Fachada actual
No había hecho más que despuntar el s. XV, cuando fue fundado el Hospital de la Caridad, La plaza del Potro disminuyó en su tamaño. La calle Armas era la continuación de uno de sus ángulos, igual que la de San Francisco, la de sillería continuaba hasta Grageda, en cuya esquina había un mesón.
Descubrimiento de la fachada que estaba tapiada, en 1917
Tenemos que hacer un esfuerzo considerable para imaginarnos la Plaza del Potro en ese tiempo, bastante más grande, con la calle Sillería (Romero Barros) prolongarse al frente buscando la de Grageda (Gragea). Y Armas enrasada por su lado este de la Plaza, y San Francisco por el norte. Don Teodomiro Ramírez de Arellano lo dice:
Puerta principal
“Fijamos esta opinión en que en el privilegio real concediendo la fundación de aquella benéfica casa se autoriza a la cofradía para edificarla en terreno de la plaza del Potro, calle Real y Sillería, y en una casa que adquirieron del convento de los Mártires. La Sillería no llega más que a la plazuela, luego para tomar terreno de ella era preciso que continuase en el solar ocupado por el edificio.
Lateral derecho
Existe además en el archivo de la Caridad, que hemos registrado minuciosamente y visto la multitud de documentos curiosos en él guardados, una escritura que se otorgó en 1562 por la cual la cofradía adquirió parte del mesón que había quedado formando rincón en la calle Nueva, hoy de Armas, para labrar en su terreno las enfermerías alta y baja, las cuales son actualmente la Biblioteca provincial y la clase de dibujo natural.”
Detalle
Sobre la Fundación de la Hermandad continúa diciendo:
“Hacia el año de 1400 eran tantos los desvalidos que fallecían en la mayor miseria por falta de medios para su asistencia que algunas personas de alta jerarquía se asociaron con la idea de recogerlos y darles los socorros necesarios, mas sin formar hermandad ni reunirse apenas hasta 1443, que ya se juntaron y erigieron aquélla, concibiendo el pensamiento de establecer la hospitalidad.
Perspectiva de la puerta
Entonces redactaron bases para ello, y al fin recurrieron a los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel, quienes, a la sazón en Córdoba, dieron su real cédula, fecha 30 de julio de 1483, mandando a las justicias de todos sus reinos no consintiesen que persona alguna perturbase a aquellos hermanos o cofrades en las mandas y limosnas hechas en favor de los pobres. Esto dio tan buen resultado que en 1493, con licencia del obispo, pudieron hacer iglesia y colocar en ella altar y campana,
Parte de la Reja
lo cual realizado se consiguió que Alejandro VI expidiese a 28 de junio de 1500 una bula concediendo tener sagrario con el Santísimo Sacramento y la extremaunción para los enfermos, el derecho de nombrar y quitar sus capellanes según conviniese a la cofradía, celebrar misa y demás oficios divinos y dar sepultura a los enfermos que allí muriesen, aunque hubiese entredicho en la ciudad, con tal de que en este caso fuese a puerta cerrada y sin estar presente persona alguna comprendida en aquél, con otras muchas prerrogativas, todas dadas también en 22 de mayo de 1534 por el obispo de Zamora don Francisco de Mendoza, como comisario general apostólico de la Santa Cruzada.
Vista lateral
Con estos y otros privilegios aún más importantes, algunos extendidos a favor de los pobres encarcelados, a quienes también amparó, siguió la hermandad de la Caridad, siendo el pertenecer a ella una de las distinciones más honrosas que buscaban los cordobeses, puesto que para su ingreso habían de hacer pruebas de nobleza, sin excluir de esta obligación a persona alguna, por elevada que su posición fuese.”
Escudo
Sobre construcción de la capilla y los miembros selectos de la nobleza que pertenecieron a la Hermandad dice:
“En 1509 se edificó la capilla mayor, colocando en ella las armas de don Juan II, que reinaba al fundar la cofradía, así como en 1570 se esculpieron también las de don Carlos I y su madre doña Juana, aprobado después por Felipe II. Todos estos reyes y otros muchos personajes honraron y se honraron con pertenecer a esta hermandad, en cuyos libros constan sus nombres como tales cofrades. Esta circunstancia ha enriquecido mucho el archivo de aquel hospital, toda vez que siendo indispensable la prueba de nobleza existen allí multitud de datos interesantes a las familias, y lo que es más aún, de personas cuyos nombres figuran en la historia de Córdoba.”
Escudo
Fue casa de vecinos, estuvo arrendado para otros menesteres y en 1865 se estableció en el edificio la Biblioteca y el Museo y luego se adicionó la escuela de Bellas Artes. Como curiosidad, que tiene muchas y variadas, solo permitían sus estatutos curar hombres pero no hombres con enfermedades venéreas. Su capacidad era de diez a quince camas.
Escudo
Hoy lo que era el Hospital de la Caridad, está integrado en el Museo de Bellas Artes. Su portada que en 1917 descubrió Enrique Romero de Torres, que año tras años la hemos visto destruirse poco a poco con el mal de la piedra, y otras agresiones, se presenta con su máximo esplendor, su gótico isabelino –creo-, exultante, que, junto con la delicada reparación del pavimento de la Plaza, de la propia Posada del Potro, y algún que otro edificio del conjunto, presenta un marco precioso.
Escudo
Nos hace olvidar, como estaba la plaza en 1900, como era la casa de entrada al Museo de Bellas Artes y de Julio Romero de Torres, y como estaba de deprimido el entorno, como las mujeres de los alrededores cogían el agua con las cañas de los caños superiores. Era un espectáculo verlo y como el tráfico rodado campaba a sus anchas. Hasta el triunfo de Miguel Verdiguier, trasladado desde San Hipólito encaja allí. Hoy el disfrute es la excelente rehabilitación de la portada del antiguo Hospital de la Caridad. El largo mandato de Enrique Romero de Torres le permite incidir notablemente en el desarrollo del edificio del Museo. Desde el descubrimiento de la fachada del Hospital de la Caridad en 1917, hasta la construcción de la fachada del Museo, en 1926, por Francisco Javier de Luque.
Se puede profundizar sobre la Historia de la Hermandad de la Caridad aquí
Fotografías del autor, salvo la antigua de la portada
Bibliografía de Teodomiro Ramírez de Arellano.
Hola Paco, me ha encantado tu post sobre el Hospital de la Caridad... Ahora estoy yo trabajando en ello pero con otro enfoque diferente. Ya que he encontrado en un trabajo de Gonzalo J. Herreros Moya que fue un tal Estaquero el que siendo miembro de la hermandad de la Caridad el que fundó realmente el hospital... El colega fue parte de varias hermandades para limpiar su imagen ya que además de mercader fue algo mucho peor... ¡Esclavista!
ResponderEliminarMe está costando encontrar datos pero ahí sigo
Un abrazo
Paco una pregunta:
ResponderEliminarTienes por casualidad más fotos del descubrimiento de la portada del hospital?
Y sabes el por qué tapiaron o quitaron el escudo de la fachada?
Porque al aumentar ese escudo grandote me parece ver estacas que es el escudo del colega éste
Que alegría Mari Ángeles, espero tu trabajo con ganas. Se que conseguirás esos datos. Un abrazo.
ResponderEliminarBuscaré esas fotos y a ver si encuentro algo había un cuadernillo sobre la portada que editó el Museo, lo que pasa es que estamos de mudanza y encontrar algo entre más de mil libros, en tres trasteros distintos es una odisea. Pero lo buscaré y las fotos tambien. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Paco. Así que estás de mudanza? Espero que para bien.
ResponderEliminarSobre lo de la foto, no te preocupes, tranquilo, no hay prisa.... Este trabajo va lento.
Un abrazo enorme
Sí estamos de mudanza a un bajo en Platero Pedro Sánchez de Luque, vivimos en un tercero sin ascensor y no está la totalidad de los ingratos (tengo mis razones para llamarlos así despues después de llevar cuarenta años de administrador sin cobrar nada, y de encargado de mantenimiento sin cobrar nada tampoco), es lo normal desde luego en el género humano. Ya quedé enterado de que te gustó el envío y yo que me alegro haberte servido. Un saludo.
ResponderEliminarBueno, ya sabes como bien dijo un escritor "La ingratitud es el precio del favor inmerecido". Triste, pero la gran mayoría de las veces las cosas ocurren para mejor. Un abrazo enorme
ResponderEliminarMari Ángeles llevas toda la razón. Un abrazo.
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