Pancarta del grupo del 15M Córdoba Stop Desahucios
Ayer día completo. Salida de la explanada frente al “avión candelario” -otra megalomanía cara-, en autobús en dirección a Sevilla. Llegada al Parlamento de Andalucía a las cinco menos muy poco y comienzo de la manifestación contra los desahucios. Gente de muchas ciudades y pueblos andaluces, pero siempre la sensación de, si a las manifestaciones fuese toda la gente afectada, no habría calles para contenerla. De todas formas podríamos estimar en unas dos mil quinientas personas la asistencia.
En principio discreta presencia policial, aparentemente sólo la Policía Local. Partida por la calle Resolana, luego giro a la izquierda por la calle Feria, buscando salir a la Alameda de Hércules por la calle Relator. En la Alameda de Hércules una visita a La Corrala en la calle Lumbreras. Consignas, gritos, solidaridad con los allí alojados, mucha pasión. Pero la maquinaria financiera pesa como una losa, sobre los delicados hombros de los hombres y mujeres que cayeron en la estafa bancaria, y ese peso necesitaría de una grúa democrática como las portuarias.
Vuelta a la Alameda, de nuevo las Columnas de Hércules y un tímido atardecer ya. La feria medieval o del campo ocupaba parte del paseo lateral de la Alameda, “damajuanas”, arados, incluso un arado romano en el suelo, medidas para los cereales, en suma aperos para la labranza. Ya casi a la salida –según se entre- de la Alameda, llegó un compañero gritando que estaban desalojando La Corrala, eso hizo que en desbandada la manifestación, desorganizadamente, con más corazón que cabeza, corriera a la calle Lumbreras. Nosotros cortamos por Jesús del Gran Poder y nos quedamos en la esquina con Lumbreras y Mastín. Allí estaba el dispositivo represor en todo su apogeo y con toda su luminaria, curiosamente azul como el color gubernamental. Las noticias a pesar de que estábamos solo a unos metros de La Corrala, eran variadas. Carreras, golpes, y detenciones, dijeron que a una cámara de la Sexta TV, posiblemente un nuevo atentado a la libertad de expresión. La difusión de las actuaciones policiales molestan al poder
Una policía en los forcejeos dicen que perdió su placa identificativa, ésta con la porra en la mano -era una chica joven-, secundada por tres policías más, buscaban por el suelo lo perdido, apartándonos agresivamente. La calle Lumbreras era una trampa para los manifestantes. No sé si la estrategia policial era adecuada o fruto de la espontaneidad, como la vuelta de los manifestantes allí, pero tenían vehículos apostados al principio en la citada calle, en la confluencia con Jesús del Gran Poder y por la otra parte, por la salida, en la confluencia con la calle Becas.
Si entrabamos allí todos solo habría una salida por la estrechura de la calle Crédito. Aunque se suponía que estarían también en ella. Por lo menos, para prever una posible salida de urgencia, la calle de Jesús del Gran Poder aparentemente lo permitía. Se oían golpes en chapas, no sabemos si a los vehículos policiales, que trataban de adentrarse más en la calle. Las luces azules de los puentes luminosos policiales, daban un tinte de trágica verbena al momento. Habíamos retrocedido todos cuarenta años, solo variaban los uniformes de las fuerzas del “desorden” público. Cambian algo para seguir lo mismo, igual que la “modélica transición”.
Sigo pensando que no había sido una estrategia premeditada, pero aunque no lo fuese, no podía haberles salido mejor. La manifestación ya estaba disuelta, terminada, y todo el recorrido pendiente hasta la “micológica” plaza de "Las Setas" arruinado. Parece que hubo una negociación para leer el manifiesto de final de la manifestación delante de La Corrala. Con una escasa luz y un lector que, aunque no veía el texto bien, leyó el manifiesto con pasión. Después, con el miedo en el cuerpo aún, pasar por delante de los funcionarios, con esa sensación de disimulo, y mirada soslayada, como cuando pasas por el campo delante de un amenazador guardián de la propiedad, ese que dicen que es el mejor amigo del hombre, pero que solo es amigo del que le da de comer.
Luego la sensación de represión, de abuso, y comprobar que los funcionarios también tienen miedo, se les ve a la legua, cuando van en grupo y pertrechados con los elementos defensivos y ofensivos bien, pero cuando quedan aislados se les ve el mismo terror que a los ciudadanos con su amenazadora presencia, no son nadie. Seguro que muchos trabajan en eso porque no tendrían otra cosa, no debe ser para un ser humano normal, plato de buen gusto defender lo injusto por dinero. Nos marchamos de allí porque nos recogería el autobús frente al hotel Don Paco y la Taberna del Peregil.
Ahora llegamos a Las Setas, el más claro exponente del vivir por encima de las posibilidades de los virreyes socialistas, que han gobernado de casi toda la era democrática Hispalis. Un “obrón”, un gasto inútil, con cuyo dinero se podrían haber solucionado muchas cosas. Un parecido con el polémico Palacio del Sur “medallista” de Córdoba. Y hoy, los vividores, quieren acusar a los obreros que -no dudo que alguno lo haya hecho, en mi familia no-, de lo que han hecho ellos, derrochar y mal gestionar los dineros que les confía para ello el pueblo.
Pienso que el objetivo de la manifestación se cumplió a medias, la horizontalidad y la espontaneidad de la dirección de estos actos, no ofrece garantías organizativas. Podría haber seguido la manifestación su curso y cumplido su objetivo, si un grupo de la misma hubiera vuelto en apoyo de lo que decían estaba pasando en la Corrala, y haber seguido el resto siendo el fruto de la sorprendida mirada de los insolidarios, a los que todavía no les ha llegado su San Martín, o no les llegará nunca porque posiblemente son de esa otra clase que vive bien. Bares a reventar, crisis inaparente, gente que te mira como si fueras un apestado. Gente de orden como dijo ayer en un programa amarillista televisivo, el casposo que es esa momia asturiana, Arturín Fernández, que decía que su padre fue anarquista, y que a las manifestaciones debe de ir la gente con chaqueta y corbata y las mujeres con pamela, además de muchísimas tonterías más. Vamos un verdadero cómico, esta vez no en el sentido noble de la profesión de comediante si no en el de payaso.
Decir que, en la manifestación de cordobeses no estaban todos los que son, pero si éramos todos los que estábamos. Muchas familias de los que configurábamos el grupo, afortunadamente y por el momento, no teníamos problemas como los desahuciados. La mía particularmente tiene la vivienda que adquirimos en 1970 por doscientas cincuenta mil pesetas de las de entonces, y agárrense, equivalía a unos mil quinientos euros de los de ahora, y hemos vivido con un mísero sueldo de funcionario del Ministerio de Defensa (personal civil) hasta la jubilación, y aguantado impertinencias trasnochadas muchos años, casi cuarenta, y ahora con una mísera pensión, pero que, comparada con no tener nada, nos podemos dar con una piedra en los dientes.
Nuestros hijos están: uno en la cuerda floja, pues el “empresario” le debe tres meses de salario y son malas las perspectivas, a demás de por la crisis por la gestión empresarial, en las vacas gordas cualquiera puede ser un buen gestor porque no se nota, pero en las flacas hay que trabajar duro y ser emprendedor. Y el otro con una interinidad de profesor de conservatorio que, en cierta medida, con el ataque que este gobierno está realizando a la cultura, puede estar también en una posible flojedad de la cuerda. Pero sus padres, afortunadamente, tienen la vivienda que han tenido siempre, libre de cargas, y la olla hierve todos los días. Por lo que nadie les pueda privar, afortunadamente, en un mal momento que puedan pasar, de ese refugio.
Vuelta a Córdoba. Autobús. Algún que otro chiste. Comentarios de la situación, propósito de enmienda de los organizadores, de estudiar lo pasado y en próximas reuniones tener un plan siempre dispuesto, para que, la improvisación y la voluntad de ayudar, no tire al trasto el esfuerzo organizativo y lo más importante de la manifestación, cumplir su recorrido siendo escaparate andante de las maldades de la clase financiera y sus cancerberos.
Algunos ya no tenemos edad de correr delante de los agentes del desorden público (es desorden cuando se gestionan mal las crisis callejeras) y recibir un golpe indiscriminado de su propio miedo y de sus “defensas” (es curioso el nombrecito de las porras, cuando debían de llamarse “ataque”). También el comienzo de nuevas y sustanciosas amistades, y conocer a otros blogueros/as cordobeses inquietos, e intercambio de direcciones y pareceres que, en el fondo, son muy parecidos. En suma, una salida de la monotonía diaria y la satisfacción de haber colaborado con una causa noble. Y sobre todo el homenaje a unas personas que podrían tener una jubilación tranquila de sillón y TV alienante, y toman partido por una causa que si es no es suya de forma directa, si lo es en la solidaria.
Esto es un país libre, las arbitrariedades no se pueden grabar
La cámara de la Sexta en libertad
Esperando la partida
En principio discreta presencia policial, aparentemente sólo la Policía Local. Partida por la calle Resolana, luego giro a la izquierda por la calle Feria, buscando salir a la Alameda de Hércules por la calle Relator. En la Alameda de Hércules una visita a La Corrala en la calle Lumbreras. Consignas, gritos, solidaridad con los allí alojados, mucha pasión. Pero la maquinaria financiera pesa como una losa, sobre los delicados hombros de los hombres y mujeres que cayeron en la estafa bancaria, y ese peso necesitaría de una grúa democrática como las portuarias.
Grupo de manifestantes que sale del arco de la Macarena
Vuelta a la Alameda, de nuevo las Columnas de Hércules y un tímido atardecer ya. La feria medieval o del campo ocupaba parte del paseo lateral de la Alameda, “damajuanas”, arados, incluso un arado romano en el suelo, medidas para los cereales, en suma aperos para la labranza. Ya casi a la salida –según se entre- de la Alameda, llegó un compañero gritando que estaban desalojando La Corrala, eso hizo que en desbandada la manifestación, desorganizadamente, con más corazón que cabeza, corriera a la calle Lumbreras. Nosotros cortamos por Jesús del Gran Poder y nos quedamos en la esquina con Lumbreras y Mastín. Allí estaba el dispositivo represor en todo su apogeo y con toda su luminaria, curiosamente azul como el color gubernamental. Las noticias a pesar de que estábamos solo a unos metros de La Corrala, eran variadas. Carreras, golpes, y detenciones, dijeron que a una cámara de la Sexta TV, posiblemente un nuevo atentado a la libertad de expresión. La difusión de las actuaciones policiales molestan al poder
La cultura auna perfectamente con la reivindicación
Una policía en los forcejeos dicen que perdió su placa identificativa, ésta con la porra en la mano -era una chica joven-, secundada por tres policías más, buscaban por el suelo lo perdido, apartándonos agresivamente. La calle Lumbreras era una trampa para los manifestantes. No sé si la estrategia policial era adecuada o fruto de la espontaneidad, como la vuelta de los manifestantes allí, pero tenían vehículos apostados al principio en la citada calle, en la confluencia con Jesús del Gran Poder y por la otra parte, por la salida, en la confluencia con la calle Becas.
Nuevamente el grupo de cordobeses
Si entrabamos allí todos solo habría una salida por la estrechura de la calle Crédito. Aunque se suponía que estarían también en ella. Por lo menos, para prever una posible salida de urgencia, la calle de Jesús del Gran Poder aparentemente lo permitía. Se oían golpes en chapas, no sabemos si a los vehículos policiales, que trataban de adentrarse más en la calle. Las luces azules de los puentes luminosos policiales, daban un tinte de trágica verbena al momento. Habíamos retrocedido todos cuarenta años, solo variaban los uniformes de las fuerzas del “desorden” público. Cambian algo para seguir lo mismo, igual que la “modélica transición”.
A Rafa Carmona le hace una entrevista una TV
Sigo pensando que no había sido una estrategia premeditada, pero aunque no lo fuese, no podía haberles salido mejor. La manifestación ya estaba disuelta, terminada, y todo el recorrido pendiente hasta la “micológica” plaza de "Las Setas" arruinado. Parece que hubo una negociación para leer el manifiesto de final de la manifestación delante de La Corrala. Con una escasa luz y un lector que, aunque no veía el texto bien, leyó el manifiesto con pasión. Después, con el miedo en el cuerpo aún, pasar por delante de los funcionarios, con esa sensación de disimulo, y mirada soslayada, como cuando pasas por el campo delante de un amenazador guardián de la propiedad, ese que dicen que es el mejor amigo del hombre, pero que solo es amigo del que le da de comer.
Sin comentarios, estamos de acuerdo
Luego la sensación de represión, de abuso, y comprobar que los funcionarios también tienen miedo, se les ve a la legua, cuando van en grupo y pertrechados con los elementos defensivos y ofensivos bien, pero cuando quedan aislados se les ve el mismo terror que a los ciudadanos con su amenazadora presencia, no son nadie. Seguro que muchos trabajan en eso porque no tendrían otra cosa, no debe ser para un ser humano normal, plato de buen gusto defender lo injusto por dinero. Nos marchamos de allí porque nos recogería el autobús frente al hotel Don Paco y la Taberna del Peregil.
Buscando una mejor perspectiva
Ahora llegamos a Las Setas, el más claro exponente del vivir por encima de las posibilidades de los virreyes socialistas, que han gobernado de casi toda la era democrática Hispalis. Un “obrón”, un gasto inútil, con cuyo dinero se podrían haber solucionado muchas cosas. Un parecido con el polémico Palacio del Sur “medallista” de Córdoba. Y hoy, los vividores, quieren acusar a los obreros que -no dudo que alguno lo haya hecho, en mi familia no-, de lo que han hecho ellos, derrochar y mal gestionar los dineros que les confía para ello el pueblo.
Las columnas de la Alameda de Hércules
Pienso que el objetivo de la manifestación se cumplió a medias, la horizontalidad y la espontaneidad de la dirección de estos actos, no ofrece garantías organizativas. Podría haber seguido la manifestación su curso y cumplido su objetivo, si un grupo de la misma hubiera vuelto en apoyo de lo que decían estaba pasando en la Corrala, y haber seguido el resto siendo el fruto de la sorprendida mirada de los insolidarios, a los que todavía no les ha llegado su San Martín, o no les llegará nunca porque posiblemente son de esa otra clase que vive bien. Bares a reventar, crisis inaparente, gente que te mira como si fueras un apestado. Gente de orden como dijo ayer en un programa amarillista televisivo, el casposo que es esa momia asturiana, Arturín Fernández, que decía que su padre fue anarquista, y que a las manifestaciones debe de ir la gente con chaqueta y corbata y las mujeres con pamela, además de muchísimas tonterías más. Vamos un verdadero cómico, esta vez no en el sentido noble de la profesión de comediante si no en el de payaso.
Jesús del Gran poder esquina Lumbreras, ya empezó la mala gestión policial
Decir que, en la manifestación de cordobeses no estaban todos los que son, pero si éramos todos los que estábamos. Muchas familias de los que configurábamos el grupo, afortunadamente y por el momento, no teníamos problemas como los desahuciados. La mía particularmente tiene la vivienda que adquirimos en 1970 por doscientas cincuenta mil pesetas de las de entonces, y agárrense, equivalía a unos mil quinientos euros de los de ahora, y hemos vivido con un mísero sueldo de funcionario del Ministerio de Defensa (personal civil) hasta la jubilación, y aguantado impertinencias trasnochadas muchos años, casi cuarenta, y ahora con una mísera pensión, pero que, comparada con no tener nada, nos podemos dar con una piedra en los dientes.
Jesús del Gran Poder posible vía de escape
Nuestros hijos están: uno en la cuerda floja, pues el “empresario” le debe tres meses de salario y son malas las perspectivas, a demás de por la crisis por la gestión empresarial, en las vacas gordas cualquiera puede ser un buen gestor porque no se nota, pero en las flacas hay que trabajar duro y ser emprendedor. Y el otro con una interinidad de profesor de conservatorio que, en cierta medida, con el ataque que este gobierno está realizando a la cultura, puede estar también en una posible flojedad de la cuerda. Pero sus padres, afortunadamente, tienen la vivienda que han tenido siempre, libre de cargas, y la olla hierve todos los días. Por lo que nadie les pueda privar, afortunadamente, en un mal momento que puedan pasar, de ese refugio.
Lectura del manifiesto
Vuelta a Córdoba. Autobús. Algún que otro chiste. Comentarios de la situación, propósito de enmienda de los organizadores, de estudiar lo pasado y en próximas reuniones tener un plan siempre dispuesto, para que, la improvisación y la voluntad de ayudar, no tire al trasto el esfuerzo organizativo y lo más importante de la manifestación, cumplir su recorrido siendo escaparate andante de las maldades de la clase financiera y sus cancerberos.
Otro momento de la lectura
Algunos ya no tenemos edad de correr delante de los agentes del desorden público (es desorden cuando se gestionan mal las crisis callejeras) y recibir un golpe indiscriminado de su propio miedo y de sus “defensas” (es curioso el nombrecito de las porras, cuando debían de llamarse “ataque”). También el comienzo de nuevas y sustanciosas amistades, y conocer a otros blogueros/as cordobeses inquietos, e intercambio de direcciones y pareceres que, en el fondo, son muy parecidos. En suma, una salida de la monotonía diaria y la satisfacción de haber colaborado con una causa noble. Y sobre todo el homenaje a unas personas que podrían tener una jubilación tranquila de sillón y TV alienante, y toman partido por una causa que si es no es suya de forma directa, si lo es en la solidaria.
El "vivir por encima de sus posibilidades" de los gestores sevillanos
Esto es un país libre, las arbitrariedades no se pueden grabar
La cámara de la Sexta en libertad
Fotografías y vídeo del autor otro de la Sexta.
Enhorabuena por tu lucha e implicación. Siempre me siento frustrado por no poder estar en el lugar y el momento en el que hay que hacerlo. ¿Una excusa? Quizás, pero con toda probabilidad, un motivo.
ResponderEliminarMe alegra tener amigos como tú. Gracias por implicarte y estar ahí. De corazón.
Un abrazo.
Gracias José Manuel pero Conchi y yo somos relleno, la verdadera implicación son esas personas que organizan y luchan duro, desde hace tiempo contra estas injusticias. Es verdad que su trabajo es el estimulo para que otros que podemos estar también colaboremos, que es lo que hacemos.
ResponderEliminarSaludos
Chico me has emocionado con lo que has descrito,porque lo que a ti te pasa nos pasa a la gran mayoría de
ResponderEliminarfamilias españolas,con hijos en la
cuerda floja y los gobernantes,mi
rando para otro lado,sean del color que sean.Pero esa es la lucha
y hay que continuarla.
Saludos.
Carlos, muchas gracias por tus palabras. Esta misma mañana hemos estado desde la diez de la mañana hasta casi las doce delante del Banco Popular de esquina Gran Capitán con Tejares, dando voces y formando ruido. Al final el esfuerzo ha merecido la pena. Cuando salió del banco un matrimonio joven, que tienen un niño pequeño, se me hizo un nudo en la garganta, se consiguió el aplazamiento porque el jueves iban a la calle y no tienen nada. Ser molestos, repartir cuartillas, diciendo lo que pasa, "El gobierno rescata al banquero y el banco desahucia al obrero", y a los mirones "gente de orden", que te miran como a un apestado, decirles que mañana les puede pasar a ellos o a sus hijos. Los bancos son entidades que practican la usura y no tienen conciencia con nadie, bueno con los partidos políticos si. Carlos lo dcho gracias y un abrazo.
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