Castillo de Dar-al-Bacar, Acaba-al-Bacar, Acabalbacar, Mano de Hierro o Aljaraz. Nosotros lo llamamos popularmente el Castillo del Vacar, siempre lo veías allá arriba cuando comprabas el pan o algún producto serrano rico en colesterol, en la parada obligatoria del desayuno, o el café, o la copa para matar el gusanillo.
A unos treinta km. de Córdoba, en dirección Badajoz por la N432, en la cota de los seiscientos metros. Es divisable unos cuantos kilómetros antes de llegar y a la vuelta algunos menos por lo escarpado del terreno. Controla el valle del Guadiato hacia el este, y hacia el norte el pantano y la térmica. Estos dos últimos no los tenían que controlar hace mil años porque no estaban.
Su construcción está datada en el periodo califal, o quizás según otros autores, afinando más, en la etapa de Alhaken II. Por esos lugares, el bisnieto de Abderraman III redujo la insurrección berebere de Sulauman al-Mustain allá por el 1010. A los bereberes les daban los terrenos más complicados, mientras los fértiles y ricos en agua para los cercanos a la familia de la dinastía, por lo tanto no es de extrañar sus revueltas.
En otra época más contemporánea a nosotros, veinticinco años después, tuvo lugar en los alrededores una batalla entre el emir Tasfin y una incursión de los cristianos que, si no es por la herida a unos de los cabecillas cristianos y la decisión del emir, a pesar de la gran matanza que le ocasionó a los musulmanes, el resultado hubiera sido desastroso.
Luego con la conquista, Fernando III pasa por el castillo, procedente de Benavente. Era el paso natural del norte hacia la ciudad de los Califas que ya empezaba a dejar de serlo. Un año después, ya Fernando III dueño de vidas y haciendas cordobesas, regala a Córdoba las fortalezas de; Cuzna, Espiel, Dar-al-Bacar y Alcolea entre otras, para mantenerlas pobladas, y en 1646, ya en el reinado de Felipe IV, nombra éste a Gonzalo de Cea, alcalde del Bacar, con la curiosidad de conocer cuántos pleitos ocurran en su jurisdicción y aplique los castigos de horca, cuchillo, cárcel, cepo, azote y grillos.
La subida al castillo es cómoda, una suave rampa lo permite, pero la sensación cuando entras en su patio o incluso antes, es de que no es un castillo al uso. Tiene un área interior aproximada de tres mil trescientos metros cuadrados. Es un cuadrilátero irregular pues ninguno de sus lados es igual; el lado sur mide cuarenta y nueve metros, el oeste cincuenta y nueve, el este sesenta y cinco, y el norte cincuenta, a groso modo. El suelo es más alto en el interior por adaptarse al terreno, con unos tres metros y medio de altura de sus muros y el exterior, no uniformemente unos cinco y medio.
Su construcción es de tapial de argamasa, con sectores de unos ochenta centímetros de altura y uno setenta metros de grosor. Tiene cuatro torres cubicas en cada uno de sus ángulos y otras cuatro en el centro de cada uno de sus muros. La puerta, que carece de dintel, está en el lado sur, esquina a la torre sureste. La torre esquina noreste del muro este, en algunos textos la citan como albarrana, y se ve que ha sido reparada en época reciente. La torre suroeste, cercana a la puerta, tiene una oquedad que pudiera haber sido una muy pequeña estancia, y que, como no podía ser de otra manera, está llena de botes de refrescos y suciedad.
No existen señales de escalera para subir a los adarves, aunque en el lado sur cerca de la puerta hay un engrosamiento del muro de la torre, que pudiera haber sido la escalera de subida. Tiene cuatro troneras en el lado oeste, y una en cada una de las mitades de sus lados norte y sur, lo que hacer suponer que temían que el peligro vendría por esos lados. Estaban enlucidos sus muros con mortero y cal, como la mayoría de las construcciones del momento, y pintadas de ocre unas franjas blancas estrechas que delimitaban el despiece de los sillares, como eran habituales esos falsos despieces en las obras califales según los expertos. En sus alrededores se observan piedras que bien pudieran ser del muro.
Como dijimos, no parece un castillo al uso, pues no tiene en su interior señales de haber tenido construcciones permanentes, ni una simple torre del homenaje. A no ser que estén arrasadas en su totalidad. No tiene tampoco aljibe. Lo que hace que diversas teorías no lo consideren castillo. De siempre había considerado que fue una guarnición que dejaron en la retaguardia los árabes camino de una campaña, pero eso forma parte también de la leyenda que rodea todas las cosas que, siempre, desvirtúan los hechos haciendo pensar que la realidad nunca es tangible.
Referente a la propiedad del terreno, en algunos textos se cita que pertenece al marquesado de Pradollano. En el plano catastral, que no da información de la propiedad, como es lógico, figura como; Polígono 9, parcela 8 de Campo Alto, Espiel y la referencia catastral es 14026A00900008. La parcela propiamente del Castillo que es la “h”, la señala como de 3.353 m2, siendo la superficie total de 144.437 m2. Sus coordenadas en Google son: 38º 5’ 3.13 N y 4º 51’ 29.35 O. A unos metros del punto kilométrico 32, de la antigua vía de ferrocarril Córdoba-Almorchón.
El emplazamiento está amenazado por parcelaciones, aunque en principio parece que la propiedad no ha entrado en ello. Afortunadamente la explosión de la burbuja ha frenado la expansión de la “parcelitis”. Enfrente dirección suroeste, está situado el Polvorín del Vacar. El bien denominado Castillo Vacar está inscrito en el Registro de Bienes de Interés Cultural. En resumen un lugar cercano a la ciudad, bien comunicado, que merece una visita, mejor en primavera, pues en la que hicimos el otro día, a las ocho de la mañana ya estaba molestando el sol.
Vídeo del Castillo del Vacar
Vídeo del interior del castillo.
Fotografía y vídeos del autor.
Bibliografía: "Los Castillos de Córdoba" de Mercedes Valverde.
Magnífico reportaje, ¿cómo no? Otro lugar para no olvidar y para tenerlo en cuenta, y otro lugar para la cola de restauraciones pendientes.
ResponderEliminarNo vendría mal la entrada de capital privado (¡que no se lo guarden!), una restauración sensata y unos servicios turísticos con rutas senderistas, talleres de recuperación del entorno, cursos de interpretación de la zona con reimplantación de fauna y flora autóctona...
En fin, leche y habas, porque nadie se va a interesar nunca. ¡Maldita pasta!
José Manuel, creo que eso es pedir la Luna. Simplemente con que no vaya a más la destrucción sería suficiente. Como el chiste: -¡Por favor, qué me quede como estaba...!
ResponderEliminarPuedes ir con tus hijos, que por lo menos peligro no tiene, aunque el peligro puede estar en lo más llano si uno se pasa.
muy bueno el reportaje. Siempre he querido ir al castillo del Vacar, nunca lo había visitado, por ello me ha encantado. Gracias
ResponderEliminarJohan A mi me pasaba lo mismo hasta que un día me decidí, merece la pena, sobre todo ver la panorámica del pantano de Puente Nuevo desde allí. Es cómoda la subida. Un abrazo y gracias.
ResponderEliminarPara quien no lo sepa si no creo mal el castillo pertenece a la propiedad de Campo Alto
ResponderEliminarMuchas gracias por la información.
EliminarSaludos
Buenas, Paco. Acabo de recomendar tu post, por completo bien documentado,a un amigo que pateaba los alrededores del castillo del Vacar en el dia hoy (¡calorcillo va a pasar! pero es fuerte). En la búsqueda de enlaces, me encontré este otro en youtube que ofrece el interés de contemplarlo a vista de pájaro con un dron. Te dejo el enlace por si es de tu interés.
ResponderEliminarTengo que llamaros un día, pero por aquí también andamos un poco liados. Un abrazo extensible a Conchi.
https://www.youtube.com/watch?v=dv1EdSg41fg
Me alegra leerte. Ese día estuve con Paco Madrigal, muchas gracias, espero estéis bien nosotros cada uno con nuestro problema, el de Conchi es más complejo, está con el tratamiento de la quimioterapia para la mama. Todavía le quedan diez semanas y luego la cirugía. Un beso de los dos.
ResponderEliminar