Dice Ramírez de Arellano, a finales del siglo XIX, en sus "Paseos por Córdoba" relativo a una casa de la actual calle Tomás Conde, antes calle de Las Pavas:
“Por último, debemos hacer mención de la casa número 10, donde habita el acreditado perito agrónomo don Juan Conde y Criado, y por consiguiente en la que ha pasado sus primeros años su hijo, el ilustrado escritor diputado a Cortes y catedrático de la Universidad Central don Rafael Conde y Luque. Esta casa es la principal de los Sigler de Espinosa y hoy propiedad de la señora marquesa de Valdeflores. Aunque ha perdido en gran parte su forma antigua, conserva encima del balcón el escudo de armas con dos pavos reales a los lados, de los que el vulgo, convirtiéndolos en hembras, le dio a esta calle el título de Las Pavas."
Hoy está construido en ella, después de adaptada y rehabilitada, el Hotel de cinco estrellas “Casas de la Judería”, que estimo el pueblo llano le seguirá llamando el Hotel de las Pavas. En su fachada figura el origen del nombre, dos pavos reales encontrados, que la gente convirtió en hembras, y que sostienen el emblema heráldico de la casa de Sigler de Espinosa, representando su simbolismo el triunfo y la inmortalidad.
Es un rincón que merece la pena ver, rehabilitado con mucho gusto, del que he visitado algunos de sus patios, pero nada más, no está al alcance de algunos sueldos de funcionarios del estado, salvo que sean de libre designación, banqueros, miembros de Consejos de Administración, asesores municipales, munícipes o élite política, en suma, de ese estrato social al que no le llega nunca ninguna crisis, y que intentan que nos creamos que lo arreglan mermando los derechos de los trabajadores, abaratando el despido y permitiéndolo, etc., sin que ellos hayan hecho ni siquiera un gesto de recortar en algo sus sustanciosos emolumentos. Y no he bajado a citar a esa gran masa que está en el dique seco, y que perciben para comer un mes su familia, lo que cuesta pernoctar una noche y media en el establecimiento, y creo que me quedo corto. Evidentemente no está construido el hotel para ellos ni para simples funcionarios .
Siempre coge uno un camino de difícil caminar, pedregoso y escurridizo, al comparar las injusticias y ver la hipocresía. Al citar la economía y el lujo, es inevitable la deriva de hacerlo también de las muchas injusticias sociales. Dejemos por un momento las injusticias y el consiguiente cabreo.
En realidad vamos a hablar de un inmueble hermoso, del que tiene que ser una delicia vivir, una noche de verano o de primavera cordobesa, sentir el rumor del agua de sus fuentes. Hablemos de unos patios hermosos, de estilo renacentista unos, con mestizaje arquitectónico otros, pero todos ellos bellísimos, en un marco que se sale, y eso que la Taberna “La Paloma” no está ya en la esquina, que era la que aún le daba el toque de sabor de barrio, a la confluencia de Manríquez con Tomás Conde.
Un restaurante anexo, formaba parte de las caballerizas del palacio de los Marqueses de la Vega y Armijo del siglo XVII. La superficie del recinto llega hasta las casas que lindan con el Campo Santo de los Mártires, que fueron testigo del descubrimiento, y tapado posterior, y nuevo descubrimiento de los Baños Árabes del Alcázar califal, hasta su actual puesta en valor. En la acera del antiguo convento “Salus Infirmorum”.
Dentro de la casa se han encontrado restos de, una estructura hidráulica que parece surtía de agua de un aljibe a los jardines, columnas ochavadas y ladrillería de la época, y dos silos para grano, visitables desde la primera planta del establecimiento. Todo ello del siglo XIV, cuando se repuebla la zona de nobles y clérigos. Dentro de esa política de cesiones del gobierno a la iglesia, el canónigo Sigler de Espinosa, posee la casa y realiza en 1597 una reforma de estilo renacentista, incorpora la fachada, el patio del crucero y el propiamente renacentista.
Como nota anecdótica, mencionar que en esta casa estiman que nació D. Luis de Góngora y Argote, que en ese tiempo ocupaba su tío el Racionero D. Francisco de Góngora, que para no entrar en otras cuestiones, lo vamos a dejar hermano de su madre, que le obligó al poeta a cambiarse el apellido segundo por el primero para que se perpetuara el de Góngora. El racionero disfrutaba de los beneficios eclesiásticos, por una parte y por otra, bienes obtenidos de compra o favor. Formó un mayorazgo con todas sus posesiones, que legó al hermano menor de D. Luis, D. Juan de Argote, menos dotado intelectualmente, dejando la dignidad de Racionero para D. Luis. Dejemos las cuestiones familiares, de los Góngora, pero es otro elemento a tener en cuenta, para valorar que en esos patios posiblemente jugó el poeta, y a lo mejor empezaría a fraguar Polifemo y Galatea o Las Soledades.
Disfruten de las vistas, como yo lo he hecho, todo ello gracias a una visita familiar en esta Semana Santa, procedente de las Islas Afortunadas que, me ha permitido dos cosas, disfrutar de su compañía, y descubrir un poco más de nuestra ciudad, a la vez que ejercía de "cicerone".
Vídeos del Hotel
Fotografías y vídeos del mismo que suscribe.
Bibliografía: Paseos por Córdoba, de T. Ramírez de Arellano
¿Sabes si el vecino edificio Salus Infirmorum en origen pertenció al mismo palacio? Eso me parece porque también tiene pavas en la puerta.
ResponderEliminarPor cierto que si no lo conoces (la actual sede del IESA) te invito a visitarlo cuando quieras, tiene una bonita vista de la mezquita
Pues parece ser que en su origen toda la manzana de era una misma finca. Sigler de Espinosa hizo dos fachadas, una dando el frente a la Mezquita (conocida como la Casa de las pavas) y otra dando el frente al Álcázar,(que es conocida como la fachada de los Pavones), lo que es la muralla, seguía hasta el resto de lienzo frente a ella. Con los siglos la propiedad se fue vendiendo en trozos, lo que hoy es el palacio de los Marqueses de la Vega de Armijo era la zona de servicio, muladar y caballerizas de la casa.
ResponderEliminarPues Paco Mulero nos ha deleitado con la explicación que yo no sabía e iba a investigar. Si he conocido lo que Paco refiere como palacio de los Vega de Armijo. que le llamábamos también Horno de las Pavas, pasando el restaurante.
ResponderEliminarNunca he entrado al IES, un día quedamos si te parece bien, yo estoy todos los días en la Trinidad y es bajar en la 1/2 hora del bocadillo.
Mi primo Manolo, que está detrás de ustedes, tiene restos de toda índole (antiguo Garaje Alcázar), que hace unos años está parado como sabrás para la construcción de un aparcamiento subterráneo y en superficie.
Muchas gracias a ambos Pacos.
ResponderEliminarEl garaje Alcázar está de nuevo en obras, según me han dicho -no son fuentes oficiales- va a quedar como aparcamiento del hotel.
Cuando quieras vas y preguntas por mi y te enseño el edificio.