El frontispicio completo
Si paseas por el muro de qibla de la Mezquita, o fachada sur de la misma o actual Catedral, por lo que fue un decumano romano de la ampliación de la ciudad hasta el río, calle que se llamó siempre Cardenal González desde el Triunfo a la Cruz de Rastro, pero ahora se llama Corregidor Luis de la Cerda (¿?) hasta el cruce con Zapatería Vieja, y desde ahí conserva el nombre del Cardenal, cuando llegas a la esquina de la antigua calle del Sol, o cristianizada Magistral González Francés, te encuentras un frontispicio monumental.
El frontón con las represenatciones
Antes has pasado por un balcón de piedra de finales del siglo XVI, que se atribuye al nieto de Hernán Ruiz el Viejo, o hijo de Hernán Ruiz II, que ocupa el tercer lugar de la generación. Balcón monumental que tuvo -el balcón-, restos de haberse chamuscado, y siempre comentábamos que había sido un incendio por un rayo que cayó en el lugar.
La losa de mármol rosado con la custodia o munumento
Pues bien unas pilastras sustentan un frontón abierto, con una inscripción que dice Fides Vincit, la Fe vence -no se latín-, en el que están representadas las tres virtudes teologales de la religión católica: la fe, esperanza y la caridad. A ambos lados unos adornos en forma de bola. Debajo, entre las pilastras una losa de mármol rosado, que tiene grabada la representación de un altar o el "monumento" parecido al que se instalaba frente a la Capilla Real en Semana Santa, en la primitiva Santa María, cuyos cortinajes eran apaleados con largas varas en las galerías de los patios, para quitarles el polvo del año de arca.
La fe
Se dice por algunos eruditos, que representa una custodia, y que es la que regaló Marcelino Siuri, obispo, a la Catedral. Esta obra estuvo un tiempo, corto, comparado con el entorno, en el Tesoro del templo, pero en la Guerra de la Independencia desapareció, y la culpa de su desaparición es achacada a una confiscación de los franceses. A partir de ese momento ya no se supo nada más de ella.
La esperanza
La losa de mármol rosado en su parte inferior tiene unos grabados florales y en el centro un figura está azotando a otra. A ambos lados de la custodia o altar, tiene unos velones. También tendría en su día unos faroles para alumbrar el frontispicio, de los que solo quedan los soportes laterales, en las pilastras. La verdad es que es un desconocido lugar en el que poca gente repara y que coincide exactamente con la espalda del sagrario.
La caridad
Lo que sí es cierto es que, un domingo que empezó con la despedida eterna de un amigo, y un paseo posterior con unos amigos, por una de las zonas monumentales más bonitas de Córdoba, con visita al recién y casi limpiado molino de San Antonio, donde se fotografiaban unos talluditos novios, pero aparentemente enamorados. El encuentro con una amiga de Facebook, y otros eventos menores, me incitó fotografiar el monumento a la pasada por el muro de qibla. Siempre encuentras algo nuevo en mi barrio.
Adorno lateral
Fotografías del autor
2 comentarios :
Buenos días, amigos. Desconocía lo del cortinón. Es más que posible aquello de: “con la ayuda de un vecino mató mi padre a un cochino” Siendo un chaval solía ir a la Mezquita, y recuerdo, seguro que tú también, que con el pretexto de las eternas obras, sacaban grandes maderos, que con sumo cuidado cargaban en burros y se los llevaban. Ahora algunos de esos “maderos” iban a ser subastados en las galerías de subastas inglesas, y las autoridades cordobesas se echaban las manos a la cabeza. Total, que entre esto, y ver a los guiris con pantalones cortos piernas flacas y calcetines con sandalias pasábamos el rato. Un abrazo
Patxi, efectivamente en semana santa, era un espectáculo para los nenes que vivíamos allí, y a lo mejor tu mujer de nena, sacaban unos enormes lienzos, los colocaban en un soporte y con varas de mimbre los sacudían para quitarles el polvo de todo el año, que habían recogido en el lugar donde estuviesen almacenados. Luego formaban parte de un sagrario gigante, que instalaban en la antigua o primitiva catedral pegada al muro oeste, y es parecido al que está grabado en la losa de mármol, claro los lienzos eran las cortinas que adornaban la construcción. Todo excesivamente barroco y a algunos hasta les parecía incluso tenebroso. Todo era culpa del miedo casi terror que le metían a los nenes con ese dios justiciero que suponíamos que no dejaba títere con cabeza. Claro algunos, muy pocos, en aquellas cosas no creíamos y solo valorábamos lo feo de la construcción. En cuanto a lo que comentas de las maderas desde que reformó las techumbres creo que Feliz Hernández, y se almacenaron en la calle Comedias y otros lugares, no nos extrañaba que la casa de subastas tuviera algo, lo que nos extrañó es que fuera tan poco. Saludos y gracias.
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