La artista coplera cantando y tocando el teclado
Ya hacía tiempo que no veía los artistas callejeros. Los había de distintas disciplinas, los gitanos con la cabra; el de las marionetas, los equilibristas, los cantantes, los contorsionistas… eran circos callejeros auténticos. Se anunciaban normalmente con la estridente trompeta del músico, que como Hamelin con la flauta empezaba a atraer primero a la chiquillería para luego los vecinos, asomarse a las ventanas, esto último en los nuevos barrios de bloques de viviendas. En los barrios antiguos el espectáculo se celebraba normalmente en el primer patio que se encontraba en la casa de vecinos.
Con el manager económico
Había veces que la actuación era de una especia de faquir que pasaba por los cristales rotos, o bien se echaba en ellos y nos llamaba la atención que en la espalda solo le quedaban unas leves marcas. Luego estaban los que soplaban fuego con el pequeño hisopo encendido, al que soplaban y una lengua de fuego salía de sus bocas, que inmediatamente tapaban con un trapo.
Entre geranios
Lo más llamativo era la cabra, ver como poco a poco se iba subiendo en un cada vez peldaño más pequeño, a los compases del pasodoble “España cañí”, o al redoble de un tambor, mientras los ayudantes iban con el platillo solicitando la voluntad del respetable. O cuando eran viviendas en altura mirando a las ventanas y solicitando la moneda que, hábilmente recogía con el cestillo de mimbre. También había contorsionistas, y no podíamos creer como era posible que la morena chiquilla pudiese doblar el cuerpo de esa forma. Pruebas posteriores de los chavales demostraban que era imposible.
Terminada la actuación se retira la artista coplera
Hoy sin embargo por mi calle, sola después de haber acabado los peligrosos y molestos artificieros de estas fiestas con toda la pólvora existente, y eso que están prohibidos los petardos, ha aparecido un Sr. y una joven, en la hora de la siesta, con un moderno y potente artilugio acústico, teclado amplificador y micrófono en un carrito. Ella una morena gitana con una agradable voz cantaba copla, a la vez que tocaba el teclado. El con el cestillo de mimbre miraba y remiraba a las ventanas, esperando una moneda desde las altura porque por lo bajo no había ni un alma. Algunas le cayeron sin embargo a pesar del desapacible tiempo que no permitía abrir las ventanas.
La cabra y el mono
Les grabé primero por el balcón detrás del cristal, después de colaborar con una moneda que cogió el hombre al vuelo, los seguí grabando más directamente porque me llamaron la atención, por el tiempo que hacía que no veía este espectáculo, además de por el arte de la cantante, para mi gusto lo hacía muy bien. A medida que pasa el tiempo, determinadas expresiones artísticas van desapareciendo de nuestras calles, que las llenaban de un sabor especial. Se me olvidó preguntarles su nombre artístico, que lo tendrían, pero lo importante fue su presencia.
Mí recuerdo para un extraordinario artista callejero, saxofonista y poeta, que es amigo, y bloguero de postín. Manuel Marcos.
Fantásticos aquellos artistas que llenaron las calles de nuestra infancia. La plaza de la Almagra, a unos metros de mi casa, era punto de actuación fijo de todos los que pasaban por la ciudad y yo no me perdía ni una sola actuación. Me impresionaba siempre uno que se metía por la nariz un clavo de quince centímetros de largo por lo menos y bien grueso: un hazaña. También las contorsionistas. En fin, una pena que se perdieran, aunque quizás ahora con la crisis los veamos reaparecer. A estos artistas y a los adivinos que se plantaban en la corredera a adivinarle el futuro a la gente, fascinantes también en aquella época porque con los ojos cerrados lograban averiguar si su compañero o compañera hablaban con un hombre o una mujer, como iban estas vestidos, el color del pelo, etc. La gente les quitaba de las manos las papelillas donde iba escrito su futuro. ¡Qué tiempos!
ResponderEliminarPaco seguro que recuerdas el "pianillo de la coja" que siempre andaba por los alrededores de la Mezquita. Estos son sus sucesores.
ResponderEliminarMolón:
ResponderEliminar–“Encadena” tus pensamientos, “me da lla” la impresión que sabes lo que tengo en la mano.
–¡Una cadena y una medalla!
Aplausos.
Oye pero la gente no se daba cuenta. Yo recuerdo a uno que ponía en mi calle un tenderete con dos palos unidos por una lona donde había una abertura como si fuera un escenario y se metía detrás para jugar con las marionetas. Una de las marionetas se llamaba Barriga verde. Terminaba la actuación, enrollaba los palos con la lona y a otra pared pasado el platillo. Y aquellos que contaban historias, tipo edad media, que tenían dibujadas en viñetas, que señalaban con una varita, claro el final no estaba, lo vendían en papel. También hacían el agosto los carteristas alrededor en la bulla.
Saludos y gracias
Claro que lo recuerdo y luego después o algunas veces a la vez, el del largo y el otro bajito, que guardaban el piano en el Mesón de Vencesguerra en la calle Lineros (antes Coronel Cascajo). Se da la curiosidad que una vez que fui a Sevilla, en el Ferrobús, a Repuestos San Roque, a comprar repuestos de la bicicleta de carreras, en calle San Roque frente a la estación de Plaza de Armas, al primer individuo que vi fue al largo del pianillo. No se me olvida por lo curioso. Bueno pues el pianillo de la coja, en el que actuaba también un vejete que llevaba el compás con un palillo entre los radios de la rueda, está ahora en la cuadra del Palacio de Viana, en el patio de la entrada (antigua) a la derecha. Un abrazo Diego
ResponderEliminarEl otro día estuvieron en mi barrio, mientras ella cantaba, el hacia malabarismos con el perro.
ResponderEliminarLo que yo recuerdo es cuando iba la familia entera, mientras uno hacia una cosa, otro hacia otra y la cabra autentica protagonista.
Un saludo
No sabía que antes actuaba la familia entera, y que tenían cabra también. Pensaba que era otra familia los de la cabra. La cantaora parece su hija. Gracias y un abrazo Emilio.
ResponderEliminarHermoso y entrañable post para empezar el año, Paco.
ResponderEliminarFelices deseos de felicidad, de la buena, no de la de los inconscientes.
Gracias Manolo, pero somos inconscientes también, a lo mejor en menor medida, pero lo somos. Pero como siempre, la memoria de los demás en los comentarios es lo que revalorizan las entradas. Un abrazo.
ResponderEliminarDe los charlatanes(castelares) y
ResponderEliminar"los de la cabra" expuestos, fal
tan los "manteros",que con un camión, se ponían en la Corredera
sacaban una manta decían un precio
y luego iban añadiendo otra por el
mismo precio y otra y otra...Al menos ponían 4 o 5 y todas por el
mismo precio inicial. Vamos la mis
ma técnica actual de las telecom
pras,pero en los años 60-70.No sé
si te acuerdas de ellos.Era todo
un espectáculo verlos.
Saludos."ben"
Si señor y en la Puerta Gallegos también. Mi padre me llevaba y me decía que comprobara los “ganchos” que eran los que empezaban la compra. ¡No le doy ni uno, ni dos, ni tres si no cuatro peines auténticos de carey, y además la loción tal y cual.! Y como antes decía los carteristas en la bulla. Yo los recuerdo con una maleta abierta en una mesita de tijera. Saludos Ben y feliz año.
ResponderEliminarIgualmente,Paco,Feliz año para ti
ResponderEliminary los tuyos.Porque este año ha sido de pánico para los mios,al final parece que se van arreglando
las cosas.La gente piensa en la mal
dad de los bancos y no piensan que en ellos trabajan muchas personas,
que están perdiendo también su trabajo.Eso sí los culpables se van
con buenas cantidades de dinero,pa
ra compensar sus errores,mientras
que muchos trabajadores a la calle.
En fin mejor es hablar del futuro
que esperemos sea mejor para todos
los trabajadores.Y que no nos
toquen la paga a los jubilatas.
Saludos.
"ben"
Hola Paco, como sabrás ya dediqué en mi blog alguna entrada a los cada vez más abundantes artistas callejeros que pululan por la ciudad de Córdoba alegrándonos la vista y el oído. Que lejanos parecen quedar aquellos tiempos en los que en toda la ciudad apenas eras capaz de encontrar uno de esos músicos de acera en la Plaza de Tiberiades, por supuesto tocando la guitarra flamenca y con un montón de guirir alrededor con la baba caía. Un saludo y enhorabuena por esta entrada que dedicas al artisteo callejero.
ResponderEliminarAndrés muchas gracias, claro que me acuerdo de tu entrada http://talbanes07.wordpress.com/
ResponderEliminar(cito tu blog)y son unos personajes muy entrañables y unos verdaderos artistas. Lo que pasa es que los que somos mayores nos acordamos de otros más antiguos y no por eso menos entrañables, estoy pensando ahora mismo en "Alicates", la "Paquera" de joven (ya de mayor cambió el chip, y muchos más. Un abrazo gracias y feliz año.
En mis recuerdos de niño, siempre está la cabra y una señora gitana que bailaba, mientra su marido tocaba la trompeta. Pero los tiempos cambian y las tecnologías nos traen nuevas actuaciones. Cuando aparecían estos señores de la cabra, mi padre siempre nos decía, que venían años difíciles, con sus verdaderas palabras decía años de ruina. Pobre familia, ellos solo buscan ganarse la vida, ofreciendo algo a cambio.
ResponderEliminarun abrazo
paco
Paco tu padre no se equivocaba, es que eran años olvidados que vuelven. Las diferencias cada vez más insalvables, la miseria la tenemos alrededor, si vieras las penas que se ven en las asambleas de Stop Desahucios de aquí en Córdoba. Ahora a las diez tenemos una concentración en favor de otra afectada, en la calle, y raro es el día que no haya algo. Yo de relleno que otra cosa no puedo, pero por lo menos hacemos bulto. Y bonitos recuerdos que debían haberse quedado solo en eso, y no volver. Un abrazo.
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