jueves, 1 de abril de 2010

EMILIO ALCALÁ, "EL TUERTO EL BIRI". LIMPIABOTAS.


Un "limpia" cualquiera.


Como el otro día tocó el limpiabotas o betunero “El Mudo”, no podemos hoy, evidentemente con la natural ayuda de mi buen amigo Luis Melgar, ya desaparecido lamentablemente, que recopiló muchas anécdotas de personajes cordobeses, recordar una serie de limpiabotas ilustres de nuestra Córdoba y centrarnos en uno en particular.

Como es notorio, todo personaje es conocido por su nombre artístico, el de pila sólo se empleaba para cuestiones administrativas. Estaban en el oficio los: “Mejagotiras”, "Pepe el Señorito”, “La Miguelona”, Pepe Remiendos”, “Ricardo la Tragona”, “El Mono”, “El Chino” y uno que nos vamos a detener y ocupará alguna línea más, “El Tuerto el Biri”, este quizás tenga un repertorio más amplio sin despreciar desde luego a los demás. Se llamaba -hablo en pretérito porque me parece que dejó este valle de lagrimas hace algún tiempo-, D. Emilio Alcalá.

Cierto día, en el “tajo” profesional, recibió a un cliente, un agricultor bastante pasado de peso y altura, el cual le preguntó:

-¿Cuánto me vas a llevar Biri?

-¡Tres pesetas! –le contestó el betunero, y cuando se disponía a abrir la caja de crema Tractor, o quizás el “dandi” para tintar, y mientras el orondo ejemplar de cliente ponía el pie en el soporte de la caja, el Biri abriendo el único ojo de que disponía, en actitud de espantado, le rectificó:

-¡Nada, de lo dicho nada! ¿Tres pesetas? ¡Si “oste” no tiene unos zapatos, tiene la capota de un coche!

En otra ocasión, en la calle Morería, cerca de Casa Camilo, un día lluvioso, el Biri vió a un labrador montalbeño, con un descomunal paraguas, de los que llamaban de cura, de una docena de varillas. Se llenó la mano de tinte marrón y se rozó el ojo tuerto, bueno la cuenca del que le faltaba, e hizo como que tropezaba con el señor, entonces empezó a gritar tapándose con la mano el ojo tintado diciendo:

-¡Mi ojo, ay mi ojo!

-¿Qué le ha pasado buen hombre? –le preguntó el labrador.

-¡Que me ha “sacao” el ojo con el paraguas!

-¿Pero… qué puedo hacer yo? ¡Lo siento mucho, perdone! –le contestó el Sr. abrumado por lo que había ocurrido.

-¡Deme cinco duros y voy corriendo a que me lo “apañe” D. Rafael Giménez, en la calle Gondomar!

El afectado señor sacó un billete de veinticinco pesetas, en el ánimo de solucionar el percance y que dejara de gritar desesperadamente El Biri, y una vez cogido el billete se perdió éste por la calle Márquez de Boíl.

Otra de las gracias habituales que hacía era, cuando empezaba la faena de la limpieza, pegarse en el ojo tuerto un papel de fumar, mientras decía, a la vez que miraba con el útil al cliente:

-¡Se alquila!

Esto era como consecuencia de que había muchos pisos o viviendas por alquilar, y era habitual pegar un papel en los barrotes de una ventana o baranda del balcón, anunciando el hecho.

A otro cliente que se negó a limpiarse los zapatos a su requerimiento le dijo:

-¡”Oste” sabe lo que le digo! ¡Que cuando uno “tié” las botas como las suyas, lo que anuncia es que está “terminao”, y eso es ir camino del “joyo” de San Rafael, el cortijo de los “callaos”!

Que más hubiera querido "el Biri" que limpiar esos zapatos.

En otra ocasión en una venta, donde "el Biri" prestaba sus servicios de vez en cuando, dejó sus útiles de limpieza en un rincón y unos bromistas le cambiaron la caja de crema por otra igual, pero ésta llena de excrementos humanos –vamos, lo que vulgarmente se llama mierda-. Todo el personal estaba atento a la llegada del "Biri" para ver como quedaba la broma. Se le acercó un cliente, empezó por darle el “dandi” para teñir, y mientras esperaba su secado, cogió la caja de crema, la abrió y no le dio tiempo a que le llegara el aroma, sólo con el tacto al meter los dedos y comprobar la textura… ya se pueden imaginar lo que lió.

Otro día estaba en el Kursal, afamada sala de fiestas de la ciudad, lo mandaron a hacer un encargo, eran las tres de la madrugada y cuando volvió, pasadas las cuatro, dijo con mucha parsimonia:

-Señores algo debe haber “pasao”, está “to” el comercio “cerraó”!

Antes de haber sido limpiabotas fue camarero de una casa de comidas que había en la calle la Plata, que se llamaba “Granados”, que después fue tienda de electrodomésticos y que estaba al lado de la barbería.

Esta es la glosa y recuerdo de un personaje de la élite de los limpiabotas o betuneros cordobeses, Emilio Alcalá, “El Biri”.


Fotografías: No se de quien son, si a alguien le molesta las quito y pongo otras.
Bibliografía: De varios sitios, principalmente de Luis Melgar.

5 comentarios :

Talbanés dijo...

jeje, me he reído mucho con esta entrada, menduo fenómeno sería "el Biri" ese, y el episodio de mi paisano con el paraguas... deternillante jeje, un saludo Paco.

Talbanés dijo...

desternilante quise decir jeje

Paco Muñoz dijo...

Amigo Talbanes, podía haberle dado otra nacionalidad, por ejemplo de Fernán Nuñez, pero es que en todos sitios figura como montalbeño.
Un abrazo y me alegro que te haya gustado.

Talbanés dijo...

Paco coño, jeje, que si era de mi pueblo pues lo era ya ya está jejeje, no me siento ofendido por eso ni mucho menos hombre, un saludo y feliz viernes santo!!

José Manuel Fuerte dijo...

Pues yo me apunto a limpiarle los zapatos a la moza de la foto.

¡Menudas vistas tendría el Biri desde ahí!

(Con todos los respetos a las mozas, eh?)