Mural del Molino, el puente, la Mezquita y la Calahorra.
Hoy se ha reinaugurado el Molino de San Antonio. Cuando se ha jugado en esa parte del río, cuando recuerdas como estaba aún en activo el molino, cuando se fabricaban en él, en los últimos años de su vida útil, barcas, porque éstas eran esenciales en el Guadalquivir. Ya hay que pararse a pensar en el carnet de identidad.
En aquellos entonces aún no estaba la muralla de la Avenida de “Colecor” -que ahora tiene nombre de obispo, yo prefiero el popular de la “chispa de la vida” que esa es la verdadera, no la de la bebida-, se empezó a cimentar. En El Altillo estaba la industria de Perfecto Sillero y su prolífica familia. La Calahorra era una vieja fortaleza. Manolín tenía su taller de motos colchonero en la “bajá del puente”. El Bar Estanco. Los Romerillos. Casa Currito.
El surtidor de gasolina de manubrio, como el del aceite de las tiendas de ultramarinos, cuando ibas a pedir un cuartillo. El colegio con el escudo republicano del que el franquismo no se enteró. Rafalito “Romances”, Rafael Mezcua y Vicente Ruiz “El Pegos” entonces eran chavales y amigos, y ahora ninguno existe ya. El “Tete” sacaba arena con su familia y se comía las bandejas de dulces después en la Sultana López, afortunadamente todavía vive y hablé con él el otro día.
“Si quieres buscar novia de tipo fino vete a la Barriada de Fray Albino… “, era el cantar para el Campo de la Verdad. La calle de las Tiendas. El cine Séneca. El cucharón mecánico sacando grava para hacer el muro. Nada de árboles, nada de pájaros, nada de nota de Tico Medina. Son retazos de la vida de una orilla del río, de la orilla izquierda, del Campo de la Verdad. Son muchos recuerdos.
El cine Benavente, que entrabas con un piojo y salías con veinte. Es toda la vida, o una parte de la vida, porque cuando ves el grabado de Wingaerde de 1567 y ves el molino, y la gente jugando a los bolos en el Altillo, y la segunda muralla de la Calahorra estaba derruida, y la torre de la Mezquita a medio hacer. Y luego los grabados de los románticos y allí el molino, y las primeras fotografías y allí el molino, y empezaba el siglo XX y allí el molino, y el XXI y el molino.
No se puede pensar en la historia de esta ciudad sin los molinos. Y hoy se reinaugura el Molino de San Antonio, y nada mejor que con una exposición fotográfica permanente de mi amigo Paco Madrigal, dedicada a los Molinos del Río. Desde el de Lope García, pasando por Carbonell, otros perdidos, el de Martos, los de la Albolafia, Pápalo Tierno, Enmedio y San Antonio, la Alegría y San Rafael que ya estaban antes del Puente Nuevo, y que se aprovechó su azud para la cimentación de éste. Y más abajo otro desaparecido y al final el de Casillas, central eléctrica romántica, y campo de tiro de la guarnición militar de Córdoba.
Hablar de un amigo siempre es un problema porque se te ve el plumero. Es complicado desde luego, pero si me limito a decir de él que nació en Lucena por el 1948, pero se siente cordobés al cien por cien, vivió en Andújar unos años, y que es un artista de la fotografía autodidacta, primero con el blanco y negro y ahora con las novísimas técnicas de HDR como explicó en su intervención. Que ha participado en varias exposiciones colectivas en los ochenta del siglo pasado. Que en el 1998 participó en otra, en la sala Diafragma titulada “De flamenco y otros retratos”, que después se volvió a presentar en 2006 en la Peña Rafael El Gallina, de Andújar.
Juan Antonio Devesa, Director Científico-Técnico INGEMA
Muchas obras suyas están repartidas por distintos folletos y libros, el de las Tabernas de Manolo López Alejandre y sin ir más lejos en el precioso catalogo del Museo de Etnobotánica del Jardín Botánico de Córdoba. Tiene una fototeca de categoría, que ha ofrecido a Doña Ana Verdú, esa profesional del AMC, digo profesional a boca llena porque a su labor y a la de sus colaboradores no se le ha hecho la justicia que merecen, y que gracias a ella podemos conocer de la historia de nuestra ciudad.
Cierre del acto del concejal Sr. Jaén y Paco Madrigal a lo suyo, la fotografía.
En la preparación de la inauguración ha participado el personal del INGEMA, María del Mar Gutiérrez, Elena, Ángel Montero, Fidel, y otros compañeros: el Director Científico-Técnico, Juan Antonio Devesa, el Gerente, Francisco Foche, con el Concejal Presidente Sr. Jaén en el acto propiamente dicho junto con Francisco Madrigal.
Texto de la exposición:
“Los molinos del río Guadalquivir han formado parte de la vida y del paisaje de la ciudad de Córdoba desde hace siglos. Construidos y mantenidos a lo largo del tiempo para aprovechar su actividad como molinos de harina, como batanes de paños y, más recientemente, como estaciones hidroeléctricas, constituyen hoy en día un importante patrimonio histórico, arquitectónico y cultural de la ciudad.
Exposición fotográfica:
Los molinos, que han sido fuente de inspiración para numerosos artistas, son ahora magníficamente fotografiados por Paco Madrigal. La exposición presenta fotografías de los once molinos que existen en el tramo del río Guadalquivir a su paso por Córdoba.
En la exposición se hace un recorrido por el río partiendo de los molinos de Lope García y de Carbonell, situados en un tramo previo a su entrada en la ciudad. Prosigue por el de Martos, al final del Paseo de la Ribera, por los de la Parada del Puente o del Culeb (Albolafia, Enmedio, Pápalo Tierno y San Antonio), frente a la Mezquita-Catedral, por los de la Parada de la Alhadra (Alegría, San Rafael y San Lorenzo), pasado el Puente de San Rafael, y termina en el Molino de Casillas, fuera de la ciudad, aguas abajo.
También, se exponen en gran formato las reproducciones de dos conocidas vistas de Córdoba. Una de ellas, realizada por Alfred Guesdon en 1860, muestra la ciudad desde el aire, y otra desde las inmediaciones de la Torre de la Calahorra, realizada por Antoon van den Wijngaerde, en 1567.”
Colaboradores
Texto sobre el molino de San Antonio:
“El origen del Molino de San Antonio probablemente data de época medieval. Los datos disponibles más antiguos no son muy precisos pero hay documentos del siglo XVIII que constatan que el edificio original era de una sola planta. Fue molino harinero y debe su nombre a una imagen de San Antonio que antaño se ubicaba en una hornacina existente en la fachada. Ha estado en funcionamiento hasta mediados del siglo XX, en que se usó el edificio para construir barcas para cruzar el Guadalquivir.
Las crecidas del río y los cambios del sistema hidráulico, han motivado sucesivas reformas estructurales. Su actual estado es resultado de una rehabilitación proyectada por el arquitecto Juan Cuenca que concluyó en 2008.
De ella destaca la recuperación de la cubierta de madera, los cuerpos constructivos el tajamar y el azud que comunica con los demás molinos.
Anagrama del Molino de San Antonio
Salas de Molienda
En esta planta se pueden ver dos salas de molienda, la primera con tres ernpiedros y la contigua con uno solo. En esta primera, el empiedro de la derecha conserva una piedra de moler fija, llamada inferior o solera. La piedra superior, corredera o volandera, más dura y abrasiva y cuyo giro tritura el grano, no se conserva en ningún empiedro.
Plano de los molinos del río Guadalquivir
En la sala de la derecha se observan tres aguatochos para regular el caudal de agua. En las épocas en que no circulaba suficiente agua o no se quería poner en funcionamiento todas las piedras, se cerraban algunos para dirigir la corriente solo a algunas de ellas.
En los molinos llamados de regolfo. las ruedas hidráulicas que generan el movimiento de las piedras molineras son horizontales y se llaman rodeznos. El agua, al pasar por debajo del molino, entra tangencialmente por la parte superior de un cubo circular o pozuelo, en donde está situarla la rueda, y sale por una abertura inferior, forzando con su paso el giro del rodezno, que transmite su movimiento a las piedras molineras mediante un eje o palahierro.”
Audio y vídeos:
Sobre Molinos:
Recortes en la prensa local:
Fotografías y vídeos del autor y de Francisco Madrigal
Bibliografía de los folletos y de la vida misma.