Fachada principal
¿Casa de los Hoces, de los Guzmanes, de los Córdobas? Da igual, es una casa solariega cuyos propietarios o vecinos han sido las familias citadas. ¿Cómo la llamamos? Tampoco importa mucho porque la conocemos mejor como la del Archivo Municipal de Córdoba.
Ya hemos tenido la ocasión de valorar el estupendo trabajo que hace el personal del Archivo dirigido por Doña Ana Verdú, cuyo Departamento de Gestión Documental y Archivos, es para mí y muchos, la joya de la corona municipal. La investigación de esta ciudad tiene una extraordinaria herramienta de consulta en constante evolución al servicio de la misma, gracias a esos “funcionarios”, lo entrecomillo ahora que son tiempos de criminalización de estos, y claro por solidaridad, ya que yo lo he sido treinta y tantos años y diez compañero de ellos.
La casa que está en la calle Sánchez de Feria nº 6, antigua calle de las Campanas, a la que se le cambió el nombre por el de doctor y humanista D. Bartolomé Sánchez de Feria (1719-1783), que vivió allí. Parece que la donó Fernando III –toda la ciudad era de su propiedad porque era botín de guerral- a la familia de los Hoces, tiene una portada de piedra de doble curvatura, sobre la cual está repetido por tres veces el escudo de la familia.
Es una preciosa casa andaluza que tiene dos patios porticados en cuyo entorno se organizan las distintas estancias de la misma. Primero tiene un precioso zaguán desde el que se ve el primer patio y el pozo a través de una hermosa reja. Luego siguiendo la discreta tradición árabe, tiene la entrada en rincón con otro cancel forjado, que da acceso a una galería, que no está visible directamente desde la calle.
Entrando a la izquierda tiene el primer patio citado una arcada de ladrillo y columnas de piedra, y un pozo, en el mismo existe un frondoso jazmín que dota a las estancias del fino olor que da esa planta, y un ciprés aunque de esto no estoy seguro. El pasillo es el distribuidor principal cubierto con un precioso artesonado mudéjar. A finales del XX se restauró recuperándose una hermosa policromía que lo embellece aún más. Unas dependencias a la derecha y la escalera, empinada escalera fechada a primeros del siglo XVII, con un noble pasamanos una ventana con un escudo heráldico y una cúpula con una lámpara.
El segundo patio, está porticado con arcos de medio punto sobre columnas de ladrillo, en tres de sus lados, en el lado norte la galería tiene dos ajimeces y una puerta, que son las dependencias de la Dirección y sala de Juntas. Ventanas de estilo mudéjar divididas en el centro por una columna fina, que soporta dos arcos lobulados, en la que alternan la piedra y el ladrillo. Los azulejos se datan en el s. XV y están decorados a cuerda seca y datados en el s. XVI. También tiene otro ajimez en el lado porticado sur.
Independientemente de la cuestión arquitectónica que es notable, arriba están las dependencias del archivo y la sala de estudio y consulta. Las oficinas son de hechura moderna, aprovechando la superficie que es similar a la de abajo según podremos observar en el plano de planta. Una amplia sala principal, muy iluminada por la luz natural, es utilizada también como sala de conferencias que sobre diversas materias se imparten.
Lo mejor, el trato del personal y la identificación que tiene con su responsabilidad. Todo son detalles destinados a hacer la labor del investigador, o curioso como yo, más llevadera y fácil. Doy fe de que he tenido que consultar varias cuestiones, desde el desconocimiento de cómo buscar, y el propio personal ha sido el que me ha facilitado la búsqueda.
La sala superior donde están las mesas de consulta, tiene sus paredes decoradas con cartelería de la Feria de Mayo. Tiene también un cuadro donde figuran todos los regidores que ha tenido esta ciudad desde la conquista cristiana. No he tenido la oportunidad de visitar exactamente las dependencias de archivo, que están distribuidas en el ala sur de la planta superior. También decora una pared una reproducción del plano de restauración del Puente Romano de 1852, alzada y planta.
Don Teodomiro Ramírez de Arellano en Sus Paseos, dice en el referido a la calle de las Campanas, entre otras cuestiones lo siguiente:
“La casa más notable de esta calle es, sin duda, la número 2, solariega de los Guzmanes, a quienes representa en la actualidad don Enrique Pérez de Guzmán, marqués de Santa Marta. En ella existen, aunque mutilados, tres ajimeces mudéjares de exquisita labor y de reconocida construcción del siglo XV, a sus fines. Rotos sus parteluces y rellenos los semicírculos de sus arcos, han sido adornados ridículamente sus claros con ventanas de madera, de feísima forma, sobre las que se elevan los arrabás, formados de ladrillo rojo y amarillo, y llenos los entrepaños, jambas y lacerías con preciosos azulejos de Cuenca, en cuyas labores de flores se asoma y refleja el gusto plateresco que caracteriza el Renacimiento español.
Los adornos de todos tres son desiguales, afectando dos de ellos los arcos túmidos ojivales y el tercero lobulados, que envuelven en su interior arcos de correcta construcción latina. Lástima grande que estas preciosidades que nuestros antepasados nos legaron desaparezcan o se mutilen del modo que éstas lo están, perdiendo su importancia y reduciéndose al triste estado de lastimeras reliquias.”
Y luego dice que fue habitada por Don Bartolomé Sánchez de Feria, el autor de la Palestra Sagrada, durante algunos años, teniendo en cuenta que el citado humanista y médico estuvo viviendo mucho tiempo en Castro del Río. Y posteriormente:
“Después de muerto el doctor Feria estableciese otra vez en esta casa la familia de los Guzmanes, y por esta razón nacieron en ella el padre del ya citado señor marqués de Santa Marta y sus señores hermanos, entre ellos don Rafael, de quien debemos tomar varias noticias, sacadas de un folleto acerca del toreo en Córdoba que ha publicado su señor sobrino don José Pérez de Guzmán,”
Doña María de los Ángeles Barbudo, a quien tuvimos la suerte de conocer y escuchar durante la visita al Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso, durante la vivita que ella dirigió, tiene un libro que se llama “El Mudéjar en Córdoba”, editado Por la Diputación Provincial, donde detalla en un pasaje referido a esta casa, lo siguiente:
“La casa número 6 de calle de la Campanas (hoy Sánchez de Feria) y utilizada como Archivo Municipal, se ha venido confundiendo con la de los Guzmanes. Tras la sencilla portada gótica se accede a un zaguán que conduce a un corredor donde está la escalera a la planta alta y en el cual se encuentra un alfarje recientemente restaurado, y de aquí se accede al patio principal en el que hubo una importante intervención, afectando sobremanera al único alfarje que queda en una galería que fue muy restaurado y ahora nuevamente se ha trabajado en él.
Tiene trece grandes jácenas y jaldetas, así como labor de menado con chillas y alfardones hexagonales o mixtilíneos. La solera aparece decorada con escudos, pero el excesivo repinte ha afectado a la ornamentación de toda la tablazón: el saetino perlado ha quedado desvirtuado, así como los motivos vegetales, y de los escudos representados pertenecientes a los Córdoba, Hoces y Guzmanes, parece que este último no estaba en origen.
El patio conserva tres lados porticados mediante arcos de medio punto sobre pilares octogonales realizados en ladrillo. Durante una antigua restauración, de la que no ha quedado informe, se abrieron dos vanos de iluminación, buscando la raíz mudéjar, en la galería más próxima a la entrada, donde estaría la estancia principal pero no hay constancia de si hubo este tipo de ventanas,
muy parecidas a las que también se hicieron en el patio del Museo Arqueológico (casa de los Páez de Castillejo); es decir, en ladrillo visto y con decoración de azulejos en las albanegas de influencia sevillana. El único ejemplar de este tipo en la ciudad, que se sabe con certeza que es original, se halla expuesto en una sala del citado museo y hay otro parecido en la casa de los Sres. de el Carpio.”
En una simple visita al Archivo Municipal se puede comprobar tanto el valor arquitectónico de la casa, como el del archivo desde el punto de vista de consulta, así como lo expuesto relativo al personal que lo mantiene. Otro de los detalles a tener en cuenta, es la solidaridad de los investigadores con los novatos, por lo menos conmigo siempre han estado dispuestos a colaborar y estoy pensado ahora mismo en Juan Galán, y su cortés colaboración conmigo, la primera vez que tuve que hacer una consulta relativa a mi familia.
El archivo tiene una notable página Web en la que se pueden consultar muchos extremos relacionados con el mismo. Importante la colección de fotografías con un buscador que continuamente están perfeccionando.
En el apartado III Ayer y hoy del archivo, en su punto 4 dice referido a la casa, entre otras cuestiones:
"El edificio, situado en pleno casco histórico, ha sido, a lo largo de los siglos, morada de ilustres personajes cordobeses. El médico investigador D. Bartolomé Sánchez de Feria –nombre actual de la calle- la habitó en el s. XVIII. A principios del s. XX la habitó D. Narciso Sentenach, director del museo arqueológico. Posteriormente fue sede del Archivo de la Delegación Provincial de Hacienda y vivienda de su director, el erudito archivero D. José de la Torre y del Cerro."
y en su punto 4.- El archivo, ahora, dice:
"Los depósitos se distribuyen entre planta baja y entreplanta. Esta última, de 120 m2, cuenta con estanterías compactas. En planta baja se sitúan dos depósitos más con estanterías metálicas fijas, tradicionales, a dos alturas, que, próximamente, serán sustituidas por una instalación semejante a la anterior."
Decir también que antes de que el archivo estuviera allí instalado, vivía una familia cuyos hijos Pascual y Arturo, amigos de mi primo Paco Gallego, trabajaban en el Garaje Sport -hoy desaparecido- que había inmediatamente después de la cochera del edificio de correos en la calle Conde de Robledo. Parece ser que esta fue la última familia que habitó la casa.
Cuando no estaba aún el archivo en la casa, me llevaba mi madre a la casa del escultor de la plazuela de enfrente, Amadeo Ruiz Olmos, y mientras ella peinaba a su esposa (mi madre era peluquera de señoras) yo veía como se trabajaba la piedra desde el jardín por las ventanas del estudio.
O cuando los nenes después de haber visto, en el cine de verano Duque de Rivas, a la exuberante Abbe Lane, en “Susana y yo”, veíamos en el mismo jardín frente al actual archivo a la sobrina de la estanquera –que era mayor que nosotros-, imitándola, y a la vez cantando “Me lo dijo Adela”, esta vez sin Xavier Cugat, y claro todos con la boca abierta.
Cuando no estaba aún el archivo en la casa, me llevaba mi madre a la casa del escultor de la plazuela de enfrente, Amadeo Ruiz Olmos, y mientras ella peinaba a su esposa (mi madre era peluquera de señoras) yo veía como se trabajaba la piedra desde el jardín por las ventanas del estudio.
O cuando los nenes después de haber visto, en el cine de verano Duque de Rivas, a la exuberante Abbe Lane, en “Susana y yo”, veíamos en el mismo jardín frente al actual archivo a la sobrina de la estanquera –que era mayor que nosotros-, imitándola, y a la vez cantando “Me lo dijo Adela”, esta vez sin Xavier Cugat, y claro todos con la boca abierta.
Fotografías y vídeo del autor
Bibliografía:
Paseos por Córdoba. T. Ramírez de Arellano
“El Mudéjar en Córdoba” María de los Ángeles Barbudo.
La de horas que habré pasado en su sala de consulta...
ResponderEliminarNo había caído yo en eso, tu eres un "adicto" por obligación.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
¡Qué campesino soy en mis gustos estéticos: esos artesonados tan historiados me dejan más indiferente que esos maravillososo suelos de cantos de los patios...!
ResponderEliminarEl libro de los gustos, ya se sabe... pero muchas veces es cierto lo que dices, el suelo es más popular (ojo de pueblo, que hasta esto se lo han apropiado algunos) el artesonado no lo tenía el pueblo, todo lo más alguna viga vista. En Córdoba existe un lugar en altura, en la sierra que se llama Las Ermitas, era un antiguo eremitorio, bueno, hay un paseo de cipreses al que le pusieron un suelo de chino cordobés (que es como se llama aquí) y un técnico en jardinería decía que habían desgraciado el paseo al quitarle la tierra, porque entonces la gente miraría al "artesonado" del suelo en lugar de mirar al cielo que es a donde señalan los cipreses. Ya ves a este no le gustaba el suelo de cantos, por lo menos en ese sitio casi "celestial".
ResponderEliminarUn abrazo
Preciosa anécdota la del suelo de chino cordobés -ya me lo he aprendido- del eremitorio, lo que confirma mi opinión de que cada cosa en su sitio...más que para ustos están los colores, que no, hay colores horrendos
ResponderEliminarUn abrazo
No sé si lo conoces el sitio, es un rincón de paz “/Hay en mi alegre sierra/sobre las lomas, /unas casitas blancas/como palomas.//Le dan dulces esencias/los limoneros,/los verdes naranjales/y los romeros…/”, (Fernández Grilo) desde el que hay un mirador que se ve todo el valle del Guadalquivir, Sierra Nevada, la Serranía de Jaén, las Subbéticas, e incluso la sierra del Torcal en Antequera. Por la derecha el suroeste, muchos pueblo de la campiña sevillana. Está por los trescientos metros sobre el nivel del mar que, salvo Torreárboles que tiene 600 y pico y es la máxima altura del término municipal, es el nivel medio de la Sierra Morena por estos contornos, teniendo en cuenta que la ciudad (la antigua estación de ferrocarril estaba por lo ciento veintitantos, ya ves la diferencia, ciento ochenta o doscientos. Busca Ermitas de Córdoba si no lo conoces, si lo conoces no he dicho nada.
ResponderEliminarY si no te quieres molestar puedes ver aquí una muestra.
http://notascordobesas.blogspot.com.es/2010/03/otra-visita-las-ermitas.html
Un abrazo.
Me 'molestaré', me 'molestaré'. Pienso poner remedio a esa carencia mía y subir a echar un gran vistazo en cuanto tenga la oportunidad.
ResponderEliminarGracias, amigo
Pues yo soy de Toral de los Guzmanes ,de la provincia de Leon asi que algo de esa casa nos pertenece.
ResponderEliminarQue más quisiera Anónimo que te perteneciera algo de esa casa, pero sin embargo el contenido nos pertenece a todos los cordobeses, contiene la historia bien guardada de Córdoba y su gente. Un abrazo.
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