Portada del libro
Tenía mucho interés en leer este libro, y lo he hecho de una sentada, sin respirar casi, El prólogo de Julio Anguita, una pieza maestra, como siempre, didáctico y directo. Poner unas palabras detrás de otras Pascual Serrano, y el meollo de la cuestión Guillermo Toledo, uno de los actores más comprometidos de este país. Ante tales plumas y experiencia, lo mejor es plagiar cariñosamente, y que cada uno de los lectores se haga una composición. He transcrito el PRÓLOGO, y dos capítulos del libro ¿HACIA DÓNDE VA EL MUNDO? y LA REBELDÍA. Hay otro cuarto artista, Braulio Valderas, fotógrafo del que he tomado algunas de las fotos. Como se puede ver un verdadero plagio, aunque la definición de plagio se refiere a cuando uno "simula la autoría de las cosas que no son suyas", y en este caso no se simula nada sino todo lo contrario. Al pan pan, y al vino vino
Julio Anguita presentando el libro con Guillermo Toledo (foto Braulio Valderas)
Si con ese "plagio" conseguimos que se pasen por su librería de cabecera, si la tienen, "absténganse los súbditos, lean los ciudadanos" y compren el libro mejor, porque son muchos los temas que en 140 páginas cogen, que tratan de la actualidad que nos aprisiona cada vez más, y de la necesidad que tenemos de dar el puñetazo encima de la mesa, para que los "directores" de la sociedad sepan que el pueblo tiene un límite y a lo largo de la historia siempre lo ha tenido. La mayoría de las veces, las grandes revoluciones han venido por una opresión desmedida hacia el pueblo. Tengan en cuenta que cada vez será peor, el capitalismo no tiene freno, su codicia es inagotable, no es nada nuevo, sólo con leer un poco de historia se puede ver. También recuerdo aquí, trampantojos con el dictador, como hacía Potemkin, sembrar el Paseo de la Victoria de arbolitos y luego quitarlos. Y ya no solo con el dictador, con un político de faz de boxeador, llenaron la ciudad de trampantojos el día de su boda, porque también venía su jefe supremo.
Guillermo Toledo (foto de Braulio Valderas)
"PRÓLOGO
LAS ALDEAS DE POTEMKIN
Grigori Alexandrovicht Potemkin (1739-I79I), mariscal de Campo y Comandante en jefe del Ejército Ruso en el apogeo del reinado de la zarina Catalina Il La Grande (1729-1796), organizó en 1787 una visita de la soberana al territorio recién conquistado de Crimea. Para impresionar a la augusta viajera hizo construir a lo largo del trayecto unos decorados que desde lejos simulaban ser poblaciones ricas en ornato y calidad de obra. Una vez que Catalina las divisaba a conveniente distancia bajo la excusa de la seguridad, la tramoya se desmontaba y se volvía a erigir jalonando las jornadas venideras.
A buen seguro que a muchos de ustedes, estimados lectores v estimadas lectoras, de haber vivido entonces, les hubiera gustado derribar el tinglado de la superchería para hacer visible la realidad y dejar -de paso- en ridículo al embaucador de Potemkin. Este libro que ha llegado a sus manos les da la ocasión de conocer, desentrañar y derribar las muchas aldeas Potemkin que, mutatis mutandis, circulan permanentemente, circundan nuestra vida y nuestro viaje por ella. El autor, los autores van a mostrarles el tinglado de esta nueva y vieja farsa, que diría Jacinto Benavente.
Desde todos los medios de comunicación se expresa una realidad creada en los laboratorios mentales de quienes fabricando esa mercancía llamada noticia presentan una realidad que entretiene, relaja, oculta, deriva y frivoliza lo cotidiano. Son aldeas Potemkin pensadas para inhibir al ciudadano, para conformar hacia la sumisión su mentalidad tal y como demuestra el profesor Vicente Romano.
Datos del actor
El azar, la casualidad o tal vez la intuición de un editor ha sentado en torno a la misma mesa a dos personajes caracterizados por una irreverente manía de investigar lo que hay, detrás de cada apariencia, de cada objeto de consumo cultural, de cada aldea de Potenkin. El uno se confiesa rebelde, además de serlo con una o muchas causas; todas ellas poco gratas al poder y a quienes mantienen, por acción u omisión, el culto al mismo. Es un hombre que ha nacido en casa de ámbito cultural de izquierda, aunque no de clase obrera (la experiencia demuestra que ambas realidades no representan conceptos unívocos). y ha ido encarnando en realidad, en compromiso en lucha cotidiana su desarrollo vital como ser humano. Actor de profesión, no ha caído en la fácil trampa de hacer de su vida una representación según los modos y pautas de comportamiento de lo política y socialmente correcto. Su trabajo se desarrolla únicamente en los platós; su desvivirse se consuma en los conflictos que permanentemente enfrentan a la justicia con lo generalmente asumido como inevitable o irresoluble. Un rebelde sin pose ni afectación.
El otro interlocutor, de carga ideológica bien fundamentada y practicada en el arte de la esgrima dialéctica oral y escrita, es periodista. Precisamente por querer hacer de su profesión una noble búsqueda de la verdad en beneficio del ciudadano y lector mantiene constantemente una sección en Rebelión cuyo título es toda una declaración de guerra a la manipulación informativa: Mentiras y medios de comunicación. También rebelde -carnets aparte-, milita en el colectivo de hombres y mujeres que no renuncian a pensar por sí mismos y que además -y por ello- se erigen en focos de rebeldía lúcida, documentada, trabajada. Es de aquellos personajes que, hijos lejanos en el tiempo, de La Ilustración y Las Luces, se atreven a corregir a aquel claustro de la Universidad de Barcelona, ubicada por entonces en Cervera, que presumió ante aquel sangriento botarate llamado Fernando VII de que "lejos de nosotros la funesta manía de pensar".
Cada uno tiene una dedicación profesional que, aparte de proporcionarles el sustento cotidiano, les permite, con los riesgos inherentes, vivir su auténtica profesión: seres humanos que no se resignan, que no claudican, que carecen de tragaderas.
El que lleva la voz cantante en el relato, Willie Toledo, va desbrozando a golpe de iconoclasta desmontaje de tópicos y lugares comunes el terreno plagado de subproductos culturales que constituyen el alimento diario para miles de ciudadanos y ciudadanas. Es precisamente un actor el que llama la atención al espectador para que intente mirar más allá de las bambalinas, los decorados y la tramoya Es coma si alguien que viviera de la prestidigitación comenzara el espectáculo desmontando el truco, la apariencia, la degradación ilusionista de la ilusión. Durante páginas y páginas Willie va desarrollando las razones para su rebeldía; y todo ello sin vocación alguna de primer plano. En un momento dado, define con laconismo refiriéndose a su participación en diversos, varios y siempre conflictivos, acontecimientos políticos, culturales o sociales: "No apoyo, formo parte". Y es que cuando algún famoso interviene en pro de cualquier buena causa el sistema de representación mediática transforma al supuesto filántropo en el centro de la noticia, la eclipsa, la banaliza.
Ante ustedes, queridos lectores y queridas lectoras, toda una exhibición de memoria analítica que, cual bisturí, va separando el grano de la paja. En el relato no hay escándalos ni efectos emocionales, hay simplemente una comparación entre el mundo oficial y la tremenda realidad que acucia a miles de seres humanos. Es sorprendente que cuando se habla de la SGAE, tan de actualidad en estos días, puedan leerse informaciones, juicios que realizados hace tiempo retratan con anticipación lo que está pasando en la actualidad.
A través de las páginas del libro, Willie va repasando todo el temario que, ocupando los titulares de los informativos, es presentado como algo lejano, asépticamente distante y fuera de nuestra experiencia vital más inmediata. La actualidad bastante sesgada en sentido del poder es como una estantería sobre la que se han colocado figurillas convenientemente ubicadas para esquivar las miradas críticas sobre sus imperfecciones. Palestina, El Sahara. Libia, Cuba, la Política, la Sanidad, la Crisis, La Monarquía, la Democracia, los gastos en Defensa, el 15-M o el incierto futuro centran un discurso fresco, a ras de calle, de impecable lógica aristotélica. Es frecuente, en el mundo que se autocalifica de "progre", referirse a las denuncias y críticas de la sociedad realmente existente como catálogos de obviedades; y todo ello con un tono de espléndido y petulante aburrimiento propio de los bien instalados y con mala conciencia. Lo que ocurre es que por referirse a estas "obviedades" muchos profesionales son apartados de sus trabajos, marginados o puestos en las listas de personas incómodas.
Goval, Guillermo Toledo y Braulio Valderas el día de la presentación del libro
Willie se limita a señalar ante el lector todos los elementos de la realidad que son velados por el cartón piedra de los escenarios: los reales y sobre todo los mentales. Habrá quien pueda discrepar de su estilo (no es mi caso) o de su sinceridad empeñada en llamar a las cosas por su nombre. Pero los hechos son los hechos y él cuenta la parte visible de los mismos y también la invisible. Es como un airado mujik ruso que, a base de denuncia y activismo comprometido, diera una patada al tinglado de los actuales imitadores de Potemkin.
Pero el relato, por diáfano, rotundo y sincero que sea su autor, tiene un hilo conductor, una guía, una tensión narrativa y unas secuencias que delatan al otro autor: Pascual Serrano. Los profesionales de la información tienen como paradigma del bien hacer que el entrevistado llene toda la entrevista y que el autor de las preguntas desaparezca aparentemente. Precisamente en esa ausencia buscada y calculada reside la labor de quien pugna por sacar de su interlocutor lo mejor y más interesante de sus palabras.
Me imagino a Pascual corno un Sócrates juguetón y cachazudo conduciendo las reflexiones de Willie a sus mejores secuencias y momentos y debe ser difícil porque el personaje tiene mucho que contar seguramente querrá hacerlo de manera global, resumida e inmediata. Hay que preguntar, repreguntar. volver al origen y sobre todo mantener la tensión de la narración y su emotividad inherente.
El texto no es solo el acta de una experiencia permanente en la lucha y en la búsqueda de injusticia; es una reflexión acera de las apariencias y de quienes las montan, beneficiándose de ellas. Si el gran público quisiera saber, para adquirir una entidad ciudadana democrática activa y actuante, otro sería el escenario por el que nos moveríamos. La obra de Willie y Serrano tiene esas características. Absténganse los súbditos, lean los ciudadanos.
Julio Anguita.
Guillermo Toledo con Aminetu Haidar en Lanzarote
¿HACIA DÓNDE VA EL MUNDO?
Hay numerosos trabajos, libros, documentales. informes de expertos, de asociaciones de pilotos y de arquitectos, muchos de ellos incluso estadounidenses; hay intelectuales, desde Michael Moore a Darío Fo, que niegan toda o la mayor parte de la versión oficial de lo que sucedió el 11 de septiembre con las Torres Gemelas. Hay arquitectos que, por ejemplo, afirman que se trató de una voladura controlada, hay asociaciones de pilotos que dicen que los secuestradores no podían hacer las maniobras necesarias para acertar contra las torres y que es imposible que pudieran evitar el sistema de seguridad aéreo, que mediante cazas del Ejército les hubieran impedido impactar. El Premio Nobel Dario Fo ha hecho una película, Zero, donde también niega la versión oficial. De todo esto saco la conclusión de que ha sido un autoatentado o que, como mínimo, sabían lo que iba a ocurrir y no movieron un dedo para evitarlo.
Uno de los principios para investigar un crimen es seguir la pista del dinero u observar quién se beneficia de dicho crimen. ¿Quién ha sido el mayor beneficiado por este crimen de las Torres? Las empresas de armamento, las constructoras, las empresas de seguridad, las empresas de mercenarios. Y sus propietarios son los miembros del gobierno de Bush que en aquel momento inició la guerra global contra el terrorismo: Dick Cheney, Donald Runtsfeld, Richard Perle. Todos ellos procedentes de la Escuela de Chicago de la que habla Naorni KIein en la Doctrina del shock, y que han estado implicados en todas las administraciones norteamericanas desde la década de 1960. Sin olvidar a Al Qaeda, organización financiada por Estados Unidos, algo reconocido por ellos mismos, pana Combatir la presencia soviética en Afganistán y a los comunistas afganos que habían ganado las elecciones en el país. Porque ante el miedo de una alianza con los soviéticos, los norteamericanos deciden organizar y armar con dinero público a Bin Laden y a sus secuaces. Ahora resulta que un tipo metido en una cueva en Afganistán organizo el mayor atentado en la historia de la humanidad, contra el país más protegido de la historia ale la humanidad, atacando el corazón financiero y económico del mundo y el Pentágono.
Monta el lío más grande de la historia de la humanidad desde una cueva en el desierto. En cuanto al asesinato de Bin Laden, como el del líder de Hamas hace año y medio en un hotel en Dubai, eso que Obama llama hacer justicia y que recibe las felicitaciones de Rodríguez Zapatero, es una acción de un comando terrorista igual que cualquier otro. La legislación internacional establece que al criminal hay que ir a detenerle y juzgarle. Y si es culpable, condenarle. Pero no interesaba tener a Bin Laden en un banquillo explicando cosas de su pasado. Por eso ahorcaron rápido a Sadam Hussein. Y eso, recordemos, lo hace la democracia más admirada del mundo, un país con un 20 % de la población por debajo del nivel de la pobreza, que tiene miles de personas en el corredor de la muerte, en su mayoría negros o hispanos, con gran parte de su población sin acceso a la sanidad pública ni a la educación superior, que tiene bases militares en 150 países del mundo...
Guillermo Toledo y enviada especial de la Fundación Robert Kennedy con Aminetu Haidar en Lanzarote.
Obama, sin ir más lejos, es un producto de marketing. Después de ocho años de ganarse la enemistad de prácticamente el planeta entero, Estados Unidos decide entonces que tiene que lavar su imagen. ¿Qué hacen? Eligen a un tipo que da un toque de credibilidad a la democracia norteamericana: negro, joven, buena planta, y, al que le escriben discursos bonitos que hablan de libertad, igualdad, fraternidad. Pero al día siguiente de llegar al poder se demuestran radicalmente falsos, prácticamente el cien por cien del equipo de su gobierno es heredado de Bush, uno de los que aconseja a Ohama es Henry Kissinger, otro gran “demócrata” que todos conocemos. ¿Qué hacen? Para reforzar el mito y la estrategia de marketing le dan el Premio Nobel de la Paz, mientras estaba haciendo la guerra en Afganistán e Irak, y mantenía ocupaciones militares en otros cincuenta países. Y todo con el aplauso unánime de cada uno de los medios de comunicación.
Todos los medios hablaron bien de Obama, nos han metido un gol, nos han engañado una vez más. A mí no. porque ya sé que cualquier persona que llega a
ser presidente de Estados Unidos lo es porque los poderosos quieren que lo sea, hace falta tal cantidad de dinero para ser Presidente de Estados Unidos que eso no lo va a conseguir un izquierdista jamás. No es verdad eso que dijeron en la prensa de que el dinero de la campaña de Obama se consiguió dólar a dólar en Internet, vino de donde viene siempre.
Con la flotilla de la Libertad
LA REBELDÍA
Hay un grupo de personas de este país que nos embarcamos en una Flotilla para ir a aliviar el dolor y el sufrimiento de un millón y medio de personas que están siendo asediadas en Gaza por un Ejército criminal. Estos ciudadanos le piden protección a su gobierno porque creen que pueden ser atacados por ese Ejército... ¡en aguas internacionales! Un gobierno que fuese socialista y obrero debería estar orgulloso de esos ciudadanos v defenderlos, pero en cambio recibimos el “No” por respuesta. “No os vamos a defender”, nos dicen. Sin embargo si me voy a las costas de Somalia a robarle el pescado al pueblo somalí, o si me voy con un carguero a echar por la borda residuos hospitalarios, nucleares o basura de todo tipo en las aguas somalíes, el gobierno español no solo pone guardias privados en mis barcos, sino que manda una fragata y dos barcos de guerra para defenderme. Para ejercer el saqueo y el expolio, para contaminar un país, para mantener a los somalíes en la miseria y la desesperación, el democrático y socialista gobierno español me pone una fragata.
Pero si vamos a defender los derechos humanos nos dicen que nos busquemos la vida. Esa es su democracia, ponerse al lado del criminal y convertirse así también en criminales.
Pero la gente se está rebelando porque, como bien están diciendo, se han dado cuenta de que esto que llaman democracia no lo es por muchas razones:
-Porque hemos perdido la soberanía, ya que son los mercados y las instituciones financieras los;que dictan a los gobiernos lo que deben hacer.
-Porque tenemos una Ley de Extranjería racista e injusta.
-Porque están dando los primeros pasos, que pueden ser irreversibles si no le ponemos remedio, para que la sanidad, la educación se privaticen, sin pensar además que ya los grupos religiosos controlan la mitad de la educación de este país.
-Porque los derechos constitucionales como la vivienda o el trabajo no se cumplen.
-Porque cuando ejercernos nuestro derecho a la protesta la Policía nos reprime.
-Porque nuestro Ejército está participando en guerras por diferentes puntos del globo y los ciudadanos ni saben dónde.
-No sé si vamos a poder cambiar la situación, pero en cualquier caso, los ciudadanos somos los dueños de nuestro destino, y en nuestras manos está seguir aguantando o salir a la calle exigiendo nuestros derechos."
Reverso
Bibliografía del Libro Rebeldía, de Toledo y Serrano.
Prólogo de Julio Anguita.
Fotos de Braulio Valderas, el autor y la red.