Antonio Flores, Dolores Baena y Juan Bautista Carpio
Quinta conferencia de la Asociación Al-Qibla, de la serie la Córdoba Vivida. “La ciudad vivida por Fernando III y el Gran Capitán”. El conferenciante D. Juan Bautista Carpio, investigador e historiador, Director del Museo de la Fundación Prasa en Torrecampo. Una asistencia considerable de público, en el maravilloso marco de la Ermita de la Candelaria, sede de la Fundación Bodegas Campos, que gustosamente patrocina la serie de conferencias. Antonio Flores miembro del Ateneo de Córdoba, que es la entidad organizadora de la serie de conferencias junto con Al-Qibla, presenta el acto. Especifica que su presencia en el mismo debe considerarse testimonial porque la persona a la que le correspondía presentarlo, por problemas familiares, no ha podido hacerlo. Explicó el formato de la conferencia y sin más dilación le pasó la palabra a la persona que presentará al conferenciante, hoy una persona de excepción, la Directora del Museo Arqueológico y Etnológico Provincial, Dolores Baena Alcántara (pongo el segundo apellido por razones eminentemente afectivas).
Dolores Baena presentando a Juan Bautista Carpio.
Dolores Baena Alcántara, da las gracias a Al-Qibla por haber sido invitada a presentar a Juan Bautista Carpio, porque además de ser un magnífico profesional -dice- y un magnífico historiador, es también un buen amigo. Manifiesta que, le parece que es una labor muy buena e interesante, la que se está realizando con este ciclo de conferencias, organizada por la Asociación Al-Qibla, con el patrocinio del Ateneo y la Fundación Bodegas Campos. Reitera lo de interesante en lo referido al ciclo de conferencias porque, para los historiadores, para los arqueólogos, como es su caso personal, extraer la Córdoba, las diferentes etapas de Córdoba y ponerlas al conocimiento del público, a través de grandes especialistas, como son los que están pasando por esta sala, es muy importante para todos, no sólo para el público que lo disfruta sino para los profesionales también.
En la parte dedicada concretamente al presentador manifestó que, es Doctor en Historia, especialista en Historia Medieval, y una especialización más concreta sobre la historia de la sierra de Córdoba. Dijo que, tiene numerosos trabajos de investigación sobre la parte norte de la provincia, de donde es oriundo, el Valle de los Pedroches. Puntualizó que, en lo que a ella respecta lo considera un excelente profesional. Habló con conocimiento de causa por haber trabajado con el Museo Arqueológico durante mucho tiempo, desde muy joven, desde que casi acabó su carrera –aclaró, y continuó diciendo-, haber pasado los malos y buenos momentos de los cambios que se están produciendo en el Museo Arqueológico, en el que él ha colaborado ampliamente con documentos importantes y su trabajo personal.
Realiza -dice- desde hace unos años una magnifica labor en el Museo Prasa de Torrecampo del que es director, manifestando que la Fundación Prasa ha recuperado un extraordinario patrimonio del Valle de los Pedroches, dónde se está desarrollando un proyecto novedoso para mostrar ese patrimonio al público. Y terminó diciendo que, sin más y reiterando las gracias a los organizadores por haberla invitado a presentarlo, lo importante es que el público lo oiga y corrobore lo dicho, y le pasó la palabra al conferenciante.
Juan Bautista Carpio durante la conferencia.
Juan Bautista nos trasladó, a través de su verbo fácil, por la Córdoba recién conquistada, recién invadida por los cristianos. Aclaró la norma de que cuando las ciudades las conquistaban por las armas echaban a sus habitantes, a los que hubieran sobrevivido. Por esa razón la decadencia era absoluta, el despoblamiento generalizado.
Empezó con una cita determinados autores y profesionales que, habían estudiado la Córdoba Bajo medieval, esa época en la que la luz de Andalucía se había apagado, y se trasladó a ella el gris castellano. Citó a la mediocridad en la que quedó, y que ya venía de algo atrás. El esplendor del Califato hacía años había dejado de brillar. Dijo que se había replegado en sus murallas y los alrededores estaban materialmente abandonados. Culpó de ello a los problemas del “repartimiento”, del reparto del botín de guerra, con el que los vencedores pagaban a sus huestes y nobles que habían ayudado al “santo” monarca castellano.
Una vista de un sector del público asistente.
Los problemas demográficos. Dificultad en repoblar una ciudad vacía y, económicos en la exagerada lentitud en poner a producir las tierras. Estimo que como siempre los guerreros para las armas. Ejemplos tenemos a lo largo de la historia y países de administración de guerreros. A ello se sumaban los continuos hostigamientos de la frontera árabe del sur, dónde aún estuvieron los musulmanes doscientos y pico años más. El estar involucrada la ciudad en las crisis políticas de Castilla, y lo que llamo los “golfines” -una figura similar al clásico bandolero- que controlaba las rutas por donde se trataba de traer a la ciudad alimentos del norte. Todos estos elementos acentuaban aún más el deterioro y falta de despegue de la ciudad.
Nos dibujó el paisaje que se vería del entorno inmediato de la ciudad. Como sería. Monjes, Pastores, ganaderos, y toda suerte de habitantes temporales de la sierra. Desde los piconeros a cazadores y pescadores, o buscadores de los frutos silvestres. Carros de piedra expoliada de Medina Azahara, la ciudad palatina que fue, para otras construcciones de nobles. El expolio siempre ha sido de la nobleza. Por poner un ejemplo: la construcción de la Colegiata de San Hipólito, en el siglo XIV.
Hubo una cuestión que me llamó la atención, la cita al embarcadero de Gudarromán. Si se refería al arroyo que, hoy en día es el límite del término municipal entre Córdoba y Almodóvar, desemboca en el río Guadalquivir en un meandro cercano, al final casi del Veredón de los frailes. Dijo que existía un sistema de transporte fluvial de Córdoba a Sevilla. Y recordé que en la Ruta “Bética-Romana” citan un puerto fluvial en Almodóvar, luego la navegabilidad del gran río era posible. Pero lo lógico era haberlo preguntado y no lo hice.
Otra cuestión fue el desplazamiento de las zonas de influencia de la ciudad, las rutas desde la Puerta de Baeza hasta el puente. Posadas, mercado de la seda o Alcaicería, entrando por Pescaderías, y olvidó otra de las zonas por excelencia que estaba en esa ruta, la mancebía. Elemento como el pan y el vino en la historia del mundo.
Jerónimo Sánchez y Juan Bautista Carpio durante el debate.
Luego el debate. Después de una hora y bastante, una serie de preguntas que contestó, sobre los estilos de las iglesias fernandinas, entre el mudéjar y el gótico, o las reminiscencias del románico. Un público entendido que preguntaban para ampliar datos o rebatir otros. Otro miércoles de fútbol como se dijo al principio, ese juego que le resta presencia a la cultura y al conocimiento, a costa de las descargas de adrenalina del respetable.
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