Palacio de los Trillo, casa número tres de la calle de La Palma.
La calle de la Palma comienza en S. Pedro (calle Alfonso XII) y finaliza en Regina o viceversa. A ella confluyen las callejas de Alcántara, desde Almonas, y de San Eloy con salida a Alfonso XII, estas callejas de S. Eloy, en su plazuela, tienen una casa de paso, de las pocas que quedan en Córdoba, con salida a Isabel II.
Puerta principal y cocheras Palacio de los Trillo.
La casa número tres, es el palacio de los Trillo, es una casa con fachada de mármol azul, fechada en 1872 obra de los Hermanos Caballero. La número cuatro es la del Hospital de San Andrés.
Aldaba del Palacio de los Trillo, casa número tres de la calle de La Palma.
En la esquina con la calle Alcántara había una casa que llamaban “del hebreo”, por haber vivido en ella un médico judío, la número nueve fue en su tiempo una casa de la rama de los Aguayos, luego fue mayorazgo de Doña Juan Figueroa y después paso a propiedad de una familia que se llamaba de Díaz de Morales.
A la izquierda calle Alcántara a la derecha calle S. Eloy.
Hasta la segunda mitad del siglo XIX existió un solar en el número 9, con una palmera, que es de donde toma el nombre la calle, palma que se divisaba desde bastantes lugares de Córdoba. Cuentan una anécdota sobre ella que, estando un obrero limpiándola, le dio un mareo y se cayó, con tan buena fortuna que lo hizo sobre la tierra removida y la maleza, amortiguando el golpe y no le pasó nada. Este suceso que sucedió en 1815, fue muy comentado en la ciudad. Hubo para todos los gustos; que si un milagro, que si suerte, que si tal, que si cual. La nota de humor es que cuando se cayó el hombre se le acercaron preguntándole:
-¿Qué ha pasado?
El hombre respondió:
-No sé, yo he llegado ahora mismo.
La casa nº 9 de la calle de La Palma, donde estaba la palmera.
En 1804 hubo una epidemia enorme de fiebre amarilla, que se centro en ese sector y tapiaron las entradas y salidas de la calle. Coincidió con el fallecimiento de catorce monjas del Convento de Regina Coeli .
Escudo sin tallar casa nº 9 calle de La Palma.
Hubo un caso que también aconteció en la calle, bastante renombrado que en laza con el de la caída de la palmera, por su parecida fortuna. Un matrimonio que vivía en San Agustín, que decían había descubierto el marido a su mujer en brazos de su amante. Ella temiendo la reacción del marido se había encomendado a un santo, S. Nicolás de Tolentino, que en aquellas fechas decían ser milagrero y protector, e introducido en su pecho un panecillo que vendían en el convento. Ese día el marido marchaba con ella en dirección al río, al pasar por la calle de la Palma se recrudeció la discusión que llevaban. Él, que parecía tener intenciones de que su esposa se “cayera“ al río, perdió los papeles y sacando una navaja le asestó una puñalada en el pecho. La mujer cayó al suelo, y el asesino creyéndose que la había matado salió huyendo. Cuando lo transeúntes la socorrieron, vieron que la navaja se había clavado en el panecillo de S. Nicolás y no lo había traspasado, por lo tanto se había salvado.
Desde entonces San Nicolás de Tolentino se hizo adalid de la causas de infidelidad. Lo que no sabemos es si el operario que se cayó desde lo alto de la palmera llevaba panecillos de San Nicolás para el bocadillo.
A espaldas de la calle de la Palma, cerca del número nueve.
Al final de la calle, dirección plaza de Regina, está medio derruido el Convento citado anteriormente de Regina Coeli, que dejó de serlo en 1836. Poco después fue fábrica de paños. Sufrió varios incendios.
En la actualidad la casa de la esquina de Alfonso XII está protegida en el Catálogo de Bienes Protegidos del Conjunto Histórico de Córdoba, así como las números tres, nueve y once. En las viviendas que construyó Vimcorsa, a las espaldas de Encarnación Agustina y Regina Coeli, hay una palmera que seguro nada tiene que ver con la que le da el nombre a la calle, pero que curiosamente está a las espaldas donde estuvo la titular.
Bibliografía: Paseos por Córdoba y Gerencia de Urbanismo
Fotografías y vídeos del autor.
Esta zona me gusta cuando voy porque todavía mantiene ese carácter pueblerino y un silencio y sombras muy alejados del turistismo de otros lugares.
ResponderEliminarY la casa tardobarroca de los Trillo es como una casa de cuento, al menos su fachada y su patio.
Como conoces el paño José Manuel, esa casa está cortada en su patio por la mitad, me imagino que sería una segregación para las francesas con las que linda, a la derecha la calle de San Eloy (el patrón de los plateros), en la casa número cinco de San Eloy vivieron mis padres recién casados. La casa número uno era una casa de citas muy importante, famosa en la postguerra. Y la número tres fue un solar hasta que la edificó un carnicero de San Cayetano. Luego la número 5 (mis padres se habían mudado a Medina y Corella, antes las mudanzas se hacian con lo puesto) la compró Venancio Fernández, que era cobrador de Aucorsa cuando era empresa gallega.
ResponderEliminar¿No sería ese Venancio el famoso Venancio de la Calle Almonas, no? Nunca lo conocí, pero oí muchas veces hablar de él.
ResponderEliminarAsí, tal cual: "Venancio, el de la Calle Almonas".
No tiene nada que ver José Manuel, casa Venancio era un establecimiento de la calle Almonas (fábrica de jabones, es lo que significa Almonas)
ResponderEliminarAquí lo puedes ver: http://notascordobesas.blogspot.com/2009/10/almonas-siglo-xx-xxi.html
o
http://notascordobesas.blogspot.com/2009/10/calle-almonas-siglo-xix.html