Puente romano del Arroyo de Rabanales
La mañana del lunes día 27 de este casi acabado mes de febrero de este año bisiesto de 2012, a la vuelta de las cercanías del Cortijo de la Tierna Baja, para tratar de fotografiar la salida de los túneles que abastecen de agua a nuestra ciudad, en un precioso recorrido desde el Psiquiátrico, por encima de la primera de las conducciones hidráulicas, que discurre por el margen derecho del Arroyo de Guadalbarbo, por los lugares en los que estuvo proyectado una presa para el aprovechamiento del Canal del Guadalmellato, porque uno de los túneles que se usan para abastecimiento de aguas, se proyectó a finales del siglo XIX para el canal de riego, y luego en la década de los sesenta se usó para la traída de aguas. Unos parajes maravillosos, de escarpadas cotas a ambos lados del cauce de casi trescientos metros de altura, de "escarbauras" de jabalíes, de los que queda hasta el olor. Pero la visita a la que me estoy refiriéndome no es la que pretendo tratar, esa requiere una entrada exclusiva.
A la vuelta me acordé del Merendero y Puente Romano del Arroyo de Rabanales y decidí llegarme al lugar y ver en qué estado se encontraba. El Merendero de Rabanales ha estado en funcionamiento hasta hace unos años, y era uno de los lugares a los que con la incipiente motorización, primero con las scooter, Vespas y Lambrettas en mayoría, y luego con el salto al utilitario, se iba a tomar la merienda, no se si con nocturnidad ejercía otras funciones, que no recuerdo. Hoy es una absoluta ruina. Entonces la N-IV era una carretera normal, sin grandes volúmenes de tráfico, por esa época ya se había construido el nuevo puente que después se amplió nuevamente. El merendero se quedó a un lado, servido por su puente romano particular, que ahora se encuentra entre cañas, suciedad y diverso matorral, secundado por dos tuberías de, cálculo unos 1300 mm., similar a la del servicio a la ciudad en la nueva o segunda conducción.
Interior del Merendero
El Puente de Rabanales es monumental. Hoy en día apenas se ve, es necesario llegar a él exclusivamente para ello y ofrece sus dificultades para disfrutarlo en su total perspectiva. Está abandonado totalmente. Tiene una longitud de unos 28 metros. Su sillería es de opus cuadratum. Tiene cinco bóvedas de cañón de la misma medida de luz unos 3,75 m. Las cuatro pilas que sustentan el tablero son del mismo grueso que la luz de los arcos. El tímpano presenta pilastras adosadas que lo presentan aún más sólido. Su tablero es plano, ahora no tiene pretil como puede verse. En su momento posiblemente en el siglo XVIII fue reformado. Es de la etapa republicana y formó parte de la Vía Herculana.
Este puente salvaba el arroyo de Rabanales, uno de los importantes de Córdoba. Este arroyo cuando llovía adquiría categoría de casi río. Nace cerca de Torreárboles, una de las mayores alturas del término municipal con sus 693 m., en los alrededores del Pilar de Fontanares, por eso el tramo superior lleva ese nombre. Por ese lugar está la cota de los 500 m. Rodea la casa de Carrasquilla y cruza la vía de Almorchón a la salida del último túnel, de esa desaparecida línea ferroviaria, antes de llegar a Cerro Muriano.
Tablero del puente dirección Córdoba
Por su margen izquierda recibe un arroyo que nace en la Casa de la Armenta y otro más joven de longitud un poco más abajo. Luego, siempre cogiendo aguas del citado margen izquierdo, recibe las del Arroyo del Manzano -éste a su vez nace en los alrededores de la Umbría de Dacalamano terreno minero por excelencia y el Cerro Romero-, equidistante la unión de ambos entre los cortijos de La Alcaidía y las Pitas. Sigue su curso pasando por el Cortijo de Navalagrulla, un paraje característico el terreno de la nava, que la alimenta ese curso, donde la sierra pierde su parte serrana agreste y se va transformando en serrezuela.
Y en la Campiñuela Alta, a punto de cruzar la primera traída de aguas a la ciudad, antes mencionada, se le une el Arroyo de Linares, que viene del lado suroeste de Torreárboles y al que se le unió antes el de la Balanzonilla que nace por Tarradas y Villa Enriqueta, cerca de la antigua estación de ferrocarril abandonada de la Balanzona, que ya lleva las aguas del Salado y Parrón, que viene de San Cebrián Alto, y al que antes de llegar al Santuario se le une el que viene del Cortijo de las Pitas cerca del Cortijo de los Velascos, los dos ya uno, junto con otro de corto curso pero muy bonito que viene de la cancela de las Pitas, pasan por el Puente Romano, que ya está prácticamente destruido.
Luego, el Santuario de la Virgen de Linares y cerro de San Fernando, cortijo Dos Fuentes y a la Campiñuela, cruza la segunda conducción o traída de aguas la de presión, Fuente del Espino, Puente de los Piconeros, Canal del Guadalmellato, y ahora por la derecha lo alimenta el Arroyo del Mortero siempre con agua, pasa por debajo del ferrocarril y después también por su diestra se une el de los Pradillos -de triste memoria por el accidente ferroviario de un par de túneles antes, dirección Córdoba-, Peña Tajada, las Cuevas Romanas, El Majano y su unión con el de Rabanales se hace efectiva en las cercanías de la Cerca de Lagartijo.
Puente de la actual N-IVa y arroyo
Fue ribera de un antiguo Camping, el llamado de la Cerca de Lagartijo. Luego la N-IV y el puente que nos ocupa, de estrecho tablero, pero en su época no era necesario más. En el comienzo de la Cuesta de Rabanales que junto con la de la Lancha eran y son las subidas, o bajadas según la dirección, más importantes hasta Alcolea. Claro ahora ya no es la N-IV ahora es la N-IVa, prácticamente una vía de servicio al Campus Universitario, de Rabanales también, a Alcolea y al Polígono industrial de las Quemadas. El estado del Merendero es una verdadera ruina, que ahora soporta una salida de otro polígono el llamado Tecnocórdoba, dónde mi primo Emilio tiene su negocio, TecnoNave. Esta zona industrial ha sido la causante del desvío del curso del Arroyo Rabanales que ahora discurre paralelo a la calle Noruega, para quebrar y buscar perpendicularmente la de Islandia –esos que han sabido darle lo suyo a los especuladores, al FMI, y meter en la cárcel a algunos de sus dirigentes-.
Para después coger dirección sur por la calle Lituania, cruzar la de Suecia. Cuando iba a pensar el modesto aprendiz de río, el Arroyo de Rabanales, convertirse tan europeísta. Después rodea los Viveros municipales de Tejavana, y ahora sí, pasa por debajo de la nueva N-IV, convertida en autovía y ruta europea E-15, para desembocar al río grande de Andalucía, el Guadalquivir, unos metros arriba del Molino de López García. Nunca son los ríos más fieles a su cauce que cuando desembocan en el mar o en sus hermanos mayores.
Vuelo de 1956, con el polígono actual sobrepuesto y el antiguo trazado del arroyo
He de reconocer que me ha podido más el curso del Arroyo, que el Puente, porque en el fondo el Merendero es una anécdota nostálgica. Es un problema de dosificación de la información, es tener muchos papeles encima de la mesa y no separarlos adecuadamente. Por ello, al final, se me ha quedado en el tintero una cuestión muy importante a tener en cuenta, un miliario romano que apareció en las cercanías del Puente Romano de Rabanales, que sirvió para calcular distancias, pero lo dejaremos para otra entrada, así como la de la traída de aguas a Córdoba desde el Pantano del Guadalmellato.
Fotografías del autor, de Google y de un trabajo académico.
Bibliografia Mapas del Servicio Geográfico del Ejército
Fotografías del autor, de Google y de un trabajo académico.
Bibliografia Mapas del Servicio Geográfico del Ejército