Vista de la Ermita del Pretorio en su emplazamiento actual.
Hoy vamos a tratar de acercarnos a una pequeña Ermita de la ciudad, la llamada del Pretorio. En primer lugar, hemos realizado una búsqueda por los planos conocidos de la ciudad, para ubicar aproximadamente el emplazamiento original de ésta que hoy nos ocupa y que es sobradamente conocida en nuestra ciudad.
En el plano de la ciudad de 1811, no nos encontramos ninguna referencia a su emplazamiento primitivo pues éste se queda cortado en la Alameda de los Tejares. Sin embargo, en el de 1851, ya figura el Barrio del Matadero y el “Callejón de los Toros”, germen de la actual Doña Berenguela. Tampoco figura en el plano de 1851, en la relación de Hermitas (sic) que contiene, la Ermita del Pretorio.
Cancel de la entrada y losas del acerado.
En el plano de 1884, nos volvemos a encontrar el “Callejón de los Toros”, haciendo pared con las nuevas instalaciones del ferrocarril, y el barrio del Matadero del que desaparecería gran parte absorbido por los terrenos ferroviarios. Aquí sin embargo ya está emplazada la Ermita en la esquina de la Ronda de la Estación, actual Avenida de América. Lógico pues el traslado se hizo en 1872.
Plano de la ciudad de 1884.
Pasando el Convento de la Merced, en dirección a la sierra, existe en la ciudad el lugar conocido como Los llanos del Pretorio. Las instalaciones del ferrocarril lindaban con la Huerta de la Reina configurando el Callejón de los Toros, que antaño corría entre la huerta citada y la de la Merced, tomando la dirección de la Fábricas de Harinas de San Rafael, cuyo camino continuaba hacia la Carretera de Trassierra. En el lado norte del camino, existía un pequeño montículo que se allanó para las vías. Como podemos ver en la fotografía del plano de la ciudad de 1884, sus curvas de nivel están cortadas horizontalmente para el allanamiento del terreno. En la altura que queda del Callejón de los Toros, pegado a la parilla de las instalaciones del ferrocarril estaba el Humilladero o la pequeña Ermita del Pretorio.
Puerta interior de la Ermita.
Un humilladero es una cruz de término que se ubicaba en la salida de las ciudades. A este del Pretorio se accedía por dos escaleras opuestas y estaba, en este caso configurado como una pequeña ermita, en la que en su interior había un “ecce homo” en lienzo, que representaba a Jesús en el Pretorio Romano -de ahí el nombre de la Ermita y por extensión al llano aledaño-, de notable veneración por la vecindad cercana del barrio del Matadero, y los que por una u otra razón salían de la ciudad hacia la sierra, como los piconeros al salir al trabajo esperando ocurriera lo que decía la copla la Cuesta del Reventón, “desde aquí a Piquín hay mucho jaral, si no viene el guardia habrá un buen jornal”, y al regresar para dar gracias por la carga que les permitiría dar de comer ese día a los suyos.
Marcas de cantero en las losas de la entrada.
El deterioro de la pared, adosada donde se ubicaba la ermita, hizo que se agrietara ésta posiblemente por el allanamiento del terreno como hemos comentado y, ante el peligro de ruina se derribó y trasladó el lienzo a San Miguel donde estuvo algunos años. La ermita original ya había sufrido algunas remodelaciones como se pudo observar en su derribo. La constante demanda de los vecinos del barrio, hizo que a finales del siglo XIX, con la ayuda de Ayuntamiento, y la colaboración de algunos afamados toreros, se construyera una nueva ermita.
Una vista del emplazamiento antiguo, el fielato, y los pisos de Renfe.
Ésta fue edificada por Mateo Inurria Uriarte, padre del escultor. Bajo la dirección de los arquitectos municipales D. Amadeo Rodríguez y D. Rafael de Luque Lubián, posiblemente según diseño neogótico del también arquitecto D. Pedro Nolasco. Se inauguró por el prelado de la Diócesis D. Juan Alfonso Alburquerque, un 14 de enero de 1872, siendo alcalde de la ciudad Agustín Fuentes Horcas, y emplazada junto al Convento de la Merced en la esquina de la Avenida de América.
Esquina de la Ermita, pisos de Renfe y viaducto.
Contenía en su interior, un retablo neogótico, que servía de marco al lienzo que representa al “Cristo del Pretorio”, popularmente conocido como el “Cristo de los toreros”, posiblemente por su contribución a la construcción y mantenimiento. Dicen que en este lugar se detenían los diestros a rezar, camino del desaparecido Coso de los Tejares
Parece que el obispo le preguntó a Lagartijo que estaba presente como uno de los mecenas de la Ermita:
-Don Rafael, ¿quién se va a hacer cargo del mantenimiento de la Ermita?
Respondiéndole el torero:
-La familia Molina, Sr. Obispo.
Esta familia se cuido de su mantenimiento hasta los años sesenta, luego después la cuidaron particulares. Ahora ignoramos quien la mantiene.
Lateral de la Ermita, viaducto y entrada a la estación.
Con motivo de la remodelación del “Plan Renfe”, tras su restauración, En 2003, fue ubicada en actual emplazamiento, casi frente del anterior, siendo éste el tercer traslado de la capillita del siglo XVIII, de la parilla del Convento de la Merced, en el callejón que formaba con la Huerta de la Reina, llamado de los Toros.
En los años cuarenta, en el diario Córdoba, se publicaba una pequeña reseña sobre la Ermita del Pretorio:
“En los días que precedían a la Semana Santa, en las últimas décadas del siglo XIX, la Ermita del Señor del Pretorio era objeto de especial atención por parte de los vecinos devotos del barrio del Matadero Viejo y se prodigaban las flores para adorno del retablo y rebosaban de aceite los farolillos que lo alumbraban.
Cuando los Piconeros regresaban de la sierra con su carga, se detenían ante el Señor del Pretorio para rezar. Era una plegaria de gratitud hacia la imagen a cuya protección se confiaba.
Con ellos compartía esta devoción Rafael Molina Sánchez "Lagartijo", cuya prodigalidad era bien notoria, mejoró a su expensas la capilla y él costeaba los gastos de su conservación. Y siempre que el “califa cordobés” toreaba, se encendían varias lamparillas y velas ante el Cristo. La piadosa costumbre no se quebrantó nunca y la buena suerte acompañó siempre al genial artista en su arriesgada profesión.”
Fotografías del autor y del AMC.
Bibliografía de Wikipedia y otras fuentes.
Esta Ermita,Paco,me parece que la
ResponderEliminarincendió un loco,por los 70,si mal no recuerdo.
La fotos del viaducto,son estupen
das y sobre todo ver su tránsito,
carretilla de mano,una tartana,un autobús,que seguramente venía de
las Margaritas,por Berenguela.
Ese viaducto fue muy importante
para salvar las vias,que dividian
en dos a Córdoba.Primero era muy
estrecho,luego le hicieron un aña
dido,cuando la circulación iba en
aumento,luego me parece que el
añadido entró en ruina...Toda una
historía,de aquellos tiempos.Yo pasé por él muchas veces,para ir
desde el centro a las Margaritas,
andando,las menos,muchas en bicicleta y sobretodo en autobús.
....ben
No recuerdo ese extremo del fuego Ben. Aunque tengo un recuerdo algo difuso. Existe una foto en que en el viaducto primitivo se cruzan dos autobuses y se tienen que montar en las aceras. La ampliación fue más ancha y el antiguo se quedó peatonal. Al final a la izquierda estaba el cuartel que hacia esquina con Doña Berenguela.
ResponderEliminarClaro que si, a la derecha estaba Casa "El Panza", era un bar que tenía un patio anterior con una reja. Ahí se jugaba mucho a las cartas. Era la casa que hacía pared para llegar a lo que tu comentas. No he visto ninguna de ese bar que dices, pero la voy a buscar. A no ser que te refieras a un quiosco que le llamaban creo, casa Encarna.
ResponderEliminarNo logro verlo en las fotos antiguas que publicas y que son mi debilidad, pero ¿recuerda alguien una especie de chalecito-bar-sala de fiestas que había a la entrada de Renfe, en la esquina opuesta a la de la Capilla?
ResponderEliminarJusto a la izquierda del quiosco que se ve.
¿Tendría quizás pilinguis?
Bueno este mensaje lo he corregido por eso lo he borradoi y lo he puesto a poner. Perdón por mi torpeza informática
Amigo Paco
ResponderEliminarEn primer lugar decirte que eres un fenómeno. Estas haciendo una labor muy importante por Córdoba y sus recuerdos.
Yo recuerdo esta Ermita y este Viaducto, porque al principio de los cincuenta íbamos desde San Lorenzo, hasta la Huerta de la Reina, para que en la Calle Colombia, nos pinchara la "practicanta", de la Seguridad Social (?), Seguros la Bilbaina.
"El Calcio y Vitamina" que nos recetaban a todos los nenes siempre que íbamos al médico.
Mi madre nos solía llevar a ver la Ermita. Y como no enfrente estaba el famoso "Panza", ahí vi yo partido del gol de Marcelino.
En cuanto a lo que dice el amigo Ben sobre el incendio, haber si el quizas se refiera al que se produjo en Enero del 78, y que ardió el retablo de la Merced.
El autor de este incendio fue un
tal Miguel López Toledano, de 20 años de edad, y que había sido monaguillo de dicha Iglesia.
Enhorabuena Paco.
i
)una mujer muy agradableei
Aparte de las vitaminas, cuando estabas enfermo, también te compraban 50 grms. de jamón (como ha mencionado creo que Eladio en tu Blog) y a lo mejor un plátano. Sabes que me alegro que te acuerdes del Panza, eres la primera persona que reconoce su existencia, ya estaba yo dudando que me lo hubiera inventado. Y en la plazuela el Moreno en la esquina de la Torre Malmuerta, la Taberna La Verdad. Una noche viví una situación que pudo haber terminado en desgracia, pues el tabernero de la Verdad llegó al Panza buscando a un infeliz que pretendía a su hija que era una menor, pero con ánimo de pasárselo por la piedra, o cortarle algo que le colgaba, bueno en ese momento no le colgaba ni siquiera, seguro se le metió para adentro y lo tendría en la corbata. Por poco le salen cabrillas en todo el cuerpo pues se escondió en la mesa camilla, de la partida, bueno lo escondieron los jugadores.
ResponderEliminarNo creo que se refiera Ben al fuego del retablo, pues ha especificado la Ermita.
Amigo Paco
ResponderEliminarToda esa zona que has recordado tiene aupa. Al mencionar la plazula el Moreno, tenemos que hablar de aquellas casas con dos patios y que en su galerias colgaban los botijos. Estas casas tenían por lo general una puerta falsa que daba al callejon de la estación.
Casa Encarna era un quiosco bar que estaba junto unas Oficinas que había de Transportes Vaquero.
El Cuartel que aludes era de Automovilismo, que en aquellos tiempos una cosa era la Base (talleres) y otra el Cuartel.
Los soldados hacían la instrucción en la misma huerta el Machaco. Este cuartel desapareció en el año 1964. En la Base se habilitó una amplia compañia, con un caño de agua en el centro con un caudal de 3 pulgadas y gran presión.
Tambien indicarte amigo Paco, que en la zona del Viaducto, opuesta al cuartel (debajo), era donde
la "charpa de Manolete" cuando eran chavales "jugaban al toro" con un carro-toro, que casi siempre y de forma paradógica, casi siempre llevaba Manolete.
Esta versión la tengo dada por Fernández Fogi, amigo intimo de Manolete que murio a los 86 años
hace un año en la Residencia de Jesús Nazareno. (La mujer vive todavía)
Saludos
Junto al "Panza" estaba el Economato de Asland.
Esa calle era terrorifica pues estaban los curtidos de Pablo Vidal.
Al ver el Viaducto por el que pasaban de forma muy justa dos autobuses, tenemos que acordarnos que por aquella época (1952), iban mis vecinos e incluso mi madre a que a los niños que padecian la "Tos-Ferina", le diera la máquina del tren "un fogonazo" de vapor, pues incluso los médicos decían que era bueno para curar dicha enfermedad infantil.
Muy didáctico Manolo, sobre todo lo del viaducto, yo tengo una foto que me hizo mi padre de niño, rodeado de vapor en el viaducto. Esperabas que viniera el tren y luego la niebla más absoluta, de esas nubes blancas de vapor.
ResponderEliminarLo del agua de la base lo tiene que saber Laurentino, pues a ambos lados del camino del brillante había (se ve en el plano de 1884) dos alcubillas.
Delante de la Base (dirección la estación) había lo que se llamaba en argot del ejército "motonata", eran los muelles del mismo, donde se almacenaban pertrechos en vagones y grandes cantidades de alpacas de paja. Había un guarda unas veces era Herencia y luego más adelante fue Juan Diaz. Los robos eran muy generalizados, un solo hombre para vigilar tanto espacio permitía que le buscaran las vueltas.
Y por la calle la parilla de Doña Berenguela.
Bueno, siento que no tenga nada que ver con esta entrada, pero buscando cosas de mi familia encontré tu recuerdo a tu amigo ciclista Cubo de la Rosa, mi tio Fernando, intentaré contactar contigo para que me hagas el favor de contarme algo de él.
ResponderEliminarAnónimo
ResponderEliminarBueno poco te puedo contar yo era más joven que él y salimos algunas veces juntos en bicicleta. Hay otro ciclista que lo veo muchas veces y que todavía sale diariamente que tenía con el bastantes amistad (si lo veo le preguntaré algo y te lo diré me tienes que facilitar un correo), y Emilio Francés Herrera, creo que también (este no lo he vuelto a ver). El mundillo ciclista de esa época lo conocía. Yo era más dominguero que ciclista, ellos, los que te he citado, sin ser profesionales, eran mucho más aficionados. Siento que sea tan poco lo que te cuento, tienes que tener en cuenta que el año del accidente yo tenía diecisiete años, eso no quita desde luego que me acuerde de el y de las salidas en bicicleta.
Un saludo