El colmillo
Esta es otra curiosa leyenda de la Mezquita. En la ampliación de Almanzor, zona sur, en lo que ahora es un museo -muy interesante museo-, y lo que fue la capilla de San Clemente, detrás de lo que era el altar de San Sebastián -el de la misa de doce de los domingos-, existe un lucernario que se abrió para dar luz a la primera nave de la ampliación, encima exactamente de ese cardo romano que desde el centro de la ciudad, que prolongaba lo que ahora es la calle Céspedes, y llegaba hasta la muralla romana del río, y que discurre desde allí por el subsuelo hasta la columna del cautivo, está colgado un colmillo de elefante. Bueno siempre hemos creído y dicho que era de elefante y lo cierto es que parece que esto no tiene duda.
El Altar de San Esteban (o de misa de doce)
Una breve pausa para hablar del Altar de San Sebastián. Aquí se oficiaba la "misa de doce", que en la posguerra (la posguerra duró efectiva hasta la democracia y hasta ahora con careta, aunque algunos ya se la están quitando descaradamente) era la misa por excelencia del régimen en la Mezquita. Era el escenario donde las familias del barrio, las católicas por cercanía con el poder establecido, y las otras por disimulo forzado con el sistema, asistían con sus mejores galas (ahí también se veían las diferencias sociales).
Familias completas: padres con bigotito de hormigas, gafas oscuras y traje cruzado; señoras enlutadas, con velo, misales de bordes dorados, y mangas hasta las puñetas; e hijos con zapatos relucientes y calcetines destacados de rombos, e incluso con bombachos. Los otros, con pobres ropas pero limpias -que era una forma de dignidad-, la mayoría perdedores, y el que podía con zapatos "gorila".
Era una satisfacción enseñar el colmillo al visitante, cuando ejercíamos de guía eventual de los amigos o la familia, y contarle la leyenda de que era de un elefante de Abderramán, sin precisar el número de mismo, si primero, segundo o tercero. Que éste, el califa, prestó para transportar las columnas que se tallaban en la cantera del Rodadero de los Lobos, con esa preciosa piedra de mina, de precioso jaspeado, o las acarreaba de otros palacios.
El animal a pesar de ser tan poderoso, a fuerza de tanto pesado porte murió, vamos como el "buey", y cuando profesionalmente trajo la última. Y entonces, Abderramán en su homenaje dijo que se colgara uno de sus colmillos, pues seguro tendría dos, en la citada lucerna, en la que aún sigue.No hace falta, desde luego, ser un experto para desmontar esta leyenda. En primer lugar porque la época de construcción del citado lucernario no fue la de Abderramán, ni la de Almanzor, fue cristiana.
También se dijo del colmillo que fue un exvoto, y tampoco está documentado. Estos paquidermos poderosos, los mayores de la tierra después de las ballenas en los mares, en la edad media eran considerados símbolos de templanza, sabiduría y eternidad. Y a nosotros nos parecían enormes, después de haberlos visto en el cine, junto con la increíble belleza de Elizabeth Taylor, esposa en el cine de Peter Fynch y enamorada de Dana Andrews, furiosos, cuando les entró la sed.
Respecto a los elefantes, podemos recordar también otro famoso, el que está ahora en el patio del palacio episcopal, y antes estaba en la fuente del mismo nombre, la Fuente del Elefante de las inmediaciones de Trassierra, cabecera del acueducto que surtía a Córdoba desde época romana y que se utilizó también en la árabe. En Sevilla hay otro colmillo colgado en la Catedral, y que trajo la embajada del Sultán de Egipto en 1260 cuando vino a pedir la mano de Doña Berenguela, hija de Alfonso X el Sabio, que dicho sea de paso no se la dio.
El elefante de la fuente, actualmente en el Museo Diocesano
Según nos comenta Miguel Salcedo Hierro, en su libro sobre la Mezquita Catedral de Córdoba, existe un manuscrito que está fechado en el siglo XVIII, concretamente en 1735, en el que comenta del Licenciado Tomás Moreno, que fue capellán de la Catedral, que sobre un lucernario pende un colmillo, antiquísimo, de elefante, que mide un metro y cuarenta y siete centímetros.
También en el “Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar”, de Pascual Madoz y P. Sagasti de 1845, se menciona este colmillo:
“De la bóveda esta nave pende un gran colmillo de elefante, cuya colocación allí cree el vulgo que encierra algún misterio; más hallándose otros iguales en varios templos, hemos de decir, o que es símbolo de fortaleza, o testimonio de alguna donación, con cuyo objeto tenemos entendido había uno en la catedral de York en Inglaterra, o que nada significa.”
Por lo tanto otra curiosidad más, bonita curiosidad, de las leyendas urbanas de la Mezquita de Córdoba.
Fotografías y vídeo del autor
Bibliografía variada.
Nuevamente te convoco, pero esta vez en mi último post, vrerás por qué.
ResponderEliminar(No paras)
Vamos, que lo del colmillo colgado parece que más bien era una moda, ¿no? Pero, ¿seguro que no lleva consigo algún mensaje subliminar? Yo diría que algo quiere decir. ¿O es que los curas son también supersticiosos?
ResponderEliminar¿No sería un cuerno... de persona?
En este caso de persona mayor José Manuel. Si, mas o menos lo que dices, me imagino que de casualidad apareció por allí y ya está, el resto lo pone la gente, la leyenda. Saludos.
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