Una vista del acueducto Aqua Vetus Augusta
Durante los años que corrieron desde el 27 a.C. hasta el 14 d.C., es decir unos cuarenta y cuatro años, se construyó el acueducto principal y primero de la ciudad, de los tres de que dispuso, el Aqua Vetus Augusta. Dicen que alimentaba unas cien fuentes, unas doscientas casas y otros tantos edificios públicos. En los siglos II y III, se construye el segundo, el Aqua Nova Domicitiana Augusta, por la zona norte de la ciudad, arroyo de Pedroches y de la Palomera y luego un tercero que es el que tenemos en la Estación de autobuses.
Luego hubo un notable abandono de estas infraestructuras durante la época visigoda. Durante el periodo árabe incluso se reformaron y actualizaron estas conducciones, bien es verdad que se aprovecharon para la ciudad palatina de Medina Azahara. Después de la conquista, pasaron a sufrir el mismo abandono que en anteriores gobiernos cristianos. La fama de que el agua no era un elemento tan valorado por la "reserva espiritual de occidente", como para romanos y árabes, posiblemente fuese la causa de ello. Control posterior de este valioso líquido elemento durante un tiempo, mayoritariamente, por la Iglesia católica. Luego los poderes públicos, protegieron este bien común.
Después, en el siglo XX se realizó una obra de categoría, con un canal primero desde el pantano de Guadalmellato, y dos conducciones de agua a la ciudad, una por gravedad, y otra a presión, que nos ha permitido disfrutar a los cordobeses siempre de este servicio, e incluso en periodos de sequía, abastecer a ciudades cuenca del Betis abajo.
El liquido elemento, ahora en estos tiempos se ha tornado en un bien apetecible, de considerable valor para los intereses privados que pretende poco a poco, hacerse con el control del mismo, y explotarlo a costa de su encarecimiento y control, que es lo peor. Lo conseguirán, a no ser que el pueblo tome conciencia del verdadero valor que tiene el agua. La escasez de la misma y la necesidad de que no deje de ser un bien general, debe ser siempre controlado por los poderes públicos.
Según textos este acueducto alimentaba la ciudad, con un caudal entre 20.000 y 35.000 m3 de agua diarios. Tiene una longitud de unos 19 km. y recogía las aguas de los manantiales del Arroyo Bejarano y Caño de Escarabita, en Trassierra y se reforzaba con los Veneros de Vallehermoso en la inmediaciones de la carretera de Trassierra, a la altura de la Huerta de la Gitana, más o menos, para situarnos un poco geográficamente.
Siempre desde mi escasa preparación arqueológica, pero compensada ésta por los textos de los eruditos, manifestaré que su construcción estaba realizada con ese cemento romano, el opus caementicium, de demostrada calidad, y revestido en su interior por ese magnífico impermeabilizante que era el opus signinum. Con las famosas mediascañas en sus rincones que favorecían su limpieza, como la mayoría de las construcciones hidráulicas de ese tiempo.
Estaba construido en bóveda de medio cañón, de 90 x 64 cm de luz y un grueso de paredes de 35 a 40 cm. En la mayoría de su recorrido era de trazado subterráneo, salvo en el acueducto de Valdepuentes, que es Monumento Nacional, y salva con tres esbeltos arcos califales el arroyo del mismo nombre, y además le cede su nombre al Aqua Nova, que se denomina también Acueducto de Valdepuentes.
Una de las importantes peculiaridades de esta conducción, es el sistema de los llamados pozos de resalto, para reducir la velocidad de la caída de agua, concretamente en la zona de Valdepuentes, que pasa de la cota de cuatrocientos y algo metros a las de doscientos. Tiene del orden de 34 pozos de resalto en ese lugar, que de no tenerlos destrozaría la fuerza del agua la obra. Además de servir estos pozos para su limpieza. Para esto último tenía también, a lo largo de su recorrido, accesos tapados con losas para el mismo fin, así como su mantenimiento, desenarenado, reparaciones, etc..
Pues bien, la otra mañana -ya había estado antes con los amigos Ángel Martos y Pancho Gamero-, decidí darme un paseo, con los primeros fríos (hacia más que en Burgos), para ver el estado en el que estaba el trazado, desde el arroyo de Cantarranas hasta la barriada de Figueroa. Y allí estaba, rodeado de jaramagos, bien es verdad que menos selva que cuando estuve la primera vez, pero en un total abandono. Y tiene la friolera de más de dos mil años. Este tramo está casi estudiado en su totalidad, lo que pasa es que existen muy pocos sitios ya donde se pueda ver su excavación.
Y diremos como dijo en cierta ocasión D. Carlos Castilla, como no se vea pronto posiblemente ya no se verá nunca más. Tramos que estaban descubiertos ahora son modernas calzadas, eso sí sin coches afortunadamente, por la explosión, de la burbuja, y el parar de la locura urbanística. Afortunadamente existen excelentes trabajos de la excavación, y además se puede jugar con la fotografía aérea de ese medio tan importante de que disponemos, Google o Bing, aún gratuito, que nos permite seguir una línea de tiempo y ver el antes y después, así como también el vuelo de los USA que nos traslada más de 60 años atrás.
Llama la atención de los expertos una quiebra que hace el trazado, y que podemos ver en las fotografía aéreas, parece que no existen razones geográficas que obliguen a ese cambio de dirección, buscando mantener la pendiente lógica. Bien es verdad que rodea las curvas de nivel, pero la diferencia de cota no es lo suficiente exagerada para impedir la continuación de un trazado recto.
Una bonita teoría habla de la posibilidad del respeto a un bosque sagrado, del que parecen quedan huellas en forma de paleo raíces, que obligase a dar el rodeo, ya que, aunque existen precedentes de rodear una propiedad, ante la negativa del dueño, al ser una obra del interés general podrían haberse empleado soluciones administrativas.
Sin embargo esos bosques por su carácter sagrado no podían ser usados arbitrariamente por el Estado. Decir que su trazado acababa en otro quiebro hacía el sur buscando la muralla norte de la ciudad, cercana a la Puerta de Osario, por donde accedía a Córdoba en altura. Y que por esa zona apareció una inscripción que fue la que determinó el nombre del acueducto.
Su abandono definitivo se produce cuando el terremoto del siglo III, el mismo que destruyó el Teatro y lo convirtió en calerín y muladar. Hay fotografías que demuestran un zigzagueante trazado posiblemente debidas a los movimientos del terreno y la escasa consistencia en ese lugar de la obra. Al no ser las fotografías que lo atestiguan de mí propiedad remito al siguiente párrafo y al trabajo citado donde pueden verse.
En el excelente trabajo de D. Ángel Ventura y Doña Guadalupe Pizaro, que recomiendo, y que se llama "El Aqua Augusta (Acueducto de Valdepuentes) y el abastecimiento de agua a la Colonia Patricia Corduba", que se presentó al "V Congreso Europeo sobre las obras públicas romanas", dentro de la ponencia "El acueducto romano de Córdoba".
En este trabajo se puede disfrutar de una completa explicación científica al respecto, ya que las pretensiones de esta entrada en el blog es manifestar la pena del abandono de nuestro patrimonio, sin entrar en cuestiones profesionales en las que un profano como yo se puede perder irremediablemente, por aquello de que zapatero a tus zapatos.
Fotografía aérea de Google de 2011, en azul el trazado
Plano del acueducto
Otras entradas de este Blog sobre Valdepuentes
Cuando fui solo a buscarlo y la odisea pasada para no llegar después.
Visita con los Recorridos Temáticos de Medina Azahara, con D. Ángel Ventura
Fotografías y vídeos del autor
Bibliografía del trabajo citado
Angel Ventura dio una conferencia sobre este acueducto en la ermita de la Candelaria el invierno pasado, si mal no recuerdo.
ResponderEliminarBuenos días, amigos. Espectacular artículo. Córdoba es una ciudad muy rica en agua subterráneas, pues su nivel freático casi superficial. En mi barrio, Huerta de la Reina, las casas más antiguas tuvieron pozo, y digo tuvieron, porque, a causa de los pozos negros tuvieron que sellarlos. Recuerdo una alcubilla que había en una casa que hacia esquina con la calle Polifemo, hoy feliz mente Joaquín Sama, que se tiraba medio año echando agua calle abajo. También había otra dentro de la estación de Renfe, bajo los depósitos de agua, que la denominábamos “fuente del Muerto” porque la losa que la tapaba parecía una lapida. Los vecinos bajaban a llenar los botijos. Esta fuente fue clausurada pues era un foco infeccioso y la gente cogía fiebres paratíficas. La conducción de de agua potable por gravedad que mencionas lo vi construir, pues el tubo lo introdujeron al otro lado de la vía. También vi como el Juez de guardia metía más hora que un reloj, pues cada poco aparecían enterramientos. La chavalería decíamos que eran de la guerra, alguno habría, pero eran enterramientos musulmanes, porque tenían enseres; los cuales quedaban repartidos por los alrededores.
ResponderEliminarLas revueltas de las conducciones de agua eran debido a que mantenían un desnivel de un metro por kilometro. Los que hemos gastado mucha suela de zapato en estas cosas, como es tu caso, al opus signinum, lo llamamos Cocciopesto. Lo de zapatero a tus zapatos, lo suelen emplear los ratones de Biblioteca. A mí me gusta más ese de: cortando cojones se aprende a capar. Vamos, saliendo al terreno de juego. Un abrazo
¡Ah! Las fábricas de cerveza era antiguamente la prueba del 9 de la calidad del agua. En Córdoba teníamos una, la cual vi derribar, porque me cogía de camino al cole.
Amigo Antonio, yo no pude ir pero si por el contrario en un recorrido temático de Medina Azahara él fue el guía. Creo que es la primera autoridad sobre esto aquí en Córdoba. Un abrazo.
ResponderEliminarEres un libro abierto y un notario histórico de la Huerta de la Reina Patxi. Que quieres que te diga, que me ha gustado mucho y sobre todo tienes una buena memoria, quizas del examen de ingreso en tu empresa que había que saberse todas las paradas de importancia y sin ella, todas. Unos amigos que cito, son unos expertos en aguas subterráneas y les podrían interesar mucho tus vivencias en ese tema, para sus investigaciones. Muchas gracias Patxi y me quedo con el refrán.
ResponderEliminarBuenos días, amigos. Paco, mi memoria y yo, estamos a tu disposición. Tenía un maestro en el Instituto Seneca que me decía “Nene, la memoria es la inteligencia de los tontos” Un día, lo oyó una maestra, de esta si voy a decir el nombre, Luisa Revuelta. Ésta me paró en el pasillo y me dijo: "El saber, es recordar" Así que no le eches cuentas.
ResponderEliminarDesde ese día, supe que la reputación de osca de “La Revuelta” era quizás una forma de de defensa. Un abrazo.
La riqueza natural en agua de Córdoba es uno de sus privilegios. La pena es que hoy la mayoría, por no decir todos, sus manantiales, veneros y arroyos están cascados por la polución, cuando no agotados por los pozos abiertos por los parcelitas (ilegales prácticamente todos) En mi casa de niño, calle Almonas 7, no tuvimos agua de grifo hasta bien entrados los años sesenta. Nos abastecíamos de un pozo que había en la cocina con un agua espléndida. De ella bebíamos, cocinábamos (mi madre), nos lavábamos, todo. Y siempre fresca, a la misma temperatura en verano y en invierno. Ya quisiera el agua de EMACSA, que es buena, ser tan buena como aquella. El pozo es probable que siga allí, aunque hoy yo no me atrevería a beber de su agua.
ResponderEliminarPatxi lo que pasa es que para nosotros aunque la memoria es fundamental, también vale mucho saber dónde buscar, y hoy en día desde tu propia casa tenemos medios para ello. En la universidad envidiaba a las/os chavales y chavalas como se prendían los textos, pero solo eso se los aprendían. No se podía competir con sus cerebros limpios, pero no sabían lo que deletreaban. Don Francisco Giner de los Ríos tenía el ideal de: "coeducación y reconocimiento explícito de la mujer en pie de igualdad con el hombre; racionalismo, libertad de cátedra y de investigación, libertad de textos y supresión de los exámenes memorísticos." Decía que un papagayo puede pasar un examen, aprendiéndoselo el día de antes y a un buen estudiante se le puede dar el día mal, por eso valoraba la evaluación continua. De todas maneras quizá me esté poniendo el parche por ir notando ya "pérdidas" de memoria como Cocha Velasco de lo otro.
ResponderEliminarEn casa de Conchi, Mucho Trigo 10, tenían y siguen teniendo pozo. Lo que pasa es que para beber iban a la Ribera. El agua del pozo se empleaba para todo menos para beber. Ahora lo están empleando para regar un huerto urbano (les prestamos el solar desinteresadamente a unos ecologistas). Cuando he salido con La Colina y Ángel al campo, han analizado todas las aguas que han visto y creo que ninguna era apta para el consumo humano, ni incluso las que creemos lo son por ser de la sierra, y estoy pensando en arroyo Pedroches arriba, y otros lugares similares en los que no puedes pensar estén contaminadas. Y tenía hasta peces que veían con un espejo para meter el sol dentro, barbos, mi suegro era pescador de caña de la Ribera. Otras veces he pensado que a lo mejor estaban contaminadas pero los organismos tenían mecanismos de defensa que ahora no tienen. Siempre han bebido agua sin tratar los seres humanos, la limpieza de éstas y el filtraje el natural, que sí que las diarreas y las epidemias estaban al orden del día, pero el ejemplo es el de los niños descalzos en la calle y el abrigado y calzado, que es en el fondo es más débil. Un abrazo.
ResponderEliminarOtro pedazo de historia cordobesa.
ResponderEliminarIncreible Paco
un abrazo
paco
Es verdad Fus, es muy interesante y está ahí abandonada a la destrucción del tiempo, dos mil años aguantando y en poco tiempo desaparece para los restos. Un abrazo y gracias.
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