La calle Santa María de Gracia, de Córdoba, es una calle estrecha, sin aceras en uno de sus lados concretamente la derecha de subida al centro de la ciudad desde San Lorenzo, que es un simple bordillo, y que te expone regularmente por el intenso tráfico que soporta, especialmente de autobuses, a un accidente, sobre todos los que, por efectos de la vitamina A en la infancia, o de la genética de nuestros progenitores, rozamos el uno ochenta –cada año más mermado-, a recibir un golpe en occipital con el espejo retrovisor de los autobuses.
La otra acera tiene anchura hasta que llega al tacón cercano al Realejo. Pero no es un problema sólo de Santa María de Gracia, también San Pablo y María Auxiliadora, calles que empleamos los que trabajamos en el centro de la ciudad, y vivimos cerca de… Carabanchel -Barriada de Levante-. Si a la estrechura del acerado de la calle, sumamos la falta de civismo, o desconocimiento de las más elementales normas de la urbanidad, del personal usuario de la vía, ya está completado el rompecabezas.
Normalmente cuando una persona mayor, sube por la dirección contraria, es decir por su izquierda en lugar de hacerlo por la contraria como debiera, es en mí habitual bajarme del bordillo, o protegerla con la mano haciéndole gesto de que no se baje ella porque es una muerte segura, pero cuando son gente joven y que además se pegan como lapas a la pared, querencia muy natural en el toro de lidia, pero no en lo humanos, les obligo a que se den cuenta –es difícil porque no se lo ha enseñado nadie- que la circulación de los humanos si no siguiera unas normas mínimas, sería como el entrechocar de antenas de las hormigas, en sus largas filas “cuando van de boda”.
Del libro Reglas de la Urbanidad y Buenas Maneras, de D. Ezquiel Solana, tomo los siguientes preceptos, hay que tener en cuenta que está redactado en un tiempo pasado en un lenguaje posiblemente superado pero que debemos quedarnos con lo elemental obviando el resto, que a lo mejor se exageran -aunque “nunca es mal año por mucho trigo”-, los modales:
“He aquí algunas reglas que deben observarse al andar por la calle o paseo:
1.-Debe marcharse a un paso regular, sin correr y sin volverse a mirar a las personas con quienes se encuentra en el camino.
2.-Debe saludarse a las personas conocidas. Si se les habla, no debe detenérselas mucho tiempo ni se las debe detener a menos de ser llamado, cuando van acompañadas.
3.-Evítese el tropezar con los paseantes y si se hace, excúsese pronto y cumplidamente. Al marchar debe siempre tornarse a la derecha.
4.-Debe cederse la derecha y la parte preferida, que suele ser el lado de las casas, a las señoras, a los ancianos, y en ocasiones a los niños y a las personas cargadas con un gran peso.
LAS ACERAS
Para el uso de la acera o puesto de honor, al marchar por la calle, el respeto y la costumbre han autorizado algunas reglas, especialmente en las grandes ciudades.
En general el inferior (joven) debe ceder la acera al superior (mayor) y el caballero a la señora, y cuando se encuentran dos personas de circunstancias análogas conserva la acera el que lleva la derecha.
En contraposición, guardan la izquierda los que marchan a caballo o en carruaje.(¿?)
Una persona sola cede la acera a dos o tres personas que marchan juntas, a menos que le sean todas inferiores, pues en tal caso, son ellas las que la ceden y saludan, mostrando su agradecimiento el favorecido con una ligera inclinación de cabeza.
Si tres caballeros marchan juntos, lo hacen los tres en fondo, tomando el centro el más caracterizado, y el lado de la acera el que le sigue en respetabilidad. Otras veces se da el lado de la acera al de más respeto, y se sitúan los otros dos en el orden que requieren las circunstancias.
Nunca deben marchar en ala más de tres personas por la calle, sino que deben dividirse en varios grupos de a dos o de a tres.
Cuando un grupo ha de ceder el paso a una persona de respeto, en vez de cederle la derecha, es más fino abrirse el grupo para darle paso.
Si las que marchan por la calle son señoras, se observaran las siguientes reglas:
1.-Una señora y una señorita marchan en la misma línea.
2.-Si van dos señoras y una señorita, las señoras marchan juntas y la señorita por delante.
3.-Si son tres señoras, marchan en una línea, llevando en medio a la de más respeto.
4.-Si es una señora y dos señoritas, la señora marcha sola, y las señoritas por delante, y
5.-Si son tres señoritas, o marchan todas juntas, o la de más edad va sola, y las otras dos por delante, o van juntas las dos de más edad y por delante la otra.
Las personas bien educadas procuran ceder siempre la derecha; pero no deben hacerlo a sus inferiores, ni un anciano a un joven, ni una señora a un caballero.
Cuando un caballero acompaña a una señora, ésta lleva el lado de la acera; si acompaña a dos, se coloca en el centro tomando la acera la más caracterizada; si conduce a una señora y dos señoritas, da el brazo a la señora, y las señoritas marchan delante, y si conduce a una señora y tres señoritas, van dos de estas delante y él viene detrás, en medio de las otras dos.
Cuando acompañamos a personas de respeto o señoras y encontramos un mal piso, para ellas debe ser el lugar más cómodo y decente.”
Bueno, extrayendo lo que nos interese y dejando a un lado, no del todo, el excesivo romanticismo ya superado, pero manifestando a su vez que a nadie le amarga un dulce, lo cierto es que lo más elemental y lógico de la convivencia diaria y ciudadana, se está olvidando. Hay que añadir que el texto es de un libro de principios del siglo XX, o quizás anterior ya que tengo dudas con la fecha, cuyo precio es de una peseta, y editó El Magisterio Español.
Padres jóvenes, y no tan jóvenes, que llevan a sus niños por la dirección contraria, que los educan en el individualismo y falta de respeto a los mayores, respeto no sumisión, que incluso se saltan las peligrosas señales de circulación, semáforos con la señalización peatonal en rojo, sin al menos decirles que está el semáforo estropeado y que aún por eso hay que hacerlo con la mayor precaución, para las posible imitaciones. Y sobre todo a lo mejor se debía en los colegios, dar un repaso a las más elementales normas de urbanidad, de las que seguramente tomaron nota para las suyas las de tráfico, fundamentales igualmente.
Todo se condensaría en circular cada uno por la acera correspondiente, observando situaciones especiales de personas con dificultades de movilidad o ancianas y cederle el paso. Cuando cedes el acerado a una persona mayor, que sabe no tiene el derecho a usarlo, y te da las gracias, yo particularmente siento un respeto especial por esa persona, que une a su conocimiento de la situación, una educación exquisita. Sin embargo el otro día por distracción una señora que circulaba por la izquierda me dijo en tono irónico cuando no le cedí la acera a la que tenía derecho, recalcando las silabas de caballero:
-¡Muchas gracias ca-ba-lle-ro!
Fue la excepción que confirma la regla. Era joven pero ejerció un “machismo” especial seguro que como el que a lo mejor critica, pero repito fue una distracción mía. Como norma general, personas de edad similar a la mía, y naturalmente mayores, y algunas más jóvenes, te agradecen el gesto, o con un escueta gracias, o una mirada agradable seguida de un leve balanceo de cabeza. Inclusive algún caballero cubierto, se ha llevado la mano al ala del sobrero o gorrilla, haciendo además de quitárselo, sin distinción de clase. Pero la norma más abundante, lamentablemente, es el desconocimiento absoluto de las más elementales normas de urbanidad.
Luego yo no me doy cuenta, pero aunque no me sienta, soy ya una persona mayor, cuando mi padre tenía mi edad yo lo veía, y a otras personas similares, como ancianos.
Fotos de seby.es oplatos.com y del autor.
Bibliografía: Reglas de la Urbanidad y Buenas Maneras, de D. Ezquiel Solana
23 comentarios :
Mucha razón hay en tus palabras, Paco. Yo debo ser de las últimas generaciones que recibieron la elemental lección (cosa que deberíana acometer los padres) de seguir la regla de circular preferentemente por mi derecha y ceder el paso tanto si voy por mi izquierda como si, aun siguiendo la norma principal, me encuentro con una persona mayor, una persona con dificultades de movilidad o un padre o una madre acompañados de un niño pequeño, sobre todo si va con carrito.
Y sí que es agradable oír a una persona mayor que da las gracias por cederle el paso en esas circunstancias.
Me imagino que Pedro y Manoli tuvieron que ver algo en el asunto. A mi me pasó igual, eran las lecciones habituales en la calle de mis padres. Claro me imagino que también tendrías añadidos de tu cosecha
Paco, yo no voy a aprenderme esas normas en mi vida, porque la verdad es que son un lío, pero sí que se puede usar el sentido común. Sin sabérmelas, suelo ceder el paso a personas con movilidad reducida, mayores, niños, personas cargando peso, e incluso a señoras y señoritas, y procuro ir por la acera derecha, dejar a los niños y a mi propia esposa en la parte más cercana a las casas (supongo que por ese instinto protector que todos los hombres llevamos dentro y que, desgraciadamente, en algunos casos se convierte en instinto posesivo)o, si vamos en fila, quedarme el último, como "controlando" la situación.
En todo caso, la solución a estas calles que nombras a lo mejor pasa por que toda la calle sea una acera en la que nadie tenga la necesidad de pegarse a las casas para que pasen los vehículos. Pero eso, por ahora, no va a ser.
Bueno,pues como yo no quiero ser mayor,ni perder movilidad,no me pesa bajar y subir el escalón,lo
que no me gusta es la duda de la
preferencia en la acera y por eso
siempre trato de mirar a los ojos,
de la persona que viene por su
acera contraria,si veo que se sabe
la regla y me cede el paso,pues na
da,estupendo,sino pues ya sé lo
que toca,bajar el escalón y vol
verlo a subir.Como me muevo mucho
por la calle Sevilla y otras pare
cidas,todo el rato voy de examina
dor,con los ojos,al personal y la
verdad en terminos generales,la no
ta que doy a los cordobeses,es al
ta.
José Manuel coincido contigo, estas normas son una referencia de un tiempo pasado pero son aprovechables, limando la parte que ahora, pueden parecer machistas. Pero ese sentido común seguro que viene de esas personas respetables que se unieron en San Juan de Letrán, o fue el modelo que seguiste sin que te lo dijeran. Es posible que fuera el sentido común, el menos común de los sentidos, es como dices simplemente de lógica. Pues si te transcribiera las dedicadas al luto ya es que se salen.
Y claro si fueran acera otro gallo cantaría.
Un abrazo.
PD: José Manuel reenvié lo tuyo y copia a ti. no hace falta que me digas nada.
Ben la calle Sevilla, dirección Tendillas es para mí fatal, nadie usa la otra acera porque están los contenedores delante de Cgasur. Y el tráfico que tiene no me dirás que es exagerado.
Hay una anécdota referida a D. Jacinto Benavente, sobre ceder la acera. D. Jacinto dicen era homosexual (¿?) y cierto día cuando caminaba por su derecha, un individuo que venía por la misma acera le dijo:-¡Yo no cedo la acera a los maricones! -Y D. Jacinto con una categoría fuera de lo común, se bajó de la acera diciendo: -¡Pues yo sí! -Y continuó su camino.
Un abrazo Ben.
Paco, estoy al tanto de tu reenvío y ayuda, y por supuesto que es necesario decírtelo, no faltaba más: y a mí se me pasó. Gracias.
Tienes razón: quizás yo no lo notara, pero esos que se unieron en San Juan de Letrán me dieron sin yo saberlo esas lecciones de urbanidad no escrita (bueno, escrita, ya veo, pero no por mi conocida) y por eso las llevo a cabo. Espero no defraudarles a ellos y haber sido capaz de dar a mis pajarillos esa misma lección sin ni siquiera haber leído ese escrito, por el respeto a los demás, que es lo importante.
Pero insisto: acera para toda la calle, esa es la mejor solución.
¡Acera para toda la calle, y para muchas calles! José Manuel.
Amigo Paco
Has mencionado el trayecto de Santa María de Gracia, y llevas razón cuando dices lo peligroso que supone el paso del Autobus.
Ya en la acera pequeña que hay junto a la Plaza de Juan Bernier y cuando estaba el Cine Ramos, fue arroyada una simpática peluquera
(disminuida fisica), que andaba por dicha acera.
Ese trayecto es de los autobuses que incluso cuando vas con tu paraguas abierto, te pitan, para que poco menos desaparezcas o cierres el paraguas, sin apenas aminorar la marcha.
No sería nada malo QUE LA PROPIA AUCORSA, les diera una norma en
forma de Urbanidad a sus coches para hacerle ver a las claras, que las calles se han hecho en primer lugar para las personas.
Es que vas por tu acera, y en la forman en que te pitan, es para que te metas en cualquier puerta
Al menos ese trayecto debiera ser limitado con una minima velocidad.
Enhorabuena Paco, por el tema
Saludos
Pues no se que pasa últimamente,que nadie me da las gracias,y encima te miran como a un bicho raro, eso me cabrea bastante, pues por edad soy de la vieja escuela. Algunas veces es tal mi cabreo, por su indiferencia,
que vuelvo la cara, y les digo en voz alta "de nada" pero siguen mirándome con como a una especie extinguida hace mucho.
Me siento fatal.
Es una buena idea Manuel, pero extensiva a todos.
La otra madrugada, pasó un señor a una velocidad que, aun a pesar de que uno no es un cinemómetro, se comprende sin haber estudiado en Salamanca, que la velocidad no era inferior a cincuenta kilómetros por hora. Por lo que haría extensiva tu oferta a todos los “volantistas”.
Pero, y qué me dices de María Auxiliadora, cuando sale la chiquillería, con sus “abuelos” a las casi dos de la tarde, con una fila de coches aparcados, un autobús contaminando, y una fila de vehículos que llega hasta el jardín del Alpargate, y los niños con sus mochilas rodantes, “como regueros de hormigas” , que diría Pepe Marchena, por la acera contraria dirección San Lorenzo, entre coches parados con el riesgo de arrancar en ese momento por la prisa considerable que lleva todo el mundo, y, algunos peatones como yo, conteniendo la respiración hasta encontrar zonas más oxigenadas. Ya no es sólo cuestión de urbanismo sino de salud. Es verdaderamente horroroso, por lo que hago palmas cuando veo serrín en San Andrés, que fruto de un tunante al que se le ha roto el cárter con el cilindro metálico, martillo pilón de herejes, que han atentado contra la religión del derecho a respirar y vivir sano, y querido pasar por dónde no deben.
De pequeño me enseñaron muchas cosa y una de ellas es que hay que ser "CORTES Y CABALLEROSO", algo que creo se esta perdiendo, pero NO, sigo observando a mis conciudadanos y todavía se ve la cortesía y la caballerosidad, no todo esta perdido.
Un Saludo.
Conchi ya lo hemos hablado muchas veces, tan lamentable como en el campo en medio de la naturaleza cuando te miran como a un extraño/a cuando les dices buenos días. Todas las mañanas cuando de noche voy camino del martirio chino, no por el trabajo sino por otras cosas que tú sabes, me cruzo, al señor que ayuda en una frutería y que está sentado en el bordillo de la acera o en una motocicleta, le digo buenos días, antes se lo he dicho a algunas señoras que están limpiando en los bloques, alguna acompañada de su marido, que supongo estará en paro y le ayuda a la mujer para que acabe antes, porque para la miseria que le dan hay que correr. O a la frutera cerca del Cairo (calle, no voy en dirección a Egipto), que el viernes no me pude aguantar y le alabe el pellejo que tiene, recogida de la fruta en Mercacórdoba, truco para aparcar cerca, descarga de la furgoneta, movimiento del producto, mientras su marido a lo más y cuando lo ves, lleva algunos cartones al contenedor. Algunos poniendo mesas cerca de dónde viven tus nietos. A un sudamericano que ayuda en otra frutería ya casi frente de la piscina. Que casi siempre me sortea con las cajas. A los descargadores del pescado en el mercado del Marrubial o “de la Mosca”. Y así haciendo proselitismo todo el camino, incluso cuando me cruzo con un carmelita descalzo con boina y cartera. A los ciudadanos que están sentados en la parada del autobús de San Lorenzo, luego la calle traidora en la que no te puedes distraer, y ya entras en una zona, el Realejo, en el que el cura de San Lorenzo aparca el coche casi pegado a la pared, en la acera de la casa de Varela -mientras desayuna enfrente-, impidiéndote el paso, sí el de la columnita del Córdoba. También las furgonetas del supermercado, que ira ya por la sucursal 525, como las películas de Rocky, que también rellena la acera. Por esta zona ya es casi imposible ejercer la saludable costumbre del saludo, por la cantidad de peatones existentes, y sólo lo dejas para los conocidos, y el culmen es la furgoneta de correos totalmente subida a la acera de la esquina de Santa Marta, que te obliga a bajarte previo aseguramiento que no sube un autobús, o vehículo motorizado que te envíe directamente a la Fuensanta o a San Rafael. Hicieron la puerta de la cochera baja o han comprado una furgoneta demasiado alta, pero como están las aceras y los peatones aguantan más que los obreros en este país, pues eso…
Sorteas los estudiantes del Instituto en el Gobierno Viejo; a la limpiadora del Círculo, que vacia la cubeta del fregar el suelo en la calle, en lugar de en una alcantarilla; evitas alguna diarrea de paloma cuyos servicios son los bordes del edificio; y saludas a Osio que nunca baja el dedo; te chorrea el aire caliente de un aparato de aire de un veinticuatro horas; miras la Farmacia del Globo y ya estás en la plaza de la “bestia”. En una palabra has pasado de un ambiente de pueblo al de la gran ciudad y se ha diluido la obligatoriedad del saludo.
Siempre me acuerdo de eso que decía: “Que bonito es pasear, al amanecer el día, y que te digan al pasar ¡Buenos días! ¡Buenos días! “
Emilio nunca hay regla sin excepción afortunadamente. Sólo nos queda la posibilidad de forzar la maquinaria para que los demás contesten. Se que es difícil y muchas veces te dan ganas de mandar a mas de uno donde pican los pollos, pero no existe solución. Pedagogía.
Paco,los vehículos a motor pueden con
vivir perfectamente con los de sin motor,bicis y también con los peato
nes.
La movilidad no se ha de entender,
como lo contrario,inmovilizar.Pilo
nas,rompemotores,que van cerrando
y convirtiendo el centro en una is
la,para disfrute de cuatro ciclistas
domingueros,con sus niños en bici,
muy bonito para las fotos,pero a cambio de inmovilizar a los que vi
vimos en el centro.
Aceras grandes,sí,pero no para con
vertirlas en solares para veladores
de pescado frito,como está ocurrien
do.
El caso de los autobuses por calles
muy estrechas,es que no se entiende
hace tiempo que ya deberían de ha
berse sustituido por microbuses,con
plataforma de entrada basculante,pa
ra minusvalidos,como pasa en otras
ciudades.Desde luego la política de
movilidad de este ayuntamiento,tie
ne muchos puntos negativos.
Todo muy correcto y ecuánime, salvo el párrafo que dice: "para disfrute de cuatro ciclistas domingueros, con sus niños en bici" al que le falta que estamos ahora defendiendo, por lo menos yo, a los peatones, no sólo a los de la periferia sino también a los del "centro", pues estoy hablando desde mi categoría de peatón no ciclista, que también lo soy, de la tercera edad. Pero el disfrute es para los peatones. No vayamos, en nombre de la tolerancia infinita, a inclinar la balanza hacia los fuertes olvidándonos de los débiles que somos los peatones. Y más, salvo que trabajes en la "letro" (que pena, cada vez menos personas trabajan allí, y vivas dónde yo, cerca de Carabanchel), Córdoba es una ciudad que se puede cruzar, y tu lo sabes mejor que yo, en media hora o tres cuartos andando. Saludable para tu aparato... circulatorio -ojalá lo fuera para el otro también, ibas a ver si había peatones varones-, y para el resto, pues sólo contaminamos con el anhídrido carbónico, cada vez en cantidades más ínfimas que exhalamos algunos.
Fenomenal tu observación añadiendo, para mi gusto, los peatones, que es a los que defendemos incluidos tus nietos y los míos.
Y no sólo estoy de acuerdo con lo que dices de la política de movilidad de este ayuntamiento, sino que creo que te has quedado corto, es una política de vulgar escaparate.
Amigo Paco
Con el convencimiento de tu amor a Córdoba, y ya que estamos hablando de la "circulación" en calles de SanTa Maria de Gracia y la calle de los salesianos, tengo que decir que recuerdo perfectamente:
"AL AMOR QUE HUYE"
Esa era una señora que vivia en la casa de enfrente a la Iglesia de San Andrés (hermana de los Alvear) que permaneció soltera a pesar de que había "un noblote-cara" que iba detrás de ella.
Esta mujer, muy esbelta, con un pelo plateado, un día a la semana acudía a la iglesia del Colegio (Salesianos), para visitar a la Virgen de la que era Cooperadora.
La noticia, no es esta, la noticia es que estaba la circulación tan desahogada, que los "NENES" nos montábamos atrás, del coche de caballos para pasearnos. Todo esto paseo se interrumpía cuando uno o varios, le decían al Cochero:
Atrás, Atrás, y este pegaba con su látigo, para que nos soltáramos.
Recuerdo aquella época, por la
tranquilidad de circulación que se respiraba.
Saludos
Sí, pero según me dijo mi madre esa señora estuvo casada con el "prenda" y la dejó después de la boda y creo que con una enfermedad venérea. La herencia familiar del interfecto era casi una una manzana en las calles Cardenal Herrero, Comedias y Céspedes. Una de las casas tiene lo que se llamaba el Jardín Azul, y en la propiedad primitiva estaban los baños de la calle Comedias. El relato completo lo sabe mi amigo Antonio Salcedo, que seguro tu conoces, pues vivió de niño en... ahora se llama Jesús del Calvario, y estuvo en la escuela de aprendices de la Electro, y un familiar suyo tenía relación con esa familia. Se lo preguntaré.
Paco, como bien apuntas, es que andar por Santa María de Gracia y María Auxiiadora no sólo es una tortura de prisas, humo, isnultos, malas caras... ¡es que te juegas el físico! No sé cómo no toman cartas en el asunto. Yo ya para subir hacia el centro desde San Lorenzo directamente doy un rodeo por la calle Abéjar.
Llevas razón, yo bajo por ahí y luego sigo por el Cerro de la Golondrina. Te quitas complicaciones. Pero la subida es por el otro sitio, a esas horas de la mañana que subo lo peor es cualquier desalmado que corra más de la cuenta.
Pues no me siento mayor y sin embargo, siendo mujer, recibí la lección de circular por la derecha...
Y aun siéndolo, cedo el paso a señoras o caballeros mayores y a chicas con cochecitos de bebe...y a todo el que lo necesite...
Pero estoy de acuerdo contigo , en que las reglas mas elementales de urbanidad, se estan perdiendo..
Para nada creo que sea machismo la caballerosidad, pero hay quien confunde la velocidad con el tocino..y asi nos va...
Yo por mi parte, si me ceden la acera, obsequio con una sonrisa, ¡ que menos...!!
Lo que llevo leido de tu blog me arrancó una sonrisa, pues aunque describes la realidad de la vida, lo haces con una nota de humor que me gusta..
Piso mi Córdoba, de tarde en tarde y ha sido muy grato recrearme en tu lectura...
Cuidate ...
Por favor no me dejeis con la intriga de la señorita que se casó con el trapisonda....Cuenta Paco, si tu amigo se acuerda....
Por casualidad escribis relatos o novelas...??
cada vez me resulta mas interesante este blog, hasta por sus comentarios, me parece estar sentada en una cafeteria charlando un rato ...
Perdonad , que me haya metido en vuestros comentarios, pero es que son divinos..bueno, interesantisimos....ejen....ejen...
Cuidate ....
Aura
Muchas gracias por tus palabras y sobre todo por servir de algo, arrancar una sonrisa es muy importante, aunque sea sólo eso. Coincidencia total contigo en lo que dices en tu primer comentario, que son en realidad el sentir generalizado, y no son complemento de nada. Muchas o casi todas, las veces, pienso que los comentarios son la entrada y la entrada la mecha para encender los primeros. Además viniendo de tu sensibilidad de poeta –he visitado tus blog- más valor tiene lo que dices.
Dices “mí Córdoba, de tarde en tarde”, lo que me hace suponer que la nostalgia te invade de vez en cuando por la supuesta lejanía –no sé cuánta-. Muchas gracias.
En tu segundo comentario preguntas por la historia de la señora, que si se casó y se quedó compuesta después de la boda. No volvió a salir a la calle nada más que a la iglesia, creó que según los comentarios de entonces, hasta con una enfermedad venérea contagiada por el “prenda”, y de ahí el apodo de la “del amor que huye”. Pero “palabrita del niño Jesús” que llamó a Antonio y me llevo el magnetófono (qué antiguo) de bolsillo y se lo grabo para que no haya lugar a dudas. Y no, no escribo por ningún lado nada más que por aquí.
Muchas gracias nuevamente, por tu presencia y por tus comentarios, y tú sí que escribes.
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