la historia de España. Tengo terminado volumen I (de los tres) del juego de alquerque de doce en idioma inglés. Otros muchos libros en castellano y pocos en el idioma holandés.
ResponderEliminarMi libro sobre el juego de alquerque de doce se halla en:
http://www.lulu.com/spotlight/moriscoricote
Interesante publicación Govert, muchas gracias por la información. Un cordial saludo.
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