No hay dos sin tres. Esta es la tercera exposición de la tres que configuran Córdoba Reflejo de Roma. Ésta, está ubicada en la Sala Orive, en el Jardín del mismo nombre, y es la correspondiente al título Suburbio y Periferia, cuyo Comisario es Desiderio Vaquerizo Gil, y tiene el horario siguiente: Cerrado los lunes y martes por la mañana, Martes de 18,00 a 20.30 h. Miércoles a Sábado 10.30 a 13. 30 h y de 18.00 a 20.30 h. Domingos y festivos 10.30 a 14.00 h. del 4 de enero al 16 de febrero de 2011.
Y como en las anteriores Urbanismo y Poder y La Vida en la Domus, seguiremos con la misma tónica de no quietar ni poner sino dejar que sea el propio comisario el que defina la muestra, sólo hacer la invitación a disfrutar de la misma y del marco donde está instalada, la maravillosa Sala Capitular de Orive.
Bajo relieve
"La importancia de Córdoba como yacimiento arqueológico de primer orden, enorme complejidad y potencialidad sin límites es reconocida internacionalmente. Ejemplo paradigmático de ciudad superpuesta, ofrece al arqueólogo la posibilidad de abordar de forma diacrónica una de las secuencias estratigráficas más densas y completas del solar hispano, favorecida por su ocupación ininterrumpida desde el Calcolítico. Sin embargo, durante décadas, la Córdoba romana ha permanecido obliterada científicamente por el peso de la islámica (circunstancia que ha retrasado el conocimiento de su dinámica arqueológica, delineada con cierta profundidad sólo en los últimos veinte años).
Del mismo modo, no es lo mismo hablar de la ciudad intramuros que del mundo suburbano, por cuanto ambos sectores respondieron a conceptos diferentes, aunque complementarios, que permiten, o mejor, exigen, un análisis independiente, abordado con claridad de objetivos tanto desde el punto de vista espacial como histórico. Y esa filosofía es la que ha guiado esta exposición: la información disponible en la actualidad sobre la Corduba de época romana es tan amplia que admite perfectamente y sin ningún tipo de menoscabo la compartimentación temática.
Mosaico
Del mismo modo, no es lo mismo hablar de la ciudad intramuros que del mundo suburbano, por cuanto ambos sectores respondieron a conceptos diferentes, aunque complementarios, que permiten, o mejor, exigen, un análisis independiente, abordado con claridad de objetivos tanto desde el punto de vista espacial como histórico. Y esa filosofía es la que ha guiado esta exposición: la información disponible en la actualidad sobre la Corduba de época romana es tan amplia que admite perfectamente y sin ningún tipo de menoscabo la compartimentación temática.
Estatua sedente de la emperatriz Livia como Fortuna, procedente de Iponuba.-Baena, época julio-claudia.
Toda ciudad romana establecía en el momento de su fundación una separación estricta entre el intramuros y el extramuros a través del sulcus primigenius, expresión material que guiaba el perímetro amurallado y solía tomar forma ideal en el pomerium, no siempre coincidente y límite claro entre el mundo de los vivos y el de los muertos, entre las actividades civiles, religiosas, comerciales y domésticas cotidianas y las nocivas y malolientes, los vertederos y los espacios de explotación agrícola.
En los suburbia, el territorio inmediato a la ciudad, el paisaje cobraba una dimensión diferente, animado por las vías de entrada y salida a la ciudad que garantizaban el tránsito, trabajos industriales del más variado signo, algunas residencias privadas (en busca del terreno y las perspectivas, pero también de la escenografía, que habitualmente no les permitía el centro urbano), espacios recreativos y eventuales huertos o jardines (hortis, praediis), edificios de espectáculos que por sus dimensiones, sus exigencias infraestructurales por ser centro de reunión de miles de personas, o su carácter funesto, debían disponerse "al otro lado", y, por supuesto, el mundo silencioso pero animado de los muertos, que se asomaban al de los vivos gritando en forma de tumbas más o menos monumentales, mármoles e inscripciones, sus ansias manca bien satisfechas de memoria.
Maqueta de la Puerta del Puente
En los suburbia, el territorio inmediato a la ciudad, el paisaje cobraba una dimensión diferente, animado por las vías de entrada y salida a la ciudad que garantizaban el tránsito, trabajos industriales del más variado signo, algunas residencias privadas (en busca del terreno y las perspectivas, pero también de la escenografía, que habitualmente no les permitía el centro urbano), espacios recreativos y eventuales huertos o jardines (hortis, praediis), edificios de espectáculos que por sus dimensiones, sus exigencias infraestructurales por ser centro de reunión de miles de personas, o su carácter funesto, debían disponerse "al otro lado", y, por supuesto, el mundo silencioso pero animado de los muertos, que se asomaban al de los vivos gritando en forma de tumbas más o menos monumentales, mármoles e inscripciones, sus ansias manca bien satisfechas de memoria.
Los suburbios, que no eran en definitiva sino una prolongación de la ciudad fuera de sus límites, funcionaron así, para bien y para mal, como espejos de la misma, respirando con ella; entendidos urbe y periferia como un todo en el que una parte no podía existir sin la otra. Demostrarlo es el objetivo fundamental de este bloque temático, donde hablamos de las diversas tareas que se desarrollaban en ámbito suburbano, ateniéndonos fundamentalmente al ejemplo cordubense. En cada uno de los momentos históricos que protagonizó, la imagen urbana de Córdoba obedeció a modelos externos, matizados por la tradición local; y también en todos y cada uno de ellos el espacio extramuros ejerció un rol de enorme importancia.
Su evolución es, por consiguiente, la del propio centro cívico, de cuya contracción o expansión da cuenta a veces mejor que aquél mismo, habitualmente más castigado desde el punto de vista arqueológico. En este sentido, la morfología del recinto elegido para la exposición, ubicado precisamente junto al antiguo trazado de la vía Augusta, permite recrear la impresión que experimentaría en su momento el viajero que llegaba a través de ella, cómo percibiría la ciudad desde el extramuros y la imagen que la colonia quería proyectar de sí misma como caput Baeticae."
Urna funeraria
Su evolución es, por consiguiente, la del propio centro cívico, de cuya contracción o expansión da cuenta a veces mejor que aquél mismo, habitualmente más castigado desde el punto de vista arqueológico. En este sentido, la morfología del recinto elegido para la exposición, ubicado precisamente junto al antiguo trazado de la vía Augusta, permite recrear la impresión que experimentaría en su momento el viajero que llegaba a través de ella, cómo percibiría la ciudad desde el extramuros y la imagen que la colonia quería proyectar de sí misma como caput Baeticae."
Texto de un discurso
Fotos y vídeo del autor
Bibliografía del folleto
No esperaba menos de ti, Paco. Completísima información y con unas fotos muy bien hechas.
ResponderEliminarParticularmente pienso que la de la vida en la domus es la más didáctica y entretenida porque no solo se limita a mostrar las piezas, sino que también las sitúa con los dibujos de las paredes. Además, la reconstrucción de la Villa de Santa Rosa me ha gustado mucho.
Esperemos que esta exposición ayude a que la gente se conciencie de que cuando aparecen restos arqueológicos no se trata de solo las famosas "cuatro piedras".
Coincido plenamente contigo José Manuel, el documental es muy bueno, está muy bien ambientado y si conoces lo que queda de la villa te haces una idea muy real de la misma. Por ahí estoy leyendo determinadas cuestiones sobre la exposición, y la competencia entre el mundo romano y árabe, competencia de los que su vida está alrededor de ello, de forma profesional. Estoy llegando a una serie de conclusiones, mías desde luego y muy personales, que me hacen ver que en esta disciplina científica hay diversos clanes y tendencias. Y el llegar a ellas lo es por el comportamiento especial de amigos/as. Pero en el mundo profesional la asquerosa palabra de la "competitividad" destroza más que construye. Te tienes que abstraer de cuestiones personales y disfrutar de las cosas, que es lo que te vas a llevar. He publicado algunas artículos en Facebook -no míos por supuesto- que dan fe de la importancia que tiene el pasado, sobre todo en ciudades como la nuestra que es una mina.
ResponderEliminarEsta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
ResponderEliminarMuy bien esta 3ª entrega, estoy deseando verlas, pero de momento no puedo
ResponderEliminarChary tu Blog no tiene hada que envidiar a los que citas; el de José Manuel y este, yo lo conozco el tuyo de tiempo y tu canal de Youtube. A tú blog lo voté en lo de 20 Minutos. Creo que vas por el 8º puesto, pero esto de los concursos son eso... concursos, la gente hace campaña -ilegal muchos- en ellos como si le fuese la vida y al final los resultados no son reales. Lo importante es tu propia satisfacción. Un saludo.
ResponderEliminarY seguimos aprendiendo mientras vos pintás con tus letras lo que no conocemos
ResponderEliminarQue bonita la recreación de la Puerta del Puente. Enhorabuena por esta trilogía de entradas dedicadas a esta exposición (que tengo que visitar por supuesto) dedicada a la Córdoba romana, quizá sea menos conocida que la musulmana, pero Corduba llegó a ser una de las ciudades más importantes del Imperio, además fue capital de la Hispania Ulterior y posteriormente de la Bética, por ello había dos foros en Corduba, el colonial y el provincial, además fue la primera ciudad de Hispania en ser declarada Colonia Patricia. Afirmo sin miedo a equivocarme que sumando la importancia que ha tenido Córdoba a lo largo de las diferentes épocas, no hay ninguna otra ciudad en España con un pasado tan brillante. Que pena en lo que hemos quedado, pero siempre nos quedará la historia. Gracias Paco.
ResponderEliminarMuchas gracias Mucha, eres muy amable.
ResponderEliminarBesos.
Si que es bonita, y me imagino que andaría por ahí en su tiempo. Pero ya ves que siempre pasa igual una civilización encima de otra, y los lugares "sagrados" se pisotean más. Y nos hemos quedado Andrés, con lo que la civilización de turno ha querido dejar. Medina Azahara duró setenta y tantos años, y la destruyeron ellos mismos, la intransigencia religiosa. El resto creo que fue lo de siempre el paso del tiempo. El teatro romano fue un calerin en el siglo IV, y estuvo funcionando uno trescientos años. Y la Mezquita, justo es decirlo, diga el obispo lo que diga, si no es por los cristianos, a pesar de su destrozo, no hubiera quedado nada. Claro tu última frase es muy certera la historia quedará siempre, con la salvedad de que se adultera según quien la escriba. Un abrazo.
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