domingo, 5 de diciembre de 2010

PINOS PUENTE (GRANADA)

Una vista del barrio de la Virgen. En un primer plano el puente califal.

El viaje era largo, lo hicimos en tren, primero hasta Bobadilla, allí trasbordo en otro tren y hasta Granada, no sin antes pasar por estaciones como Riofrío, Loja, dónde los vendedores cantaban sus productos, búcaros y roscos. El olor de la carbonilla entraba de vez en cuando por las ventanillas. El paisaje hermoso, junto con el olor y el del intercambio de comida para el almuerzo, que también aromatizaba el cuadro. Todo generaba distintas sensaciones que se grababan en la memoria para siempre. Luego pasar cerca de Pinos Puente, ya en la vega del Genil, con unas enormes choperas sembradas casi juntas, y como no había parada en el pueblo, debíamos llegar hasta Granada, para luego hacer el camino de vuelta en el romántico tranvía, que nos volvería  a Pinos Puente. El recorrido a la vera de Sierra Elvira, majestuosa y seca, las canteras, los Baños, y el polvorín que era muy llamativo, para después de pasar el puente de hierro hasta llegar a la estación. Salías de Córdoba por la mañana y llegabas a Pinos por la tarde noche.

Vista aérea de 1956, a la izquierda se ve el complejo de la Fábrica Virgen del Rosario de Carbonell.

Puente del tranvía

Estación del tranvía de Pinos Puente

De la estación a la tahona había poco recorrido. La calle donde estaba la tahona era una calle terriza, rectilínea en la que al fondo se veía majestuosa la montaña del Piorno, un antiguo volcán como decía mi padre, que tenía en su cima una grietas dónde tiraban cuando pequeños,  aros de hierro o piedras y no se oía llegar al fondo, dando una imagen sonora de gran profundidad. Mi primo Antoñito, de mí “chacho Antonio” –el diminutivo “ito” era una cosa a la que había que irse acostumbrando, y el “chacho” significaba tío- tenía un dibujo con la calle y el Piorno de Sierra Elvira al fondo. Antoñito fue legionario, y luego marchó a Francia a trabajar, y en la vuelta fue asesinado en el ferrocarril. Nadie pudo ir a su entierro, el gobierno del General Franco le impidió a su padre ir al entierro de su hijo. Éste había sido republicano, y lo fue hasta su muerte desde luego, pero se lo impidió el susodicho treinta años después de la finalización de la guerra.

Puerta de Pinos Puente, arco en el puente califal.

"Facebook" de antaño en Pinos Puente, lavaderos.

Media luna en el río en Pinos Puente

El pueblo significó para un niño algo nuevo. Vivimos con el abuelo Antonio Muñoz Peña, en una vivienda pequeña, sólo una puerta y una ventana a la calle, y un par de habitaciones, una la del abuelo y la otra la nuestra. El abuelo llevaba viudo 32 años, la abuela Encarnación murió en 1932, con 44 años, de pulmonía, el tenía en el 54 por tanto, 68 años.
Los abuelos. Antonio Muñoz Peña y Encarnación Martín Ruiz

Al lado había una vivienda similar que la habitaban un sombrerero y su mujer. Era un entretenimiento verlo construir de la nada, salir de un pedazo de fieltro un sombrero. Luego estaban las cabras, todas las mañanas el ordeño delante de la casa, y la leche aún con el calor corporal del animal, en una medida de lata de leche condensada habilitada para ese fin. Y la tahona, con el olor especial que tenía la masa y el pan recién salido del horno. Una noche me quise quedar viendo todo el trabajo y acabe en una tabla rendido a la nada, con las manos llenas de pequeñas porciones de masa pegada.

Una vista del puente desde el río Cubillas.

Era nuevo también que el retrete era el huerto, con el cuidado que debías tener con las gallinas que, ansiosas, no te dejaban terminar. Algunos niños tenían una raja en los pantalones que le permitían hacer “de cuerpo” sin quitárselos, y como no llevaban ropa interior solo les bastaba agacharse, los de la ciudad tenían que bajarse los pantalones, que estaban sujetos a la camisa con cuatro botones y además los calzoncillos, luego encontrar un papel o un canto rodado para la “higiene íntima”.  Después la dificultad estaba en los dos botones de atrás, que inevitablemente debía ayudarte alguien, o volvías sujeto solo por delante.

Grabado de 1668 de Baldi, cuando acompañó a Cosme III de Medicis por España.

Era un mundo nuevo, de olores, de gente, espectacular, de sensaciones naturales. La mañanas de invierno frías, muy frías, te permitían disfrutar de las finas columnas de humo de las chimeneas de las casas, recortadas en su horizonte en el barrio de la Virgen, con la mole de Sierra Elvira detrás. Y al fondo Sierra Nevada siempre presente, llamativa, blanca, inmensa, cercana pero lejana a la vez. Contrastaba con la aridez de Sierra Elvira. Y la vega del Genil, un inmenso bosque de chopos. De vez en cuando, a través de él, veías la columna de humo de vapor del ferrocarril que pasaba cerca. O las chimeneas de la fábrica de Harinas de Carbonell, Ntra Sra. del Rosario, al otro lado de las huertas, una vez pasada la acequia de aguas cristalinas que venían del Cubillas, de una de las medias lunas para regarlas.

Calle donde estaba la tahona de Antonio Muñoz Martín, al fondo el Piorno

Mari Estrella y yo, en la puerta de la tahona

Pinos está entre dos ríos, el Cubillas y el Velillos, el primero más importante, el segundo viene de la zona de Moclin y Olivares. El Cubillas lo frena un pantano al que me llevó mi padre en bicicleta, rodeando la Sierra Elvira y pasando por Caparacena. Fue un gran impacto ver la presa desde abajo, cuando estaban construyéndola, y sufrir el miedo de unas casas que había para los trabajadores debajo exactamente de la presa, ¿Y si esto se rompe? -me preguntaba- ¿dónde irían las casas, y las personas? Corría el año 1954 o 55, en el 56 se inauguró. El río Cubillas venía y viene de Iznalloz, bueno de un poco más allá. Luego estuvo el terremoto del 56, en abril, Albolote, Atarfe, Maracena –este último es el equivalente a nuestros  Montemayor y Fernán-Núñez, en cuanto a burradas y chistes-, fueron bastante dañadas, Sierra Elvira dejó caer algunos considerables pedruscos.

Media luna de Pinos.

Mi madre a la izquierda enlutada por mi abuelo, mi tía Iluminada, mi prima Mari Estrella y yo 1951

Luego estaban mis primas Mari Estrella -de mi tío Antonio-, y Mari Carmen y Gracia de mi tía Gracia y  Rafael, su marido, al que mi padre le tenía un afecto especial. Fue de los que construyeron la torre de la Iglesia de la Consolación. Y la persona más especial, mi primo Antoñito de mi tía Gracia, como demostró a lo largo de su vida. Era mayor que yo cinco años, yo tenía siete en el 54 y el doce, era conmigo la persona más cariñosa y atenta, según mis recuerdos. Trabajaba de acomodador, o algo parecido, en el cine del pueblo. En esa fecha estaban proyectando Ana, de Silvana Mangano, mayores con reparos, extremadamente peligrosa, decía la censura eclesiástica, la película era del 51. Mi primo me metió por una trampilla que salía al patio de butacas debajo del escenario, y allí vi bailar a Silvana Mangano el bayón de Ana, bueno vi la película. 

“Ya viene el negro zumbón, / bailando alegre el bayón, / repica la churumba y llama la mujer. / Tengo ganas de bailar el nuevo compás, / y si todos cuando me ven pasar, / ¡Chica dónde vas! / Me voy pa bailar, / ¡El bayón!”

Una guapísima Silvana Mangano, escultural, con una pegadiza canción, que cantaba todo el mundo tanto o más que Campanera.

Media luna del Velillos o Búcor

Antoñito fue el más cumplidor de toda la familia. Normalmente las familias van, a medida que se agrandan, desvirtuándose los vínculos hasta que desaparecen del todo, pero él los mantenía como si de una ley especial se tratara, no le importaba hacer muchos kilómetros, incluso de Pinos a Barcelona, para asistir al fallecimiento de un familiar. No falló a ninguno, pero he aquí lo cruel de la vida, le tocó a él en el 2000 y no nos enteramos apenas nadie, por lo que yo no pude asistir al suyo. Aquello me tuvo un tiempo mal, y tampoco lo esperábamos, tenía 58 años. De una forma testimonial, hace un par de años fui exclusivamente a ver su tumba en el cementerio nuevo de Pinos, frente a la cual le pedí disculpas por no haber podido estar en su momento. Era para mí una cuenta pendiente con él.

Iglesia de la Consolación.

En el pueblo, en noviembre del año 54, presencié una matanza de cerdos, fue un espectáculo inolvidable, los chillidos del animal -que supongo no sabría lo que iban a hacerle-, la sangre, el olor al quemarle la piel después, la fabricación artesanal de los embutidos, la cebolla y las lágrimas forzadas al cortarla, la alegría que suponía en todos el hecho en sí. La vejiga del animal inflada como un globo, para jugar. Era en suma una fiesta, en la que todo el mundo participaba. Estuve varios meses en el colegio, D. Esteban se llamaba el maestro. Vaya tela con D. Esteban, para él la letra entraba con sangre, de las teorías pedagógicas de Giner de los Ríos nada de nada. No tenía regla para la mano, era una pata de una mesa con la que castigaba, y el rollo del ajo, para el que lo inventó.

Casa regionalista en la calle Real.

Luego la nieve, el frío, el río Velillos helado, incluso se podía pasar por encima. Las famosas medias lunas del río, heladas también. Hace dos años he vuelto a ver las medias lunas de mi infancia, con mi hermana Loli, y Antonio y Sonia -yerno e hija de mi prima Gracia-, en la ida relámpago, referida a la visita a la tumba de mi primo Antoñito. Y en esas fechas del 1954, también la primera visita a la Alhambra. Las conducciones  de agua eran columnas de hielo. Y aquél: “Dale limosna mujer, / que no hay en la vida nada, / como la pena de ser, / ciego en Granada”, que dice el verso de Francisco Alarcón de Icaza, colocado en la muralla de la Alcazaba, que la une con las Torres Bermejas. En mi memoria estaba camino de la Torre de la Vela.  O el Paseo de los Tristes, Santa Ana, calle de Elvira –dónde habitan las manolas-, Reyes Católicos, Gran Vía, etc. El paseo de las Angustias con su tranvía, el cine Madrigal que vibraba al paso de la máquina por su puerta.

Casa de los Abrante

Pinos Puente es un bonito pueblo, de un pasado cercano importante, en un enclave fértil de la vega del Genil. Entonces había muchos secaderos de tabaco, por eso al cielo raso le llamaban “entabacao”. Se podía ver a las mujeres lavando en el Cubillas delante del puente califal, de entrada a la calle Real, una de las más largas de los pueblos granadinos. La convivencia con el pueblo gitano -siempre numeroso en Pinos-, era muy normal, ahora la fama que tiene es distinta. Las acequias eran un elemento natural en el campo, para el riego de las huertas. Cierto día para acortar camino a una huerta, tuve que saltar una verja, una vieja cancela de entrada a una de ellas, y la torpeza del niño de capital, y unos ladridos de perros, hizo que cuando saltaba las lanzas que culminaba la reja, me escurriera y me quedara pinchado por el saquito de borra, y gracias a que me caí para atrás no me atravesó el cuello. Años después me recordó el incidente la trágica muerte de un hijo de la actriz austriaca Romy Schneider, pero este chiquillo lamentablemente murió.

Un tranvía por Reyes Católicos.

Nostalgia, tiempos pasados que no volverán, recuerdos, muchos recuerdos, algunos difusos, lo cierto es que mi corto paso por Pinos Puente dejó una pequeña huella en un niño de seis años que no se olvida. Es la vida en un pueblo que se diferenciaba enormemente de la de la capital. Es el rescoldo que queda después de que arda la hoguera de la vida transcurrida, que se queda en la memoria bien grabado. Aunque en el tintero se quedan otros muchos recuerdos.

Una curiosidad, una especie de moneda de valor por un kilo de pan que se empleaba en su momento en la tahona.

Media Luna del Sombrerico    


Adenda Noviembre 2017

Hoy por esas razones lógicas de la vida, faltan mi primo Antoñito de mi tíos Antonio e Iluminada, desgraciadamente fallecido en Francia,  cómo se señala en el texto; Antoñito de mi tía Gracia, muy joven; y ayer 10 de noviembre de este 2017, mi prima Mari Estrella. Los mayores, nuestros padres, los de la generación anterior ya no están ninguno, ahora sólo quedamos el segundo escalón generacional. Creo que otro primo de mi tía María, de los que acogió Cataluña, evidentemente a cambio de la plusvalía de su trabajo, también falta. Después mi primo Emilio de mi tía Mercedes. Luego en 2019 mi prima Encarnita de mis tíos Antonio e Iluminada, ya mayor, por los ochenta, y este año también mi primo Bartolo de mi tía María ha sido el último, Con todo y con eso, afortunadamente, aún quedamos a la fecha de octubre de 2019 catorce primos hermanos aún. Dos de mi tía Gracia, uno de mi tío Antonio, dos de mi tía María, tres de mi tía Pilar, una de mi tía Encarna, tres de mi tía Mercedes y dos de Pepe, mi hermana y yo. Seis en Cataluña y ocho entre Córdoba (seis) y Pinos Puente (dos).

Fotografías: Serafin, Zafara, Web Ayto. Pinos de José Muñoz y del autor.

16 comentarios :

Manuel Estévez dijo...

Amigo Paco


Te felicito por el recorrido tan maravilloso que muestras. Ademas
se ve que destila amor y recuerdos cariñosos. Te felicito.

Mi consuegro es de Montefrio, pero ha estado muchos años de profesor en Albolote. El me ha dicho que te vuelva a felicitar.

Saludos.

Paco Muñoz dijo...

Gracias Manuel

Montefrío es uno de los pueblos más bonitos que he visto, estuve con Conchi en una vuelta de Granada y salímos de allí admirados por los pintoresco y monumental. Hice una entrada dedicada a él. Si se lo puedes enseñar a tu consuegro se lo enseñas y le felicitas por la suerte que tiene de haber nacido allí.

http://notascordobesas.blogspot.com/2009/10/montefrio-una-hermosa-villa-de-granada.html

Un abrazo para ambos.

José Manuel Fuerte dijo...

Paco, es una suerte que tengas estos recuerdos tan bonitos, y con tantos detalles, y nosotros la suerte de que los compartas.

Es reconfortante leer estas cosas después de tanto controlador, economista y demás, por ahí suelto.

Leyéndote, la verdad es que los tiempos han cambiado bastante, y más que lo harán.

Un abrazo.

Paco Muñoz dijo...

José Manuel por eso he hecho la terapia de enfundarme en lso recuerdos. Me da pena que gente que considero sensata, que a muchos admiro, se ciegan contra el gobierno -si que esto signifique una disculpa a muchas cosas que no la tienen, pero es otra cuestión- y conseguirán que esta élite de pijos, sean mártires, cuando en mi opinión son unos granujas y con contactos con la oposición, que es a quien beneficia todo a pesar del descalabro económico y familiar. Y lo de menos no es eso, es que le hacen propaganda y dan crédito a medios de la caverna, y allanan el camino a quien se lo debe de trabajar si lo quiere llano. A boca llena el gobierno -para mí- ha sido demasiado blando. Pero no quiero abusar.

José Manuel son vivencias, que he dejado muy cortas, porque hay autocensuras, es inevitable. Para mí está ciudad, incluida Granada son muy especiales. Pasear por el Paseo de los Tristes, con el Darro a la derecha y la mole de la Alhambra arriba. Ver la nieve,la vega del Genil, la vida casi del campo, incluso la simpleza de ver como se hacía un bombín o sombrero de ala ancha, o una matanza. O jugar con un coche de pedales metido en un fangal, en casa del Chacho Joseico, que tenía mucho dinero, pero era más miserable. De allí es toda la familia de mi padre, y sólo me quedan dos primas hermanas y un tío político.

En fin nostalgia puar y dura.

Un abrazo

vértice dijo...

Bonitos recuerdos de la infancia Paco,
la verdad que he pasado infinidad de veces por Pinos Puente, pero nunca me he parado solamente en un bar que se llama Montserrat que esta en la misma carretera y la vez que hice la Sima de Raja Santa en Sierra Elvira.
Pero hablando de recuerdos de la infancia y pueblo, ayer domingo me sucedió una cosa curiosa que me transporto a mi mas lejana infancia, volviendo de Sierra Mágina me pare en mi pueblo LINARES y aprovechando que era casi la hora de comer, nos paramos en un bar cercano a la casa donde nací y justamente al lado había dos hombres entablando una conversación de su infancia y mira por donde resulto que eran de mi quinta y vecinos de la niñez, como es normal en mi me metí en la conversación y me hicieron recordar aquella niñez de mi pueblo.
Fue un momento entrañable.
Un Saludo.

Paco Muñoz dijo...

Emilio, Manuel Santiago Montilla, fue un ciclista de Pinos bastante bueno, cuando se retiró del ciclismo montó el restaurante Monstserrat, esta en la carretera nueva, y al lado vivía mi tía Gracia, el bloque inmediatamente al lado. Manuel falleció en 2005 y la familia siguió con el restaurante que es piscina en verano y hotel todo el año.

Si has observado lo que me contaba mi padre es que tiraban aros de hierro de jugara al aro, y piedras en la sima, y decirte que eres un pozo de sorpresas, ya le has echado valor hacer la sima, creo que hubo una contaminación de algún producto que la manchó. En el fondo decían que había unos lagos. ¡Que barbaridad! hay que echarle sí, hay que echarle.

Y me alegro por la alegría de Linares con tu gente.

Eres un deportista de élite Emilio, te felicito y envidio. ¿Como voy a ir a algún sitio contigo, si subir a un tercero ya es para mí un esfuerzo? No es del todo verdad, pero hay que tener cuidado contigo, por lo menos un respeto.

J. Eduardo V. G. dijo...

Emocionante esa vuelta a la niñez de la que generalmente se guardan los mejores y más añojos recuerdos.

Un abrazo Paco.

vértice dijo...

Efectivamente Paco, la Sima de Raja Santa tiene un lago de Aguas termales, bueno mas que un algo es una diaclasa inundada, y lo de la contaminación se debió a unas filtraciones de algún tipo de aceites.
Un Saludo.

Paco Muñoz dijo...

José Eduardo como siempre muchas gracias.

Paco Muñoz dijo...

Emilio, me imagino que el lago será de donde se nutren los baños de Sierra Elvira. Te admiro de verdad la capacidad de hacer lo que haces. No me extraña que la parienta te pusiera pegas en un principio hasta acomodarse, llevaba razón, el deporte de élite conlleva mucho riesgo aunque el que lo practica no lo vea. Un abrazo.

vértice dijo...

No Paco de élite no, me seria imposible ser un deportista de élite llevando tantas para adelante.
Hace unos años casi lo fui en la Alta Montaña, pero poniendo los pro y los contras en una balanza, preferí ser un deportista de base.
Un Saludo.
Y no me digas que no puedes venir conmigo a ningún sitio, cuando quieras nos damos una vuelta y vemos algo que nos interese, como el acueducto de Valdepuentes que creo que lo tienes pendiente?.
Un Saludo.

Paco Muñoz dijo...

Emilio yo me dejo llevar por la admiración que os tengo, y para mí, aunque tu digas que no lo eres lo eres. Hace falta tener muchos arrestos para todas estas cosas.

Y si llevas razón lo de acueducto se quedó en la cartera. Ese día pasé un mal rato, desde luego. Se sumaron una serie de componentes adicionales.

Muchas gracias Emilio.

ben dijo...

Muy bueno todo,fotos y escrito,Pa
co.Y no sufras,aquí ya no hay ni
gobierno ni oposición,aquí y ahora
lo que hay es bonos,deuda pública,
compra de bonos,virus financieros..
Es otro lenguaje,otra cosa.
Paz y amor y polvorones,con copi
ta de Machaco,lo que se pueda,cla
ro.

Paco Muñoz dijo...

Ben muchas gracias, y llevas razón, jamón y buen vino y polémicas las justas, porque no hay base para ellas. Se echa de menos la vencindad de esos tiempos, que a lo mejor solo tenían una botella de Anís la Cordobesa de Cruz Conde, o de coñac Solariego, y no te faltaba el pestiño o el mantecado y la copita en estas fechas, eso era solidaridad, casi siempre del que menos tenía. Un abrazo.

vértice dijo...

Este domingo, de vuelta de Sierra Nevada, seguro que me paro en Pinos Puente (Bar Montserrat).
Un Saludo.

Paco Muñoz dijo...

Que disfrutes esa Sierra Nevada, yo tengo una invitación de un amigo que está en el radiotelescopio trabajando, y nunca la he utilizado, es radioaficionado también. Es tal la necesidad de ausencia de cualquier tipo de ruido que deben cuidar el propio de los materiales, los movimientos moleculares que los capta el sistema.

He estado tentado de decirle a mi mujer de ir a Granada a echar el día (sábado mejor par mí), pero no nos salen las cuentas.

Un abrazo