Anverso
Por las navidades son clásicos, los polvorones; la cantinela de la Lotería de Navidad, de la que ya nos hemos acostumbrados a que sea en la moneda de la Sra. Merkel; los buenos deseos de unos y otros pero al final se queda siempre en lo mismo; el alumbrado que esperemos este año sea más económico; y un sinfín de costumbres que culminan unas fiestas religiosas pero que en el fondo son eso, costumbres; sobre todo para mí lo es la que todos los 22 de diciembre tengo que lamentar haber gastado en Lotería, porque nunca me ha dado ninguna alegría ese gasto; luego está la paga que cada vez es más ridícula.
Estas navidades no puedes dejar de pensar en muchos compatriotas y otros que no lo son, que tienen poco que llevar a su casa, y que el mejor regalo que les podría caer sería un puesto de trabajo, y a otros el que no peligrara el suyo. Muchos tienen, lo último que se pierde, la esperanza que al cambiar el color de la gobernanza de este país, mejoren en algo, pero no se dan cuenta que eso es materialmente imposible, es más de lo mismo pero más escorado a la diestra. Más cercano a aquellos que su único interés es rebajar hasta límites mínimos las indemnizaciones por despido, y los derechos adquiridos de los trabajadores a lo largo de siglos. Y privatizaciones de servicios básicos de los ciudadanos. Una forma de esclavitud del siglo XXI.
Reverso
Los ejemplos los hemos visto en las elecciones municipales, fuerzas políticas que prometían la Luna y la necesidad ha hecho creer a muchos ciudadanos en esos mensajes. Afortunadamente el tiempo pone a cada uno en su correcto sitio, sin tener que hacer el diagrama de Nolan, para saber por dónde anda uno. A mí la cercanía de las fiestas, me las marca todos los años el honor de tener como amigo a un artista como es José Antonio Gómez Varela “GOVAL” y recibir una de sus felicitaciones que este año se llama “Recortes”, y es la 101 de una serie de 220. Con una postal de los Magos de Oriente señalando una estrella. Una serie de tijeras negras, cuatro, como el alma del gran capital, una bobina de hilo verde, el color de la esperanza y una aguja. Una obra de arte.
El lema este año es:
“No parece que lo que necesita el mundo para que todo marche mejor sean los “recortes” planteados por “algunos”, sino todo lo contrario, que “todos” cojamos “aguja e hilo” para ponernos a COSER UNIONES DE AMISTAD Y JUSTICIA. Feliz 20121”
Cierra el mensaje, mejor lo rubrica, las firmas de la familia de José Antonio, su esposa e hijas. Gracias José Antonio.
La colección se puede ver toda en su BLOG:
Hola Paco, si por mí fuera los ayuntamientos no gastarían ni un euro en alumbrados navideños, ni ahora ni antes en tiempos de "vacas gordas". Sinceramente pienso que es un despilfarro. El comerciante que quiera adornar con luces u otro motivo navideño su establecimiento pues lo veo muy bien, pero gastar cientos de miles de euros (millones y millones en toda España) en alumbrados superfluos cuando a la vuelta de la esquina asoman recortes de sueldo a los funcionarios (por poner un ejemplo)... es que lo veo sangrante, me repatea. Un saludo y enhorabuena por la entrada.
ResponderEliminarY el problema Andrés (felicidades con atraso)no es concretamente el recorte de sueldos, sino cuestiones de sanidad y educación. Y yo también considero la iluminación un verdadero derroche, si el comerciante la quiere que la pague, aunque me parece que le pasan un cargo, pero no estoy completamente seguro. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarLo peor es que al paso que vamos, la navidad va a empezar ya mismo en agosto. Por donde me encuentro llevo viendo escaparates montados con adornos y belenes desde primero de agosto. Y desde finales de octubre ya había mantecados y turrones en los supermercados. Recuerdo aquellas navidades de entonces, que empezaban sobre el 22, cuando nos daban las vacaciones en los colegios. La ilusión que nos hacía ir a comprar a la plaza ese mismo día o el siguiente, con todos los puestos vistosos, con frutas y productos que no se veían en otra época del año. Ahora no hemos extendido la ilusión a más tiempo, sencillamente la hemos perdido, como se pierde con todo lo que se repite en exceso, en este caso los adornos y las compras. Pero es lo que tiene el consumismo, que cuanto más consumes, menos ilusión tienes. Por mi parte, hace ya varios años que en mi casa los días de navidad son como otros cualquiera, ni mantecados entran. Tenemos la suerte (sólo para este caso) de no tener niños ni nietos...
ResponderEliminarCoincido contigo Rafael, Cochi sigue con las tradiciones, que a mi verdaderamente no me molestan, es un Belén que construyó ella, cosa de artistas. Lo que pasa es que las considero una cosa más. Todo consumir y consumir. Lo que se aproximaba a la nochebuena era la cantinela de los niños de San Idelfonso, y esa afabilidad temporal de la gente, hipócrita gran parte. Si recuerdo que no se celebraba la Nochevieja, yo si con mi tío Pepe tomaba las uvas una hora antes con la BBC de Londres. O se acudía a las Tendillas a ver la gente, ahora ver la Tv y a dormirte enseguida. Y en la Navidad las visitas de los hijos. Un rollo Rafael, un rollo.
ResponderEliminarComprendo el mercantilismo de la Navidad y que todo es un derroche de gastos, asi nos lo han vendido desde siempre y lo hemos mamado desde pequeños, tal vez sea mi nostalgia de aquellos años cuando siendo pequeño y viviendo aùn mis padres y hermano, mi Navidad era ùnica, la familia estaba al completo, asi que a pesar de saber que la Navidad es un producto del mercado, mis recuerdos me traicionan y me hacen ponerme melancòlico en estas fechas.Soy agnòstico y mis hijos no estàn bautizados, pero cuando llega la navidad ellos quieren decoraciòn navideña en la casa y poner un portal de belèn con figuras que ellos compran,para nosotros no tiene otro sentido que la tradiciòn.
ResponderEliminarun fuerte abrazo de un indignado.
fus