Una de las rutas que estamos haciendo estos días, dentro del programa Arqueología somos todos, Diez años haciendo historia, que tiene un lema “Descubre con nosotros la ciudad que no se ve” fue la del sábado cuatro del corriente mes de junio. Se llama ruta Santos Gener. Samuel de los Santos Gener, fue un cartagenero que durante muchos años, desde el 1926 hasta 1958, (con un expediente depurativo del 36 al 38, por razones del fascismo español, hoy totalitario no dictatorial) fue el director del Museo Arqueológico de Córdoba. En los años que vino a Córdoba el Museo estaba en la calle que hoy lleva su nombre, en un edificio mudéjar que ahora se está rehabilitando. No pudo asistir, lamentablemente, a la inauguración del museo en Jerónimo Páez por estar muy enfermo, enfermedad que lo llevo por los primeros años de los sesenta a fallecer.
Vista del portal donde están las pinturas
La ruta estuvo guiada por Ana Ruiz Osuna, arqueóloga y creo que doctora en la materia, especializada en el mundo funerario, que nos deleito al grupo con sus conocimientos. En realidad las profesionales del programa que hemos conocido estos días, todas tienen un denominador común además de la juventud, su pasión por su trabajo, que además saben transmitirla a los demás Si en lo que haces, a la vocación le pones pasión, nunca podrá fracasar. Bien, de la ruta mencionada, que nos llevó desde las Cloacas de Antonio Maura, hasta la casa romana de Santa Rosa, quiero señalar un punto intermedio, ya dentro de la ciudad, y concretamente en Concepción 9, unas pinturas romanas que están en el portal y con el permiso de los vecinos pueden ser visitadas y disfrutadas, que salieron en la excavación de la casa.
La vivienda en cuestión está en las cercanías de la natatio o piscina de las termas de unas casas arriba en dirección a San Nicolás. Hay que tener en cuenta que la calle Duque de Fernán Nuñez, no existía antes y todo esa manzana pertenecía al Convento de la Concepción como comentábamos en la entrada referida a las Termas, y si no era exactamente el decumanus máximo andaba muy cerca, por lo que las casas de la zona podían permitirse ciertos lujos.
Portal
Volviendo al lema “Descubre con nosotros la ciudad que no se ve”, efectivamente hemos pasado muchas veces por delante del tesoro y no lo hemos visto, conocemos esa acera, de muchos años en la que se encontraba uno de los muchos portales taller de “cogida de carreras de medias”, y en ese había dos jóvenes que vivían en la calle Romero. También entre otros establecimientos, como es lógico ya desaparecidos, estaba Photomaton, que de una forma más moderna competía con el fotógrafo de los jardines, con caballo de cartón incluido, que ademas era "el animal que no comía y daba de comer a su amo", y los ambulantes que trabajaban en Gondomar y Concepción, como el suegro de un buen amigo mío “el sordo”.
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