Con una afluencia de público notable, teniendo en cuenta el cambio de ubicación de la conferencia sobre la marcha, otra conferencia a la misma hora, que se suponía de más “alcurnia” y obligada concurrencia de la élite de esta ciudad y un partido de fútbol internacional, todo ello en contra, tuvo lugar ayer día 28 de abril la penúltima de las conferencias del ciclo La Ciudad Vivida, de la Asociación Al-Qibla, con el título “El inicio de la modernidad: La destrucción de murallas y puertas en el siglo XIX”, a cargo del joven biólogo José Alberto López.
Como viene siendo habitual, se inicia el acto por parte de la representación del Ateneo de Córdoba, Manuel Ortas, que explica y justifica el cambio de última hora de lugar de la ubicación de la conferencia. Expone desde una perspectiva muy optimista el desarrollo del ciclo, basado en la multitud de referencias recibidas sobre las conferencias, de muchas y variadas personas. Valora por lo tanto muy positivamente el ciclo y, lanza un guante a la asociación diciéndole que no se debe quedar en esto solamente, que se debe importar el modelo a otros sitios, como institutos, colegios, asociaciones, etc. Y sin más prolegómenos le cede la palabra al presidente de la Asociación Al-Qibla, para que presente al conferenciante.
Jerónimo Sánchez, en su calidad de presidente de la Asociación Al-Qibla, toma la palabra y en primer lugar agradece a las entidades colaboradoras su demostrada colaboración, recoge el guante que le lanzó Manuel Ortas y deja caer que en Córdoba no sólo hay un patrimonio monumental, sino histórico, natural y cultural. Continúa diciendo que el verdadero protagonista hoy es José Alberto López, que es un biólogo aficionado a la historia, que desarrolla una beca en el Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología de la Universidad de Córdoba, y claro podemos preguntarnos:
-¿Éste chico qué hace aquí?
Pero -continúa- es una de las personas con los conocimientos más profundos sobre un tema muy importante, las murallas de Córdoba, que nos ha ido ofreciendo poco a poco, en su extraordinario Blog. Tema del que no tenemos una visión global adecuada. Hoy –dice- nos va a desgranar José Alberto, lo que ha sido la vida y muerte de las murallas. Y abreviando preámbulos le cede la palabra.
José Alberto toma la palabra, y da las gracias a Bodegas Campos y al Ateneo de Córdoba, haciendo hincapié en agradecer a la Asociación Al-Qibla la oportunidad que le ha dado para explicar el desarrollo y fin de las murallas.
Nos traslada al Siglo II a.C., obviando el periodo prerromano de la Colina de los Quemados. Primero habló de la génesis de las murallas. El primer asentamiento romano en el siglo II a.C., luego la ampliación del siglo I a.C. bajando hasta el río y la calle de la Feria por el este, y desde la actual Victoria hasta el río por el oeste. Posterior señaló la ampliación del siglo XIII, la del Alcázar cristiano y la del siglo XIV la del barrio de los Arqueros o Alcázar Viejo.
Pasamos después a la ciudad de 1850, en la que señala tres grandes escombreras de los restos. Continúa con el grabado de Guedson, en el que artísticamente retrata, porciones del mismo en el plano; la Puerta de Almodóvar; la de Plasencia; la de Osario. Luego sobre el plano de la ciudad sitúa las del Puente; Almodóvar; Gallegos; y Osario. Sevilla y Sacos. Rincón; Colodro; Misericordia; y Plasencia; Andújar; Nueva; Plasencia; Baeza y Martos.
A continuación especificó el estado de la muralla alrededor de 1850, con dibujos sobre el plano de, la Puerta Nueva y la de Baeza, y una torre en las cercanías de la actual Tejares, Gallegos e Hierro. Significó como causas de la degradación, la no utilización como carácter defensivo, control de la salud pública, como herramienta fiscal y la última el urbanismo y la sociedad cordobesa.
Se preguntó si la muralla era un monumento. Pasó por la exposición de datos sobre el derribo de la Puerta Rincón, todo ello adornado con anécdotas y textos del momento. Citó la Puerta de Almodóvar y de Hierro cuando se abrió esta última, utilizando el Muladar de la Trinidad. Después la apertura de la del Paseo del Gran Capitán. Presentó una fotografía dela de Gallegos en 1865, citando la justificación de su derribo “mezquinas proporciones”, “molestias al público” y “anchura y esbeltez que necesita”.
Luego nos trasladó a la de Sevilla deteniéndose en su derribo y posterior construcción parándose en la torre adosada que tenía y tiene. Apertura de la calle de Adarve y la del Silencio al exterior en 1868. La abolición de las murallas de la ciudad en la misma fecha. El derribo de las de Plasencia y Baeza, Tejares Colodro y Malmuerta –afortunadamente está no fue derribada-, Mártires (Martos) y los Donceles (Andújar).
Hizo una parada en la de Baeza, señalando su belleza sacada de la Web Entretenido, y texto de D. Teodomiro. Luego detalló la de Plasencia, se detuvo en la del Colodro, señalando el incumplimiento de la Comisión de Monumentos de señalar su ubicación con una placa que conmemorara lo que se supone fue la entrada, el inicio de la conquista cristiana. Explico el desarrollo de la Quemada, Escusada o Misericordia, con los movimientos que tuvo la ubicación de la muralla paralelos al crecimiento del Hospital de la Misericordia, posterior Manicomio.
La alineación del Paseo de la Victoria. El derribo del Torreón de los Donceles y Puerta de Andújar. Después se centró en el deterioro de la muralla oriental de la Axerquía. La de Puerta Nueva, señalando el Arco de Triunfo que se instaló para la visita de la reina Isabel II. Se paró en la última gran pérdida, la de la Puerta Osario, que fue propiedad de los monjes del Desierto de Belén. Intento de restauración y demolición en el año cinco del siglo X a petición de los propietarios. Para terminar citó la investigación y debate sobre un grabado de Vernier, el método seguido por eliminación de las puertas conocidas, por fechas del viaje del pintor a Córdoba que elimina otras, y que la incógnita aún está en el aire.
Manuel Ortas toma la palabra y se inicia el debate que siempre se sucede posterior a la finalización de la conferencia. Debate al que no puedo catalogar de fluido, por considerar que los debates tienen que ser precisos, de preguntas cortas y concretas, con voluntad aclaratoria de puntos determinados, para no dar imagen de conferencia paralela. Aunque no fuese así concretamente, por conocer a los participantes, para el espectador exterior, puede aparentar un protagonismo personal al margen de lo importante, que es el conferenciante, al que se le resta ser el verdadero protagonista. Es un problema de moderación en el que se debe cortar, cuando el debate va por esos derroteros que, aunque sean ilustrativos, la mayoría de las veces generan el efecto contrario, máxime cuando se entablan mini debates a dos entre los “preguntantes”.
Siempre me viene a la memoria uno después de la presentación de un libro en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, en la que un “protagonista profesional” se hizo el dueño de la situación que hizo a uno de los autores decir jocosamente:
-¡¡Por favor, nosotros hemos venido aquí a hablar de nuestro libro!!
No llegó, desde luego, a estas latitudes pero en ocasiones tuvo visos de conversación en lugar de petición de aclaración o aporte. Dicho esto, en líneas generales hubo, como siempre, preguntas ampliatorias de los datos aportados, o peticiones de aclaración concretas.
Puede ser significativo que, de un total de una hora y cuatro minutos, dos minutos y medio se consumieron en la introducción de Manuel Ortas, cuatro y quince en la presentación del conferenciante por Jerónimo Sánchez, treinta y seis minutos en el desarrollo de la conferencia, y veintidós en el debate. El debate tuvo siete intervinientes, de los que dos de ellos consumieron más de la mitad del tiempo de todos y ocupó éste el sesenta y uno por ciento del total usado por el conferenciante. Pero esto no es nada anormal, es la tónica habitual que ocurre, no en las conferencias de Al-Qibla, sino en cualquier conferencia.
Vídeo de la conferencia
Fotos y vídeo de la presentación del autor.