El sábado pasado durante el paseo fotográfico con D. Francisco Madrigal, hablamos de una serie de fotografías “místicas”, que en cierta ocasión hice en el Desierto de Belén. Era un 25 de marzo, de hace unos años. Salí de la ciudad de noche, y estaba totalmente nublado, cuestión que no es problema pues una buena mochila admite todos los artilugios necesarios, y estoy pensando en un adecuado impermeable. Todos, menos el que más me hizo falta, las pilas para la linterna, que llevaba pero con ellas agotadas.
Como no era plan de volverse, seguí el camino incrementando la precaución. Había que poner los pies en el sitio adecuado pues una simple piedra te podía hacer la puñeta. A medida que iba subiendo la luz se incrementaba, pero continuaba nublado. Llegó un momento en que una niebla espesa se había apropiado del camino, con una carga de humedad notable que notaba. De momento se aclaró y pasé a disfrutar del espectáculo de estar por encima del manto de nubes.
Cualquiera que haya tenido la suerte de viajar a Tenerife sabrá que esto es una cosa muy habitual. Cuando desde San Cristóbal de la Laguna subes el monte de las Mercedes camino del Teide, por la TF-24, llega un momento que, el Puerto de la Cruz y el Valle de la Orotava está tapizado de algodón. Un verdadero espectáculo de la naturaleza. Bueno pues casi igual, con la diferencia que aquí no es corriente, por eso fue especial.
Una vez arriba, el cielo estaba a retazos de azul y de estratos. Otros tipos de nubes también competían en el cielo. Dentro del recinto, en su mirador oeste, dónde está el sillón con el Vítor franquista -que no lo es, por ser éste más antiguo- ocurrió el “milagro”, hice una fotografía dirección a Piquín y una aureola brillante se reflejó en las nubes con mi silueta recortada en ella.
De santidad nada de nada, faltaría más. De ovnis menos, aunque lo segundo es más probable. La explicación científica es el incipiente sol de la mañana proyectado sobre las minúsculas gotitas de humedad, de la pantalla de nubes del valle. Más o menos igual que cuando en el gallinero del Duque de Rivas alguien pasaba por delante de la ventanilla de proyección, o ponía la mano para hacer la gracia. Como los del corner de los partidos de fútbol televisados de antes, para que los viese su cuñado. Ahora se ven en la pantalla gigante y se vuelven locos/as, cosas de la tele.
La realidad es que no son corrientes las tomas, y por ello las considero algo especiales. De todas formas, es estar en el momento adecuado en el sitio adecuado. Me acordé de ellas cuando hablé con Paco, y luego se lo comenté a Ben, otro gran conocedor del Desierto. Por eso las he publicado hoy.
Otro fenómeno astronómico normal es el de los dos soles, el principal y el proyectado a una distancia de 22 grados del sol, el parhelio o “sun dog”. Uno como éste lo vi una vez en el anticlinal de la Virgen de la Sierra hace más de treinta años –todas estas cosas suceden en las alturas y como allí están los santuarios... pues eso-. Era durante un perol, y todavía me acuerdo del olor y sabor del chorizo al vino.
Fotografías: del autor.
Simplemente preciosas
ResponderEliminarCuriosa y extrañas desde luego si. Gracias.
ResponderEliminarYa dispongo de nuevo de ordenador.
ResponderEliminarPermíteme que mi primer mensaje mientras intento superar las complicaciones de un formateo total sea felicitarte.
Buenas salidas, buenas fotos... y buen debate.
Eladio es una alegría que tengas la máquina en perfecto estado de revista. Se te echaba de menos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esas fotos,es como estar arriba del
ResponderEliminartodo,en la cumbre,en el cielo.
Además de ese santo lugar,a esas horas,eso dá que pensar.¿Encontras
tes lo que buscabas?.Esas fotos son
de las que se guardan,para verlas
de vez en cuando,a solas,cuando se
está abajo...."ben"
Si desde luego.
ResponderEliminarAhora de broma, te quedas espiritualmente satisfecho, como se quedaba la gente después de hacer los Cursillos de Cristiandad, en el transcurso de los cuales te decía el patrón que le dijeras hermano y le hablaras de tu, y luego, cuando salías te seguía despreciando.
Ahora eso se llamará de otra forma pero es lo mismo.
Un lugar muy observado por mí habitualmente, y que me deja extasiado, pero desde abajo.
ResponderEliminarAlgunas fotos desde abajo, con esa bruma que magníficamente tú nos describes en las tuyas, y además en movimiento, son espectaculares.
¿Qué será de nuestra sierra en pocos años?
La verdad es que tu eres un espectador privilegiado, por la ubicación de tu casa, estás materialmente debajo.
ResponderEliminarA la pregunta, creo que no pasará nada, la naturaleza siempre es sabia y ya se encargará de poner a cada uno en su sitio.