Cartel Jornadas 2013
Hoy sábado 9 de noviembre de 2013, se ha celebrado otra Jornada Cultural de Ategua, la de 2013, he asistido a casi todas y a esta no he podido hacerlo, razones familiares primero y luego el fallecimiento de un amigo. Pero en el fondo siempre estoy de pensamiento con los esforzados compañeros que no desfallecen en el empeño de poner en valor el yacimiento.
Pensando en ello me he encontrado con un texto de 1953 de D. José Navajas Fuentes, veterinario de Castro del Río, académico de la Real Academia de Ciencias de Córdoba, que en ocasiones empleaba en su trabajos literarios el seudónimo de Bachiller Juan de Florencia, acompañado de las fotografías de un fotógrafo llamado Córdoba, con el problema añadido que están sacadas de la publicación y su calidad es pésima por ello.
De esta forma quiero hacer hincapié en los años que lleva el yacimiento siendo expoliado, e infrautilizado, sin que las instituciones hagan el esfuerzo necesario para ponerlo en valor. Y a su vez homenajear a los miembros de la Asociación y a todos cuantos se han preocupado por la historia del lugar desde cualquier ámbito.
Del Boletín nº 68 de 1953 de la Real Academia de Córdoba
"Retales para la historia de Córdoba
EN TORNO A LA BATALLA Y RUINAS DE LA ATEGUA ROMANA
Por JOSE NAVAJAS FUENTES
Es muy dado en los historiadores de todos los tiempos, copiarse mutuamente sin llegar a las molestias de investigar los hechos con observaciones propias sobre el campo de los sucesos conducentes a descifrar la verdad con deducciones apoyadas en los asuntos estudiados.
Cuando de lo que hemos de historiar no existen más datos fehacientes que los documentos encontrados en las obras de consulta y las escasas ruinas como en el caso que vamos a tratar, nuestro sentido ha de agudizarse para no incurrir en errores lamentables.
Desechando cuanto nos ha parecido equivocado, cribando conceptos e ideas, aprovechando lo útil y fundamentado, emprendemos este trabajo en que no encontrará el lector cosa más apreciable que aquello que no nos pertenece, ya que tan solo es propio la ordenación, forma y encuadramiento de los hechos investigados sobre aquella gran ciudad ya desaparecida, que el Padre Harduino en sus MSS la designa con el nombre de SINGILIATEGUA, Plinio en los suyos la llama ATTEGUA, como asimismo Aulo Hircio y Dión Casio. Estrabón la cita con el de APETUA o ATETUA, correspondiente al convento jurídico de Córdoba, y que hoy sus ruinas se encuentran enclavadas en el corazón de esta feraz campiña cordobesa y sitio conocido por cortijo de Teba.
Hemos seguido en este trabajo, por parecernos más acertado, a Aulo Hircio, cronista que acompañó a César en las campañas de la Guerra Civil contra los hijos de Pompeyo, y a Adolfo Schulten, notable e inteligente arqueólogo contemporáneo, quien con su gran pericia y autoridad investigó estas ruinas durante dos meses en la primavera de 1921.
También en la bibliografía correspondiente encontrará el lector los nombres de autores y obras consultadas, pues es nuestro propósito no silenciar los medios de que nos hemos valido para dar a la publicidad este humilde trabajo.
Es forzoso, aun siendo nuestra idea huir de ello, para fundamentar esta tesis, hacer una poca de historia general de la época en que se desarrollaron los hechos.
Formado el primer Triunvirato entre César, Crasso y Pompeyo el Grande, los tres hombres más influyentes de la Roma antigua, y distribuidas las provincias, hubo de tocar a César el gobierno de Las Galias, a Crasso el de Egipto, Siria y Macedonia, y a Pompeyo el de España, dejando en ella a sus legados Afranio, Petreyo y Varrón. Los dos primeros en la España Citerior y al último en la Ulterior, cuya capitalidad era Córdoba.
Con la muerte de Crasso queda disuelto el Triunvirato dejando frente a frente a César y Pompeyo, quienes aparentemente, aunque la realidad fuera muy distinta, procuraban llevarse bien, entre otras cosas por el tan íntimo parentesco que los unía, ya que César era padre de la hermosa Julia, esposa de Pompeyo, a quienes ambos amaban con verdadero cariño y ternura.
La muerte de Julia rompió aquel lazo y las hostilidades entre los dos gerifaltes de Roma, quienes sin miramiento alguno trataron de disputarse la hegemonía del Imperio y el gobierno supremo de la República, cesando todo disimulo y consideraciones mútuas.
Es precisamente Pompeyo quien provoca la guerra civil lanzando un a "SENATUS CONSULTUM", contra César, ordenándole abandone el gobierno de las Galias y declarándole traidor a la Patria sí franqueaba con su ejército el límite de su gobierno.
A César no le arredran las bravatas de Pompeyo, y al conjuro de la célebre frase "ALEA JACTA EST" pone en juego su aguerrido ejército, cubierto de gloria en cien batallas, pasa el Rubicón, dirigiéndose a Roma, de donde Pompeyo conociendo su impotencia huye con el Senado al Epiro y a la Tesalia y se dedica durante un año a reunir soldados y dinero.
Otro fragmento de las murallas que circundaban la ciudad de Attegua con la riquísima y feráz campiña cordobesa al fondo.
Dueño César de Italia viene a España y deshace los ejércitos de Petreyo, Afranio y Varrón, legados de Pompeyo, se apresura a ir en busca de éste a Grecia y lo derrota en la célebre batalla de Farsalia, haciéndole huir a Lesbos. Allí le esperaba su nueva esposa Cornelia y en unión de ella se refugia en Egipto, donde es alevosamente asesinado por los esbirros del Rey Ptolomeo XII a la vista de su infortunada esposa y de su hijo Sexto
Tales sucesos inducen a éste y a su hermano Cneo a trasladar la guerra a Andalucía. Aquí los Pompeyos gozaban de grandes simpatías derivadas del gobierno que habían tenido en la Bética. Al llegar a Córdoba fueron duramente tratados por su pariente Catón, del abandono que habían dejado a su padre, y juntaron un poderoso ejército con el auxilio de los próceres de aquí, pues es forzoso decir que eran la genuina representación de las clases aristocráticas, mientras que César representaba a la democracia de la República y del Imperio.
Estratos conocidos por Castillejos de Teba. Se trata de las cimentaciones de las torres frente al campo de Posthumio
Inutiles fueron cuantos esfuerzos hicieron para prolongar la guerra ya que al aguerrido ejercito y al gran general, se le unían sus extraordinarias dotes de dinamismo, e informado César por Cayo Dídio, Quinto Pedio y Quinto Fábio Maximo, propretores que había dejado para la defensa del litoral español, de la angustiosa situación creada con las agitaciones de Cneo y Sexto, ordena a sus legiones se trasladen por tierra a España, que a marchas forzadas consiguen hacerlo en 27 días desde Roma, según Estrabón y según Suetonio en 24, y él atraviesa el Mare-Nostrum, desembarcando en Sagunto en enero del año 45 antes de L C., derrota a los adictos de Ios Pompeyos en las batallas de Tucci (Martos) y Obulco (Porcuna) y se dirige a Córdoba, que se encontraba a la sazón defendida por Sexto, ordenando se destaquen seis cohortes de la décima legión gémina, gente brava y aguerrida, que al mando de LUCIO JUNJIO PACIECO (algunos han visto en este el cognomen de los actuales Pachecos) español de la Bética cuyas tropas ascendían a 5.504 de a caballo e igual número de infantes en socorro de ULIA (Montemayor) ciudad adicta a César, que hacía tiempo la tenía sitiada Cneo sin conseguir rendirla.
lograda por nuestro entrañable amigo el fotógrafo Córdoba.
La fenicia ITUCCI (actual Castro del Rio) también adicta a César allana el camino de estas fuerzas que se dirigieron desde Obulco a Ulía siéndole recompensado su comportamiento con el cambio del nombre fenicio por el de VIRTUS JULIA.
Llegado Pacieco al campo de los sitiadores, se levantó una gran tempestad que impedía verse los unos a los otros "incidit idem temporis ut tempestate adversa, vehementique vento afflictaretur" dice Aulo Hircio, circunstancia que aprovechan los de César una vez enterados de la tessera» (santo y seña de hoy) para pasar por entre las tropas de Cneo y acercarse a las murallas de Ulía, llevando el aliento a los sitiados, que en unión de aquellos dan una salida y dispersan a los sitiadores.
Quede para la historia general o para la de la Villa de Montemayor, el relato de estos hechos y digamos que no consiguiendo Cneo su propósito de rendir Ulía decidieron trasladarse en socorro de Sexto a Córdoba que la atacaba César, quien ante la imposibilidad de entrar en ella decidió poner sitio a Attegua. "Ita firmisumun eius praesidium Atteguan proticiscitur" (Aulo Hircio).
César empezó el sitio de Attegua con atrincheramientos y líneas de circumbalación "Caesar munitionibus Atteguan oppugnare et brachia circunducere coepit" de lo que informado Cneo y Sexto partieron de Córdoba en su socorro ayudándoles a entrar en la ciudad una espesa niebla a cuyo amparo cercaron algunas cohortes de a caballo a las partidas que César tenía sitiando a Attegua de los que muy pocos escaparon con vida "Hic in adventu Pompeii ineidit ut matutino tempore nebula esset cassisima. Itaque in illa obscuratione cum alicuot cohortibus, et equitum turmís circumcludum Caesaris equites et concidumt sic vix in ea caede pauci effugerent".
Pasaron los de Pompeyo el Flumen Salsum, (Corbones de los iberos y hoy Guadajoz, del árabe Uad, rio y Jobs, pan, río del pan, que algún día diremos las razones) y fueron atravesando los llanos del actual cortito de Cabriñana (cabeza del Marquesado de Don Alonso de Argote, caballero de Córdoba y Marqués de Cabriñana) para establecerse en las alturas que hoy corresponden a la mata del olivar del cortijo de Cabriñanilla y sitio conocido por Cerro del Rey, entre Attegua y Ucubi (actual Espejo) dando frente, al sitio denominado por campo de Posthumio, donde César había levantado un fuerte para poner en él guarnición y que después llegó a llamarse Castra Posthumiana (algunos autores, entre ellos el erudito Padre Florez y el no menos insigne Juan Fernández Franco, han llegado a confundirlo con el de Castra Julia (actual Castro del Rio) cuyo emplazamiento estaba donde hoy se asienta el actual edificio del cortijo Cabríñana sirviéndole de cimentación lo que antes fuera fortaleza.
Otro aspecto de las célebres torres. Un excursionista se fotografía junto a la Raja del Moro, para dar un mentís a los múltiples relatos de terror que circulan por estas campiñas.
Tenían los de Pompeyo consigo las águilas de trece legiones "Aquillas habuit et signa tredecim legionum" pero en las que ponía más confianza por su valor era en dos de las provincias que habían dejado a su capitán Trebonio; una formada de los indigenas adictos a los Pompeyos y otra de las de Afranio que trajeron consigo de Africa.
En orden a infantería ligera y caballería eran muy superiores a los nuestros, dice Aulo Hírcio, así en número como en valor. "Nan de levi armatura et equitatu longe et virtute, et número nostri erant superiores".
Todos los puestos desviados de las ciudades, estaban defendidos de las incursiones repentinas del enemigo, con torres y fortificaciones cubiertas como en Africa, en las cuales tenían atalayas donde por su gran elevación descubren mucha tierra.
Son estas las torres de que Schulten habla en su obra que ya citaremos en la bibliografía, y que nosotros reproducimos en las fotografías que adjuntamos a este trabajo.
Idolo encontrado en las ruinas de Attegua por Don Emilio Pérez Alcázar, gran investigador de aquellos lugares, y hoy en poder de sus familiares en Espejo.
Están situadas precisamente frente al campo de Posthumío en que César se había hecho fuerte y desde donde hostilizaba a los pompeyanos que confiados en las ventajas que tenían por las alturas más eminentes de sus posiciones intentaron dar asalto a la fortaleza de César, cuya guarnición, viéndoles acercarse, levantaron de repente el grito y les dispararon una carga de dardos con la que les hirieron mucha gente.
César quiso aprovechar la confusión que tal sorpresa produjo en el campo enemigo y salió en su persecución con tres legiones, causándoles muchas bajas y haciéndole gran cantidad de prisioneros; Otros atemorizados abandonaron las armas de las cuales se recogieron ochenta escudos "in quibus multi praetera armis exsutis fugerunt:quorun escuta sunt relata octoginta".
Un rey llamado Indo que había venido acompañado a los de César con tropas de a pié y de a caballo, con tanto ardor perseguía al enemigo, que empeñado en la contienda se internó en su campo cayendo prisionero y al que los legionarios de Pompeyo le dieron muerte.
No dejaba César de recibir refuerzos de Italia pues eran sus deseos terminar cuanto antes la sublevación que Cneo y Sexto habían provocado en la Bética. Al día siguiente de la escaramuza antes citada llegó Argüecio con tropas de a pié y de a caballo; anteriormente había llegado Asprenas con un gran contigente de caballería ligera, lo cual visto por las legiones de los pompeyanos que ocupaban las alturas de lo que en la actualidad es mata de olivar del cortijo de Cabríñanilla, prendieron fuego al campamento y tomaron la vuelta a Córdoba "Pompeius castra íncendi, et ad Curduban versus iter facere caepit".
La desmoralización se acentuaba en las tropas pompeyanas y el cerco de Attegua por las de César se estrechaba cada día como así mismo crecía el número de evadidos y prisioneros que de los de Cneo se pasaban al campo enemigo. Merecen citarse por lo significativos a Quinto Marcio, gran tribuno de los soldados de Pompeyo y al caballero romano Cneo Fundanio.
Es muy prolijo Aulo Hircío, a quien seguimos, en reseñar día a día y casi hora a hora los acontecimientos de la célebre batalla de Attegua, pecando muchas veces en un machaconeo y nimiedades sin importancia.
Columna y cabeza romanas procedentes de Attegua y en poder de los familiares
de don Emilio Pérez Alcázar, de Espejo (Córdoba)
Un día, dice, dispararon desde la plaza sitiada una bala de honda en la que venía escrito que pondrían a la vista de los de César un escudo en señal de que podrían acercarse a tomar la plaza. "Per ídem tempus glans missa est inscripta quo die ad oppidum capidum accederent sese scutum esse positurum"
Hemos visto varias balas de estas de hondas en Espejo. Son de forma de glandes y llevan inscrita muy bien legible la marca "Pompeií" su peso de unos cien gramos. También las cita Juan Fernández Franco, en la página 197 de su célebre obra EL FRANCO ILUSTRADO.
Confiados los de César en lo que fuera nada más que una estratagema de los pompeyanos, se acercaron a los muros de Attegua aprestados al asalto y empezaron a zarparlos, mas fueron prendidos por un grupo de los de Cneo que pedían como rescate la libertad de los legionarios de Pompeyo que habían sido destinados para la defensa de la plaza, a lo que César contestó que estaba acostumbrado a dar la ley, no a recibirla. "Quibus respondit Caesar se conditiones dare, non accipere consuevisse".
Oído esto por los sitiados, levantaron el grito y se aprestaron a defender la plaza disparando toda clase de armas arrojadizas y poniéndose a la defensa alrededor de las murallas.
Voluta procedente de Attegua, en poder de los familiares de
don Emilio Pérez Alcázar, de Espejo (Córdoba)
Comprendiendo César que el cerco se prolongaría si no se decidían a un asalto general, se aprestaron a ello peleándose con una bravura inusitada por algún tiempo. Un tiro de ballesta de los de César derribó una torre en la que murieron cinco hombres y un niño que avisaba cuando tiraba la ballesta "et puer qui balístan solitus erat observare".
Ya hemos citado anteriormente la prodigalidad con que Hircio trata el cerco de Attegua, cosa que nos sería imposible seguir sin incurrir en la copia literal de su obra, de lo que desde un principio hemos huido. Sépase que tras innumerables sucesos de traiciones por parte de los de Cneo, de asesinatos y evasiones y de un largo asedio en el que César puso marcadísimo empeño, se le rindió la plaza de Attegua antes del día 19 de Febrero del año 45 anterior de J. C. y fué aclamado Emperador.
"ITA ANTE DIEN XI KALEND MART. OPPIDO POTITUS, IMPERATOR EST APPELATUS".
EPILOGO
Nuestras investigaciones en estos trabajos nos han puesto en conocimiento de sucesos que aunque guardan alguna relación con él, carecen del valor histórico de la época que perseguimos, sin que ello sea obvio para que lo transcribamos a título de curiosidades.
En 1865 el coronel francés Stoffel estudió sobre los lugares del cortijo de Teba por encargo de Napoleón III, la guerra hispaniense entre César y los hijos de Pompeyo, llegando a la conclusión errónea de que la Munda romana fué la actual Montilla.
No nos extraña ni podemos silenciar que un extranjero cometiera tal ligereza falta de todo fundamento y carente de una detenida y acertada investigación. Es más lamentable aún, que historiadores españoles de alta responsabilidad, tropiecen también en este cómodo y magnífico obstáculo de la similitud fonética sin tomarse las múltiples molestias que ocasionan las investigaciones directas. Si tal hubieran hecho podrían haber comprobado que la ciudad, perdón, mejor dicho, el vocablo Montilla, procede de MONTE DE ULIA, nombre ibérico que llevara su actual vecina la Villa de Montemayor, y no de los disparatados MUNDILLAS que tantas veces se han dicho, debiendo confesar su ignorancia ya que no supieron silenciarla.
Los excursionistas hacen un alto en la gradería del estanque que sirve de riego a la huerta de Teba. Obsérvese a su espalda algunas ruinas y la feraz campiña cordobesa.
Estuvo la Munda romana en esta feraz campiña cordobesa, más no en Montilla ni en lo que hoy es su término municipal, si no parte en el de Castro del Río y otra en el de Baena. Aquí están sus ruinas esperando que las manos piadosas de los investigadores arqueológicos la pongan al descubierto.
Los excursionistas cansados del ajetreo del día, hacen un alto
en la aldea de Santa Cruz, con unos amigos vecinos de ésta.
Tal vez influiría en Napoleón III más que una razón bélico-científica sobre la batalla de Munda, un impulso sentimental, ya que en aquel teatro se encontraba la antigua Attegua, hoy Teba, queriendo remontar, tal vez, la ascendencia genealógica de la emperatriz Eugenia de Montijo a aquella remotísima época romana, sin tener en cuenta que si esta fué antes condesa de Teba, no tenía nada que ver con la Attegua que tratamos, si no con la Teba de la provincia de Málaga.
Otra de las curiosidades que hemos encontrado en nuestras investigaciones es que cuando César sitió a Attegua, se encontraba muy enfermo y cansado.
También al investigar en la España Sagrada del R. P. M. Fr. Henrique Flórez, tomo X, página 150 signatura 49, cuando habla de los asistentes al Concilio Iliberitano que se celebró en Sierra Elvira (Granada) en el siglo III de nuestra era, se encontraba representando a Attegua, el Presbítero FELICIANUS, de donde puede deducirse que tenía muchos siglos después de los hechos que hemos historiado, una importancia muy señera, como lo demuestra el hecho de enviar representante al Concilio citado.
Castro del Río, Abril de 1953.
BIBLIOGRAFÍA:
Historia de la Noble y Leal Villa de Castro del Río,
por don José Navajas Bravo, (padre del autor).
Disertación histórica sobre Castro del Río,
por el célebre Médico cordobés, don Bartolomé Sánchez de Feria y Morales.
España Sagrada,
por el P. M. Fr. Henrique Flórez.
Historia de España,
por don Ramón Menéndez Pidal .
De Bello Hispaniensis,
por Auli Hirci, cronista de Julio César.
Die Schlacht Bei Munda, Sep. de la Schalacht Zeitung Spanien.
Adolfo Schulten, 1923.
Franco Ilustrado
por Juan Fernández Franco. Notas tomadas por don Fernando Joseph López de Cárdenas, Cura de Montoro
Disertación Histórico Geográfica acerca del Paraje de la célebre Ciudad de Munda,
por don José Ortiz y Sanz. Deán de Játiva Académico de la Historia y de mérito de la de Nobles Artes de San Fernando.
Munda Pompeyana,
por don José y don Manuel Oliver Hurtado .
Notas del Archivo Histórico Nacional, remitidas al autor por su íntimo y cultísimo amigo R. P. M. Fr. Juan Fernández Martín (Padre Juanito) Carmelita calzado de Madrid."
Bibliografía Boletín nº 68 de la Real Academia de Córdoba
Buenos días, amigos. Paco, espero que los motivos familiares sean de felicidad. De todas maneras, los familiares y amigos no fallecen, sólo dejamos de verlos, siguen vivos porque con sus usos y costumbres se han reencarnado en nosotros. Magnífico trabajo. Conozco bastante bien esta zona, pues muchos parientes de mi familia materna trabajaron en el cortijo de Teba. No voy a entrar a comentar lo de las guerras, porque sería una discusión baldía. Un dato que suele omitirse sobre la importancia de Attegua, es que tuvo acuñación de moneda. Éste dato es significativo para entender la importancia de la ciudad. Un abrazo
ResponderEliminarP/S: Como decía Indiana Jones: Estas piezas deberían estar en un Museo.
Cada vez querido Patxi nos va quedando menos momentos de felicidad, pero bueno, en este caso eran de trabajo. Lo del amigo fue una entrega de cuchara como décimos. Y es muy bonita la reflexión que de dejar de ver a la gente, que en el fondo es igual que morirse un poco visto con pesimismo.
ResponderEliminarEres un pozo de sorpresas, conoces en profundidad, de primera mano muchos lugares de Córdoba. No sabía ese dato de la acuñación.
Hay una asociación de Amigos de Ategua que llevan años luchando por poner en valor y por proteger lo que debiera hacer el estado, y son incansables. Y me llamó la atención la antigüedad de 60 años de artículo y la cantidad de piezas que están en casa de D. fulano de tal. Increíble, el látigo de Indiana hacía falta. Un abrazo Paco.