Procesión de Caballeros Veinticuatro de Sevilla
Los equivalentes a concejales en la actualidad o ediles, tenían en la antigüedad el nombre de caballeros veinticuatro, primitivo número que había en los ayuntamientos. En el siglo XVI se aumentó y disminuyó su número por diversos motivos. Sus funciones eran variadas, desde fiscalizar tributos, hasta visitas a la cárcel o inspecciones de mercados. Todos tenían grandes prerrogativas y para gozar del cargo debían ser hidalgos. Era obligatoria la asistencia a las reuniones del Cabildo pudiendo ser multados si faltaban a ellas, sin justificación.
Eran cargos de mucho aprecio. Al igual que las licencias de los taxis se podían vender, debido a los agobios económicos de la Corona, sistema generalizado en el s. XVII, alcanzando un precio de 8500 ducados. El prestigio y la influencia en la ciudad, que estos cargos proporcionaban, y la inversión segura que para sus rentas de capital significaban los hicieron muy apetecibles, ello aumentó su número, con el consiguiente problema de hipertrofia municipal.
En las respuestas del Catastro de Ensenada de 1752, en la pregunta 28ª se refiere a los caballeros veinticuatro del Ayuntamiento de Córdoba y describe que había en ese momento los siguientes.
28ª Sí hay algún Empleo, Alcavalas, u otras Rentas enagenadas: a quién: si fue por Servicio Pecuniario, u otro motivo: de quánto fue: y lo que produce cada uno al año, de que se deberán pedir los Títulos y quedarse con Copia.
Veinteyquatros
Cinquenta y tres oficios de Veinteyquatros, que en propiedad pertenece uno a don Andrés Ruiz de Morales y de los Ríos, residente en Yndias; otro a don Agustín Guajardo Fajardo, vecino de esta Ciudad; otro a don Fernando de Cabrera; otro a don Joachín de Córdoba y Aguilar; otro a don Juan de Aguayo Manrique; otro a don Martín Córdoba, vecino de esta Ciudad; otro a don Fernando Pineda, también vecino de esta Ciudad; otro a doña Josepha de Aljama, vecina de Montoro; otro a don Antonio Fajardo; otro a don Andrés Torralvo de Concha; otro a don Domingo de Guzmán; otro a don Martín González de Guiral; otro a don Pedro de Orbaneja; otro a don Juan de Figueroa; otro a don Juan Antonio Saabedra; otro a don Fernando Muñoz de la Corte; otro a la marquesa viuda del Villar; otro a don Juan Díaz de Morales; dos al conde de Gavia; otro a la marquesa de Carpio, vecina de Madrid; otro al conde de La Jarosa; otro a don Antonio Javoso de los Ríos; otro al marqués de Cabriñana; otro al vizconde de Sanchomiranda; otro al marqués de La Puebla; dos a don Luis de Valenzuela; dos a la condesa de Villanueva; otro a don Lucas de Armenta; otro al Conde de Torres Cabrera; otro a don Andrés de Hoces y Córdova; otro a don Juan Vir Martínez; otro a don Martín Pérez de Saabedra; a don Joachín de Valdivia y Corral, otro; a don Luis Toboso, otro; al conde de la Fuente, otro; al marqués de la Vega otro; y no han podido averiguar quiénes sean sus dueños de los demás oficios, por lo que se remiten a lo que resulta.
Cuyos oficios tienen situado, en cada un año, diez mil y doscientos reales, que satisface esta Ciudad de sus propios, cuya utilidad disfrutan los Veinteyquatro que actualmente ejercen este oficio, entre quienes se ha de repartir esta cantidad.
Y que asimismo hai trece oficios de veinteyquatro renunciables, que de presente están vacantes, a los que no le consideran utilidad alguna por propiedad, respecto a que no la tienen."
Como se puede ver por la respuesta eran diez mil doscientos reales a repartir entre ellos. Hoy sin ir más lejos he visto publicada la lista de los salarios de los actuales concejales y asesores del Ayuntamiento de Córdoba, que se pueden comparar.
En los “Casos raros de la ciudad de Córdoba”, cuenta el autor que, en San Andrés vivía un caballero veinticuatro, al que su mujer se la estaba pegando con un joven lacayo. Tenía una joven y hermosa esposa a la que no le faltaba un capricho, salvo el de la juventud y poderío en el lecho del joven lacayo.
La criada, casi siempre cómplice en estas cuestiones, por razones de enfrentamientos con la señora, le fue con el cuento al marido, el cual muy discretamente llamó al lacayo, le dio dinero y le dijo que no le quería ver el polvo por Córdoba nunca más, mucho menos el polvo. Con toda la tranquilidad del mundo siguió como si no hubiera pasado nada tan atento y enamorado con su esposa, que hizo pensar a los que estaban enterados del hecho que la había perdonado.
Cierto día la señora se puso enferma, lo que aumentó sus atenciones. El médico llamado sugirió un sangrado, el caballero la veló y a media noche la sujetó impidiendo que gritara, le soltó la venda del sangrado hasta que la pérdida de sangre le hizo perder el sentido, se volvió y se acostó. Por la mañana los criados vieron como estaba desangrada, pensando que había sido un accidente. El disimuló su dolor y se recluyó durante un tiempo.
Pasados unos años volvió a casarse. Invitó a su boda a amigos y parientes, incluso a su antiguo suegro que, cuando se despidió de él al finalizar la ceremonia, le dijo:
-Espero que seas muy feliz con tu nueva mujer, y si algún día te cansas de ella por lo que sea, ya sabes que la mejor medicina es sangrarla.
Fotografía caballeros veinticuatro de Sevilla en procesión.
Bibliografía Catastro de Ensenada y Casos raros de la ciudad de Córdoba
6 comentarios :
Da la impresión de que el padre estaba más harto de ella que el marido.
Saludos
Vaya Paco, nunca había escuchado esa historia del caballero veinticuatro. Siempre se dice que la venganza como mejor se da es en frío... pero este señor se pasó varios pueblos me parece a mi jeje. Saludos y espero que estés pasando un buen verano.
Ni que me hubieses leido el pensamiento. HAce unos días cavilaba yo sobre el tema de los caballero 24. Y se lo comentaba a uno de mis hijos que no tenía conocimiento e la historia, este artículo se lo he pasado, para que lo disfrute. Gracias.
Eduardo fue un aviso de que estaba en ello, por lo menos yo lo estimo así, sin pruebas pero lo suponía. Conozco un caso real de una acusación de un matrimonio que estaba en trámite de separación, la mujer con problemas de varices- son muy peligrosas- y de obesidad. se le presentó una hemorragia, por rotura de un vaso, el llamó a una ambulancia y le dieron las pautas a seguir con la presión en las venas y torniquete, pero no llegaron a tiempo y le dio un shock. Luego la familia le acusó de dejarla morir, muy complicado, menos mal que estaba un hijo presente en la situación.
Andrés está en los caso raros, de todas maneras, si fue verdad, no se puede eximir de la premeditación, de años, y bien fría la venganza. Un abrazo Andrés.
Mike lo aficionados al ciclismo tenemos a lo mejor ese sentido especial. Los datos de las Contestaciones del Catastro de Ensenada son de 1752 y la institución es de poco después de la expulsión de los árabes. Y siendo la nobleza puede pasar de todo. Gracias a ti.
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