sábado, 30 de octubre de 2010

LA BANCA DE PEDRO LÓPEZ

Casa donde estuvo ubicada la Banca de Pedro López, en la calle Carreteras,14, actual calle Pedro López.
Pedro López Morales, natural de Aguilar del Río Alhama, Logroño, nació en el año 14 del siglo XIX, hijo de Patricio López y Apolonia Morales.  Vino a establecerse en Córdoba y allá por el año 1838, cuando tenía 24 años, se casó con la cordobesa María Luisa Amigo, huérfana de padre y que disponía de un considerable capital, si lo comparamos con el aportado por Pedro López. En el documento de Declaración y Dote que se firmó ante el escribano D. Mariano de la Vega, nos dice que lo aportado por Doña María Luisa, era de 92.226 reales de vellón, mientras que lo aportado por Pedro eran 16.900.

Lugar de ubicación de la Banca bajando desde la calle Espartería.
Recién establecido en Córdoba puso un comercio de paños, y empezó a trabajar también en el asunto de los préstamos, de forma esporádica y a pequeña escala, en 1854, y que dejó a uno de sus hijos Manuel para que con un par de dependientes del negocio Leandro Fraile y Antonio García lo explotaran, en la calle Esparteros, 12. Durante un tiempo fue la única entidad financiera cordobesa. En el año 1866 existía en nuestra ciudad una entidad financiera accionarial, el “Crédito Agrícola de Córdoba”, de la que fue directivo nuestro logroñés, que se creó en 1864 y desapareció en 1867, tenía un capital de 900.000 reales, . La banca de Pedro López tenía una cuantía de 33.860.000 reales. La crisis de 1866 no le afectó y su capital pasó en dos años a 5.040.000 reales y continuaba su expansión.  En 1885 se fundó una sociedad regular colectiva junto a sus hijos Francisco, Rafael y Pedro, que fue la “Banca Pedro López e Hijos”, en Carreteras, 14. Tuvo en su momento corresponsalías en el Banco de Málaga, Jerez,  Oviedo, Castilla, Crédito Valenciano y trabajó también con el Crédito Lyonés y el Banco de Londres. También abrió sucursal en Granada. En 1873 era ya un importante representante del Banco Hipotecario Español y Comisionado del Banco de España en Córdoba, llegando a ser en esta última entidad el administrador de la sucursal cordobesa. 


Según la notaría de Sánchez Guerra, folio 5172 doc. 1325, era el propietario del solar donde acarició la idea de la construcción de un gran coliseo para esta ciudad, y que le compró a D. Juan de la Cruz Fuentes de la Plaza, en 1871. No todos los cordobeses conocen la figura de este empresario, que fue el que, en principio, junto al Marqués de Gelo y otros, inicio la edificación del Gran Teatro, y acabó concluyéndola solo. Está cuestión ya pasó en el siglo I con la construcción del teatro romano en el desnivel de Jerónimo Páez, por la rica familia romana Marii. La historia como siempre se repite.

El costo de la obra fue de 1.386.674,89 reales, y la obra se inaugura en 1873. Después en 1892, cuando se reparte su herencia, se valoró el teatro incluidas el contenido en 262.400 pesetas. Por poner un ejemplo los beneficios obtenidos en el periodo de explotación que va desde el1873 a 1899 obtiene un beneficio de 60.449 pesetas. Lo que supone una rentabilidad del capital invertido del 17,6 por ciento, importante beneficio si se compara con el obtenido por la entidad bancaria que presidia.  

Gran Teatro de Córdoba
De los documentos contables se puede deducir que, los 16.900 reales de vellón que tenía en 1838 cuando desembarcó en Córdoba, cincuenta y dos años después, cuando murió,1890, el patrimonio eran de 2.369.923 pesetas. Este patrimonio se dividía en un metálico de 1.440.829,32, el 60,80 %, 88.666.66 en Finas rústicas el 3,74%, 819.516,53 Fincas urbanas, el 34,20 % y el resto en mobiliario y acciones. 


En la vida social cordobesa comenzó a jugar el papel que le permitía su fortuna e influencia. Fue directivo en varias ocasiones del Círculo de la Amistad. En el año 1871 se presentó  a diputado provincial por el partido monárquico y perdió por cinco votos frente a Amadeo Rodríguez.  Bajo la presidencia del Conde Torres Cabrera fue depositario de la Junta de Gobierno  de la Liga Española de Contribuyentes y de la Junta de Sanidad.

Casas de San Andrés que fueron propiedad de la familia.
El matrimonio tuvo ocho hijos. Victoria, José, Manuel, Francisco, Rafael, Ana, Pedro, y creo que Apolonia, aunque esta última no la he encontrado en ningún sitio, precisamente he buscado en su domicilio final que es  el panteón familiar en el Cementerio de la Salud. Dos de ellos, Victoria y José, fallecieron de niños,  y el resto formó parte de una u otra manera de los negocios de la familia. En Córdoba hay una calle que se llamaba Carreteras y hoy se llama Pedro López pues en el 14 de esa calle -como he mencionado antes-,  estaba establecida la mencionada Banca. En ella también estuvo mucho tiempo después Tabacalera. Añadir que se comentó, cuestión que no he podido constatar, que la Banca fue objeto de un robo por el sistema del butrón, realizado desde las casas de la corredera, que fue muy sonada en esta ciudad.

Escudo heráldico de la casa del Realejo.
Rafael, uno de sus hijos, que se casó con María de los Ángeles de Alvear Noriega, emparentaron con los Condes de Cañete de las Torres, por casamiento de su hija, María de los Ángeles López de Alvear, con Antonio Velasco López-Zapata, 4º Conde de Cañete de las Torres, aquello fue una boda sonada, con posterior desenlace de desamor, dejando tras de sí la leyenda que el pueblo llamó “la del amor que huye”, pero eso requerirá otra historia adicional. Angelita falleció en 1969. No sabemos si buscaban emparentarse con la nobleza, o la nobleza emparentarse con la fortuna.

Panteón familiar en el cementerio de la Salud.
Se cae siempre en el tópico del filantropismo de los empresarios, de elevarlos a los altares, de ello hay sobrados ejemplos. En una palabra, siempre han contribuido en las diferentes sociedades al bienestar de las mismas, es verdad,  pero eso sí siempre persiguiendo su interés. Hay que considerar que el empresario siempre va a ganar dinero, y normalmente este se gana con la plusvalía que generan los trabajadores. No meto en el paquete a autónomos que, como Juan Palomo… ya se sabe.

Fotografías del autor, Google y laguia.com
Bibliografía de la red y de un extraordinario trabajo de 
Mª José Álvarez sobre el empresario.

jueves, 28 de octubre de 2010

LOS LUTOS

Una  viuda enlutada algo alegre.

En fechas próximas se celebra, el Día de los Difuntos. El segundo día del mes de noviembre, del que dice el refrán: “Noviembre dichoso mes que empieza con los Santos, media con San Martín y acaba con San Andrés”, y me viene a la memoria, referido a los difuntos, además del olor a castañas, símbolo otoñal, mariposas en las casas, gachas, y algo que estaba muy arraigado en la católica y apostólica sociedad que nos tocó vivir a algunos, los lutos.

Mi madre, mi padre, mi primo Antoñico y 
el que suscribe, en la Gran Vía granadina. 1950.

Siempre que me refiero al luto, recuerdo a mi madre casi siempre de un negro riguroso, y eso que era una mujer muy actual -trabajaba fuera de su casa en los años treinta-, primero por su padre, mi abuelo, con un velo por la cabeza que casi le cubría la cara, y luego diez años después por mí abuela. Luego venía una relajación que se llamaba “medio luto”, o “alivio de luto” -claro si era alivio es porque era un tormento llevarlo- y los vestidos empezaban a mancharse de lunarcitos blancos. 

Melania "aliviándose" el luto, en lo que el Viento se Llevó.

Con el alivio, a su vez, la rigidez de la casa se suavizaba abriendo las puertas y ventanas, que en los días de duelo habían permanecido cerradas y la puerta a media hoja. El que tenía radio ni siquiera la ponía porque estaba mal visto y era criticable. Y se daba hasta la exageración de quitar de la vista las flores. Hasta había una joya, un tipo de pendientes que se llamaban lutos y consistían en una sola piedra negra tallada, normalmente en cabujón, que podría ser un ónice. No se llegaba al entierro en vida de la viuda o la cremación junto al esposo como cuentan ocurría en algunas civilizaciones, si se puede llamar civilización a esos métodos, pero lo cierto es que la rigidez era bastante considerable. No se salía ni a la calle, sólo lo justo. Ni se veía nada de dentro de las casas porque nadie se asomaba a las ventanas.  Hasta el gracioso de siempre, decía que tomaba el café solo porque estaba de luto.

Anuncio de lutos.

Esa rigidez, como casi en todo, afectaba mayormente a la mujer. Al hombre o le teñían la ropa de negro, o le cosían un enorme brazalete en la chaqueta o abrigo, para que se supiera que estaba de luto. Las críticas del levantamiento del luto antes de lo prefijado por las normas, eran feroces, sobre todo en las mujeres. Familias enteras cuando salían a la calle parecían almas en pena con el negro riguroso, sobre todo en los chiquillos. Estas costumbres fueron disminuyendo y los hombres empezaron a llevar sólo un botón negro en la solapa, o una pequeña tira negra. Algunos chiquillos no salían ni a jugar a la calle por el dichoso luto. Y hasta en las tabernas existía lo que se llamaba la piquera, para beber el vino el que estaba de luto y así no tener que entrar en el establecimiento. Luego estaban las leyendas urbanas, referidas al recluta de pueblo que volvía de casa con la ropa de soldado teñida de negro, por el luto de su madre o padre, o algún familiar cercano.

Mujeres de luto

Lorca retrata el tema muy bien en la Casa de Bernarda Alba. Y las normas de urbanidad prefijaban  las siguientes para los lutos:

“El luto de la viuda es de uno o dos años el del viudo suele la mitad de ese tiempo.

Una viuda no debe contraer nuevo matrimonio antes de los diez meses; el viudo puede hacerlo pasado el medio año.

El luto de un padre, de una madre, de un hijo mayor, se lleva un año; el de los abuelos y hermanos, seis meses; por los tíos y primos se reduce el luto en tiempo y rigor a lo que aconsejan las conveniencias sociales.

La esposa que se casa con un hombre que está de luto, debe tomar el luto del marido.

Aparte de estas reglas generales, hay lutos que se prolongan mucho más tiempo, ya por respeto al difunto, ya porque persiste el sentimiento que experimentamos con la pérdida del ser querido.

El luto riguroso exige telas de lana y crespón y hechura lo más sencilla posible para las señoras; corbata negra y gasa en el sombrero para los hombres. En el luto no cabe usar más joyas que de azabache.

El alivio de luto empieza generalmente al quinto mes para los viudos, al séptimo para los padres, la cuarta para los abuelos y hermanos y a la séptima semana para los tíos.

También suelen guardarse luto los amigos íntimos.”

Como se puede comprobar siempre se cargaban las tintas en la mujer, gracias al machismo exacerbado de la sociedad que, en el fondo, ha variado poco. Hoy en día, sin embargo, aún se ven algunas corbatas oscuras en los duelos, pero cada vez menos. Claro existía la justificación, también absurda para quedar bien, que decían el luto se lleva en el corazón. Pues vale. Una costumbre más que está entrando en el terreno de los recuerdos más añejos, de nuestra sociedad. 

Unas afganas de luto.

No obstante, es conveniente dar unas pinceladas sobre las costumbres en otros lugares. Parece ser que el color negro de nuestra sociedad puede venir de una costumbre semita de ennegrecerse la cara para hacerla irreconocible a la muerte. Sin embargo en determinados ritos funerarios de oriente, puede ser el blanco, el que simbolizaría la palidez de la muerte o en todo caso, la idea budista de “venir vacío, irse de vacío”, imitando a la naturaleza. Otros budistas chinos, usan el amarillo como color para el duelo.

María Estuardo de luto

En el Egipto antiguo y en la Roma imperial el color símbolo del duelo era el rojo, que asemejaba a la sangre, aunque parece que algunas mujeres romanas y griegas usaban también el blanco. Luego a partir del siglo II los romanos utilizaron el negro. En Egipto actualmente el color que simboliza la muerte es el naranja o amarillo. La realeza en época medieval usaba el color blanco. En Irán se emplea el azul, igual que antiguamente en Gran Bretaña. En Siria por el contrario es el azul pálido. En Tailandia el violeta y en Sudáfrica el rojo. Y el lila y el gris se empleaban en occidente como lo que citamos de “alivio de luto”.  Como se puede ver la variedad cromática es inmensa y variada como en todo, lo que significa que lo de llevar el duelo en el interior es lo que vale, el resto es envoltura, más o menos rígida pero envoltura.

No es muy alegre que digamos esta entrada –el que lo desee que toque madera-, pero es que lo requieren las fechas próximas.


Fotografías: Del autor y de las Web
pbase.co, cementeriorecoleta.com.ar, y fondoplanet.com

miércoles, 27 de octubre de 2010

DESCRIPCIÓN DEL TÉRMINO DE LA CIUDAD DE CÓRDOBA, (1752)


Hace unos días buscando por los archivos, encontré en el de Simancas un plano de la ciudad de Córdoba muy interesante, expresaba la descripción del término de la misma y la dividía en diecisiete jurisdicciones o villas despobladas, con expresión de sus dueños, basada en las Respuestas Generales del Catálogo de Ensenada, que merece la pena conocer. El domingo día 24 un buen amigo me regaló el libro que describe las citadas Respuestas que nos presentan un conocimiento muy cercano a lo que fue la Córdoba del 1752, y como tales las transcribo sin cambiar ninguna expresión, ni rectificar la ortografía. Evidentemente se trata sólo de las jurisdicciones, propietarios, así como determinados privilegios de los mismos. Para ampliar otros datos remito a la bibliografía citada al final.

"Que la jurisdicción de La Alameda (1) es propia de la Mitra Episcopal de esta Ciudad, la que goza, en virtud de reales privilegios, la jurisdicción real, civil, criminal, Penas de Cámara, alcavalas, derechos de pesca y caza y nombramiento de Justicias, cuyos derechos y regalías no le producen utilidad alguna, que ignoran de si su enagenación fue por servicio pecunario o por otro motivo, sobre que se remiten a lo que resulte.

Que la jurisdicción de Las Cuebas (2) es propia del conde de la Fuente del Saúco, vezino de esta Ciudad, quien goza, en virtud de reales títulos, la jurisdicción civil y criminal, alta y vaja, mero mixto imperio, señorío y vasallage, rentas y derechos de Penas de Cámara, calumnias y todas las demás cosas pertenecientes a el señorío y nombramiento de todos los empleos de Justicia y oficios del Concejo, cuyos derechos y regalías no producen cosa alguna, y fueron concedidos por Su Magestad en virtud del privilegio real, librado en favor de don Juan Manuel de Lando, su fecha en veinte y dos de junio del año de mil quatrocientos quarenta y seis, refrendado de don Fernando Díaz de Toledo, en remuneración de los muchos y leales servicios hechos al actual monarcha, y asimismo le pertenecen las alcavalas del término de dicha jurisdicción despoblada, por compra que de ellas hicieron a Su Magestad los antecesores de dicho conde, las quales, por estar despoblada esta jurisdicción, se reducen solamente a las que se causan en las ventas de los frutos que produce dicho término, y regulan ascenderá cada año, por un quinquenio, a quinientos y cinquenta reales de vellón.

Que la jurisdicción despoblada de Chanciller (3) es propia de Don Juan de Mesa y Argote, vecino de esta Ciudad, quien goza por reales títulos la jurisdicción civil y criminal, mero mixto imperio, señorío y vasallage, horca y cuchillo, las Penas de Cámara y de sangre, derechos de martiniega y demás que se usen en ella, cuyos derechos y regalías no producen utilidad alguna, y fueron concedidos por Su Magestad en virtud de venta o privilegio librado por el rey don Felipe Quarto en Cariñana, a veinte y dos de octubre de mil seiscientos quarenta y cinco, en precio de diez y nueve mil novezientos treinta y tres reales y once maravedíes.

Que la de Aguilarejo (4) pertenece a don Juan Alfonso de Sousa, marqués de Guadalcázar, conde de Arenales, que goza, por reales títulos, la jurisdicción alta y vaja, mero mixto imperios que no le producen utilidad algunas cuyas regalías fueron concedidas por Su Magestad en virtud de venta o privilegio, dado por el rey don Phelipe Quarto en Ventosilla, a diez y ocho de octubre de mil seiscientos catorce años, en precio de seis mil y quatrocientos ducados por legua legal.

Que la jurisdicción de Arina (5) pertenece, por reales privilegios, a don Lope de Hoces, conde de Hornachuelos, marqués de Santa Ella y vecino de esta Ciudad quien goza la jurisdicción civil y criminal, mero mirto ymperio, señorío y vasallage, horca y cuchillo, Penas de Cámara, homicidios, derechos de sangre, mostrencos y abintestatos que se causan en la citada jurisdicción, y el nombramiento de Justicias de ella, cuyos derechos y regalías no producen cosa alguna, y fueron concedidos en virtud de privilegio de venta, expedido por la Magestad del rey don Felipe Quarto, en el año pasado de mil seiscientos quarenta y ocho, y en precio, éste y el de Mirabuenos indistintamente, de treinta y cinco mil doscientos reales de plata.

Que la jurisdicción despoblada de Mirabuenos (6), propia del convento de religiosos calzados de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, extramuros de esta Ciudad de Córdoba, quien goza, por reales privilegios, de la jurisdicción civil y criminal, alta y vaja, mero mixto imperio, señorío, vasallage, horca y cuchillo, Penas de Cámara y sangre, derechos de mostrencos, martiniega y demás que se causan en la jurisdicción, y el nombramiento de todos los oficios de Justicia y Escrivano de ella, cuyos derechos y regalías no la producen cosa alguna, y fueron concedidas en virtud de privilegio de venta expedido por la Magestad del rey don Felipe Quarto en el año pasado de mil seiscientos quarenta y ocho, y en precio, éste y el de Arina indistintamente, treinta y cinco mil y doscientos reales de plata.

Que la jurisdicción de Sancho Miranda (7) es propia del vizconde de este título, quien, en virtud de reales títulos, goza la jurisdicción civil y criminal, mero mixto imperio, señorío y vasallage, horca y cuchillo, Penas de Cámara y sangre, derechos de martiniega y demás que se causen, los quales y regalías no producen utilidad alguna, y fueron concedidos por Su Magestad en virtud de venta o privilegio librado por el rey don Felipe Quarto en Lérida, a diez y nueve de agosto de mil seiscientos quarenta y quatro, en precio de mil novecientos y seis ducados, dos reales y treinta y dos maravedíes.

Que la jurisdicción de Teura (8) pertenece a don Joachín Fernández de Córdova y Aguilar, vecino de esta Ciudad, en virtud de reales privilegios, y por ellos goza la jurisdicción civil y criminal, mero mixto imperio, vasallage, horca y cuchillo, Penas de Cámara, de sangre, legales y arbitrarias, mostrencos y martiniega y demás que se causen, y el nombramiento de Justicia, cuyos derechos y regalías no producen cosa alguna, y fueron concedidas, en virtud de privilegio y venta, librados, por la Magestad del Rey don Felipe Tercero, su fecha en primero de diziembre de mil seiscientos y trece, en precio de tres mil y doscientos ducados.

Que la de Torre Albaén (9) es propia, como la antecedente, de don Fernando Fernández de Córdoba y Heredia, quien, en virtud de reales títulos, posee la jurisdicción civil y criminal, mero mixto imperio, señorío y vasallaje, horca y cuchillo, derechos de Penas de Cámara y sangre, martinlega y demas que se causan, y el nombramiento de todos los empleados de Justicia de esta jurisdicción cuyos derechos y regalías no producen utilidad alguna, y se concedieron por Su Magestad en virtud del mismo privilegio que el antecedente, y ambas indistintamente en el precio de los tres mil doscientos ducados que quedan expresados.

Que la de Prado Castellano (10) es propia de don Fernando Fernández de Córdoba, vecino de esta Ciudad, quien en virtud de reales títulos, goza la jurisdicción civil y criminal, mero mixto imperio, señorío y vasallage, horca y cuchillo, las Penas de Cámara de sangre, martiniega y demás que se causen, y el nombramiento de todos los empleos de justicia de la nominada jurisdicción cuyos derechos y regalías no producen utilidad alguna y se concedieron por Su Magestad en virtud de ventas o privilegios hechos por el rey don Phelipe Quarto, en quatro de novienbre del año de mil seiscientos noventa y tres, en precio de tres mil y doscientos ducados de vellón.

Que la jurisdicción despoblada de La Reyna (11) pertenece a don Gabriel de Baldivia y Corral, como padre de don Joachín de Valdivia, vezino de esta Ciudad, quienes gozan, por reales títulos, la jurisdicción civil y criminal, mero mixto imperio, señorío y vasallage y nombramiento de jueces, que no le producen utilidad alguna, y además las alcavalas que se causan en aquel término, que se reducen a la venta de los frutos que en él se cogen, lo que regulan producirá cada año, por un quinquenio, cien reales, y que por el situado de estas alcavalas, al quitar, se pagan a la Real Hacienda cada año mil ciento setenta y seis reales y diez y ocho maravedíes, cuyos derechos y regalías fueron concedidas por Su Magestad en virtud de venta o privilegio, librado por el rey don Phelipe Tercero en Ventosilla, su fecha veinte y ocho de octubre de mil seiscientos y trece, en precio de tres mil ducados de vellón.

Que la jurisdicción de Villarruvia (12) pertenece al conde de Bobadilla, vecino de la Ciudad de Antequera, quien goza, en virtud de reales títulos, la jurisdicción civil y criminal, mero mixto imperio, señorío, vasalla ge, horca y cuchillo, Penas de Cámara, sangre, martiniega y demás que se causasen y el nombramiento de todos los empleos de Justicia, cuyos derechos y regalías no producen cosa alguna, y fueron concedidos por Real Cédula, expedida por el rey don Felipe Quarto en Madrid, a once de diciembre de mil seiscientos y catorce años en precio de dos mil ducados de vellón.

Que la jurisdicción de Las Quemadas (13) pertenece, asimismo real título, .al referido conde de las Granas, quien goza los mismos derechos y regalías que en la antecedente, sin utilidad alguna, fueron concedidas en virtud del mismo privilegio que el antecedente y ambos, indistintamente, en la cantidad que en aquélla queda expresada.

Que la jurisdicción de Doña Sol (14) pertenece por real título a D. Diego de Godoy Ponce de León, conde de Valdelagrana, vecino de Ciudad de Andújar, quien goza la jurisdicción civil y criminal, mero mixto imperio, señorío y vasallage, horca y cuchillo, Penas de Cámara y sangre, derechos de mostrencos y martiniega y demás que se causen, y el nombramiento de todos los Ministros de Justicia y Escrivanos, cuyos derechos y regalías no le producen utilidad alguna, y fueros concedidas por Su Ma gestad en virtud de privilegios o venta libre por  el rey don Felipe Quarto en Madrid, a treinta y uno de agosto de mil seiscientos quarenta y uno, en precio de dos mil quinientos nueve ducados y ciento cinquenta y nueve maravedíes.

Que la de Torres Cabrera (15) es propia de don Luis Fernández de Córdoba, conde de este título, quien, en virtud de reales títulos, posee la jurisdicción civil y criminal, alta y vaja, mero mixto imperio, señorío y vasallage, nombramiento de Jueces, Penas de Cámara y de sangre legales y arvitrarias, derechos de mostrencos y martiniega y las alcavalas de lo que se causase en el término de dicha jurisdicción, cuyos derechos y regahas no le producen utilidad alguna, a excepción de las alcavalas, que se reducen a la venta de los frutos que producen las tierras de dicha jurisdicción1 las quales regulan que en cada un  año asciende su valor, por un quinquenios a ciento y cinquenta reale y que por situado de dichas alcavalas se paga anualmente a la Hacienda doscientos noventa y quatro reales y quatro mara cuyos derechos y regalías fueron concedidas por Su Magestad en virtud de privilegio de venta dado por el Rey don Felipe Quarto e Madrid, a once de agosto del año de mil seiscientos veinte y siete, en precio de un quento quinientos treinta y quatro mil ciento cinquenta y dos maravedíes, que hacen quarenta y cinco mil ciento veinte y reales y nueve maravedíes de vellón.

La jurisdicción despoblada de La Morena (16) se hallan enagenados de la Real Corona, la jurisdicción civil y criminal, alta y vaja, mero mixto imperio, señorío y vasallage, horca y cuchillo, las Penas de Cámara y Sangre legales y arvitrarias, derechos de mostrencos y demás que se causaren en su término. El nombramiento de todos los empleos de Justicia y Escrivanos, cuyas regalías pertenecen por reales títulos al Excmo. Señor Conde de Fernán Núñez, vecino de la Villa y Corte de Madrid, como señor de esta nominada jurisdicción, por las quales no disfruta ni percive utilidades algunas y que fueron concedidas por Su Magestad en virtud de privilegio dado por el rey don Pedro en Balladolid, en seis de enero hera de mil quatrocientos y quatro años, en favor de García Alfoz, trece de esta Ciudad y Alcayde de la Villa de Iznájar, en recompensa de los servicios que se le havía hecho y hacía.

Que la jurisdicción de Añora del Cojo (17) es propia del Excmo. Señor Conde de Priego, Grande de España de primera clase, residente en esta Ciudad, quien goza, por reales privilegios, la jurisdicción de lo civil y criminal, alta y vaja, mero mixto ymperio, señorío, vasallage, horca, cuchillo, Penas de Cámara, de sangre, legales y arvitrarias, derechos de mostrencos que se causaren en el término de dicha jurisdicción, y el nombramiento de todos los empleos de Justicia y Escrivano de ella, cuyos derechos y regalías no le producen cosa alguna, y fueron concedidas por Su Magestad en virtud de real cédula expedida en Madrid a los veinte y ocho de enero de mil seiscientos y catorce, refrendada de Pedro Contreras, su secretario, y por precio, indistintamente con las de Herrera de los Palacios y Herrera de los Zahurdones, en quatro mil y ochocientos ducados.

Que la jurisdicción de Herrera de los Palacios pertenece asimismo al Excmo. Señor Conde de Priego, quien goza, por reales privilegios, los mismos derechos y regalías que han expresadas en la jurisdicción antecedente, los quales no le producen utilidad alguna, y fueron concedidos por Su Ma gestad en virtud de real cédula expedida en Madrid a veinte ocho de enero pasado del año de mil seiscientos y catorce, refrendada de Pedro Contreras, su secretario, y por precio, indistintamente con las de Herrera de los Zahurdones y Añora del Cojo, de quatro mil y ochocientos ducados de vellón.

Que la jurisdicción despoblada de Herrera de los Zahurdones es propia, como las dos antecedentes, del nominado Excmo. Señor Conde de Priego, quien goza, por reales privilegios, los mismos derechos y regalías que ban explicadas en la de Añora del Cojo, las quales fueron concedidas por Su Magestad en virtud de real cédula expedida en Madrid a veinte y ocho de enero pasado del año de mil seiscientos catorce, refrendada de Pedro de Contreras, su secretario, y por precio, indistintamente con las de Añora del Cojo y Herrera de los Palacios, de quatro mil y ochocientos ducados de vellón.”

Muchas de las llamadas jurisdicciones o despoblados, son nombre de cortijadas conocidas y lugares del término municipal. Los he ordenado según el plano y el número entre paréntesis es el que figura en el mismo. Creo sinceramente que es una curiosidad de nuestra ciudad que merece la pena  

Foto del plano del archivo de Simancas.
Bibliografía del libro “Córdoba 1752, Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada” Ed.Alcabala del Viento
Prólogo de López Ontiveros

lunes, 18 de octubre de 2010

HAS QUEDADO MÁS MAL QUE LA PALMA


Una palmera cualquiera

La casa de los Duque de Hornachuelos tenía una enorme palmera que, dada la ubicación de la misma, en la antigua calle del Arco Real, actual María Cristina, provocaba, al igual que los faroles del San Rafael que tenía en una de sus terrazas, llamados “los ojos del conde”, y que servían de guía a los cazadores y personas que andaban por la sierra, que esta palmera se viera  desde el oriente de la ciudad sin ningún problema. Ya se refirió a ella y su ubicación en una entrada un Blog cordobés amigo, Puerta de Osario.

La casa de los Duques de Hornachuelos, ocupaba parte de lo que hoy es el templo de Claudio Marcelo, el ayuntamiento y propiamente parte de la calle Claudio Marcelo o Nueva como la llamamos aún muchos cordobeses. Se sustentaba en la antigua muralla de la ciudad, que separaba la Medina de la Axerquía y tiene una considerable cota sobre la calle Capitulares. El trozo de muralla que ocupaba la calle desapareció con la nueva calle.


Detalle de la ubicación de la palmera en el plano de 1811

Con motivo de esa apertura, la citada palmera del jardín de la casa, estorbaba y se perdería con la nueva calle, por ello, se decidió trasladarla a los Jardines de la Agricultura y replantarla allí, a pesar de conocer lo delicadas que son. Todo ello se llevó a cabo con un enorme despliegue de medios, teniendo en cuenta la escasez tecnológica del momento, que fue suplida con fuerza e ingenio.

Una vez realizado el traslado, tuvo la desgracia la centenaria palma que, como consecuencia de un resanado de hojas viejas que se le pretendió hacer, al subirse el jardinero se partió por la copa y se perdió definitivamente.

Aquello provocó que el salero popular, aparte de suponer tema de conversación y debate en la ciudad, como cualquier acontecimiento en una ciudad provinciana como ésta, quedara también por mucho tiempo la frase: “Has quedado más mal que la palma”, así como que las murgas y los poetas callejeros, trovadores del siglo XX, le sacaran muchas coplillas, de entre la que sacamos la siguiente:

Tantos días de trabajo,
tantos bueyes y carretas 
para trasladar la palma
al abrir la calle Nueva, 
y apenas fue colocada
dónde nunca estar pensó,
al verse junto a la ría
de vergüenza se tronchó.

Cuentan también, a propósito de la apertura de la calle Nueva, que era tal el estado de las obras, de ruinas y escombros que había en la zona, que con motivo de una visita que realizó a la ciudad Alfonso XIII, y para que no viera el panorama, se intentó tapar con unos telones y tablas las obras, cuyo conjunto estético era mucho peor que lo que se pretendía ocultar. No eran desde luego las obras de arte que hoy en día vemos ocultando los edificios o monumentos en obras para disimularlos, y ejemplos próximos tenemos el conjunto del Puente Romano, Calahorra y Puerta del Puente.

Bibliografía: R.Montis
Fotografía de la red.

sábado, 16 de octubre de 2010

UN POCO DE URBANIDAD, SIN CAER EN EL EXCESO.


La calle Santa María de Gracia, de Córdoba, es una calle estrecha, sin aceras en uno de sus lados concretamente la derecha de subida al centro de la ciudad desde San Lorenzo, que es un simple bordillo, y que te expone regularmente por el intenso tráfico que soporta, especialmente de autobuses, a un accidente, sobre todos los que, por efectos de la vitamina A en la infancia, o de la genética de nuestros progenitores, rozamos el uno ochenta –cada año más mermado-, a recibir un golpe en occipital con el espejo retrovisor de los autobuses.

La otra acera tiene anchura hasta que llega al tacón cercano al Realejo. Pero no es un problema sólo de Santa María de Gracia, también San Pablo y María Auxiliadora, calles que empleamos los que trabajamos en el centro de la ciudad, y vivimos cerca de… Carabanchel -Barriada de Levante-. Si a la estrechura del acerado de la calle, sumamos la falta de civismo, o desconocimiento de las más elementales normas de la urbanidad, del personal usuario de la vía, ya está completado el rompecabezas.

Normalmente cuando una persona mayor, sube por la dirección contraria, es decir por su izquierda en lugar de hacerlo por la contraria como debiera, es en mí habitual bajarme del bordillo, o protegerla con la mano haciéndole gesto de que no se baje ella porque es una muerte segura, pero cuando son gente joven y que además se pegan como lapas a la pared, querencia muy natural en el toro de lidia, pero no en lo humanos, les obligo a que se den cuenta –es difícil porque no se lo ha enseñado nadie- que la circulación de los humanos si no siguiera unas normas mínimas, sería como el entrechocar de antenas de las hormigas, en sus largas filas “cuando van de boda”.

Una calle de Nueva York

Del libro Reglas de la Urbanidad y Buenas Maneras, de D. Ezquiel Solana, tomo los siguientes preceptos, hay que tener en cuenta que está redactado en un tiempo pasado en un lenguaje posiblemente superado pero que debemos quedarnos con lo elemental obviando el resto, que a lo mejor se exageran -aunque “nunca es mal año por mucho trigo”-, los modales:

“He aquí algunas reglas que deben observarse al andar por la calle o paseo:

1.-Debe marcharse a un paso regular, sin correr y sin volverse a mirar a las personas con quienes se encuentra en el camino.

2.-Debe saludarse a las personas conocidas. Si se les habla, no debe detenérselas mucho tiempo ni se las debe detener a menos de ser llamado, cuando van acompañadas.

3.-Evítese el tropezar con los paseantes y si se hace, excúsese pronto y cumplidamente. Al marchar debe siempre tornarse a la derecha.

4.-Debe cederse la derecha y la parte preferida, que suele ser el lado de las casas, a las señoras, a los ancianos, y en ocasiones a los niños y a las personas cargadas con un gran peso.

LAS ACERAS

Para el uso de la acera o puesto de honor, al marchar por la calle, el respeto y la costumbre han autorizado algunas reglas, especialmente en las grandes ciudades.

En general el inferior (joven) debe ceder la acera al superior (mayor) y el caballero a la señora, y cuando se  encuentran dos personas de circunstancias análogas conserva la acera el que lleva la derecha. 
En contraposición, guardan la izquierda los que marchan a caballo o en carruaje.(¿?)

Una persona sola cede la acera a dos o tres personas que marchan juntas, a menos que le sean todas inferiores, pues en tal caso, son ellas las que la ceden y saludan, mostrando su agradecimiento el favorecido con una ligera inclinación de cabeza.

Si tres caballeros marchan juntos, lo hacen los tres en fondo, tomando el centro el más caracterizado, y el lado de la acera el que le sigue en respetabilidad. Otras veces se da el lado de la acera al de más respeto, y se sitúan los otros dos en el orden que requieren las circunstancias.

Nunca deben marchar en ala más de tres personas por la calle, sino que deben dividirse en varios grupos de a dos o de a tres.

Cuando un grupo ha de ceder el paso a una persona de respeto, en vez de cederle la derecha, es más fino abrirse el grupo para darle paso.

Si las que marchan por la calle son señoras, se observaran las siguientes reglas:

1.-Una señora y una señorita marchan en la misma línea.

2.-Si van dos señoras y una señorita, las señoras marchan juntas y la señorita por delante.

3.-Si son tres señoras, marchan en una línea, llevando en medio a la de más respeto.

4.-Si es una señora y dos señoritas, la señora marcha sola, y las señoritas por delante, y

5.-Si son tres señoritas, o marchan todas juntas, o la de más edad va sola, y las otras dos por delante, o van juntas las dos de más edad y por delante la otra.

Las personas bien educadas procuran ceder siempre la derecha; pero no deben hacerlo a sus inferiores, ni un anciano a un joven, ni una señora a un caballero.

Cuando un caballero acompaña a una señora, ésta lleva el lado de la acera; si acompaña a dos, se coloca en el centro tomando la acera la más caracterizada; si conduce a una señora y dos señoritas, da el brazo a la señora, y las señoritas marchan delante, y si conduce a una señora y tres señoritas, van dos de estas delante y él viene detrás, en medio de las otras dos.

Cuando acompañamos a personas de respeto o señoras y encontramos un mal piso, para ellas debe ser el lugar más cómodo y decente.”

Bueno, extrayendo lo que nos interese y dejando a un lado, no del todo, el excesivo romanticismo ya superado, pero manifestando a su vez que a nadie le amarga un dulce, lo cierto es que lo más elemental y lógico de la convivencia diaria y ciudadana, se está olvidando. Hay que añadir que el texto es de un libro de principios del siglo XX, o quizás anterior ya que tengo dudas con la fecha, cuyo precio es de una peseta, y editó El Magisterio Español.


Padres jóvenes, y no tan jóvenes, que llevan a sus niños por la dirección contraria, que los educan en el individualismo y falta de respeto a los mayores, respeto no sumisión, que incluso se saltan las peligrosas señales de circulación, semáforos con la señalización peatonal en rojo, sin al menos decirles que está el semáforo estropeado y que aún por eso hay que hacerlo con la mayor precaución, para las posible imitaciones. Y sobre todo a lo mejor se debía en los colegios, dar un repaso a las más elementales normas de urbanidad, de las que seguramente tomaron nota para las suyas las de tráfico, fundamentales igualmente.

Ayudando a cruzar la acera

Todo se condensaría en circular cada uno por la acera correspondiente, observando situaciones especiales de personas con dificultades de movilidad o ancianas y cederle el paso. Cuando cedes el acerado a una persona mayor, que sabe no tiene el derecho a usarlo, y te da las gracias, yo particularmente siento un respeto especial por esa persona, que une a su conocimiento de la situación, una educación exquisita. Sin embargo el otro día por distracción una señora que circulaba por la izquierda me dijo en tono irónico cuando no le cedí la acera a la que tenía derecho, recalcando las silabas de caballero: 

-¡Muchas gracias ca-ba-lle-ro! 

Fue la excepción que confirma la regla. Era joven pero ejerció un “machismo” especial seguro que como el que a lo mejor critica, pero repito fue una distracción mía. Como norma general, personas de edad similar a la mía, y naturalmente mayores, y algunas más jóvenes, te agradecen el gesto, o con un escueta gracias, o una mirada agradable seguida de un leve balanceo de cabeza. Inclusive algún caballero cubierto, se ha llevado la mano al ala del sobrero o gorrilla, haciendo además de quitárselo, sin distinción de clase. Pero la norma más abundante, lamentablemente, es el desconocimiento absoluto de las más elementales normas de urbanidad.

Luego yo no me doy cuenta, pero aunque no me sienta, soy ya una persona mayor, cuando mi padre tenía mi edad yo lo veía, y a otras personas similares, como ancianos. 

Fotos de seby.es oplatos.com y del autor.
Bibliografía: Reglas de la Urbanidad y Buenas Maneras, de D. Ezquiel Solana

jueves, 14 de octubre de 2010

LOS GUILLERMOS, ILUSIONES INFANTILES DE SIEMPRE.

Los Guillermos

Siempre han tenido para mí una atracción especial Los Guillermos, era similar a la que sentía también por Martínez Rücker en la calle Nueva, o Los Tres Reyes de Conde de Cárdenas, se me olvidaba Los Guillermos de la calle Gondomar, aunque no hay otra. Mi padre me llevaba a ver los escaparates, que eran un escenario ilusionante para un niño. Una vez me compró allí un tren de cuerda. La visión ha cambiado poco, están para una memoria ya en declive, casi igual. Me parece recordar que la persiana era distinta, menos tupida, pero eso puede formar parte de carencias neuronales. E incluso se podía entrar a disfrutar de los escaparates interiores.

Trenes.

En aquel entonces tenía la obsesión de tener un motor Webra, creo que eran austriacos, para construir un avión de vuelo circular, porque era impensable tenerlo de vuelo libre, yo los fabricaba con motores de gomas, o simples veleros que normalmente se destruían a la primera de cambio. Evidentemente el motor tenía un precio que ni yo, que ya trabajaba, podía disponer. Como muchas cosas se quedó en la ilusión, pero eso no quitaba que fuera a Los Guillermos y preguntará el precio un día, y otro día. Me pasó una cosa parecida como cuando me ilusioné con la Yashica Minister D, que tampoco la compré, me contenté al final con una Werlisa, pero eran tantas las veces que veía los folletos, y leía las características, que parecía que la tenía. 

Motor de aviación.

En esa materia, a la igual que la radioafición, me introdujo mi tío Pepe. Mi tío Pepe era radiotécnico, había hecho el curso de Radio Maymó, tenía su comprobador de lámparas, y reparaba aparatos a válvulas. Luego en sus ratos libres habíamos construido un manipulador sonoro de Morse y los primeros pasos en telegrafía los di con él. Recibía unas revistas americanas, en castellano, de modelismo naval y aéreo, y otras que me parece se llamaba Hágaselo Usted Mismo, u Hobby. Lo cierto es que la afición a la aeronáutica me la inculcó también.  Luego yo compraba, en los sesenta la Revista de Aeronáutica Flaps, de la que tenía la colección casi completa, a la que era también aficionado mi amigo EA7RY, es decir Juan Vázquez. Después mi padre me regaló la Enciclopedia Ilustrada de la Aviación, de doce tomos, que aún poseo. Ya habían pasado años incluso ya estaba casado, pero él no se había olvidado mi afición.

Revista Flaps

Como pretendí decir en un principio y no dije, esta mañana he estado en Los Guillermos, aún estaba cerrado pero me he detenido a ver los motores de aviación, he visto también los utensilios de trabajo para el modelismo, los trenes eléctricos, con esas maravillosas máquinas, aquellas de la ayuda USA, creo que eran la 7800, con el emblema característico. Incluso me he detenido en los soldaditos de plomo, que eran verdaderas obras de arte. Yo tuve un molde de soldaditos e incluso alguna vez derretí plomo para hacer alguno, se mezclaba el metal con antimonio, de tipos de imprenta usados, para hacerlo un poco más duro, igual que en la joyería.

Helicóptero

Los Guillermos se fundaron por los principios del siglo XX, concretamente en 1906, por el comercial soriano Guillermo Jiménez, en ese tiempo vendía loza, espejos, bastones, porcelana que la Exposición Universal de París había puesto en boga. Ocupaba hasta otros locales del colegio, era un gran establecimiento. Luego se incorporaron los sobrinos del Sr. Jiménez, Ángel y Nicolás. En la mitad del siglo XX se hace cargo del negocio Ángel Martínez e incorpora juguetería, y perfumería. Ya en la tercera porción del citado siglo, 1972, cambia el sentido del negocio dedicándolo a juguetes y hobbies. A posteriori, Gerardo Martínez, hijo de Ángel, lo dedica a una juguetería más técnica. Hoy es el establecimiento más puntero, o uno de los que más, dedicado al radiocontrol, aeromodelismo, maquetas, etc. teniendo en cuenta que Internet ha modificado todas las pautas comerciales, y la lucha comercial es intensa. 

El famoso motor Webra.

Pero esta misma mañana, he visto como un pequeño con su madre se dejaba los ojos en los soldaditos de plomo –que ignoro si serán de ese material, creo que no-, y en unos sofisticados helicópteros, y yo no he podido resistir la tentación de agacharme, sin casi luz, para fotografiar un motor de aviación que nunca pude comprarme, con una Minister D, reflex, que nunca llegué a tener. Y Los Guillermos siguen en el mismo sitio.

Otros juguetes.

Fotografías: Muy malas, del autor.

TREINTA Y SIETE ANIVERSARIO

En Barbate

Conchi era una niña con una cara de princesa –aunque mi sentir ha sido siempre republicano- de cuento de hadas, o de película de Walt Disney. Yo un niño algo mayor que ella, algo menos de un año, delgaducho, que consideraba esas facciones perfectas. Una boca delineada, que perfilaba una sonrisa única, unos ojos muy bonitos, una nariz pequeña, caracteres físicos todos que configuran un perfil precioso, con un pelo negro ligeramente ondulado que le caía por los hombros, y enmarcaba aún más la belleza descrita. Cuidado, que quien tuvo retuvo.

Así era Conchi con doce o trece años. Yo la esperaba a la puerta de su casa hasta que salía. Luego se dirigía con otra chica algo mayor al cine de verano. Y claro para entrar hacía falta una cincuenta pesetas que no todo el mundo podía tener. Verlas entrar y se acabó el paseo, a esperar a otro día. Un día pude entrar, y toda la sesión me deleité con su perfil y el conjunto de su belleza. No he explicitado otros cánones de belleza, pues con trece años el nivel de testosterona, sólo permitía la contemplación platónica. Ella no recuerda esto, desde luego porque yo entonces actuaba como simple voyeur, y claro…

Las dificultades económicas, hicieron inviables la continuidad de los seguimientos. Pasó el tiempo, quizás un par de años. Cierto día se casó un compañero de trabajo, y al entrar en el templo donde se celebraba la boda, tropezamos los dos en la entrada. Se quedó mirándome, para ella fue la primera vez que me veía, para mí el volver a recordarla nuevamente. Aquello también pasó, algunas miradas furtivas y nada más. Luego las preguntas de ritual; -¿Quién es esta chavala? -Una amiga de mi hermana. -Es que me gusta mucho y además la conozco desde hace tiempo. -Pues te voy a invitar a la fiesta de fin de año a mi casa. Existieron las ayudas reglamentarias y los empujoncillos adecuados para conseguir el encuentro. 

En ese intervalo, hasta finales de diciembre del sesenta y dos, hubo un encuentro fortuito por el centro de la ciudad, un cruce de miradas, un volver la cabeza y vuelta a mirarnos.  A posteriori le recordé varias veces, aquel acontecimiento, que había vuelto la cabeza para mirarme y nunca lo reconoció. Bueno, es igual, pero lo cierto es que la volvió.  

Fiesta de fin de año, mil novecientos sesenta y dos, el baile desde luego no ha sido nunca lo mío. Rita Pavone lo amenizaba, “Che m’importa del mondo”. Siempre hay una música, una banda sonora que va unida a la película, que la complementa. Una cita para el día después, para la tarde del día después, uno de enero del sesenta y tres. Un paseo y dos nenes, porque eramos dos chiquillos, sentados en la cafetería Dunia. Conchi tomó un refresco, y yo un coñac –¡Qué te parece, un coñac!-. Otras citas posteriores con carabina, a las que me acompañaba mi amigo Joaquinito para equilibrar.

En el Alcázar.

Joaquinito se marcha -hace poco lo hizo definitivamente-, después de cumplir su objetivo, como el ciclista que pone al esprínter cerca de la meta. Otras citas, pero ya solos, y formalización del noviazgo. Ahora procede el refrendo oficial. Hay que hablar con Pepe, su padre, en el bar –en nuestra sociedad siempre es en un bar-, al que lo llevaron para el encuentro “fortuito”. 

–Sabe usted Pepe que salgo con su hija, somos novios y deseo solicitar su permiso para entrar en su casa. 

Unas copas y el permiso concedido para la entrada, Pepe era un pedazo de pan, y qué decir de Concha su mujer, bastante mejor. Transcurren diez años desde lo de Rita Pavone, ya estamos en el setenta y tres, catorce de octubre. La unión en San Pedro, ofició el acto el cura “no fusilado” que figuraba en una lista de fusilados.

Hoy hacen treinta y siete años. Aunque en total son cuarenta y siete, pues hay que sumarles a los de los papeles, los diez previos. ¿Felices? Vamos, yo sí, y la quiero pienso que como el primer día, y no exagero. ¿Qué que tenemos en nuestro haber? Estimo que bastante. Dos hijos maravillosos, con unas excelentes compañeras y dos nietos -de momento- muy especiales. Ahora estamos como al principio de los treinta y siete, solos, a pesar de tener más familia. Los del escalón superior lamentablemente ninguno están. 

Estimo que, en el fondo, el saldo es bastante positivo. Con sus altos y bajos, como todo el mundo, pero positivo. Teniendo en cuanta que cuarenta y siete años, son cuarenta y siete años.

Resultados de treinta y siete años
Fotos del autor

jueves, 7 de octubre de 2010

COMO AYUDÓ UNA HIGUERA A LA CONQUISTA DE CÓRDOBA. (julio-agosto, 711)


Una higuera en el muro.

El Ajbar Machmua (Colección de tradiciones) es una crónica anónima bereber del siglo XI. La invasión musulmana de España, de Tariq ibn Ziyad desde el 711 hasta el Califato. No hay desde luego nada que certifique su verosimilitud pero podría haber sido así, no es una ficción propiamente dicha pero no dejar de ser un relato muy particular que tiene muchas lagunas. Pero no por ello deja de ser interesante y épico.

La conquista.

Una vez terminó la campaña del Guadalete, sintieron pavor otros cristianos de al–Andalus, cuando conocieron que las huestes de Tariq se disponían a seguir la campaña en el interior.  El país les había parecido atractivo. Muchos cristianos marcharon a Toledo, y otros que no pudieron hacerlo se prestaron a  encerrarse en las ciudades en espera de un milagro.

Yulián (Conde Julián) le dijo a Tariq: Ya has concluido tu campaña, divide a tus tropas, a las que servirán de guías mis compañeros y marcha hacia Toledo.

Tariq le hizo caso y dividió el ejército en Istiya (Écija), ordenó a Mugit al-Rumi, liberto de Al Walid ben Abd al-Malik ir a Qurtuba (Córdoba), una de las mayores ciudades de al-Andalus con una fortaleza respetable y capital del Reino. Marchó hacia ella con 700 caballeros pues no había nadie de a pie. A otra porción de su ejército lo envió a Rayya y otra a Granada, la ciudad de Elvira, y él, con el grueso de las tropas, tomó el camino de la meseta en dirección a Toledo.


Mapa de las campañas de la conquista.

Mugit al-Rumi llegó a las inmediaciones de Qurtuba, el verano estaba lluvioso, y acampó en las inmediaciones de Saqunda. El campamento lo pusieron en las inmediaciones de un bosque entre las alquerías de Tarsayl y Saqunda. Una vez instalado mandó a varios adalides a reconocer el entorno. Estos detuvieron a un pastor que estaba con su rebaño pastando en las  inmediaciones, y lo llevaron a su presencia. Mugit le preguntó por la ciudad. Éste comentó que la gente principal se había marchado de Córdoba hacia Toledo, y que en la ciudad quedaban unos cuatrocientos soldados y gente poco importante. Le sonsacó más información y le dijo que las defensas de la ciudad eran muy fuertes, pero que había una hendidura cerca de la puerta de la Estatua (Bad al-Sura) que era la del Puente (Bad al-Qantara), que detalló.

Cuando se hizo de noche, Mugit se acerco a la muralla, todo ello al amparo de un fuerte aguacero acompañado de granizo. Los centinelas estaban reservados de la lluvia y el temporal, guareciéndose de él. Sólo se oían las alertas lejanas, apagadas por el fragor de la tormenta. Los muslimes habían pasado el río, vadeándolo, pues no había puente, éste estaba destruido. Buscaron la hendidura que les dijo el pastor y que estaba a unos treinta codos del río. No la encontraron. Llamaron nuevamente al pastor que les dijo que si estaba, pero había que sortear una higuera, que la disimulaba, que él la uso en ocasiones cuando la puerta estaba cerrada. Así lo hicieron, subió primero un musulmán que encontró la entrada, y le siguieron otros.

Tenían instrucciones los invasores de una vez dentro de la ciudad, sorprender a la guardia lo más sigilosamente posible, para abrirles la puerta al resto de sus compañeros. Así lo hicieron y abrieron ésta, la llamada también de Algeciras. Después de matar a algunos de la guardia y poner en fuga a otros, facilitaron a entrada con la apertura a Mugit y al resto de sus adalides. Una vez dentro se dirigieron al palacio del gobernador (Balata al-Malik), pero éste conocedor ya de la invasión, había puesto tierra de por medio, abandonando la ciudad por la puerta de Sevilla (Bab Ishibiliya), con sus tropas en número de unos cuatrocientos soldados, dejando desguarnecida a la ciudad.

Se refugiaron en la iglesia de San Acisclo, al oeste de la medina, que era muy fuerte para resistir. Mugit ocupó el palacio y la ciudad y después preparó el asedio de San Acisclo. Mugit mandó emisarios a Tariq describiéndole la nueva conquista, que la había logrado sin bajas apenas y muy pocas hasta la presente del enemigo.  El sitio donde estaban los cristianos duró unos meses. Cierto día le avisaron que trataban de escapar los asediados, huyendo en dirección a la sierra de Córdoba (yabal Qurtuba), para después dirigirse a Toledo y unirse al resto de los huidos, y el grueso de las tropas. Cuentan que Mugit persiguió al Gobernador hasta cerca de la aldea de Qartalabria, y que cuando lo tenía a su alcance el caballo tropezó y se desnuco. Cuando Mugit llegó a su altura se lo encontró sentado sobre su escudo esperándolo y se entregó, siendo unos de los principales jefes de al-Andalus que fue aprehendido, otros o capitularon o huyeron a Galicia.

Volvieron a la Iglesia de San Acisclo con el prisionero, salieron los cristianos que quedaron allí y los mandó ejecutar Mugit. La iglesia tomó el nombre de la de los cautivos. Luego reunió Mugit a los judíos de la ciudad y les encargó la administración de Córdoba y su guarda. Distribuyó a las tropas y dio por finalizada la conquista  de Córdoba en agosto del 711. 

Según la tradición, la conquista de una de las ciudades más importantes de al-Andalus, Córdoba, quizá fue de las menos cruentas, y se llevó a cabo como consecuencia de la higuera que tapaba la hendidura de la muralla de la ciudad, y el pastor que facilitó el conocimiento de ella. 

Musa ibn Nusair. Importante emir musulmán.
Tariq: su nombre completo fue Tariq ibn Ziyad. Fundó Gibraltar. 
Muslimes: musulmanes.
Don Julián: fue un personaje legendario. La leyenda dice que don Rodrigo violó a la hija de Julián, debido a eso, don Julián vendió España a los musulmanes, traicionando a don Rodrigo.
Bibliografía: Ajbar Machmua, edit. Lafuente Alcántara, pp. 23 y ss. 

miércoles, 6 de octubre de 2010

JUAN PALOMINO OLALLA, UN SOCIALISTA CORDOBÉS

D. Juan Palomino Olalla

Para mí es una suerte, poder tener un amigo, Julián Palomino, que es nieto de Juan Palomino Olalla, y que además por esas cuestiones de la genética tiene un gran parecido con su abuelo. El otro día tuvimos una larga y fructífera conversación, que me transportó a ese mundo de lucha de unos hombres que consiguieron grandes logros para la clase obrera, y que en dos plumazos nos ha arrebatado en gran parte ese capitalismo feroz que nos inunda, el neoliberalismo del momento y cuestiones como la globalización, que en el fondo hace perder la identidad a los pueblos.

Juan Palomino Olalla, es hijo de Francisco Palomino y Ángela Olalla, naturales de Bujalance, y descendiente de la rama de Acisclo Antonio Palomino, el pintor barroco. El año que lo vio nacer 1872. Fue en la mitad del reinado del italiano Amadeo I de Saboya. Al año siguiente 1873, España se hace republicana por un corto espacio de tiempo con la I República. Su juventud transcurre por las diferentes etapas de los borbones, Alfonso XII, hasta el año 85 del siglo XIX, luego con la Regencia y el reinado de Alfonso XIII, hasta el golpe de estado de Primo de Rivera. y la II República Española. Años de grandes diferencias sociales, y luchas obreras. 

Diario de Córdoba 1932

Se traslada a Sevilla, por cuestiones del servicio militar, donde conoce a su mujer, se casan y vuelven a Córdoba. Ya estamos a principios del siglo XX. Se establece como zapatero artesano en la calle Juan Valera, cerca de Santa Victoria. Tiene cinco hijos: Fernando, Aurora, Helio, Germinal y Francisco, por este orden. D. Juan Palomino había sido un activo ácrata en su juventud. Corría el año diez del siglo pasado cuando entró en contacto con Juan Morán Bayo, catedrático y uno de los pioneros del socialismo cordobés, que lo introdujo en el PSOE, con el que después tuvo muchos desencuentros, ya que Juan representaba el sector más obrerista del socialismo en esta ciudad.

Reorganizó la Agrupación Socialista de Córdoba que estaba latente, y colaboró en la creación de bastantes Sociedades Obreras de signo socialista, como es natural. Tuvo notable influencia en la organización de los obreros de la hostelería y ferroviarios de Córdoba y provincia. Y por su corte de luchador obrero fue el  elegido para difundir las ideas de Pablo Iglesias en la provincia. En varias ocasiones presidió la Agrupación Socialista de Córdoba, así como la Casa del Pueblo, allá por 1930. Anteriormente colaboró con su amigo Francisco Azorín, que la diseñó y construyó, aportándole ideas. Nos referimos al moderno para su tiempo, edificio de la Plaza de la Alhóndiga, del año 1917. 

Fue elegido concejal del ayuntamiento de Córdoba, en 1931. Como hemos comentado, su línea era obrerista, cercana a Largo Caballero. En los acontecimientos de Asturias, 1934,  fue detenido como dirigente de la Federación Socialista cordobesa. Luego en 1936 fue marginado por sus propios compañeros, en una especie de purga interna y separado de sus cargos, junto con otros miembros del socialismo cordobés, en una Asamblea que celebró el partido en Córdoba en el año 1936, por discrepancia con su actuación en los señalados sucesos revolucionarios de Asturias, hechos que fueron reprimidos duramente por la República, con tropas mercenarias traídas de África a instancias del General Franco que las dirigió.

Cuando se produce el levantamiento fascista, un mes después, el 17 de agosto de 1936 fue fusilado por el criminal comandante Luis Zurdo. Tenía sesenta y cuatro años. Uno de sus hijos, Francisco Palomino también fue asesinado, el 1º de octubre de 1936, esta vez de la mano criminal del tristemente famoso D. Bruno, con veintisiete años. Francisco era delineante de Mengemor, dejaba dos hijos, uno con seis meses y otro con dos años. Otro de los hijos de Juan, Helio, fue avisado por un amigo suyo que era falangista, para que se marchara de Córdoba, porque llevaba una lista en el bolsillo en la que figuraba su nombre. Helio desapareció y volvió cuando las aguas se habían calmado. El resto de hijos vivieron unos tiempos de terror, como el que le tocó vivir a muchas personas en esos años.

Cartel del Concurso de los Patios Cordobeses
en el D. Juan Palomino fue miembro del Jurado.

Se daba la circunstancia que la mujer de Juan Palomino, que era muy religiosa, aprovechaba las ausencias de éste para irse a Sevilla y bautizar a sus hijos, cambiándole esos hermosos nombres revolucionarios que tenían. Germinal, al que le puso Jesús del Amor, era el padre de mi amigo Julián, al que conocí personalmente, y que muy pocas veces habló con sus hijos de su padre y hermano fusilados. Trabajó Germinal de zapatero y luego en la Electro Mecánicas, en la que vivió constantemente las famosas sacas del camión que esperaba al turno de los obreros de la fábrica, y él con un padre y un hermano fusilados por socialistas, por eso cuando un día,  vio a su hijo vestido de falangista, -cosa normal en esa época, por las ventajas que se le daban a los niños para ir de vacaciones, y la colaboración de un profesor del colegio salesiano. Eso si que era adoctrinamiento y no la Educación para la Ciudadanía-, se le cayeron dos lágrimas y dijo a su hijo:

-Si te viera mi padre con ese uniforme…

Aquello afectó bastante a mi amigo y a partir de ese momento no volvió a participar en la parafernalia falangista. Luego, Germinal se abrió algo más con su hijos, y se despojó de la prudencia mezclada de terror que había vivido y explicó a estos algunas cosas que esa citada prudencia y protección le habían impedido comentar. Una vez le dijo a Julián que había visto a su padre, al día siguiente de su asesinato en el cementerio de San Rafael, en una fosa con el tiro de gracia en la cabeza –tiene gracia el nombrecito, de gracia encima-

Juan Palomino Olalla, socialista cordobés, que presentó a Pablo Iglesias en cierta visita a Córdoba. Que fue miembro del primer festival de los Patios Cordobeses, en su calidad de concejal del Ayuntamiento de Córdoba. Que tomaba la copa de anís en la Taberna de La Paloma en la calle Manríquez, cuando vivía en la casa de vecinos que hoy es el Museo Taurino. Que frecuentaba el café Colonial en la calle Morería con sus amigos. Al que prestó su voz el periodista José Luis Arranz, en un serial que organizó Alfredo Asensi, en un pasaje del mismo en el que se encontraban por la calle Juan Palomino Olalla con Julio Romero de Torres y se saludaban. 

Juan Palomino Olalla que, hasta su cruel asesinato fue un firme defensor de la clase obrera, merece un recuerdo de sus paisanos, aunque sea modesto como este.

Julián Palomino

Fotos de Wikipedia y del autor.
Dedicado a Julián Palomino.