Portada del Santuario
En estos días que se celebra la festividad “religiosa”, de la virgen de la Fuensanta, ha surgido la polémica de que si procesión si, procesión no, que si esta festividad es una fiesta laica, que si es religiosa.
Particularmente pienso que polémica ninguna, los católicos si tienen los permisos reglamentarios, pueden perfectamente hacer sus festividades en la calle, lo mismo que una asociación de vecinos su “maratón” particular.
En este caso de lo que se trata es que los vecinos, o una considerable parte de ellos, estaban consiguiendo —es un decir—, que una fiesta religiosa se volviese un poquito laica, pero nada más, y además se lo habían creido. Ahora, un edil “católico apostólico romano”, de un ayuntamiento mayoritariamente del mismo sentir religioso –y lo que te rondaré morena-, ha decidido sacar a la virgen, pues bien, que saquen a la virgen.
Pero la realidad gozosa para los católicos, cabreante para algunos vecinos, e indiferente para otros en los que me incluyo, es que han sacado su procesión, me imagino que con todos los permisos de utilización de la vía pública y seguros de responsabilidad civil reglamentarios, y estarán felices, como en la prensa dice uno de los dirigentes. Y los vecinos laicos, lo que podrían hacer es una velada completamente laica, en un lugar que no sea el Santuario, fíjense Santuario, con un nombre laico. Es la única manera de desligar, si es eso lo que quieren, lo religioso de lo laico. Terreno tiene el barrio para ello. ¿Pero es eso lo que quieren los vecinos? ¿O es otra cosa?
Será por procesiones al Santuario
Dice nuestro sufrido historiador local D. Teodomiro Ramírez de Arellano, al que recurrimos siempre, aún a sabiendas de que la muchas de sus cosas tienen mucho más de mito que de rigor científico, sobre el Santuario de la Fuensanta:
“El señor Ugalde, al final de su opúsculo historial de este santuario, pone una relación de las procesiones hechas al mismo y las que se han verificado con aquella venerada imagen.
La primera en que fue el Cabildo después de su traslación a su iglesia ocurrió en 5 de febrero de 1494, en acción de gracias por no haber ocurrido mal alguno en el horrible terremoto que se sufrió entre 8 y 9 de la noche del domingo 26 de enero, y el 27 se hizo otra procesión general a la Santa Iglesia; en ambas predicó el comendador de la Merced, y en la de la Fuensanta se dijo la misa en el humilladero, hoy capilla del Pozo, sin duda para que pudiera oírla la gran concurrencia que asistió a esta fiesta.
La segunda fue el 14 de marzo de 1529, por falta de agua; la tercera en 6 de febrero de 1536, por la misma causa; la cuarta en 3 de marzo de 1542 por ídem; la quinta en 10 de marzo de 1548 por lo mismo; la sexta, con la imagen de Nuestra Señora de Villaviciosa, en 20 de abril de 1561, por los temporales, salud del pueblo y falta de agua; la séptima, con la expresada Virgen y con idéntico motivo, en 27 de abril de 1578, siendo aquélla llevada en las andas de plata y por los señores beneficiados; la octava en 25 de julio de 1650 para dar gracias a la Virgen por haberse librado de la epidemia los señores prebendados; la novena en 25 de abril de 1737 por falta de agua, siendo ésta la primera vez que la imagen entró en Córdoba desde su invención, permaneciendo en la Catedral hasta el 4 de mayo siguiente, que la volvieron a su santuario; la décima en 30 de marzo de 1750, también por falta de agua: permaneció en la Santa Iglesia hasta el 6 de abril; la oncena en la mañana del 29 de diciembre de 1794, en unión con las reliquias de los Santos Mártires, en rogativa por el triunfo de las armas españolas en la guerra contra Francia, siendo restituidas a sus respectivas iglesias en la mañana del día 7 de enero siguiente; la duodécima, la ya mencionada en desagravio por la ofensa inferida por los franceses. Hasta aquí el señor Ugalde.
Después ha sido traída la Virgen a la Catedral con las expresadas reliquias y San Rafael en varias ocasiones, ya por falta de agua o ya por la salud pública, como ha sucedido en las invasiones del cólera. También podíamos hacer mención de las fiestas más solemnes efectuadas en este santuario por las corporaciones y particulares, pero son tantas que acabaríamos por cansar a nuestros lectores.
El día 8 de septiembre es el destinado para celebrar la fiesta anual a esta imagen, y en él y los dos siguientes se celebra en aquel sitio una feria o mercado que no debe ser muy antigua, puesto que Vaca de Alfaro no la menciona en su opúsculo. Sabemos que empezó por una velada y que llegó a adquirir gran importancia, con particularidad en el ganado de cerda; mas ya la va perdiendo y creemos vuelva pronto a ser lo que en un principio, a pesar de que el Ayuntamiento hace laudables esfuerzos por conservarla.”
Once salidas he contado hasta el final del siglo XVIII. Y ahora un poco de historia, un poco nada más que tiene mucha, tanta como exvotos que había en la pared, como historias tiene el caimán, como muletas o trozos de pelo, como campanitas –que yo sigo diciendo que eran antes de la verbena de la Mezquita, cuando en septiembre no había en el Santuario nada más que la estricta celebración religiosa-, e higos chumbos.
Dentro del templete
“Historia y tradición de la Fuensanta
Pablo de Céspedes, Enrique Vaca de Alfaro, Sánchez de Feria, Bravo, Ugarte, Ramírez Casas-Deza y otros notables escritores, ante cuyos nombres confesamos nuestra insuficiencia, han escrito la historia de aquel santuario, amparo y consuelo de los cordobeses en todas sus aflicciones. Pero mal podíamos cumplir con la tarea que nos hemos impuesto si no dedicásemos también algunas líneas para enterar a nuestros lectores del origen de la Virgen de la Fuensanta y de la historia de su santuario.
En la primera mitad del siglo XV moraba en el barrio de San Lorenzo, junto a la puentezuela, un infeliz cardador de lana llamado Gonzalo García, a quien su escaso jornal no bastaba a sostener a su esposa e hija, la primera paralítica y la segunda demente; por tanto, imposibilitadas de ayudar a contribuir con su trabajo a los gastos de la familia. Desesperado con tan triste situación, y no sabiendo qué determinación tomar, saliose un día por la puerta de Baeza hacia el arroyo de las Peñas o Piedras, que es el de la Fuensanta, y hacia el sitio que aún se denomina de las Moras, a causa de las muchas silvestres nacidas en aquellos paredones.
Meditabundo y pensativo iba Gonzalo hacia el mencionado sitio cuando se le acercaron dos hermosas jóvenes, una en pos de otra, y un gallardo mancebo; la primera le dirigió estas o parecidas cariñosas palabras: "Gonzalo, toma un vaso de agua de aquella fuente, y con devoción dalo a tu muier e hija y tendrán salud". Suspenso quedó aquel desgraciado, si bien dominándolo la idea de que sus favorecedores serían la Virgen María y los patronos de Córdoba San Acisclo y Santa Victoria, en cuya idea lo afirmó el gallardo joven diciéndole: "Haz lo que te manda la Madre de Jesucristo, que yo y mi hermana Victoria, como patronos de esta ciudad, lo hemos alcanzado de la Virgen Santísima.
Lleno de gozo y aún más admirado volvió ansioso la vista hacia el sitio señalado, donde efectivamente corría el agua, manando de entre las descubiertas raíces de un cabrahigo, que demostrando su atigüedad cubría con sus ramas parte del paredón de la cercana huerta. Mas casi simultáneamente iba a arrojarse a los pies de su celestial bienhechora cuando ésta ya había desaparecido con los santos mártires.
Henchido su corazón de gozo y agradecimiento, corrió Gonzalo a una alfarería, cercana a la hoy demolida puerta de Baeza, compró el jarro y lleno de la salutífera agua lo llevó a su casa contando lo ocurrido y pidiendo con gran fe que con ella viviesen su mujer e hija, logró verlas libres completamente de sus acerbos y ya incurables padecimientos.
Como no podía menos de suceder, la noticia circuló por toda la ciudad. Los enfermos corrieron a beber de la fuente designada, y nuevas curaciones justificaron más y más la virtud de sus aguas. Mas nadie acertaba a descifrar aquel misterio, descubierto al fin por otra nueva revelación.
El jarro comprado por Gonzalo García, y que era de barro vidriado, como color amarillo, se conservó muchos años como una preciosa reliquia, afirmando Enrique Vaca de Alfaro que el día 6 de abril de 1671 tuvo en su mano un fragmento que aún quedaba en poder de Juana de Luque, vecina de la calle del Aceituno, de 67 años de edad, y viuda de Nicolás Muñoz de Toro, descendiente del Gonzalo.
Veinte años habían transcurrido desde aquel portentoso suceso, aún sumido en el más misterioso secreto. El sitio conocido por la Albaida era la morada de los ermitaños de Córdoba, aún no congregados como en la actualidad, y uno de ellos, agobiado por una cruel hidropesía que lo llevaba al sepulcro, se decidió también a beber de las saludables aguas de la santa fuente, y con ellas logró la salud apetecida.
Lleno de agradecimiento y fe pedía a Dios y a la Virgen en sus oraciones que se dignasen aclarar aquel arcano, cuando una noche, la del 8 de septiembre, oyó cierta voz que satisfizo su ansiosa curiosidad, revelándole que en el tronco de aquel cabrahigo se encerraba una imagen de la Virgen, depositada en un hueco cuando la persecución de los cristianos, y cuya concavidad había cerrado el transcurso de tantos años.
El ermitaño corrió al día siguiente a presentarse al obispo de Córdoba don Sancho de Rojas, y contándole lo ocurrido, éste hizo cortar el árbol, confirmándose las palabras del anacoreta, puesto que fue hallada la imagen que con tanta devoción veneramos. Es de barro y tiene en la espalda unas letras muy gastadas, al parecer góticas.
Si el más insignificante acontecimiento atrae tantos curiosos al lugar en que ocurre, figurémonos un momento qué no sucedería en semejantes tiempos, cuando los sentimientos religiosos eran tan puros en las personas ilustradas y el pueblo ignorante estaba subyugado por el más exagerado fanatismo.
Al día siguiente de la revelación cortose el árbol, y encontrado tan estimable objeto, divulgose la noticia con la velocidad del rayo, acudiendo casi en su totalidad el vecindario de Córdoba con el clero, autoridades y demás corporaciones, formando todos una procesión que en medio de una alegría indescriptible, aumentada por el repique de tantas campanas como entonces había, y del disparo de cohetes y arcabuces, llegó con la imagen al Sagrario antiguo de la Catedral, hoy capilla de la Cena, donde la depositaron, hasta que se edificó en el sitio del cabrahigo el primer humilladero, costeado por el obispo don Sancho de Rojas.”
El brocal de Inurria
Que la historia es de Sr. Casillas o el Jiménez del Oso, pues sí. Que todo ello es discutible por las fechas, por los personajes y posiblemente por una gran falta de rigor, pues también, pero está ahí, en la costumbre de los ciudadanos, primeros unos, suponemos, sin una gran formación intelectual, lo que los hace aceptar todos los temas paranormales, pero los otros, los actuales, se supone que están suficientemente ilustrados y siguen con sus tradiciones, pues vale. Y una cosa, son mayoría. Pero la realidad es que debemos dejar lo religioso que lo sea, y hacer la festividad laica. Otra cosa sería darse con un muro y además ilógica, porque somos o no somos. En resumen: "A Dios lo que es de Dios -en este caso el dios de los cristianos-, y al César lo que es del César"
Fotografías del autor
Bibliografía de Teodomiro Ramírez de Arellano.
Te felicito,por lo bien que has tocado el tema de la Fuensanta,sus
ResponderEliminarmitos,sus supersticiones,su religio
sidad.No creo que la fiesta laica,
tenga que estar en contra o hacerla
en otra parte,pueden ir juntas,eso
sí respetándose mutuamente.Son mu
chas las fiestas que en el estado
español,así ocurre.Como soy hombre
de ritos y mitos,me encantan,no me
pierdo muchos de ellos.Uno de los
ejemplos de lo que te digo,son las
fiestas mayores de Sitges,que nunca
me las pierdo,allí incluso proce
sionan juntos la imagen de San Bartolomé y "els diables",con su
fuego purificador,pagano total
mente.
Creo que la Virgen y el caimán,como
mitos y símbolos uno religioso y
otro pagano,pueden convivir.Antro
pológicamente son correctos.Para
un católico,primero fue lo pagano
y después lo religioso salvador,esa
es la diferencia,pero en fin esto
ya lo sabes,porque ambos fuimos
bautizados,otra cosa es lo que luego cada uno crea.
Gracias Carlos. De todas formas lo que digo es que si pretende una fiesta no religiosa se haga no religiosa, y no luchar por que lo religioso no sea, porque en el fondo lo es. La Iglesia a lo largo de la historia, que es mucha, utilizó para sus fines las fiestas agrícolas, o de otros dioses, y encauzaron una religiosidad determinada a sus intereses.
ResponderEliminarEsta fiesta lo era alrededor de la Iglesia y sus mitos, y los laicos publicitaban, de alguna manera lo religioso. Luego están las luchas esteriles, sin sentido, porque la verdadera lucha está en otros lares.
Hace cincuenta años que estuve en Sitges, y en sus playas, fuí en autobus desde San Baudilio. Precioso.
Despues de darme un paseo por sus entradas, he de decirle que me gustan esas historias viejas y algunas no tan viejas que cuenta usted. Le sigo.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias Lorenzo, pero he de decirle que las tuyas (empleo el tuteo) no se quedan atrás. Me ha llamado la atención por desconocerlo, el avión gaviota, y sobre todo el autogiro de Pere Son Gall. Te felicito por la calidad de las mismas, y sobre todo por esas fotografías, sepia, pero siempre de actualidad.
ResponderEliminarUn saludo y gracias nuevamente.
Me ha gustado mucho el blog, me he hecho seguidora.
ResponderEliminarNo puedo extenderme en todos los temas, pero en este si me voy a parar porque cada día suceden en nuestra Córdoba y en nuestro País cosas mas absurdas.
La fiesta del 8 de septiembre, tradicionalmente conocida en Córdoba como "el día la Fiensanta"y "la feria de la Fuensanta" (por abreviar lo de Nuestra Sra. de la Fuensanta)según yo tengo creído ha sido siempre una fiesta eminentemente religiosa, con su Virgen, su misa, su procesión y su caimán en esa pared tan limpia ahora y que cuando yo era pequeña estaba llena de afradecimientos y promesas con papeles, con manos, brazos, piernas, etc. de cartón piedra.
Y la esperada campanita de barro blanco que todos los niños queríamos tener (que por cierto yo tengo una de hace muchísimos años) y ese paso que nos hacían a los niños por detrás de la Virgen después de la misa.
Los tiempos cambian y ya ni es feria, es "Velá" y el origen se intenta olvidar y solo dar paso a lo festivo, al jolgorio y el divertimento; pero hay que respetar las creencias religiosas, las tradiciones y a quien no le guste, que no vayan mas que a la fiesta y punto.
Cada día se respeta menos la forma de pensar... con lo bonito que es que todos coexistamos aceptándonos en nuestras diferencias.
En primer lugar muchas gracias Chary nuevamente. Eso sería lo ideal respetar la forma de pensar del contrario o del de al lado, pero no es así. Al que le guste eso que comentas que lo disfrute. Pero soy partidario de desligar lo religioso de lo lúdico, por lo menos en este caso. Visto desde tu punto de vista no se le puede objetar nada a lo que dices, pero es que hay distintos puntos de vista. El estado ideal de la sociedad debe ser –aquí está mi punto de vista- laico, que no es anti nada, es respeto por todos, pero cada uno en su parcela, sin invadir la del vecino. De esta forma pueden perfectamente convivir todas las creencias y las no creencias. La nostalgia que relatas es agradable para todos, los niños no tenían problemas, bueno los obligaban a cosas que después, de mayores, a lo mejor a muchos no les gustó que lo hicieran. Pero el tiempo pasado siempre supera a otros razonamientos.
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