lunes, 25 de junio de 2012

GENOCIDIO, PAISAJE Y MEMORIA, DE SIMÓN NORFOLK

Tarjeta de la exposición

Una mañana de domingo que, después de visitar a un familiar cercano en un hospital, y de llevarte un disgusto, visitar a mi amigo Manolo, funcionario, que me dice tener un problema laboral, que le puede hacer perder su condición de funcionario municipal, a los siete años de su nombramiento. Inverosímil, funcionarios a los que sin pasar por la Comisión Consultiva del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, les quieren revocar un nombramiento, y dejarlos en interinidad. Una situación rara, muy rara. Pero todo es posible con las mayorías absolutas, esperemos que no se queden quietos y recurran lo que en primera instancia parece una arbitrariedad, por mucha sentencia del Supremo que tengan en la mano, procedente de una reclamación estimamos que justa desde luego.

Hermoso patio principal de la Casa de Góngora

Luego para acabar de empatar el domingo, visita a la Exposición, Genocidio, Paisaje y Memoria, de Simón Norfolk, nigeriano, de Lagos, pero educado en el Reino Unido, artista para mi desconocido, y pienso que para muchos, pero un excelente fotógrafo. Ya tuve la ocasión de ver la reseña de la exposición en Ars Operandi, una de las mejores web de arte que tenemos por nuestra ciudad. A una hora muy temprana, diez y poco de la mañana de domingo, en la Sala Galatea de la Casa Góngora, no había nadie, por lo que pude disfrutar, si se puede llamar disfrutar, el cierre del periplo dominguero de penas, con las duras fotografías de Simón Norfolk. En Irak, Afganistán, Líbano, Palestina, Bosnia y diversos campos de refugiados de distintos países del mundo, ha recogido unas maravillosas instantáneas denuncia del horror de los seres humanos. Pero bueno es el mundo que le vamos a dejar a las siguientes generaciones.


Simón Norfolk durante la recogida de uno de los muchos premios que tiene

Texto del comisario:

"Yo, la muerte, reino incluso en la Arcadia. Simón Norfolk, fotografía y memoria

En un tiempo y un espacio, el nuestro, el de las civilizaciones occidentales, donde la pérdida de memoria histórica amenaza con volverse absoluta, donde somos meros receptores de discursos mediáticos construidos con urgencia y esterilidad, la obra de fotógrafos como Simón Norfolk son, además de muchas otras cosas, indispensables para empezar a pensar un mundo que, por razones geopolíticas, es habitualmente intervenido con confusos objetivos, normalmente no bien explicados y con los correspondientes saldos humanitarios.

Las fotografías que se presentan en esta exposición corresponden a varios trabajos que Simón Norfolk ha venido produciendo desde el tristemente célebre 11 de septiembre. Fruto de aquel acontecimiento y sus consecuencias (hegemonía bélica de EE.UU., las guerras de Afganistán e Irak, etc.) surge una reflexión en torno a los conceptos de imperio, historia y memoria. Según la formulación de Norfolk, todo imperio en su momento de decadencia y desmoronamiento, deja detrás de sí las huellas de su esplendor, ahora convertidas en históricas ruinas. De la atenta mirada a toda esta arqueología se pueden sacar conclusiones válidas para la construcción de la memoria histórica.


Primera sala de exposición de la casa Góngora

Su obra se caracteriza por tener al paisaje como tema principal y desarrollar una meticulosa técnica basada en la obtención de imágenes con la tradicional cámara de placas. Sus imágenes muestran paisajes de espacios desolados o, frecuentemente, arrasados por la acción bélica del hombre. Escenas que encierran la capacidad de integrar elementos sensibles y a la vez desgarradores y que son, en definitiva, escenas llenas de dramatismo y belleza que muestran la destrucción y representan el eco de la muerte. La construcción de la imagen utilizando cánones que la ponen en relación directa con determinada tradición romántica que encuentra la belleza en la representación de cierta miseria, la frecuente ausencia de la figura humana, o la deliberada acción del fotógrafo de construir sus paisajes a partir de escenarios configurados en función de su aparente desorden, son algunos de los rasgos que mejor definen la obra de Simón Norfolk.


Otra sala de exposición de la casa de Góngora

La obra de Norfolk documenta fotográficamente los edificios, las calles vacías, los espacios devastados, orografías y restos de la acción bélica, en aquellos lugares donde se ha intervenido militarmente en los últimos ocho años. Son auténticos paisajes después de la batalla que delatan la barbarie y lo absurdo de la guerra.

El artista se enfrenta en su obra a un gran problema, a uno de los mayores conflictos éticos que encierra la fotografía que tiene como materia de trabajo los lugares que han sido víctima de la acción militar: el de cómo mostrar la belleza de la crudeza y la destrucción articulando un diálogo respetuoso entre información, dolor y estética.


Simón Norfolk en una sesión de fotografía extrema

Norfolk y su obra forman parte, sin lugar a dudas, de una clase de nuevo documentalismo fotográfico que maneja el concepto, desarrollado por David Campany, de la fotografía tardía. La fotografía nace con un pecado original: la supuesta capacidad de reproducir fielmente lo real, el de ser un analogón de la realidad. Este atributo genesíaco, más que la revolucionaria tecnología en que se basa para obtener imágenes, la configura como medio profético. Lo que enfoca la cámara, adquiere importancia y se volverá relevante a nuestra mirada. La fotografía tiene la capacidad de registrar lo futuro. Este status de la fotografía, que marcó durante décadas la relación de la sociedad con la representación fotográfica, cambia con dos factores importantes en la historia del medio: la irrupción en el mercado de cámaras instantáneas y equipos ligeros que democratizan el medio y su práctica, y, sobre todo, la llegada de las tecnologías audiovisuales, el cine y posteriormente la televisión. La formulación, a mediados del siglo XX, del momento decisivo bressoniano, sumado a lo anterior, modifica notablemente la práctica fotográfica. El fotodocumentalismo y el fotoperiodismo deben de transformarse, en este momento, en ágiles registros de realidades y conflictos, de un presente que ahora tiene una gama más amplia de medios dando cuenta de ellos en el mismo espacio y al mismo tiempo. Sin embargo, en la actualidad, nos encontramos con una gran cantidad de fotógrafos.


Fotografía de bombas de racimo, como para las que reclama el lucro cesante la empresa que fue del actual ministro de defensa español (no sabemos si aún tiene intereses en ella), por su destrucción.

Simón Norfolk es un buen ejemplo de ellos, que no fotografían la huella de un acontecimiento, sino más bien la huella de la huella de un acontecimiento y que como dice Campany, "su fotografía "tardía" es un ejemplo particularmente revelador de un enfoque que se está convirtiendo en un uso tópico del medio". También Campany se pregunta por el significado de esta tendencia a fotografiar las consecuencias de los acontecimientos: campos de refugiados, desiertos devastados, edificios en ruinas, geografías urbanas vacías y arrasadas,... Finalmente, y como apunta Campany, es "una práctica muy distinta de la instantánea espontánea y mantiene una relación diferente con la memoria y la historia." Es una fotografía del pasado inmediato, una forma de mirar sobre lo acontecido que ayuda a empezar a construir la memoria contemporánea.

Cráneos en el altar de la iglesia en Ntarama, Ruanda.

Es también una fotografía de mirada pausada, lenta (de hecho es significativo que muchos de los fotógrafos que la practican vuelvan al uso de la "primitiva" cámara de placas), y que en la mayoría de los casos se inspiran, apropiándose de los cánones de representación, en determinadas escuelas o autores de periodos clásicos de la pintura. Simón Norfolk, en sus escritos, enuncia todo un manifiesto acerca de su manera de entender la ruina clásica y su representación plástica a lo largo de la historia. En particular centra su atención en el clasicismo francés del XVII y se detiene en las pinturas de Nicolas Poussin y Claude Lorraine. Paisajes con escenas pastoriles que tiene como marco naturalezas idealizadas, en las que siempre hay ruinas clásicas enmarcando la escena. Considera estas obras como metáforas de la decadencia de las civilizaciones y de la vanidad de los Imperios y se plantea la necesidad de reflexionar sobre lo que significan las nuevas ruinas que la conocida y hegemónica acción militar actual, deja a su intervención en los diferentes lugares del mundo. Las fotografías de Norfolk guardan no pocas similitudes con el trabajo de Gabriele Basilico, Beirut, al respecto del cual su autor declaraba que las imágenes que había tomado en la capital libanesa pretenden "contribuir, mediante el testimonio de la locura humana, a la construcción de la memoria histórica". Idéntico objetivo se puede rastrear en la obra del fotógrafo inglés.


Laguna de residuos de mineral de aluminio en Petkovici, Bosnia, donde en 1995 fueron asesinados cientos de hombres y niños en el conflicto étnico.

"Simon Norfolk. Genocidio, Paisaje, Memoria" fue originalmente concebida para el Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural- Fenosa, en su sede de A Coruña, en el año 2008. Un gran entusiasmo y apuesta por el proyecto de Carmen Rivera, gerente del museo; un equipo humano, el habitual de esta institución, totalmente entregado y más de 2.000 metros cuadrados intervenibles de sala, nos permitieron montar una ambiciosa y extraordinaria exposición tanto por su contenido como por su forma. Supuso la primera gran exposición individual (y con cierto carácter antológico) de Simon Norfolk en España, y además, una de las más importantes realizadas al autor en el mundo. Aquella configuración original nunca más pudo volverse a repetir, desgraciadamente, a lo largo de la vida de la misma, teniéndonos que conformar con montajes parciales y fragmentarios de aquella primigenia. No obstante el montaje y la configuración que mostramos ahora en Córdoba es más que suficiente para conocer y adentrarnos en la obra de un fotógrafo que hasta tiempos recientes, e inexplicablemente, permanecía inédito en nuestro país.

Xosé Garrido
Comisario de la exposición

Genocidio, Paisaje y Memoria. 
Simon Norfolk
Sala Galatea. Cabezas, 3.
Del 22 de Junio al 26 de Agosto 2012
L a V de 17,00 a 21,00 h. S de 10,00 a 14,00 h. y de 18,00 a 21,00 h. D y festivos de 10,00 a 14,00 h."


Vídeo de las fotografías


Fotografías y texto del folleto, algunas del autor.

sábado, 23 de junio de 2012

LOS CIUDADANOS "SOMOS MAYORÍA"


Los ciudadanos somos mayoría

En el Blog del Colectivo Prometeo se publica de la pluma de Julio Anguita, un ilusionante proyecto de Frente Cívico, de organización ciudadana, ante los desmanes que estamos sufriendo por la avaricia desmedida de esas sanguijuelas de nuestro tiempo que son las políticas neoliberales, por ponerles un título, aunque lo que está detrás es una minoría que prescindiendo de la política al uso, o utilizándola para sus fines, como hemos visto quitando soberanía a los países y poniendo tecnócratas de su cuño al mando de los mismos, crean sucursales de su “ideología”. La cuestión no es difícil. Solo tenemos que remitirnos a la historia, ésta nos da muchos ejemplos de como la ciudadanía ha conseguido por medios pacíficos, lo que el poder con todo su aparato militar no ha podido mantener. Una simple mirada a la India del colonialismo británico, la resistencia pasiva de un hombrecillo, semidesnudo, puso en jaque al mayor imperio de ese tiempo, y perdió el imperio. Y así hay muchos ejemplos, cuesta pero al final se gana siempre.

Nos han hecho creer que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, y eso es mentira. Nos han hecho creer que esto es una crisis y es una estafa universal, esos sueldos inmorales de determinada casta  y metidas de la mano en el cajón común, han puesto al borde de la quiebra a países enteros. Y quieren proyectar la culpa en nosotros, inocularnos la doctrina del shock, o que aceptemos la parte por el todo: En suma estamos bajo los efectos del terror. No hay nada más que ver que los responsables parece que somos nosotros, el pueblo llano, mientras ellos, los estafadores y sus cómplices viven a cuerpo de rey y cada vez son más ricos, sin importarles nuestros hijos y nuestros nietos y bisnietos, porque seguro que si no tomamos parte a ellos, a nuestros bisnietos, les llegará este crimen. Eso si antes no toma otro sentido la revolución y deja de ser cívica y acorde con las normas que nos hemos dotado. 

Se puede. Seguro que se puede, las estructuras que nos roban sucumben a la presión ciudadana siempre. Los ciudadanos tenemos ese poder pero lo que hace falta es saber usarlo adecuadamente. Ya hemos visto lo sucedido en Islandia, un pequeño país que se ha rebelado cívicamente y parece haber encontrado el camino,  ha sabido decir NO a esos desmanes, y ha sido la ciudadanía por propia iniciativa, harta de los mencionados ultrajes y desmanes la que le ha puesto freno a esos delincuentes financieros. Y salvando las distancias, Argentina estuvo peor, y zafándose de determinadas tutelas parece también haber encontrado la esperanza. Y un ejemplo; la corruptela “legal” de la presidencia del CGPJ ha sucumbido a la presión ciudadana, parece que no hace daño esta presión pero lo hace. Y otro ejemplo: la misma presión ciudadana, ha conseguido que un Jefe de Estado diga: "lo siento, no volverá a suceder,  me he equivocado...". Puede parecer una tontería pero no lo es. Y ojo, los medios de comunicación al servicio de los poderes financieros intentaran desvirtuar, como es su estilo, cualquier cuestión que haga sombra a su cuenta de resultados. Solución, no leerlos, hoy en día con los medios personales que disponemos no son necesarios. Se puede vivir perfectamente sin leerlos, sin "tdtpartys", e incluso sin fútbol.

A continuación a modo de punto de partida, sin excluir otros puntos que pudieran surgir, ya hay materia para debatir, son unos puntos lógicos, humanos y realizables. Para empezar a pensar, para empezar a decidir por nosotros mismos, para defender la lucha de muchos compañeros que se dejaron hasta la vida para que la clase trabajadora tuviese derechos y garantías, que fueran también más allá de la etapa activa laboral. Eso que llaman estado de bienestar, que debía llamarse obligación vital para todos los ciudadanos.

El pueblo

Programa- ponencia para iniciar los debates y la elaboración colectiva.

Nota.- El presente listado de propuestas no tiene otro objetivo que servir de materia concreta para el inicio del debate y la elaboración a llevar a los otros y en su momento a la opinión pública. Cuando se redactó se tuvieron presentes las características que sobre el Programa he escrito antes. Insisto que sólo es un material para comenzar. 

1. Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de 1.000 euros al mes. Esta cantidad es exactamente el 72% de la media de los seis países de la UE que lo tienen más alto: Luxemburgo (1610 euros), Irlanda (1.462 euros), Holanda (1.357 euros), Bélgica (1336 euros), Francia (1321 euros), Gran Bretaña (1.148 euros) 

2. Ninguna pensión por debajo del SMI. 

3. Extensión y ampliación de la prestación por desempleo. Todo lo anterior puede servir también para abordar con presupuestos concretos la posibilidad de la Renta Básica. 

4. Reforma Fiscal: progresividad, persecución del fraude fiscal, la economía sumergida y los paraísos fiscales. Revisión de la legislación sobre las Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV). Dotar de infraestructuras de todo tipo a la Inspección de Fiscal de la Hacienda Pública. 

 5. Banca pública como corolario de la nacionalización de la banca privada y las cajas de ahorros.

6. Nacionalización de los sectores estratégicos de la economía. Ley sobre la Obsolescencia programada. 

7. Desarrollo de los contenidos de los Títulos Preliminar y VII de la Constitución. 

8. Control y democratización de los canales de distribución y comercialización del sector primario de la economía a fin de evitar situaciones de oligopolio que inciden negativamente sobre los precios pagados a los productores y sobre los precios pagados por los consumidores.

 9. Efectiva separación entre las iglesias y el Estado.

10. Reforma del Sistema Electoral en el sentido de implantar otro proporcional, con las CCAA como circunscripción y un colegio nacional de restos.

Puede florecer la esperanza

Este es el punto de partida, ahora cada uno puede tratar de aportar su granito de arena o pinchar su alfiler en el mapa, para después unirlos entre sí”. La unión de todos los ciudadanos y su fuerza son fundamentales.

Fotos de la red, la de los almendros es de Poesía Cádiz, las otras ignoro su autoría.
Referencias del Blog Colectivo Prometeo
Nota: Habitualmente procuro que el Blog sea exclusivo de otros temas evitando el político directo, aunque a mi se me vea al plumero siempre, pero en esta ocasión estimo saltarme directamente esa premisa personal porque el futuro de mis hijos y mis nietos actuales y futuros lo requiere.

viernes, 22 de junio de 2012

LA CHOZA DEL COJO

La Choza del Cojo a la entrada de Córdoba. El anuncio en la pared es de Motocicletas MV

La Choza del Cojo está grabada en mi memoria de niño por las veces que me llevó mi padre a ella. Evidentemente no a la propia venta, si a sus alrededores, a unos llanos que tenía cerca, y un par de arroyos. El de Pedroches, muy importante, y el de la Huerta de los Lirios, afluente del primero. He puntualizado lo de “no a la propia venta”, porque por aquella época era “cabaret” o lo que ahora se llama “night club”, o cortijo de las “luces colorás”. Era el lugar de finalización de las juergas nocturnas, evidentemente de la incipiente burguesía o los llamados "señoritos".

Lugar donde estaba la Choza del Cojo, una amalgama de publicidad

Como la que se corrió un día el maestro Carreras con sus amigos, los que por habérsele caído una señora que llevaban en el coche de caballos, acabaron en la “higuerilla” por la denuncia de ésta. La caída fue de posaderas en una zona de gravilla -se estaba arreglando la carretera de Madrid en la zona de la Choza del Cojo-, quedándosele los glúteos bastante marcados con los guijarros. Hubo que emplear después la influencia del “ejército” para sacarlos de la misma. Mi tío Pepe que era militar, adornado con sus medallas -eso daba en aquel tiempo un cierto caché-, actuó e influenció en los municipales para que dejaran en libertad a su suegro y amigotes. 

La Choza del Cojo entrando a Córdoba, a la derecha la futura Avenida de Carlos III, a la izquierda la oficina de Turismo y la actual avenida de Libia

Platerito, aspirante a torero, hijo de Manuel Zurita, el tabernero del aguaducho del Pretorio, aburrido por el fracaso de abrirse paso en el difícil mundo de los toros, decidió dedicarse al negocio de la vida nocturna y alquiló la venta. De ahí dio el salto a la Primera de Cercadilla cuando comprobó lo lucrativo que es y ha sido siempre el negocio de la noche. La Choza del Cojo, la había regentado antes Paquita, un bailarín delicado, homosexual, que de acuerdo con el Pipo, apoderado de Manuel Benítez “El Cordobés”, pretendían sacar al torero de la plaza a hombros vestidos de frailes.

 Vista aérea del vuelo de 1956 con expresión de los lugares actuales

El Pipo, que era el Goebbels de los toros en aquel tiempo, había pensado en esa historieta, que no se llevó a cabo por un chivatazo que permitió a la policía abortarlo. Paquita, paradójicamente, acabó sus días en un convento de frailes donde murió. Muchos personajes de la vida nocturna frecuentaron la venta y su lista sería interminable. Citar a, Emilio Castro "Arango" o el "Negro", que a veces acababa allí alegrándole la vida a los señoritos con su guitarra. Futbolistas, cantaores, artistas, mujeres de las llamada de vida alegre, que de alegre no tenía su vida nada de nada. 

El puente visto desde el cauce del arroyo

Mención obligada en materia de nocturnidad y vida alegre, es citar la obra de Alfonso Gómez López “La Córdoba Golfa (1950/2000)”, dónde menciona a la Choza del Cojo en el siguiente párrafo.

“LA CHOZA DEL COJO. En la carretera de Madrid, tangencial al viejo camino de Rabanales, en la confluencia de las avenidas de Carlos III y la de Libia. Su estructura en ruinas aún se conserva ~eso que en 1862 ya se sabe de su existencia con ese nombre. Cuentan las crónicas que en ese año, con ocasión de la primera visita a Córdoba de la Reina Isabel 11, el domingo 14 de septiembre. Las autoridades locales recibieron en una lujosa tienda instalada para la ocasión a tan egregio personaje junto a la Choza del Cojo. 


El puente sobre el arroyo Pedroches, recién hecho.

También, e indistintamente con los nombres de Choza o Cueva del Cojo, es mencionada por Pío Baroja en su Feria de los Discretos. Hasta mediados los años setenta, la Choza del Cojo fue simultáneamente venta de carretera, taberna y mancebía. Un lugar muy pintoresco y entrañable para muchos cordobeses que entre sus paredes pasaron ratos de agradable evasión con los amigos o junto a una buena moza, saboreando unas botellitas de Montilla o Moriles y degustando un buen pollo de campo con sus patatitas fritas.”


Al fondo lo que fue la Choza del Cojo, a la derecha lo que fue la oficina de Turismo

Unos de los días que mi padre me llevó en la bicicleta a la venta, reitero a los llanos, presencié la habilidad de dos jóvenes manipulando con banderas de señales. Separados uno del otro en el llano estaban practicando el código. Nos acercamos a ellos y mi padre les preguntó sobre lo que hacían, amablemente nos indicaron con un papel lo que significaban las banderas. Era como un Morse visual. Según la postura de las mismas significaba una letra.

El puente sobre el arroyo Pedroches enterrado, vista desde el sur

A mi solo se me quedó la letra “ere”, que era con los brazos extendidos en cruz y las banderas -que eran cuadradas, mitad blanca y mitad roja en diagonal-, por aquello de la gravedad hacia abajo. Claro entonces no podías consultar Internet, si por el contrario se podía echar mano de la enciclopedia para comprobar lo que habíamos visto, cosa que hicimos al llegar a casa, con la Sopena. Allí en esos llanos se jugaba también al fútbol.
Código de banderas

En aquellos tiempos ir a la Choza del Cojo en bicicleta era una odisea personal. Era salir de la ciudad, cuyo término estaba prácticamente en Cañero, a partir de ahí, una carretera sombreada, con arboles blanqueados a ambos lados hasta la venta. A la pregunta de que para que era el blanqueo de los árboles, me decían que para que no se subieran las hormigas, y la realidad era para poderlos visualizar de noche. Y qué decir, si querías llegar al merendero de Rabanales, o a la recién construida Universidad Laboral, con su infranqueable cuesta, que obligaba a veces los ciclistas a engancharse a algún camión para que les ayudara a subirla. Eso ahora sería impensable, pero hay que comparar la velocidad de los camiones de antes.

Fotografía del derribo en 2006

En el año 2006, después de haber sido venta de arrieros, parada real, como nos cita Alfonso Gómez, haber perdido el esplendor nocturno, de haberse quedado como una isla entre carreteras, de ser sido oasis de publicidad -hasta se instaló en sus terrenos una enorme torre de publicidad, sin permiso que fue expedientada por el municipio, que aún está-, de  haber sido refugio de emigrantes, fue derribada por la Gerencia de Urbanismo.

Recién hecho el desvío para Carlos III

Para el mismo hubo que desalojar antes el campamento rumano, y derribado lo que quedaba de la venta que, como puede verse en las fotografías del Archivo Municipal, era considerable en cuanto a tamaño. Ahora es una amalgama de anuncios el espacio que ocupó la Choza del Cojo. Y a propósito, no he podido averiguar quién fue el Cojo, por más voluntad que le he puesto.

El desvío ya asfaltado

En las fotografías puede verse el edificio de la venta, y en el vértice de la NIV, dirección Córdoba y el recién construido acceso a la ciudad desde Madrid, ahora Avenida de Carlos III, un pequeño edificio de una planta, que fue después almacén de Flex, y que era una oficina de información turística. Era lo primero que veías si venias de Madrid en automóvil al entrar en Córdoba, a la derecha la Choza del Cojo y frente la oficina de información turística. Eran los años de mimo al turismo.

Casi en el puente del arroyo de Pedroches

En ese lugar comenzaba la actual Avenida de Carlos III, para la que se tuvo que construir un puente de tres ojos sobre el arroyo Pedroches, que ahora está enterrado y del que solo queda una barandal que atestigua donde estaba. La fotografía aérea de 1956, nos da una imagen de lo que era el lugar, rodeado de huertas por todos los puntos cardinales, y en la soledad de la salida de la ciudad.

A la izquierda la NIV (actual avenida de Libia), en el centro la Oficina de Turismo, 
a la derecha la avenida de Carlos III

Aclaración:

He recibido una petición de aclaración de un amigo para situar el lugar de la venta. Para el que no sea de esta ciudad, la Venta de la Choza del Cojo estaba a la entrada de la ciudad por la antigua NIV que ahora es la NIVa, en el cruce con la N432 Badajoz Granada, frente al centro comercial Carrefour Zahira, en la parte este de Córdoba, como puede verse en la fotografía de Google. Como dato a tener en cuenta en el mapa del Catastro figura una parcela de terreno de 202 m2, dentro de la propiedad del estado de los sistemas generales de carreteras (NIV, NIVa y N432) y Parque de Levante, que da la idea que el recinto de la venta tiene un propietario y continua registrada como tal en el registro catastral.

Vista aérea actual. Avd. de Libia (antigua NIV), Avd. de Carlos III,  
Centro comercial Carrefour Zahira, N432, y NIVa (Córdoba los Cansinos)

Detalle de la parcela de 202 m2, en el plano del Catastro

Fotografías del AMC y autor
Bibliografía citada y de la memoria.

domingo, 17 de junio de 2012

LA CASA DE LOS NAVAJAS, EN TORREMOLINOS

Una vista de la Casa de los Navajas en Torremolinos

Un par de días en la zona de Bajondillo no vienen mal, aunque sean de tortilla deportiva, ensaladilla, y fiambrera -ahora tupper-. Para aclarar, aunque creo que no es necesario, Banjondillo es una zona de Torremolinos y una de sus playas. En ella está el palacete de D. Antonio Navajas, que creo, sin lugar a dudas es la joya de la corona del Ayuntamiento de Torremolinos. Antonio Navajas, de Churriana, se instaló en unos terrenos llamados de San Isidro, en lo que ahora es el aeropuerto de Málaga, que entonces eran propiedad, como no podría ser de otra manera, del Marqués de Larios, y en ellos se inició en el cultivo de la caña de azúcar.  Mucho dinero tuvo que ganar con el cultivo, que decidió construirse una “casita” en lo que entonces era un lugar baldío de los acantilados de la costa de Torremolinos.  Mi amigo Miguel Cano, ya fallecido, anarquista de pro, compañero de trabajo de muchos años, condenado a muerte en la guerra civil, e indultado por un montón de años en un campo de concentración, era natural de ese pueblo y me contaba lo que era el mismo antes de la guerra, un pequeño pueblo de pescadores, que ni por ensueño entonces pensarían en lo que se iba a convertir con el boom del turismo de este país.

La entrada principal

En los años de la construcción del palacete, 1925/1926, el estilo neomudéjar, floreciente desde el siglo XIX, era lo que predominaba. Similares fueron las construcciones malagueñas de; la Plaza de Toros, antiguo Correos, el rectorado de la Universidad y el Mercado de Salamanca, entre otras. En 1991 fue declarado de Interés Artístico por la Consejería de de Cultura de la Junta de Andalucía, Decreto que englobó un amplio paquete de lugares y edificios andaluces. Su interior está decorado a similitud de la Alhambra de Granada. Los zócalos del exterior proceden de Toledo y Talavera. Tiene dos plantas, la baja de servicios, con un gran hall y el despacho del propietario, y la alta con un dormitorio, terrazas y dos torres que, en su momento, serían la delicia de los propietarios, por la amplia visión del litoral, que por el este permite ver las costas, en días claros, hasta de Almuñecar. 

Cerámica talaverana y toledana de la decoración exterior

La visión del litoral no existe hoy en día, pues el palacio de los Navajas está, como puede verse en alguna foto, enquistado entre horrorosos edificios, que lo agobian por todos lados, frutos de la especulación urbanística del franquismo y de la democracia. Seguro que ninguno de los edificios, de ésta y otras zonas costeras, cumplen con la Ley de Costas. Tres generaciones de los Navajas se han criado en este palacete. En el año 2000 pasó a formar parte del patrimonio municipal, en virtud de un convenio urbanístico que le permitió a los nietos de Navajas, construir en dos parcelas colindantes. 

Una torre lateral

En principio se pensó dedicarlo a museo y a residencia de huéspedes ilustres, seguro que pensando en los petroleros jeques del golfo Pérsico, no en otros,  por aquello de la gran cantidad de escaleras que tiene. La rehabilitación es lenta. Este año hemos observado como los tejados están reparados y algo es algo. Hay que reconocer que, como están las cosas, aún pueden pasar otros doce años con los titulares que lo habitan, y que son una gran familia de gatos. Pero por lo menos ha quedado en pie y la piqueta no ha hecho mella en él, aunque la del tiempo que también es piqueta, puede hacerle la puñeta.


El horror urbanístico visto desde el apartamento

ADDENDA
Mi amigo Manuel Pérez me ha remitido un reportaje fotográfico de la casa una vez reformada en octubre de 2014, al que agradezco su deferencia y que incorporo a esta entrada.

 








Fotografías del autor y de Manuel Pére4z
Bibliografía de la Red.

miércoles, 13 de junio de 2012

LA TABERNA DE LA FUENSECA


La Taberna de la Fuenseca, Conde de Arenales 7

Una mañana, concretamente hace dos meses -fue el trece de abril-, al pasar por Juan Rufo, me paré a hacer una foto del llamativo refranillo de Emilio Álvarez, en la Taberna de la Fuenseca. Este establecimiento está en la confluencia de las calles: Imágenes, Juan Rufo y Conde de Arenales. Mi primo Paco Gallego tuvo allí una bodeguilla, unas casas más abajo, también la peluquería de su antigua y creo que primera novia, una morena muy vistosa. Un amigo de la niñez de la calle Blanco Belmonte "El Sevi"-que vivió en la bonita casa de la esquina de Céspedes con Conde y Luque-, me conoció, y como me vio en dificultades para hacer la foto me llamó. A partir de ahí todo fueron facilidades. Me presentó a Emilio que amablemente me permitió visitar su artística taberna museo, en la que en todos sus rincones hay arte. 

Emilio Álvarez (Foto de A.J. González)

Fue un día de esos señalados que te dejan un buen sabor de boca, porque no lo esperas. Después de visitar el santuario tabernario, y charlar con los parroquianos y mi amigo de la infancia, empezaron a llegar conocidos; Rafael “el Letro”, platero, habíamos trabajado juntos y no lo veía desde hace más de cuarenta años, y le dimos un repaso a los amigos comunes; Merengue, el guitarrista, de mi barrio de la Judería; y otros amigos más que fueron llegando a la hora del vino. Unas copas y todo fueron facilidades. 

El nieto de Emilio

Emilio al saber que era padre de un guitarrista y nieto de cantaor, me enseño orgulloso la foto de su nieto, guitarrista también. Le pedí pasarme un día por allí, para tranquilo, pues la reunión era ya considerable, hacerle unas fotos y preguntarle cosas de su vida y su taberna, pero un día por otro y no me he pasado, y no será porque parece que le sobra a uno el tiempo en la "situación de suspensión definitiva de las labores cotidianas", por aquello de los eufemismos. Por eso confecciono la entrada de memoria, sentido que ya va fallando también, y en ese también se pueden incluir muchas cosas más.

La puerta

La taberna de la Fuenseca, fue un tiempo la Taberna de Faustino, casi frente a la del Bolillo, donde las reuniones de los Julio Romero, y otros personajes de la época, entre los que incluyo a Rafael Carreras, mi abuelo, se celebraban. Casa Faustino se instaló en los años veinte del siglo pasado y estuvo vigente muchos años. Luego se sucedieron otros propietarios o arrendatarios. 

Detalle de la puerta

Faustino Rubio era buena persona, no era un tabernero “malaje”. Cuidaba a su clientela, era muy amable y considerado con ella. La tuvo como todas las tabernas, variopinta. Siempre quedan en el recuerdo algunos parroquianos “ilustres”, como Venancio, maquinista retirado de Renfe, del que decía Faustino que era un hombre cabal,  o el Marqués del Cucharón, que le llevó las cuentas.

Alfonso López, "Marqués del Cucharón"

La taberna tenía una colección de copas de los clientes, numeradas, y se daba el caso que sin ver el número, el cliente sabía si se la habían cambiado. Su hija fue Purita “la Ciega”, muy religiosa, que vendía cupones por la zona y fue una institución en el Barrio de Santa Marina. El inexorable paso del tiempo hizo que Faustino Rubio dejase la taberna otro propietario, y este a otro y el último fue el que por los años setenta del siglo veinte se la cedió a Emilio, que empezó a regentarla en serio en el año ochenta y ocho del mismo siglo, es decir hace la friolera de veinticuatro años. 

"Me senté al lado de la ventana desde la que se veía el rótulo de Conde de Arenales."

En el mes de noviembre de mil novecientos setenta y siete, celebró allí su despedida de soltero mi amigo Antonio Blanco Cruz. Me senté al lado de la ventana desde la que se veía el rótulo de Conde de Arenales. Fue una triste celebración, a pesar de los cantes de su cuñado Rafalín Moyano, "Martorell", Antonio estaba aquejado de una enfermedad terminal, pero él y Loli Moyano habían decidido casarse. Siempre decíamos que lo mantenía vivo el deseo de unirse a Loli, su novia. Se casaron y mudaron a la avenida de El Cairo. A mediados de octubre de ese año, concretamente el día doce, Loli fue a buscarme para que fuese a su casa, porque Antonio quería despedirse de mí. Antonio me dijo que ese día se moriría, y quería despedirse de mí, como así fue. Falleció el trece de octubre de mil novecientos setenta y cinco. El entierro coincidió con mi aniversario de bodas, el catorce.

Una abigarrada estancia

Para ella aquello fue tremendo, visitaba diariamente el cementerio, el de La Salud, en cuya parcela de la Santa Cruz -como su segundo apellido-, está Antonio, y los amigos veíamos a Loli cada día más cuesta abajo. Pero afortunadamente el tiempo pasó, y el amor la tocó de nuevo, y en marzo del ochenta y tres coincidió con Conchi en el paritorio de la Ciudad Sanitaria. Ella acabó pronto, tuvo una niña, Conchi tuvo problemas de desgarro, hemorragia y un parto de gravedad. Eso no le afectó a Gabriel nuestro hijo menor, hoy profesor de guitarra flamenca del Conservatorio Profesional de Música de Córdoba.

Una reja taurina

Son las relaciones de la vida, una taberna, y muchas cosas alrededor, todo está entrelazado; la bodeguilla que tuvo mi primo Paco unas casas abajo; la presencia de mi abuelo Rafael Carreras, con su cante; la despedida de soltero de Antonio, etc. etc. Parece que en la vida cordobesa todo rueda siempre al lado de una taberna. En nuestra ciudad, lo normal es que cuando te citas con alguien, siempre se diga al lado de la taberna tal. Será por aquello de "..las mil tabernas y una sola librería"

Cada vez menos sitio para los útiles tabernarios

Emilio Álvarez Hans, es el propietario actual de este cultural y polivalente santuario tabernario, la Taberna de la Fuenseca, él es sevillano de nacimiento –ya cordobés por muchas razones, pues no se es de un sitio sólo por nacer en él, el nacimiento es solo un accidente geográfico-, de La Luisiana, esa ciudad entre Córdoba y Sevilla, de la serie de poblaciones de Carlos III. Emilio es tratable, ameno y no es tampoco un tabernero "malaje", porque algunos se las traen.

Pinturas, bajorelieves...

Su padre fue el alguacil del pueblo, carcelero, inspector de la hacienda local, y algunos oficios más. Emilio por aquello del destino se casó con Rosario Gómez, una chica del Campo de la Verdad, aquellas de las que decía la copla: “Si quieres buscar novia de tipo fino, vente a la barriada de fray albino…”. Se casaron y entre el Campo de la Verdad, San Lorenzo y la Fuenseca se desarrolló la vida de ambos.

La frase lapidaria.

La frase de la taberna, la que siempre llama la atención, se la escribió su amigo, Pepe Capdevila, ya fallecido, al que Emilio considera como a su hermano. Con Pepe pudímos estar en desacuerdo políticamente, pero hay que reconocer que fue un artista, también un poco bohemio: "Abro cuando llego, cierro cuando me voy, si llegas y no estoy es que no hemos coincidido". Creo que la frase encierra toda la filosofía del tabernero contemporáneo. 

El patio

El te cuenta que la taberna es donde se dicen las mayores mentiras y las mayores verdades, y el tabernero es como la vestal del santuario, o el confesor del parroquiano, y es verdad, también es dónde más conejos se cazan, o se hace el amor más veces, o dicho en un lenguaje de calle, dónde más follan los tíos. En el mundo de la comunicación, la soledad personal –que hay mucha- se alivia con la conversación con el tabernero de cabecera. Es como en la prostitución, la mayoría de las veces no es solo sexo, es necesidad de comunicación con otra persona, como la confesión de los cristianos, ese gran invento de los católicos.

La galería alta

Comentaba que la casa es sede de una peña taurina y otra flamenca y un centro cultural. Por ella han pasado artistas, pintores, poetas, escritores, conferenciantes… muchísima gente. En una de las fotos que estima era de casa Faustino, está Julio Romero –aficionado al cante y en el que hacía sus pinitos, se dice que incluso estuvo en la Unión cantando-, Inurria, Zapatitos el piconero y el cantaor El Veneno. Emilio dice que no hay vino bueno ni malo, que es según el paladar del momento en el que lo tomas, y que huele a rosas. 

El patio desde la galería

En la Guía del Patrimonio Humano del Ayuntamiento de Córdoba, Rafael Ángel Castejón referido a Rosario y a Emilio, dice: 

“Sus viejos reservados han sido al tiempo Peña, Tertulia, Sala de Arte, Casa Vecinal y Cofradía, donde cantaores como Curro de Utrera y Fosforito y guitarristas como Merengue, Vicente Amigo y Pineda; han coincidido con pintores como Povedano, Amate y Paco Gil o escritores como Pilar Sanabria y Capdevila. Emilio y Rosario le han dado su vida a este lugar, que les ha dado la vida a ellos, por eso taberna y taberneros constituye un patrimonio que esta ciudad merece, y que, como siempre, en silencio reconoce.” 

Otra habitación de arriba

La Taberna de la Fuenseca, es un lugar que merece la pena visitar, antes de que desaparezca, pues como todo no es eterna, hay que recorrerla entera, ya no hay sitio en las paredes para colgar obras, pinturas, fotografías, etc. todo está ocupado. Pero si llegas y no está abierto el santuario, es que no has coincidido con Emilio Álvarez, su sacerdote, pues lo abre cuando llega y lo cierra cuando se va.

Fotografías del autor, de A.J. González y Wikipedia
Bibliografía memoria autor, Guía Patrimonio Humano Ayuntamiento de Córdoba y diario Córdoba.


Aportaciones de los amigos:


Joaquín Revuelto Rueda

Poema-Acróstico, dedicado a  Emilio Alvares Hans hace tres años cuando di un recital poético junto a Enrique Sánchez, Antonio Varo y Manuel Luna en febrero del 2009 (1)

La congoja del Maestro (Acróstico) (2)

En tu casa se dan cita
Mitos del cante, la copla…
Incluso invitado fui (3)
Lo hice junto con mi esposa
Impoluto lo recuerdo
Ocurrió muy bella cosa…

Al final de mi actuación
Lo hice con un villancico
Vivaz y muy entrañable
Alguien lloró al escucharlo
Recuerdo a Capdevila
Entre sollozos clamando
Zalemas al alma mía!!

Hombre!...No fue mi intención
A nadie hacer llorar
No más os di a probar 
Sabor de mi corazón.

Fdo:
Joaquín Revuelto Rueda
(Amanecer del Sábado 14 de Febrero del 2009 ) 



Notas: 
(1).- Don José Capdevila Orozco
(2).- Taberna “La Fuenseca”
(3).- Noche del Jueves 3 de Diciembre de 1998


Concurso de pintura (fotografía del jurado (foto Eladio Osuna))