Vista general de Benalauría
Un domingo sin problemas atmosféricos notables, buena temperatura y a pesar de que el verano se ha marchado el sol picaba algo, salvo una amenaza a última hora de la tarde de unos negros nubarrones. El desplazamiento lo realizamos a un pueblo de la serranía de Ronda, en la ruta Ronda-Algeciras, la carretera autonómica A-369, Benalauría. El acceso a Ronda, con una retención de una hora por estar los semáforos de la rotonda de distribución apagados y ningún policía regulando. Se conoce que Ronda estaba colapsada.
En el mismo cruce para bajar a la población, se observa majestuosa la peña de Benadalid -decir que en el mapa del Servicio Geográfico así figura por estar en el término de éste pueblo-. Un imponente macizo kárstico cuya altura máxima ronda los mil ciento quince metros, donde existen dos escaladas de las llamadas ferratas, que consisten en una vías abiertas en la pared con escalones de varilla de acero en forma de u, perfectamente ancladas en la roca, con un cables de acero, llamados de vida, al margen, donde se conectan los mosquetones que con los disipadores protegerán al usuario en caso de caída.
Para acceder a la zona, hay que hacerlo por una carretera de montaña, donde toda precaución es poca, y con una circulación de motoristas domingueros fuera de lo normal, que nos hace pensar en la exigencia de estos por la doble bionda, y que más vale que exigiesen bajar la velocidad de algunos –bastantes- y que fuese la adecuada, así como la toma de curvas. Claro esos riesgos lo hacen en la carretera y los “ferrateros” escaladores libres, y alpinistas en la montaña. La realidad es que el ser humano es muy aficionado el riesgo, lo que me hace pensar que yo tengo poco de ser humano, aunque como conductor que soy también sufro el riesgo de la carretera.
La calle Calvario es un calvario
Nuestro hijo Gabriel y su compañera Virginia pretendían, como al final hicieron, la escalada a la peña por una de las vías ferratas, la de Benalauría, con un desnivel de 150 metros y un recorrido total de 180. Una primera subida en vertical de 25 m., un primer puente tibetano, de 14 m., que libra una diaclasa de la roca, con una profundidad de unos treinta o cuarenta metros y unos metros más arriba otro puente, en este caso de 8 m. de longitud, que lleva al final del recorrido. Luego la bajada por un camino que comienza en un torcalito que, rodeando el macizo los lleva al punto de partida. Cerca de ésta está la vía de Benadalid, una vertical de 90 m.
Con la preocupación por la integridad física de nuestros hijos, nos quedamos en el precioso pueblo -cuyas bondades no pudimos disfrutar adecuadamente por lo antedicho-. Población de origen bereber, fundada allá por el s. VIII, por los descendientes de los Banu-I-Hawariya, que perteneció a la Cora o provincia de Takurunna, hasta el s. XIV que pasó al reino nazarí de Granada. Los cristianos en 1570 lo conquistaron y tras la expulsión de los moriscos, sufrió de una gran despoblación, como el resto de los pueblos del valle del Genal. Posteriormente fue repoblado con personas de la serranía cordobesa. Por lo que a los cordobeses nos une algún parentesco con los actuales pobladores.
Una población de 506 personas según el censo de 2009, 237 mujeres y 269 hombres, con un paro a septiembre de 1011 de 47 personas, cuya economía versa sobre la castaña, olivo, nueces y cerezas, que está siendo enfocada al turismo rural en un amplio porcentaje, pues existen muchas casas de hospedaje. Lo cierto es que es un remanso de paz, en el Parque natural de los Alcornocales, un lugar maravilloso de la serranía malagueña. En este tiempo se percibe un aumento de ocres otoñales en sus castañares. Pueblo escalonado en la ladera, con calles por las que difícilmente puede pasar un coche, aunque pasan. Con limitados aparcamientos de estos, repartiéndose los de los visitantes el arcén de la estrecha carretera de acceso al mismo.
Una vista del macizo con las dos vías de escalada
Durante nuestra estancia en la población, celebraron en los tres bares del pueblo, una rifa, de una paletilla y un queso, y nos vimos sorprendidos cuando por la megafonía de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, decían:
— ¡Atención! ¡Presten mucha atención! el poseedor del número 590, papeleta azul, deberá recoger la paletilla en casa de María Velasco y el del la papeleta rosa, número 158, el queso se recogerá en casa de Antonio. ¡Atención!
La tecnología del clero al servicio de la rifa, y bien es verdad que lo más probable es que en el pueblo de Fray Leopoldo de Alpandeire, al otro lado del valle del Genal, se enterasen también del resultado del sorteo. Entrañables anécdotas serranas. Ah, y muy buenas las costillas de cerdo adobadas del Bar La Trocha.
Llegaron los “alpinistas” y después de un aporte proteínico e hidratación adecuada de estos, salimos dirección Ronda con destino a Córdoba, con una carretera más tranquila, en un atardecer con negros nubarrones ya camino del Campo de Gibraltar. A los pocos kilómetros de subir la serranía, Ronda, hermosa como siempre, se nos presentó en el horizonte, bastante alterado éste con las edificaciones de barrios de casas adosadas. Siempre el ladrillo maldito. Aunque cuando asomas por la Cuesta de los Visos y ves, ya con las luces encendidas, el valle del Guadalquivir y Córdoba al fondo se te quitan todas las penas.
Virginia pasando el segundo puente tibetano
Gabriel al final del segundo puente tibetano
Detalle de la "bulla" escalando las dos vías
Vídeo de la población de Benalauría
Vídeo de la escalada a la Pena de Benadalid
Fotos del autor y red.
11 comentarios :
Vaya, vaya, veo que tu hijo y compañera son ferrateros, podrían haber echo la de Banadalid y matar dos pájaros de un tiro.
Y por si les interesa el 12 y 13 de este mes tenemos una concentración ferratera.
Un saludo.
La de Benadalid es que no la encontraron, luego al final si la vieron. Aparte no les daba tiempo, eran las cuatro de la tarde cuando bajaron. Ahora le comentare lo que dices ya que lo veré.
Esas serranías andaluzas son bellas.
Te falta algo para complementar el reportaje y es verte pasando por ese "puente tibetano".
Saludos.
Amigo Eduardo no me veo yo pasando el puente, si no tuviera más remedio... Gabriel es mi hijo el que estuvo al lado de tu pueblo, tocando cuando hablamos. Un abrazo Eduardo.
Ay estos topónimos tan oportunamente moriscos; aún recuerdo que a Casas Viejas, donde se cargaron a la familia de anarquistas la guardia civil se la rebautizó como Benaulup de Sidonia...
Debisteis echar un buen día por aquellas serranías. Yo he pasado por allí cerca y es realmente impresionante los paisjes que tiene, las arboledas (con unos castañares que en nada envidian a los norteños) y la gran cantidad de agua por todos sitios. No muy lejos de allí se haya el municipio español donde más llueve al cabo del año (más que en Asturias o Galicia), y no es otro que Grazalema. Las fotos preciosas Paco, la que más me gusta es la del paisaje otoñal. Un saludo y enhorabuena.
Una cosa Paco, me he dado cuenta que en tu blog el enlace que sale hacia el mío está atrasado y sale una entrada de hace bastante tiempo. Sólo te lo digo por si lo puedes solucionar, que si no, tampoco pasa nada. Un saludo pare.
Los llamados "sucesos de Casas Viejas", del anarquismo ibérico andaluz.
Efectivamente Andrés, Grazalema, aunque el año pasado o el anterior sufrió también de sequía. Preciosos parajes. Pero no fui capaz de pasar el Puerto de las Palomas. Y he observado también algunas cosas raras pero no se de que van.
Hola Paco, qué alegría ver a Grabiel. ¿Sigue igual de cariñoso que cuando era pequeño?, a mí siempre que me veía cuando iba a tu casa o él iba a nuestro trabajo me daba un beso. Veo que tiene una compañera muy guapa, según denota la foto de la escalada. Dile que les deseo lo mejor, que se amen, se cuiden el uno al otro y se respeten -pero eso ya se lo habréis dicho Conchi y tú que sois "los propios" al respecto-. Un abrazo para ellos y otro fuerte para ti y para Conchi.
Si amigo Juan, sigue igual, se hace lo que se puede, no siempre las cosas son como las programas, pero no tenemos queja, afortunadamente. Un abrazo.
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