Como consecuencia de lo mal que me ha ido, pensaba en una figura de la iglesia católica, muy bien diseñada para que se cumplan los preceptos de la misma –como es lógico arrimando el ascua a la sardina de lo eclesial-, que casi nunca nadie cumplimos al pie de la letra, y que la literatura la ha usado muchas veces: los jocosos tipos de los Álvarez Quintero; en las películas de Cantinflas; en el mundo del toro... etc. me estoy refiriendo a la figura del “compadre” que en realidad es, quien te apadrina un hijo, o al que tu le apadrinas uno suyo. Es un poco, como un padre de repuesto, con las obligaciones de educar a ese niño o niña cuando le falten los suyos, claro está, en la confesión católica.
El código de Derecho Canónigo, en su Capítulo IV, el denominado De los Padrinos dice así:
872.- En la medida de lo posible, a quien va a recibir el bautismo se le ha de dar un padrino, cuya función es asistir en su iniciación cristiana al adulto que se bautiza, y, juntamente con los padres, presentar al niño que va a recibir el bautismo y procurar que después lleve una vida cristiana congruente con el bautismo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo.
873.- Téngase un solo padrino o una sola madrina, o uno y una.
874.- Para que alguien sea admitido como padrino, es necesario que:
- haya sido elegido por quien va a bautizarse o por sus padres o por quienes ocupan su lugar o, faltando éstos, por el párroco o ministro; y que tenga capacidad para esta misión e intención de desempeñarla;
- haya cumplido dieciséis años, a no ser que el Obispo diocesano establezca otra edad, o que, por justa causa, el párroco o el ministro consideren admisible una excepción;
- sea católico, esté confirmado, haya recibido ya el santísimo sacramento de la Eucaristía y lleve, al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir;
- no esté afectado por una pena canónica, legítimamente impuesta o declarada;
- no sea el padre o la madre de quien se ha de bautizar.
Compadre, es una palabra que significa en latín “compater”, es decir co-padre, palabra compuesta por prefijo “co”, cooperación o agregación, y padre, y que podría significar “quien coopera con el padre”. En la estructura de afinidad religiosa de la religión católica, es el compadre el padrino de un niño respecto a sus padres. Si es mujer se la llama madrina, por lo que se referirán a ella los padres del niño como "comadre". Suelen ser más importantes los compadres de bautizo, sin embargo es utilizado también por los padrinos de “confirmación” o “primera comunión”.
También se usa "compadre" entre el padre del esposo con respecto del de la esposa, aunque lo habitual es llamarse consuegros. En muchos sitios se está llegando a separar la relación con los sacramentos de la Iglesia y quedarse con otros padrinazgos de diversa índole. Su uso en América latina, es muy común al referirse a un "amigo".
Yo tengo como una persona muy querida a mi madrina María Rosa, siempre la he considerado como de mi familia, ya que su padre D. Paco, que fue mi padrino, de quien llevo su nombre, murió lamentablemente antes de que yo tuviera uso de razón. No estoy hablando de una relación religiosa o cristiana, que no, si no de una cuestión de respeto, filial. Porque yo hasta hace unos años desconocía los preceptos del Código Canónico, que dicho sea de paso, como el Código de Circulación es casi perfecto para lo que está diseñado, aunque el segundo lo considero más actual.
Yo he tenido la mala suerte de tener unos compadres pésimos. De los muchos errores que he tenido en la vida, y que han sido bastantes –no tengo capacidad de arrepentirme de todos ellos por la cantidad y calidad sobre todo- uno de los que peor me hacen sentir, ha sido la elección o aceptación de determinados individuos de mi entorno para esa figura filio eclesial, concretamente para uno de mis hijos, en perjuicio de un buen amigo y mejor persona, que se quedó con las ganas de serlo aunque nunca lo haya dicho abiertamente, y otra para ser el padrino de una de las hijas del otro “personaje”. Y no es cuestión de ningún tipo de inversión, como pudiera parecer, sino simplemente que son malas personas.
Ambos individuos han coincidido en varias cosas, la ruptura con la otra parte, es decir con la madrina, uno por separación y el segundo lamentablemente por fallecimiento. Ambos están empatados en cuestiones físicas por la sustitución femenina de la otra parte -que no se pueden llamar madrinas porque no se puede sustituir esa figura-, en la cuestión que la naturaleza no ha sido muy espléndida con las sustituciones. Y ambos son malas personas.
Las comadres, han sido personas agradables, sobre todo la fallecida, que desgraciadamente se fue muy joven y siempre será recordada como una persona de una sensibilidad especial, muy querida y añorada. Con la otra tenemos escasa relación por motivo de su ruptura matrimonial y los kilómetros que hay de por medio. Los “compadres” continúan por aquí todavía, y si se fueran no ganarían en los comentarios con su partida, vamos serían los mismos “personajes” pero ausentes, como lo son presentes.
Estas cosas, aunque considero la figura poco importante, por haber dejado hace mucho tiempo de creer en estas cuestiones, sin embargo, te hacen sentir culpable de haberle endosado a tu hijo esa relación filial sin haberle preguntado. Es poco más o menos como el bautizo. Pero son cuestiones que no tienen vuelta atrás.
Incluso me plantee la apostasía para romper cualquier vínculo documental con ellos. Cuestión absurda porque la Iglesia católica no te borra nunca de sus listas. Para la Iglesia no existe la Ley de Protección de Datos, en su artículo 16, Derecho de rectificación o cancelación, de los datos personales que obran en sus archivos a petición del interesado, no tienes ni el libre derecho tener información de esos datos. Si la quieres paga. Es evidente el incumplimiento de las leyes civiles por parte de la Institución, unas veces porque les sale del... “alma”, y otras por la facilidad que le otorga el gobierno de la nación, de mantener ese estatus, esa diferencia con el resto de los mortales, y estoy pensando ahora mismo en el IBI.
Tengo un buen amigo que apostató y tuvo que soportar un interrogatorio en el que necesitó dos testigos –y mira que estos eran unos ateos de primera división, que llegaron casi a convencer al “inquisidor”-, pero que no consiguió que le “borraran” de los listados, por significar el “inquisidor” de turno que esos datos son históricos. ¡Claro! y los del libro de morosos, es decir el Registro de Aceptaciones Impagadas; y los de socios del Córdoba Club de Futbol, y los de cualquier peña; y los de… Todos los datos pueden ser históricos si se quiere, pero no deben existir más datos históricos que los del Registro Civil. Tontería que bregues. Imposible, sólo en el caso de matrimonios de famosos te pueden borrar de algo, del casamiento, o en último término dejar la lista con dos asientos. La verdad es que no se qué salida tienen para la eliminación del apunte. Evidentemente previo pago de su importe.
Sólo decir para terminar, que lo piense detenidamente el que tenga que tomar alguna de esas determinaciones, para que no se tengan que arrepentir después. Yo por razones fisiológicas obvias, ya no me veré más en esa tesitura. Pero tampoco puedo rectificar uno de mis grandes errores.
Vaya problema que te has buscado,Pa
ResponderEliminarco,si no hay bastante con los que te
dan los hijos,los nietos,el trabajo,
la vida en general,te buscas uno de conciencia.
Me ha gustado tu escrito,por lo tier
no,lo acompañas con una fotografía,
que perfectamente define tu estado
de ánimo,en ese problema que tienes
de conciencia con la Iglesia Cátoli
ca,con ese cristal en medio y esas
figuras borrosas.
Sinceramente,no es mi caso,que ni de pequeño ni de grande me comió
el coco esos asuntos.Pero cada
uno es como es.
Lo que si es importante es que cuando uno va envejeciendo,es importante desprenderse de todo
lo que va pesando en la vida,va
mos ir dejando las cuentas sal
dadas.Como decía Machado,ligero
de equipaje.
Ben no es nuevo, el último error hace veintisiete años. El desastre de la relación -posiblemente como en todo la culpabilidad yo la veo más porcentual de una parte, sin olvidar la que me atañe a mí-. Importante lo que dices de soltar lastre y quedar ligero de equipaje. Gracias.
ResponderEliminarEn primer lugar, Paco, la hipocresía de la Iglesia es monumental. A pesar de lo que dice el Código de Derecho Canónico, hace sólo siete años mi mujer, atea confesa y sin prácticas religiosas desde dos meses después de su primera comunión, fue madrina de una sobrina, hija de una de sus hermanas. Preguntó algo el cura. ¡Qué disparate! ¡A bautizar, que ya hay otro primo en la cuenta que luego le presentaremos al gobierno!
ResponderEliminarLuego está lo de apostatar. Yo también me lo he planteado. Pero, verás, no sólo es que no te borren. Es que yo me pregunto que de quién son las propiedades de la Iglesia que no pertenecen específicamente a las órdenes religiosas: los templos, los seminarios, los palacios episcopales. Si la Iglesia la formamos todos los bautizados, como dicen, yo creo que algo nos corresponde a cada uno y pienso que no habrá de pasar mucho tiempo para que empecemos a reclamarlo, por lo menos para su uso.
Molón, respecto a lo que dices de los derechos de los “socios” es una buena pregunta para ver las posibilidades legales que tienen. Pero si a lo largo de la historia el único fin visible que han tenido es atesorar sin límite, territorio, propiedades y obras de arte, dudo mucho que ahora sean capaces de desprenderse de ello. Vamos, que lo de Morris West con las Sandalias es un rollo de marca mayor.
ResponderEliminarRespecto a lo que comentas de tu mujer, yo no estoy confirmado tampoco, y participé en uno, y como parece que lo previene el Derecho Canónico no fue tomado en cuenta. Ellos que tienen ese archivo tan perfecto de todo su rebaño –espero que digan lo de rebaño metafóricamente- como no controlan esos extremos. Yo he confesado y comulgado dos veces la de la primera y la del casamiento, la primera “para que no metieran a mi padre en la cárcel” según mi madre y ya de mayor, estaba trabajando, y la segunda por no meter la pata a unas personas que no se lo merecían. Pero de confirmación nada. Las confesiones fue con un jesuita de San Hipólito y la segunda con un claretiano anónimo de San Pablo que me dijo que yo no tenía experiencia en la confesión, pero que iba a hacer una concesión y salvarme sin oírme –evidentemente no iba desde luego a ser muy explicito- , en una palabra no iba a crearme complicaciones. Y me libro de todo cuanto malo llevaba encima. La verdad es que me cayó bien por la cintura que tuvo.
La relación personal con la institución ha sido esa, luego está el respeto hacía algunos amigos que son sacerdotes y merecedores de muchas cosas, pero estos no son la institución. Toda relación posterior lo ha sido para respetar a los cercanos que pensaban de otra manera que yo, y a mí me costaba muy poco trabajo adaptarme. Cuando fuimos bautizar obligatoriamente a mi hijo mayor, el cura de mi barrio, que parecía haber soltado la parte delantera del arado hacía poco tiempo, me dijo que no podía bautizar a mi hijo como no me adecuará el día y hora que él tenía planteados, a mi petición de cambiarlos para facilitar la venida de familiares de fuera. Yo le dije que pensaba que a él lo que le interesaba es aumentar la cartera de clientes como a una compañía de seguros y me dijo poco más o menos que si era tonto. Fui a San Pedro y, como pájaro viejo, me contesto D. Julián a la exposición de los hechos, con que le dijera qué día y qué hora quería, que él estaba allí para servir, bueno pues así fue y cumplimos el requisito y el “borrico” de debajo de mi casa se quedó sin cliente.
Cuanta tela que cortar tienen estas historias, y todo ha sido por la obligatoriedad de siempre, el temor, hasta por la vida, demostrado a lo largo de los siglos, pues han convencido a los pueblos con las armas no con la palabra, y esa arma silenciosa y sutil que emplean que llaman la fe y que con ella dan respuesta a todas las interrogantes que le pueden plantear.
De todas formas esto es derecho al pataleo, el que ahora en estos tiempos entre por el aro es porque quiere, aunque también pasó en la II República y cuando se hicieron nuevamente con el poder, fíjate la que liaron.
Hombre yo,Paco,creo que la generación de nuestros hijos y sobretodo la de nuestros nietos,ya
ResponderEliminarno estarán condicionados a los he
chos que han ocurrido con la Igle
sia Católica y los ciudadanos,con
enfrentamientos e imposiciones.Pe
ro claro nosotros aún tenemos nues
tros recuerdos,en la que la Iglesia
fue imporante,para unos buenos,para
otros malos y para otros perjudicia
les.Se trata de ir eliminandolos de
nuestro pasado,para ir ligeros de
mente.El presente es el que importa
y en estos momentos,la Iglesia se
rá importante,para quien comulga
con sus ideas,para otros es total
mente indiferente.En mi caso,tengo
nietos bautizados y otros no lo
están,dependiendo de sus padres,que
yo en eso no me meto en absoluto y
además ni es tema de conversación,
en las reuniones familiares.
Lo que si me molesta mucho,por la
falta de respeto que significa,es
la mofa de los rituales y simbolos,
que para lgunos representan senti
mientos muy intimos.Eso no quiere
decir qe se haga critica de los
actos y hechos que acontece en esa
institución,pero como en todo bus
cando la verdad,que esa si que es cosa de todos.
Adjunto un link que, en su día, se publicó en The Independente, que no es lo que se dice "un panfleto".
ResponderEliminarhttp://www.independent.co.uk/news/world/asia/former-nun-tells-of-sex-and-suffering-inside-indian-convent-1627077.html
Que cada uno saque su spropias consecuencias.
"COMPADRES", que palabra tan bonita y que hoy día a perdido todo su significado, ya no me refiero al meramente eclesiástico, que para mi es solamente un tramite, sino al "COMPADRE" de toda la vida, ese con quien te juntabas y que era tu confidente, ese "COMPADRE" que siempre estaba, recuerdo al "COMPADRE" de mi Padre,(el chinato) ese que nunca bautizo a ninguno de sus hijos, pero el era su "COMPADRE".
ResponderEliminarLa vida
Ben muy poco que objetar a lo que dices, lo que es equivalente a estar de acuerdo.
ResponderEliminarSaludos.
Marti
ResponderEliminarEscalofriante el testimonio de la monja.
Saludos
Emilio
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo es así.
Gracias.
Amigo Paco
ResponderEliminarHas sacado un tema muy bonito, pero como siempre la conversación ha cogido el camino de la Iglesia.
De vredad Paco, da la impresión de que los Ateos, son los más empeñados en hablar de este tema.
En la Eda Media, si alguien se le hubiera ocurrido hablar del poder del Atomo, y la informática, lo hubiera tomado poco menos POR LOCO hoy. en día creer que un mundo tan complejo tiene que tener un SUMO HACEDOR, es mucho más razonable.
Otra cosa es o asegurar que sea Pepe, Juan o Jesucristo, quien esté a la cabeza de esa religion.
El sentido religioso es una opción libre de cada ciudadano. Tanto él como creyente, Como el que no crea merecen el respeto de todo el mundo.
Lo que no podemos es negar que nos gusta el cine, y querer darle lecciones de cine al director.
Si no tenemos o no experimentamos el sentido de la Fe, será una cualidad nuestra. No por ello lo demás tienen que justificarse por tener este sentimiento.
No se puede ser ateo, y en todas las conversaciones hablar de una forma u otra de Dios.
Amigo Vértice:
Hablando de compadres, la figura del V Califa, el Córdobés, creo que es la persona que tien más compadres.
Dos que lo comentan con mucha frecuencia, son Tico Medina y Julio Iglesias.
Estando yo de monaguillo con en San Lorenzo, D. Antonio Campos, me pidió que fuera padrino de un niño que su madre era soltera.
Se celebró el bautizo y yo no perdí el contacto con aquel muchacho e incluso le ayudé en lo que pude.
Hoy se que está de Oncologo en Sevilla Hospital Macarena, es un gran hombre y me siento orgulloso de ser su padrino.
Saludos
Es posible, pero creo que los creyentes, por aquello de la fe no se plantean discutir nada es la aceptación plena de lo que le dan. Y hablar sobre el tema es lógico, son muchos años de estar impregnados de él y no se puede hablar de una ciudad sin tener en cuenta sus construcciones, la mayoría iglesias, y además la Iglesia habla de lo que no debe –según mi opinión-, ¿por qué no se puede hablar de ella? De todas maneras siempre llevas parte de razón en lo que dices.
ResponderEliminarLo de estimar que existe, o que es más natural, lo que llamas con mayúsculas para destacarlo Supremo Hacedor, es mucho más discutible que hablar de mecánica cuántica, pese a lo complicado que es. Pero no es ese el fondo de la cuestión.
En cuanto a las cabezas de las distintas religiones también llevas la razón, entra dentro de la opción y dejas entrever la dificultad para ello.
Respecto al sentido religioso, llevas razón, es una opción libre para cada persona y respetable cien por cien. Lo mismo que la libertad de opinar sobre lo establecido.
En cuanto a convertirnos en directores de cine, todos llevamos dentro un arquitecto, un encargado de obras y si nos trasladamos al deporte un entrenador, que sabe cuál es la mejor alineación.
En cuanto a la fe, a lo mejor es una comodidad tener esa virtud porque no se pregunta uno nada. Yo me admiraba cuando murió mi tía Encarna de la tranquilidad que tenía mi prima Jesusita, y se la daba su fe o su creencia, siempre lo he valorado, los no creyentes están más solos consigo mismo.
Y respecto a lo que dices de que no se puede ser ateo y hablar siempre de Dios, creo que esa libertad que tú dices que tenemos es la que te da el derecho a hablar de todo, procurando no faltar al respeto a nadie, y si sin darte cuenta ocurre, tener la delicadeza de pedir las disculpas oportunas y tomar nota, para lo sucesivo, pues en estos terrenos tan resbaladizos de las interioridades personales es complejo conocer cuando metes la pata. La mismo razón –creo que ya lo he dicho- que tiene la iglesia para inmiscuirse –a lo mejor con una buena razón, o sin ella- en terrenos privativos de otras personas.
Lo mejor es poder hablar sin ofenderse, pues eso es enriquecedor. Y esa es la sensación que tengo de estas cuestiones filosóficas de las que siempre aprendo.
Y es muy bonita la anécdota del niño que apadrinaste.
Amigo Paco
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en todo lo que me dices, y espero que me comprendas.
Si tengo que decirte, que para mi la Fe, nos es una comodidad. Yo la considero como un Don de Dios, pero que permanentemente nos SUPERA DE FORMA PERMANENTE HACIA LA VERDAD.
Yo, personalmente no me creo cualquier cosa, y al respeto tengo que decirte que amo "EL RIGOR".
Seamos "Compadres" en esta idea simpática de discutir desde la Libertad de cualquier cosa.
Saludos.
, es un no es una
Pues seamos Compadres Manuel. Que buena salida. Y me ha gustado mucho lo del rigor.
ResponderEliminarUn abrazo.
PD: Hace un momento me acaban de avisar que la última persona de la generación de mis padres, una tía mía, María, ha fallecido, con noventa años. que quiero decir con esto, pues que el siguiente escalón somos los primos hermanos. Se ha cerrado una etapa familiar.