Fachada sur del monasterio de San Jerónimo de Valparaíso
Nuevo recorrido temático, en esta ocasión la joya de la corona de los recorridos, no por su importancia en relación con Medina Azahara, sino por lo desconocido y poco visitable, es la ley de la oferta y la demanda. Resuelto el problema de la demanda gracias a la profesionalidad de los gestores, en este caso Andrés García –tuvo que poner su furgoneta para completar la lista- y una exquisita prudencia. Amena y didáctica ponencia de la historia y anécdotas del Monasterio de San Jerónimo a cargo de la Dra. Dña. María de los Ángeles Jordano Barbudo de la Universidad de Córdoba.
Con una lluvia similar a la que hubo –según un visitante que estuvo antaño, en una anterior visita, lo que parece que la visita al monasterio trae la tan deseada agua- y en la puerta del compás y con la vigilante presencia del guardes, Andrés García presentó a la Dra. Jordano. Ésta agradeció a los propietarios actuales del monasterio, el mantenimiento del mismo y su sacrificio económico y personal –dijo-. Luego se introdujo en la historia del monasterio desde su creación, deteniéndose en la figura del fundador que denominó uno de los cuatro padres de la iglesia católica, y desarrolló la trayectoria de la Orden Jerónima. Citó también la iconografía del titular. Resaltó la ubicación del monasterio en un lugar privilegiado de la sierra cordobesa; agua y temperaturas adecuadas.
Citó como germen de la creación del sitio, a Doña Inés Martínez de Pontevedra, como donante de los principales terrenos, y Fray Vasco de Sousa –portugués- y Fray Lorenzo como los primeros que se asentaron aquí. 1373 fue la fecha de la Bula pontificia y 1415 cuando se dictaron las Reglas. Aunque se regían en principio por las reglas de San Agustín. Hábito blanco y escapulario de color pardo, con capucha pequeña para evitar la ostentación, y capa para las ocasiones, era el vestuario.
Cuando bajaban a Córdoba –manifestó- se alojaban en unas casas que tenían al lado del desaparecido hospital de Antón Cabrera, que fue después de otros usos, Escuela Normal de Magisterio y actualmente Delegación del Gobierno de la Junta. Martin Fernández de Córdoba también ayudó a los frailes en su inicio. Esta Orden Jerónima fue favorita de las monarquías de este recién unificado país después de la conquista. El primero fue Juan II que les otorgó apoyo real, luego Enrique IV. Isabel I vino en distintas ocasiones al monasterio, que tiene unas habitaciones en el lado sur de la Iglesia para poder asistir desde ahí al oficio litúrgico.
Respecto a la relación con Córdoba la Vieja -denominación antaño de lo que hoy es el recinto de Medina Azahara-, y a la utilización de materiales de la misma para la construcción, no la pone mucho en duda, manifestando a demás que era de su propiedad. En 1458 el Cabildo vende un haza de terreno de Córdoba la Vieja al monasterio. Posteriormente se permutan unas casas con la Colegiata de San Hipólito por otros terrenos de Córdoba la Vieja que le habían sido regalados por Alfonso XI.
Con la desamortización de Mendizábal de 1835, el monasterio se desaloja, saliendo los últimos 11 frailes en 1843. Hubo diversos intentos de compra por las instituciones locales para destinarlo a diversos usos. Primero lo compró la Marquesa de Guadalcázar y en 1906 se lo vendió a los Marqueses del Mérito, actuales propietarios.
Fachada sur
Nos dividimos en dos grupos y uno nos marchamos bajo una incesante lluvia, a la explanada de la entrada, con Andrés García titulado superior arqueólogo del yacimiento, donde se nos explica la relación de Medina Azahara con San Jerónimo o viceversa. Dice que arqueológicamente no sabemos nada de este lugar. Que lo que conocemos es por diversos autores, entre los que cita a Sánchez de Feria. Como la lluvia arreciaba tratamos de guarecernos en la pared del edificio.
Comenta que primero la zona se utilizó por diferentes cenobios. Habló de la controversia de si cogieron los jerónimos piedras de Medina Azahara o no. Pero le quitó importancia manifestando que no se podía ver con ojos y conciencia patrimonial actuales, lo que ocurría en tiempos pasados. Que eso lo han hecho todas las civilizaciones, utilizar materiales de la anterior. Teniendo en cuenta además, que el último expolio que sufrió el yacimiento fue en 1992 en el Puente de los Nogales.
Tenemos conocimiento según Ambrosio de Morales, que fue fraile aquí, y después cronista de Felipe II, en el siglo XVI, de donde se sacaban las piedras, y parece ser que decía que era de puentes y caminos. Ramírez de Arellano, en una excursión a finales del XIX que hizo con Mateo Inurria, en la que este segundo hace unos vaciados de unas ménsulas de la sala Prioral, ya en una fecha en la que la concienciación era mayor, dice textualmente: “No puede por tanto achacarse a los monjes de San Jerónimo la destrucción de Medina Azahara. Y es falso de toda falsedad que con materiales de aquel alcázar esté hecho el edificio de Valparaíso”.
Por otro lado si tenemos pruebas arqueológicas en la famosa pareja de cervatillos, que habían sido cogidos de Medina Azahara. Uno está en el Museo y otro en el de Qatar. Éste último era de los jerónimos que lo llevan a Guadalupe, y luego con la invasión francesa sale de allí y desaparece y posteriormente aparece en una famosa sala de subastas londinense, para acabar en el museo de Qatar, comprado por los que tiene los dineros que son los árabes.
Un compañero del recorrido pide la palabra y dice: “Ese cervatillo había estado en posesión de una familia de la nobleza alemana, pues parte de los ejércitos francés eran alemanes de la Confederación del Rin. Estas tropas alemanas están documentadas en el sitio de Badajoz, Madrid, etc. La madera del soporte donde estaba montado el cervatillo y los análisis de superficie y barnices, cuando sale a subasta de Christi eran del siglo XIX. No tenían nada moderno. Cuando sale de España permanece en la colección… propiedad alemana hasta su subasta. No hay nada que pudiese airear nada nuevo.”
Iglesia del monasterio
La Dra. Jordano, cuando se incorpora al grupo que esperaba en la iglesia, nos habla de la misma, de que los primitivos frailes construyen primero una modesta iglesia. Explica el desarrollo de la Orden creada por San Jerónimo y nos comenta la fábula de la “Espina clavada en la pata de un león” que San Jerónimo le quita y desde entonces no lo abandona en su estancia en el desierto, convirtiéndose en su compañero de por vida. La historia arranco algunas sonrisas. En 1432 se coloca la primera piedra de la iglesia y su construcción duró aproximadamente cuarenta años. Detalla la distribución y la mínima intervención de los actuales propietarios, salvo el muro norte de la misma que señala está construido de ladrillo para reforzarla.
Se ven dos fases, la gótica pura y la barroca. La iglesia de San Francisco de Córdoba tiene bastantes similitudes con ella. Comenta sobre la bóveda y las capillas. La primera de la derecha, era en principio de la Virgen del Rayo, por una chispa eléctrica que cayó en ella, y después se cambió su advocación por la de la Virgen de la Antigua. Otra está dedicada a San Jerónimo y una tercera a la Santa Espina, una reliquia que tenían los monjes de la corona de Jesucristo. Bueno. Habló de la problemática que hubo en ese tiempo por la cantidad de reliquias que había sin documentar.
Los frailes daban mucha importancia a la iglesia. Ellos cantaban y ese fue uno de los motivos por lo que obtuvieron la protección real. Los poderosos pensaban que: “si sus tumbas estaban delante del coro ayudarían sus cantos al tránsito de las lamas reales al cielo”. Al comentar este asunto me pareció observar el esbozo de una sonrisa, gesto que me tranquilizó bastante. La verdad es que particularmente me sabe extraño que, personas a las que consideras de un nivel de conocimientos elevado, den crédito a estas cuestiones concretas, aunque por otro lado, y siempre desde un punto de vista puramente personal, cada uno puede creer lo que le apetezca, otra cosa es su difusión fuera de la explicación meramente anedóctica-histórica.
Citó a los Marqueses de Comares, al monasterio de Guadalupe y la extraordinaria colección de pinturas de Zurbarán que poseen. Que el altar sigue consagrado por haberse celebrado en él algunas bodas en el siglo pasado y puede que en éste también, de la familia de los propietarios. La consagración de los altares de la iglesia católica consiste en que dentro de la piedra de ara, en un agujero al efecto, tiene un trozo de eso que llaman reliquias de un santo.
Claustro
Ahora pasamos al Claustro. María de los Ángeles dijo que el claustro estaba orientado al sur de la iglesia. Que era un lugar de reflexión y estudio por donde paseaban los frailes leyendo sus libros. Que los capiteles tenían mensajes bíblicos normalmente, y que era un claustro gótico muy puro de una gran influencia castellana, pues todos los que tenemos por aquí son mudéjares. Que tenía dos fases diferenciadas en su construcción. Primero la parte de abajo y luego se construyó la superior en 1550. Quince años después la torre, que hace poco ha tenido un remozamiento, pues hasta hace poco ha tenido el andamiaje adosado. La fuente del patio central no es original. Tiene grandes contrafuertes y vierte aguas que, afortunadamente hoy vemos funcionar después de mucho tiempo.
Este claustro estaba pintado, como puede verse en los distintos restos que quedan. En él vemos en emblema de Sam Jerónimo, su capelo cardenalicio con las borlas, cuyo número significa la dignidad, está soportado por dos leones rampantes y otro sentado. Aunque hay dudas de la historia del famoso león. Comenta un lema que está debajo de una cruz que dice: “Sin ellos nada hubiera sido hecho” entendí que dedicado a los Condes de Cabra.
Claustro de Novicios
Ahora pasamos al claustro de novicios, que en los primeros años del siglo XX estaba totalmente en ruinas. La torre se ve desde allí perfectamente y en ella se ve la mano de los Hernán Ruiz. Primero imita a la de San Lorenzo de Córdoba, con el giro de 45º del cuerpo superior respecto al inferior, que luego es imitada por la de San Andrés. En el patio está una réplica del cervatillo en una fuente de mármol de un solo bloque. Dice la leyenda que en uno de los paseos por el campo la encontraron con los dos cervatillos dentro, lógicamente era de Medina Azahara, pero como parte de Córdoba la Vieja era suya… También tenían la campana del Abad Sansón. Los jerónimos la encontraron en uno de los muchos monasterios de la sierra que dicen estaban pero que nadie ubica en ningún sitio.
Sala Capitular
Entramos ahora en la Sala Capitular, este recinto era uno de los más importantes del monasterio. Habló de una donación que dejó Fray Gonzalo de Illescas por haberlo tenido unos días allí cuando murió. La sala era el lugar donde el prior reunía los frailes para llamarlos a capítulo. Allí les relataba lo bueno o malo realizado y reprendía si era necesario o castigaba. Les relataba sus hechos, tenían prohibido levantar la mirada más de una determinada altura, hablar entre ellos fuera de horas, etc. Estos eran los métodos para controlar a 80 ó 90 varones, algunos bastante jóvenes que eran la población del monasterio. Cuestión –esto es de mi cosecha- que sería peor en primavera por aquello de que la sangre altera, aunque en los humanos se han perdido los periodos de celo.
El monasterio se autoabastecía y tenía que controlar grandes posesiones que tenían arrendadas, incluso en algún lugar he leído, que hasta la pesca en Guadarromán estaba controlada por el Monasterio. Todos los muebles que vemos son del siglo XX, la propiedad se ha encargado de buscar los más en sintonía a los primitivos para amueblarla. Allí dentro no se podían hacer fotografías según nos comunicaron. Por lo que la de la talla de S. Jerónimo está realizada desde fuera, desde el balcón con un zoom y sin flash, para poder cumplir rigurosamente con la norma, incomprensible desde luego, pero cada uno en su casa pone sus normas a los invitados y así hay que aceptarlas.
La talla de San Jerónimo está vestida con ropas de dignidad eclesiástica, como uno de los cuatro padres de la iglesia católica, junto con San Ambrosio, San Gregorio y San Alejandro. Después pasamos al balcón corrido desde donde se ve una maravillosa vista del valle, a pesar de la lluvia y el encapotado horizonte. Desde allí se divisa el río, la campiña, la serranía subbética, e incluso serranías más lejanas, así como muchas poblaciones.
Claustro lado sur
Allí nos comentó la ponente sobre los sillares de calcarenita y su fosilización, por ser materiales que se habían formado en el lecho del antiguo mar que cubría el valle del Guadalquivir. Habló de las muchas marcas de cantero que estaban grabadas en algunos sillares. Por su característica física el material debía cubrirse para su protección con cal y pintura. Sobre la procedencia de los sillares dijo la ponente que, salvo el capitel de avispero que existe en una hornacina no hay nada más. Y si los sillares eran de Córdoba la Vieja eran suyos como la propiedad de la misma, en una palabra formaban parte de su casa. Señaló la torre y el reloj del siglo XIX, además de otro de sol que obviamente estaba parado por los deseados nublados. La parte superior norte, estaba destinada a las habitaciones de visitas ilustres por su cercanía con la iglesia.
Salas Prioral y de Profundis
Delante de las salas Prioral y de Profundis se nos explicó el significado de las mismas. En el rincón sureste del claustro. La celda prioral es la más importante por ser del Prior, es gótica y dentro existen unas ménsulas con los bustos de los cuatro padres de la Iglesia que, Mateo Inurria, en su visita con Ramírez de Arellano, vació. Dos de ellas nos dijo se encuentran en la Iglesia de San Pablo. Comentó que el nombre de la sala de Profundis procede del salmo 129 que en castellano comienza: “/De lo hondo de mi pecho/ te he llamado, Señor, con mil gemidos;/ estoy en grande estrecho,/ no cierres tus oídos/ a mis llantos y tristes alaridos/”. Salmo que se entonaba antes de comer, antes de entrar en el refectorio. Habló sobre el vía crucis que hacían los frailes alrededor del claustro y como se llamaban con la matraca por no poderse usar las campanas.
Claustro lado este
En la galería este hay unas capillas en las que también decían misa. En una de ellas está enterrado Antonio García de Morales, médico, padre de Ambrosio de Morales. Médico y bordador eran dos de las tres personas que tenía contratados siempre el monasterio. Ambrosio de Morales, que era Fray Ambrosio de la Santa Paula, tomó una decisión “testicular” para castrarse antes de sucumbir a la tentación. Lógica la tentación y natural, otra cosa es el fanatismo y el miedo.
“…y se cortó los miembros viriles totalmente, que se quedo tan raso como la palma de la mano, y quiso Dios, que al tiempo del cortar con el dolor dio un grito y como lo oyese P. Fr. Geronimo de Andujar, que pasaba por allí acaso, llegó a la celda, y cerrando dentro, hallólo tendido en el suelo, manando sangre de él, como agua de una fuente, y tapólo luego con un paño grande, y quemaron un sombrero de fieltro, y con las cenizas le espolvorearon toda la llaga, y así restañó la sangre. Y después Maestre Luis, Médico de Córdoba, y padre de Fr. Luis de Cordoba que agora vive (digo que vive el fraile) le cauterizó con fuego la llaga sobre las cenizas, que allí estaban hechas costra, ca no se atrevió a las quitar, por temor a que la sangre volvería de nuevo a correr. “
Su padre sobre el suceso de la castración del hijo, le dice a su esposa: “Yo loco, tu loca, que habíamos detener, sino un loco.”. Lo que es lamentable es que tengamos que recordar a un cordobés ilustre, cronista de Felipe II, con un montón de obras a sus espaldas nada más que por esta locura. Al lado de la capilla está el epitafio que le dedicó a su padre. Luego su tío Fernán Pérez de Oliva lo recomendó y marchó a Salamanca donde obtuvo la cátedra de retórica. También siguió una investigación sobre las reliquias por encargo del rey.
Zona de Servicios
Pasamos a la zona de servicios a través de un estrecho y agobiante pasillo. Vemos un extintor de cucurucho de primeros del siglo XX, colgado en un rincón, y salimos a una blanca galería dirección oeste-este, con grandes ventanales enrejados en la cara norte y una escalera y paso interior a la derecha en el frontal este. Toda la zona está encalada y alumbrada con faroles adosados a la pared. La cara sur del pasillo es la separación con el refectorio, al que pasamos después. A través de las rejas vemos la antigua cocina y despensa, también el antiguo claustro con lo que parecen dos fuentes. Todo ello puede seguir con el plano de planta que se nos dio y que acompañamos. En el pasillo hay un arcón y no puede uno evitar la tentación de recordar, por lo doloroso, el trance de Fray Ambrosio de la Santa Paula. A mí particularmente se me ocurre pensar que pudo ser uno parecido al que allí existe, es la morbosidad del acontecimiento que siempre me llamó la atención, cómo gente tan culta puede caer en determinadas actuaciones por culpa de la religión.
Refectorio
El amplio refectorio nos da una idea de la importancia del monasterio. Era el lugar donde se reunía toda la comunidad, a diferencia de la sala Capitular en la que entraban solo determinados frailes, teniendo en cuenta que había legos, novicios, etc. La comida estaba amenizada por lecturas religiosas que se efectuaban por otros frailes desde los púlpitos laterales, ya que ellos no podían hablar entre sí. Toda la decoración es contemporánea y repuesta por lo actuales propietarios. Allí se celebraron algunas bodas de la familia. La ponente citó una del año 1918. Contó la anécdota documentada de la no asistencia a un acto que presidía Isabel I, del fraile encargado de las abejas. Explicó la relación de los frailes con la sociedad, en un momento en el que la iglesia pasaba por un gran cisma, basado en la relación de las que se supone debían ser severas costumbres. Los jerónimos habían vuelto a las austeras y recias costumbres.
Los votos de obediencia, castidad y pobreza. Provocaban a los novicios duras pruebas para comprobar su interés en ingresar en la Orden, una especie de novatadas humillantes para comprobar la firmeza de su decisión. Vestidos con sacos y paseados por la ciudad, o con ristras de ajos colgados para que los vieran sus familiares y amigos, como le hicieron a un noble que pretendía abrazar la vida monástica. Luego la Capilla de San Jerónimo rincón noreste del claustro, cuadro representado como penitente en el desierto con su león y huella del ascetismo. Aquí finalizó el recorrido que se premió con un aplauso para la ponente Dra. Jordano, al que ella se negó.
Dra. Jordano, D. Andrés García y Rafael el guardés.
Con una lluvia similar a la que hubo –según un visitante que estuvo antaño, en una anterior visita, lo que parece que la visita al monasterio trae la tan deseada agua- y en la puerta del compás y con la vigilante presencia del guardes, Andrés García presentó a la Dra. Jordano. Ésta agradeció a los propietarios actuales del monasterio, el mantenimiento del mismo y su sacrificio económico y personal –dijo-. Luego se introdujo en la historia del monasterio desde su creación, deteniéndose en la figura del fundador que denominó uno de los cuatro padres de la iglesia católica, y desarrolló la trayectoria de la Orden Jerónima. Citó también la iconografía del titular. Resaltó la ubicación del monasterio en un lugar privilegiado de la sierra cordobesa; agua y temperaturas adecuadas.
Dra. Dña. María de los Ángeles Jordano Barbudo, la ponente.
Citó como germen de la creación del sitio, a Doña Inés Martínez de Pontevedra, como donante de los principales terrenos, y Fray Vasco de Sousa –portugués- y Fray Lorenzo como los primeros que se asentaron aquí. 1373 fue la fecha de la Bula pontificia y 1415 cuando se dictaron las Reglas. Aunque se regían en principio por las reglas de San Agustín. Hábito blanco y escapulario de color pardo, con capucha pequeña para evitar la ostentación, y capa para las ocasiones, era el vestuario.
Cruz en una roca en el compás
Cuando bajaban a Córdoba –manifestó- se alojaban en unas casas que tenían al lado del desaparecido hospital de Antón Cabrera, que fue después de otros usos, Escuela Normal de Magisterio y actualmente Delegación del Gobierno de la Junta. Martin Fernández de Córdoba también ayudó a los frailes en su inicio. Esta Orden Jerónima fue favorita de las monarquías de este recién unificado país después de la conquista. El primero fue Juan II que les otorgó apoyo real, luego Enrique IV. Isabel I vino en distintas ocasiones al monasterio, que tiene unas habitaciones en el lado sur de la Iglesia para poder asistir desde ahí al oficio litúrgico.
Arco de bajada a la explanada de la fachada sur
Respecto a la relación con Córdoba la Vieja -denominación antaño de lo que hoy es el recinto de Medina Azahara-, y a la utilización de materiales de la misma para la construcción, no la pone mucho en duda, manifestando a demás que era de su propiedad. En 1458 el Cabildo vende un haza de terreno de Córdoba la Vieja al monasterio. Posteriormente se permutan unas casas con la Colegiata de San Hipólito por otros terrenos de Córdoba la Vieja que le habían sido regalados por Alfonso XI.
Andrés García explicando bajo la lluvia
Con la desamortización de Mendizábal de 1835, el monasterio se desaloja, saliendo los últimos 11 frailes en 1843. Hubo diversos intentos de compra por las instituciones locales para destinarlo a diversos usos. Primero lo compró la Marquesa de Guadalcázar y en 1906 se lo vendió a los Marqueses del Mérito, actuales propietarios.
La primavera ha llegado al monasterio
Fachada sur
Nos dividimos en dos grupos y uno nos marchamos bajo una incesante lluvia, a la explanada de la entrada, con Andrés García titulado superior arqueólogo del yacimiento, donde se nos explica la relación de Medina Azahara con San Jerónimo o viceversa. Dice que arqueológicamente no sabemos nada de este lugar. Que lo que conocemos es por diversos autores, entre los que cita a Sánchez de Feria. Como la lluvia arreciaba tratamos de guarecernos en la pared del edificio.
Jardín delantero (foto Conchi)
Comenta que primero la zona se utilizó por diferentes cenobios. Habló de la controversia de si cogieron los jerónimos piedras de Medina Azahara o no. Pero le quitó importancia manifestando que no se podía ver con ojos y conciencia patrimonial actuales, lo que ocurría en tiempos pasados. Que eso lo han hecho todas las civilizaciones, utilizar materiales de la anterior. Teniendo en cuenta además, que el último expolio que sufrió el yacimiento fue en 1992 en el Puente de los Nogales.
Fachada principal oeste de la iglesia
Tenemos conocimiento según Ambrosio de Morales, que fue fraile aquí, y después cronista de Felipe II, en el siglo XVI, de donde se sacaban las piedras, y parece ser que decía que era de puentes y caminos. Ramírez de Arellano, en una excursión a finales del XIX que hizo con Mateo Inurria, en la que este segundo hace unos vaciados de unas ménsulas de la sala Prioral, ya en una fecha en la que la concienciación era mayor, dice textualmente: “No puede por tanto achacarse a los monjes de San Jerónimo la destrucción de Medina Azahara. Y es falso de toda falsedad que con materiales de aquel alcázar esté hecho el edificio de Valparaíso”.
Altar y bóveda
Por otro lado si tenemos pruebas arqueológicas en la famosa pareja de cervatillos, que habían sido cogidos de Medina Azahara. Uno está en el Museo y otro en el de Qatar. Éste último era de los jerónimos que lo llevan a Guadalupe, y luego con la invasión francesa sale de allí y desaparece y posteriormente aparece en una famosa sala de subastas londinense, para acabar en el museo de Qatar, comprado por los que tiene los dineros que son los árabes.
Torre con similitud a la de S. Lorenzo
Un compañero del recorrido pide la palabra y dice: “Ese cervatillo había estado en posesión de una familia de la nobleza alemana, pues parte de los ejércitos francés eran alemanes de la Confederación del Rin. Estas tropas alemanas están documentadas en el sitio de Badajoz, Madrid, etc. La madera del soporte donde estaba montado el cervatillo y los análisis de superficie y barnices, cuando sale a subasta de Christi eran del siglo XIX. No tenían nada moderno. Cuando sale de España permanece en la colección… propiedad alemana hasta su subasta. No hay nada que pudiese airear nada nuevo.”
Claustro galería oeste
Iglesia del monasterio
La Dra. Jordano, cuando se incorpora al grupo que esperaba en la iglesia, nos habla de la misma, de que los primitivos frailes construyen primero una modesta iglesia. Explica el desarrollo de la Orden creada por San Jerónimo y nos comenta la fábula de la “Espina clavada en la pata de un león” que San Jerónimo le quita y desde entonces no lo abandona en su estancia en el desierto, convirtiéndose en su compañero de por vida. La historia arranco algunas sonrisas. En 1432 se coloca la primera piedra de la iglesia y su construcción duró aproximadamente cuarenta años. Detalla la distribución y la mínima intervención de los actuales propietarios, salvo el muro norte de la misma que señala está construido de ladrillo para reforzarla.
Claustro
Se ven dos fases, la gótica pura y la barroca. La iglesia de San Francisco de Córdoba tiene bastantes similitudes con ella. Comenta sobre la bóveda y las capillas. La primera de la derecha, era en principio de la Virgen del Rayo, por una chispa eléctrica que cayó en ella, y después se cambió su advocación por la de la Virgen de la Antigua. Otra está dedicada a San Jerónimo y una tercera a la Santa Espina, una reliquia que tenían los monjes de la corona de Jesucristo. Bueno. Habló de la problemática que hubo en ese tiempo por la cantidad de reliquias que había sin documentar.
Fuente central
Los frailes daban mucha importancia a la iglesia. Ellos cantaban y ese fue uno de los motivos por lo que obtuvieron la protección real. Los poderosos pensaban que: “si sus tumbas estaban delante del coro ayudarían sus cantos al tránsito de las lamas reales al cielo”. Al comentar este asunto me pareció observar el esbozo de una sonrisa, gesto que me tranquilizó bastante. La verdad es que particularmente me sabe extraño que, personas a las que consideras de un nivel de conocimientos elevado, den crédito a estas cuestiones concretas, aunque por otro lado, y siempre desde un punto de vista puramente personal, cada uno puede creer lo que le apetezca, otra cosa es su difusión fuera de la explicación meramente anedóctica-histórica.
María Ángeles explicando en el claustro
Citó a los Marqueses de Comares, al monasterio de Guadalupe y la extraordinaria colección de pinturas de Zurbarán que poseen. Que el altar sigue consagrado por haberse celebrado en él algunas bodas en el siglo pasado y puede que en éste también, de la familia de los propietarios. La consagración de los altares de la iglesia católica consiste en que dentro de la piedra de ara, en un agujero al efecto, tiene un trozo de eso que llaman reliquias de un santo.
Marcas de cantero
Claustro
Ahora pasamos al Claustro. María de los Ángeles dijo que el claustro estaba orientado al sur de la iglesia. Que era un lugar de reflexión y estudio por donde paseaban los frailes leyendo sus libros. Que los capiteles tenían mensajes bíblicos normalmente, y que era un claustro gótico muy puro de una gran influencia castellana, pues todos los que tenemos por aquí son mudéjares. Que tenía dos fases diferenciadas en su construcción. Primero la parte de abajo y luego se construyó la superior en 1550. Quince años después la torre, que hace poco ha tenido un remozamiento, pues hasta hace poco ha tenido el andamiaje adosado. La fuente del patio central no es original. Tiene grandes contrafuertes y vierte aguas que, afortunadamente hoy vemos funcionar después de mucho tiempo.
Claustro galería oeste
Este claustro estaba pintado, como puede verse en los distintos restos que quedan. En él vemos en emblema de Sam Jerónimo, su capelo cardenalicio con las borlas, cuyo número significa la dignidad, está soportado por dos leones rampantes y otro sentado. Aunque hay dudas de la historia del famoso león. Comenta un lema que está debajo de una cruz que dice: “Sin ellos nada hubiera sido hecho” entendí que dedicado a los Condes de Cabra.
Reloj de la torre
Claustro de Novicios
Ahora pasamos al claustro de novicios, que en los primeros años del siglo XX estaba totalmente en ruinas. La torre se ve desde allí perfectamente y en ella se ve la mano de los Hernán Ruiz. Primero imita a la de San Lorenzo de Córdoba, con el giro de 45º del cuerpo superior respecto al inferior, que luego es imitada por la de San Andrés. En el patio está una réplica del cervatillo en una fuente de mármol de un solo bloque. Dice la leyenda que en uno de los paseos por el campo la encontraron con los dos cervatillos dentro, lógicamente era de Medina Azahara, pero como parte de Córdoba la Vieja era suya… También tenían la campana del Abad Sansón. Los jerónimos la encontraron en uno de los muchos monasterios de la sierra que dicen estaban pero que nadie ubica en ningún sitio.
Reloj de sol de la torre
Sala Capitular
Entramos ahora en la Sala Capitular, este recinto era uno de los más importantes del monasterio. Habló de una donación que dejó Fray Gonzalo de Illescas por haberlo tenido unos días allí cuando murió. La sala era el lugar donde el prior reunía los frailes para llamarlos a capítulo. Allí les relataba lo bueno o malo realizado y reprendía si era necesario o castigaba. Les relataba sus hechos, tenían prohibido levantar la mirada más de una determinada altura, hablar entre ellos fuera de horas, etc. Estos eran los métodos para controlar a 80 ó 90 varones, algunos bastante jóvenes que eran la población del monasterio. Cuestión –esto es de mi cosecha- que sería peor en primavera por aquello de que la sangre altera, aunque en los humanos se han perdido los periodos de celo.
Campanillo
El monasterio se autoabastecía y tenía que controlar grandes posesiones que tenían arrendadas, incluso en algún lugar he leído, que hasta la pesca en Guadarromán estaba controlada por el Monasterio. Todos los muebles que vemos son del siglo XX, la propiedad se ha encargado de buscar los más en sintonía a los primitivos para amueblarla. Allí dentro no se podían hacer fotografías según nos comunicaron. Por lo que la de la talla de S. Jerónimo está realizada desde fuera, desde el balcón con un zoom y sin flash, para poder cumplir rigurosamente con la norma, incomprensible desde luego, pero cada uno en su casa pone sus normas a los invitados y así hay que aceptarlas.
Epitafio de D. Antonio García de Morales, padre de Ambrosio de Morales
La talla de San Jerónimo está vestida con ropas de dignidad eclesiástica, como uno de los cuatro padres de la iglesia católica, junto con San Ambrosio, San Gregorio y San Alejandro. Después pasamos al balcón corrido desde donde se ve una maravillosa vista del valle, a pesar de la lluvia y el encapotado horizonte. Desde allí se divisa el río, la campiña, la serranía subbética, e incluso serranías más lejanas, así como muchas poblaciones.
Detalle de la decoración del arco
Claustro lado sur
Allí nos comentó la ponente sobre los sillares de calcarenita y su fosilización, por ser materiales que se habían formado en el lecho del antiguo mar que cubría el valle del Guadalquivir. Habló de las muchas marcas de cantero que estaban grabadas en algunos sillares. Por su característica física el material debía cubrirse para su protección con cal y pintura. Sobre la procedencia de los sillares dijo la ponente que, salvo el capitel de avispero que existe en una hornacina no hay nada más. Y si los sillares eran de Córdoba la Vieja eran suyos como la propiedad de la misma, en una palabra formaban parte de su casa. Señaló la torre y el reloj del siglo XIX, además de otro de sol que obviamente estaba parado por los deseados nublados. La parte superior norte, estaba destinada a las habitaciones de visitas ilustres por su cercanía con la iglesia.
Capilla donde está enterrado el Dr. Antonio García de Morales
Salas Prioral y de Profundis
Delante de las salas Prioral y de Profundis se nos explicó el significado de las mismas. En el rincón sureste del claustro. La celda prioral es la más importante por ser del Prior, es gótica y dentro existen unas ménsulas con los bustos de los cuatro padres de la Iglesia que, Mateo Inurria, en su visita con Ramírez de Arellano, vació. Dos de ellas nos dijo se encuentran en la Iglesia de San Pablo. Comentó que el nombre de la sala de Profundis procede del salmo 129 que en castellano comienza: “/De lo hondo de mi pecho/ te he llamado, Señor, con mil gemidos;/ estoy en grande estrecho,/ no cierres tus oídos/ a mis llantos y tristes alaridos/”. Salmo que se entonaba antes de comer, antes de entrar en el refectorio. Habló sobre el vía crucis que hacían los frailes alrededor del claustro y como se llamaban con la matraca por no poderse usar las campanas.
Capilla en el rincón noroeste del claustro dedicada a S. Jerónimo
Claustro lado este
En la galería este hay unas capillas en las que también decían misa. En una de ellas está enterrado Antonio García de Morales, médico, padre de Ambrosio de Morales. Médico y bordador eran dos de las tres personas que tenía contratados siempre el monasterio. Ambrosio de Morales, que era Fray Ambrosio de la Santa Paula, tomó una decisión “testicular” para castrarse antes de sucumbir a la tentación. Lógica la tentación y natural, otra cosa es el fanatismo y el miedo.
Patio del claustro de novicios
“…y se cortó los miembros viriles totalmente, que se quedo tan raso como la palma de la mano, y quiso Dios, que al tiempo del cortar con el dolor dio un grito y como lo oyese P. Fr. Geronimo de Andujar, que pasaba por allí acaso, llegó a la celda, y cerrando dentro, hallólo tendido en el suelo, manando sangre de él, como agua de una fuente, y tapólo luego con un paño grande, y quemaron un sombrero de fieltro, y con las cenizas le espolvorearon toda la llaga, y así restañó la sangre. Y después Maestre Luis, Médico de Córdoba, y padre de Fr. Luis de Cordoba que agora vive (digo que vive el fraile) le cauterizó con fuego la llaga sobre las cenizas, que allí estaban hechas costra, ca no se atrevió a las quitar, por temor a que la sangre volvería de nuevo a correr. “
Pilón de los cervatillos
Su padre sobre el suceso de la castración del hijo, le dice a su esposa: “Yo loco, tu loca, que habíamos detener, sino un loco.”. Lo que es lamentable es que tengamos que recordar a un cordobés ilustre, cronista de Felipe II, con un montón de obras a sus espaldas nada más que por esta locura. Al lado de la capilla está el epitafio que le dedicó a su padre. Luego su tío Fernán Pérez de Oliva lo recomendó y marchó a Salamanca donde obtuvo la cátedra de retórica. También siguió una investigación sobre las reliquias por encargo del rey.
Maceta
Zona de Servicios
Pasamos a la zona de servicios a través de un estrecho y agobiante pasillo. Vemos un extintor de cucurucho de primeros del siglo XX, colgado en un rincón, y salimos a una blanca galería dirección oeste-este, con grandes ventanales enrejados en la cara norte y una escalera y paso interior a la derecha en el frontal este. Toda la zona está encalada y alumbrada con faroles adosados a la pared. La cara sur del pasillo es la separación con el refectorio, al que pasamos después. A través de las rejas vemos la antigua cocina y despensa, también el antiguo claustro con lo que parecen dos fuentes. Todo ello puede seguir con el plano de planta que se nos dio y que acompañamos. En el pasillo hay un arcón y no puede uno evitar la tentación de recordar, por lo doloroso, el trance de Fray Ambrosio de la Santa Paula. A mí particularmente se me ocurre pensar que pudo ser uno parecido al que allí existe, es la morbosidad del acontecimiento que siempre me llamó la atención, cómo gente tan culta puede caer en determinadas actuaciones por culpa de la religión.
Zona de servicios
Refectorio
El amplio refectorio nos da una idea de la importancia del monasterio. Era el lugar donde se reunía toda la comunidad, a diferencia de la sala Capitular en la que entraban solo determinados frailes, teniendo en cuenta que había legos, novicios, etc. La comida estaba amenizada por lecturas religiosas que se efectuaban por otros frailes desde los púlpitos laterales, ya que ellos no podían hablar entre sí. Toda la decoración es contemporánea y repuesta por lo actuales propietarios. Allí se celebraron algunas bodas de la familia. La ponente citó una del año 1918. Contó la anécdota documentada de la no asistencia a un acto que presidía Isabel I, del fraile encargado de las abejas. Explicó la relación de los frailes con la sociedad, en un momento en el que la iglesia pasaba por un gran cisma, basado en la relación de las que se supone debían ser severas costumbres. Los jerónimos habían vuelto a las austeras y recias costumbres.
¿Pudiera ser el de D. Ambrosio? Es broma.
Los votos de obediencia, castidad y pobreza. Provocaban a los novicios duras pruebas para comprobar su interés en ingresar en la Orden, una especie de novatadas humillantes para comprobar la firmeza de su decisión. Vestidos con sacos y paseados por la ciudad, o con ristras de ajos colgados para que los vieran sus familiares y amigos, como le hicieron a un noble que pretendía abrazar la vida monástica. Luego la Capilla de San Jerónimo rincón noreste del claustro, cuadro representado como penitente en el desierto con su león y huella del ascetismo. Aquí finalizó el recorrido que se premió con un aplauso para la ponente Dra. Jordano, al que ella se negó.
Texto del folleto:
"EL MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO DE VALPARAÍSO
Su estratégica orientación al sur, al resguardo de los fríos vientos por las dos laderas que lo arropan, su ubicación en un antiguo cono volcánico, la fertilidad de sus tierras, abundantes en agua, y su extraordinaria preeminencia sobre la vega han convertido este lugar en uno de los parajes naturales e históricos más extraordinarios de Córdoba.
La fundación del monasterio fue llevada a efecto el 10 de mayo de 1405 por doña Inés Martínez de Pontevedra, mujer de Diego Fernández de Córdoba, señor de Chillón, y su hijo Martín Fernández, quienes dieron una huerta en la sierra, colindante con el "exido" de los adarves de Córdoba la Vieja, a fray Lorenzo, de la orden de San Jerónimo, enviado para la nueva fundación hasta la llegada de fray Vasco de Sousa, quien la encabezaría como primer prior. Al principio, los frailes habitaron en dos ermitas, hasta que pudieron comenzar la casa gracias a la especial protección de reyes y obispos. Esto ocurrió bajo el prior fray Gómez (1440-1465), tercero en el cargo, quien llevó a cabo, entre otras obras, la construcción de una cisterna, el refectorio, el dormitorio, las celdas, la cocina, la caballeriza luego, granero- y se prosiguió la iglesia. En 1549 se tiene constancia de nuevas obras: cuatro celdas más, los excusados, unas caballerizas, un horno para hacer hostias y una galería con columnas que pudo estar detrás del claustro colindante con el refectorio.
Antigua zona de despensa
¿Qué se conservaba en pie del monasterio a principios del siglo XX? Como tantos otros, Valparaíso sufrió los efectos de la desamortización, teniéndolo que abandonar los jerónimos en 1836. Muchos de sus bienes fueron expoliados y arquitectónicamente el conjunto se resintió. Amenazaba ruina cuando lo adquirieron los marqueses del Mérito, especialmente gracias al empeño que puso en ello doña Carmen Martel y Arteaga. Fotografías de entonces revelan el pésimo estado en que lo encontraron sus nuevos propietarios, quienes hicieron un notable esfuerzo para su recuperación, preocupándose por una reintegración respetuosa con el estilo original, tarea que prosigue su actual descendiente, doña Victoria Elena López de Carrizosa y Patiño.
Afortunadamente, llegó a nuestros días el monumental claustro principal de estilo gótico, al igual que algunas capillas en sus pandas, la sala capitular, la celda prioral, la iglesia -afectada por una reforma barroca y una intervención en el siglo pasado para evitar su ruina- y la sacristía. La sala de profundis y el refectorio necesitaron de una reforma mucho más profunda por su lamentable estado, y es de nueva planta el denominado claustro de novicios, donde se dispuso una réplica del cervatillo de Madinat al-Zahara, tras el traslado del original al Museo Arqueológico.
Impresiona la visión de los sólidos contrafuertes que estructuran el claustro armónicamente al enlazarse en planta baja mediante esbeltos arcos apuntados sobre gruesas columnas embutidas en anchas pilas, y en la alta, por arcos de medio punto rebajados y antepechos de tracerías caladas constituidas por trifolios albergados bajo conopios. Cierran las galerías bajas mediante bóvedas de crucería gótica de fecha avanzada, según manifiesta el acusado apuntamiento de nervios y plementería, así como el uso de ménsulas octogonales y basas parciales a distinta altura en los soportes.
Si bien la obra del claustro debió principiarse bajo fray Gómez, fue durante el episcopado de don Pedro Solier cuando recibió un notable impulso; entonces se hizo el lienzo próximo a la iglesia, concluido en 1476, y se comenzaron los otros dos. La muerte le impidió cerrar el último, de modo que en 1497 todavía estaba en obras.
La influencia del gótico toledano, especialmente de San Juan de los Reyes, se halla presente en detalles como una de las portadas del claustro, por la simbiosis del arco conopial albergando a otro trilobulado, dejando campo para la representación del león de San Jerónimo bajo el capelo y los cordones propios de su dignidad eclesiástica. Vestigios de policromía atestiguan la visión original de un claustro dominado por el color, especialmente en forma de inscripciones; sillares a soga y tizón con abundantes marcas de cantero fueron el soporte de las manos que se afanaron en pintarlo.
El Marques y su hija
La sala capitular, construida en torno a 1465, logra revivir en el visitante los mejores tiempos del cenobio gracias a la sucesión perfecta de cinco tramos de bóvedas de crucería, recorridas sus claves por el espinazo burgalés. Connotaciones castellanas se vislumbran, asimismo, en las ménsulas que responden al tipo toledano. Figuradas son, por el contrario, las de la cercana celda prioral, con representación de jerónimos insignes -San Ambrosio, entre ellos-. Un balcón corrido en la fachada principal constituye un excelente mirador para contemplar el piedemonte y la feraz vega de Córdoba.
La iglesia, romántica ruina en el lado septentrional del claustro, sufrió importantes reformas en el XVIII, aunque de época bajomedieval se conserva el hastial de la capilla mayor, el coro y las capillas funerarias. En 1432 puso su primera piedra fray Alonso de Baena y en 1464 estaba "en grand parte encimada". En este año el ilustre fray Gonzalo de Illescas -Obispo de Córdoba (1454-1464) y consejero de Juan 11-, al que conocemos por el magnífico retrato que hizo de él Zurbarán, otorgó su testamento en el que disponía que en caso de morir en época de calor, su cuerpo fuera trasladado a San Jerónimo y depositado "en la capilla donde el prior e frayles e conuento del dicho monesterio fasen su cabillo e ayuntamiento, o en otro lugar decente e honesto...", hasta el momento en que se dispusiera su traslado al monasterio de Guadalupe. Legó a Valparaíso 30.000 mrs para hacer un retablo destinado a la capilla mayor y 30.000 más para dote de la capilla donde los frailes tenían el cabildo. En las obras participaron los canteros Juan López, hijo de Lope de Ibarra, y Juan Safant, de Barcelona. En tiempos del obispo don Pedro Solier (1464-1476), nieto de doña Inés Martínez de Pontevedra e hijo de don Martín Fernández de Córdoba, se cubrió la iglesia y dispuso ser enterrado en la capilla mayor, lugar donde también recibió sepultura otro insigne personaje, Alfonso Fernández de Córdoba, "el Grande", también conocido como Alonso de Aguilar, hermano de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.
La planta del templo consta de una nave con cabecera cuadrada y cuatro capillas funerarias a ambos lados de la nave, así como coro y sotocoro. Desde la tribuna situada en el lado de la epístola, accesible desde la planta alta del claustro, asistían a los oficios litúrgicos los visitantes ilustres del monasterio, entre otros, Enrique IV y la propia Isabel la Católica, benefactores de Valparaíso. La portada se ha fechado hacia 1510, pero quizá sea anterior y, por tanto, se constituiría en la más temprana del modelo que se impuso poco después en Santa Marta y San Sebastián, de manera que pudo ser inspirada por Gonzalo Rodríguez, antecesor de la saga de los Hernán Ruiz, a quien le ha sido atribuida.
En conclusión, el estilo predominante en San Jerónimo es el gótico avanzado del siglo XV, con fuertes evocaciones del toledano y próximas relaciones en el entorno cordobés con la iglesia del convento de jerónimas de Santa Marta, la del hospital de San Sebastián y San Hipólito.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
Gracia Boix, R.: El Real Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso en Córdoba. Real Academia de Córdoba, 1977.
Jordano Barbudo, Mª. Á.: Arquitectura medieval cristiana en Córdoba. Desde la reconquista al inicio del Renacimiento. Universidad de Córdoba, 1996.
Nieto Cumplido, M.: San Jerónimo de Valparaíso. Ed. Almuzara, 2011."
Vídeos de las fotografías de San Jerónimo
OTROS VÍDEOS
AUDIOS
Fotografías vídeo y audio del autor
Bibliografía de la ponencia.
Vaya paseo que te distes entre esos muros llenos de historias. Como siempre sorprendente tus entradas y lo que aprendemos de ellas.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Magnífico reportaje
ResponderEliminarQué genial el reportaje Paco. Muchas gracias por hacer como si fuesemos parte de la visita.
ResponderEliminarNo sabes cuántas veces he visto como el sol del amanecer se refleja en los cristales de ese monasterio. Mi padre y yo (y ahora mi hermano) hemos trabajado mucho en un cortijo que hay a unos 10km en línea recta (cerca ya de Guadalcazar, en lo alto de la campiña) y cada amanecer los rayos del sol se reflejan en los cristales, tornándolos rojos incandescentes, tanto que siempre al principio yo pensaba que era un incendio en Sierra Morena, hasta que mi padre me contó que es el monasterio de San Jerónimo.
Una lástima que ninguna foto lo pueda mostrar, pues una cosa es lo que el ojo humano ve y otra la imagen de la cámara. Merece la pena verlo alguna vez.
Un saludo.
Bicici muchas gracias.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Diego, es precioso como describes el edificio desde el tajo con tu padre, esa sería una fotografía muy llamativa. El director del yacimiento de Medina Azahara dice que la ciudad palatina es el “escenario adecuado para la representación del poder califal”. Del Monasterio habría que decir que es el escenario adecuado para la representación del poder de la Orden favorita de los reyes castellanos, es copiar el veo y me ven, y tu bonito relato lo demuestra. Un abrazo.
ResponderEliminarDesde luego, yo no se para qué fui para mojarme con la lluvia, si al final resulta que es mejor ver tu entrada en el blog, pues resulta hasta más completa.
ResponderEliminarEs broma. El mejor resumen (y complementos) los tuyos, y una experiencia fantástica la visita a este espacio cordobés desconocido, con tanta historia y tanto arte, amenamente explicado y compartido contigo y tu gente. Todo un placer.
Enhorabuena.
JOSÉ MANUEL FUERTE
P.D. Todo un alarde de generosidad el de Don Andrés García, por ofrecer sus recursos personales para la causa. Mucho debe amar este señor la cultura y la necesaria difusión que necesita para tomar esta determinación.
Desde luego, yo no se para qué fui para mojarme con la lluvia, si al final resulta que es mejor ver tu entrada en el blog, pues resulta hasta más completa.
ResponderEliminarEs broma. El mejor resumen (y complementos) los tuyos, y una experiencia fantástica la visita a este espacio cordobés desconocido, con tanta historia y tanto arte, amenamente explicado y compartido contigo y tu gente. Todo un placer.
Enhorabuena.
JOSÉ MANUEL FUERTE
P.D. Todo un alarde de generosidad el de Don Andrés García, por ofrecer sus recursos personales para la causa. Mucho debe amar este señor la cultura y la necesaria difusión que necesita para tomar esta determinación.
Que mal rato pasamos Conchi y yo, de verdad José Manuel, pero al final el premio a la constancia triunfó, afortunadamente. Muchas gracias. Llevas razón en la Posdata, tuve el otro día la oportunidad de manifestarle la entrega de D. Andrés a su Director, que seguro tomó nota. Ah, y una cosa me fuí hasta el centro de visitantes y volví -por el canal-, y por tu casa después, unos veinte kilómetros andando.
ResponderEliminarHola amigo, tengo el honor de contar entre mis amigos y compañeros de AFOCO a Manuel Lama, te dire que es un gran fotógrafo casi tanto como gran persona.
ResponderEliminarEspacios Eternos, es otra de sus grandes exposiciones, me alegro de que disfrutaras de ella.
Saludos
Carol muchas gracias por tu presencia, te sigo pero te prodigas poco, espero que sea por otras obligaciones y no esté relacionado lo espaciado de tus obras con otras razones de más peso (Ah, y quitaste la posibilidad de hacerte comentarios.)Coincido plenamente contigo en lo de gran fotógrafo y reconozco que desconocía la obra de Manuel Lama. Es esta una tierra de grandes artistas pero poco difundidos. De tus compañeros que decirte; con Pepe Gálvez coincidimos en la "mili" en el 69 del siglo pasado, y a Juan de Toro lo conozco aunque más a su hermano Pedro, así como a otros compañeros y la verdad es que hacéis una magnifica difusión de ese arte que es la fotografía.
ResponderEliminarMuchas gracias nuevamente Carol, por hacer acto de presencia por aquí.
Hola a todos, llego un poco tarde con respecto a vuestros comentarios pero me gustaría despejar una duda...He leído que se ha realizado alguna visita organizada por Madinat Al-Zahra y otras con Amigos de paseos por Córdoba...¿es así? ¿son visitas guiadas? ¿precio? ¿horario?.
ResponderEliminarPensaba que no se podía visitar y que no había nada organizado.
Gracias de antemano, un saludo.
Las visitas que se relatan son las organizadas por Medina Azahara, aunque creo que alguna otra organización ha hecho otras visitas. Gratuitas y guiadas las de Medina Azahara, que son las que conozco, y eventualmente. Como último dato, parece que este año 2013 tiene previsto la incipiente Asociación de Amigos de Medina Azahara establecer un número mayor de visitas al Monasterio, por lo menos lo tienen en proyecto. Te recomiendo que te pongas en contacto con ellos. No obstante hay otra Asociación en Córdoba que se llama Club Patrimonio que también hace recorridos guiados por la ciudad y provincia, aunque desconozco si tienen el monasterio en sus rutas. Saludos.
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